Kumo Desu Ga Nani Ka?

Volumen 11

Capítulo Especial 2: La Santa y el Veterano del Imperio

Parte 2

“¡Urgh!”

“Lady Santa, por favor no se sobre esfuerce.”

Lo intento y no puedo contener la bilis que sube espontáneamente por mi garganta ante la escena que tengo ante mí.

Y la peste.

Sangre, tripas y el inconfundible hedor natural de los cadáveres. Los bandidos que vivían a las afueras del pueblo debían tener prácticas de higiene pobres, porque el hedor que desprendían sus cuerpos era horrible.

No sería tan malo si solo fuera el hedor de la sangre—lo experimenté en las prácticas médicas que recibí mientras era entrenada para la santidad por la Iglesia.

Al principio, el olor de la sangre me molestaba, pero me acostumbré a él tras experimentarlo varias veces.

Pero eso era de pacientes en la sala de un hospital sanitario, no de víctimas en un campo de batalla real.

Aquí, hay otros olores mezclado con el de la sangre, junto con la suciedad y el polvo de la batalla.

Todo ello combinado me asalta con náuseas mucho peores que cualquiera que experimentara durante el entrenamiento.

“Está bien. No puedo desmayarme a la mínima después de que Sir Héroe luchara tan valientemente.”

Rechazando amablemente al soldado que intentó guiarme de vuelta al carruaje, le pido en su lugar que me lleve hacia los heridos para comenzar a tratarlos.

Una vez que empiezo a curar, puedo concentrarme solo en eso, en lugar de verme afectada por los alrededores.

Para bien o para mal, todavía no se me había pedido que hiciera nada, desde que se formó por primera vez el operativo antitráfico de humanos.

Hay médicos y curanderos adecuados en el grupo, y las cosas habían estado yendo casi demasiado bien hasta ahora, por lo que no me habían traído para curar.

Incluso esta vez, nadie me pidió ayuda.

Pero después de ver a Sir Héroe asumir la responsabilidad de unirse a la refriega, no puedo quedarme al margen sin hacer nada.

“¡Siguiente!”

“Lady Santa, la mayoría de los heridos ya han sido curados.”

En efecto, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que no hay más soldados con heridas graves.

“¿Qué pasa con los criminales capturados, entonces?”

Las únicas víctimas reunidas aquí son soldados, por lo que los cautivos tienen que estar en algún otro lugar.

Lucharon contra Sir Héroe y compañía, por lo que seguramente también estén gravemente heridos.

“… La mayoría de los criminales no lo han podido contar. No será necesario curarles.”

“Ya… ya veo.”

Por la vacilación del soldad, puedo decir que la mayoría de los criminales deben haber tenido un final espantoso.

“Hubiera sido mejor para nosotros si Sir Héroe hubiera capturado a algunos vivos…”

El soldado parece asumir que estoy de luto por los criminales muertos y murmura algo que suena como una crítica a Sir Héroe.

“No, eso no es verdad.”

… Para ser sincera, tenía miedo de ver a Sir Héroe luchar.

Mi impresión personal de él es que es un chico increíblemente bueno de mi misma edad.

Siempre sonríe amablemente y parece tan cercano que uno podría preguntarse si podría hacer daño incluso a una mosca. Confieso, aunque sea irrespetuoso, que dudaba si realmente podría pelear.

Pero él tiene un fuerte sentido del deber, y verlo trabajar tan duro para ganarse el respeto de los adultos solo profundizó mi cariño por él.

Está luchando con un papel muy importante, como yo, pensé.

Pero estaba equivocada.

Es más que su posición o su sentido del honor lo que hace que Sir Héroe trabaje duro: Es su fuerte deseo de justicia.

“Sir Héroe no tuvo tiempo de preocuparse por esas cosas. Si los dejaba escapar, se habrían dispersado a otras áreas, y nosotros habríamos perdido la oportunidad de eliminarlos a todos a la vez. Y entonces ellos habrían continuado cometiendo crímenes terribles en otros lugares, aunque solo fuera a menor escala. Sir Héroe se dio cuenta de esto y decidió que tenían que ser eliminados antes de que eso pudiera pasar, incluso si eso significaba hacerlo él mismo.”
En la batalla, Sir Héroe luchó con una intensidad escalofriante que estaba lejos de su amabilidad habitual.

Su estilo de lucha francamente despiadado mostró lo decidido que estaba de detener a los criminales a toda costa.

“¿Qué? No, no… claro, ¿Sir Héroe no pensó en todo eso?”

“Me pareció de ese modo.”

“Pero aunque algunos escaparan, el daño causado sería insignificante…”

“¿Seguiría diciendo lo mismo si las víctimas fueran su propia familia?”

Ante ese último comentario, las excusas del soldado se desvanecen.

“Es cierto que las personas que viven en esta zona son extraños para la mayor parte de nosotros. Pero Sir Héroe se esforzó más allá de sus límites para proteger a esos mismos extraños.”

Mientras curaba a los heridos, escuché a soldados que estaban molestos porque Sir Héroe tomó el asunto con sus manos.

Dijeron que estaba siendo imprudente porque quería sumar logros a su nombre.

Que no tenía sentido del trabajo en equipo porque es un niño.

Que a causa de que la persona a la que se suponía que tenían que proteger cargó a la batalla, fueron obligados a cargar también a la batalla, etc.

Es cierto que actuar por su cuenta no fue del todo loable.

Pero él estaba motivado por el deseo de proteger a las personas, un sentido de la justicia más profundo de lo que nadie sabe.

“Exactamente.”

Al darme la vuelta, veo al subcomandante Tiva caminando hacia nosotros.

Su voz, mucho más tensa y emotiva de lo habitual, me toma por sorpresa.

“¡Sir Tiva, su mano está sangrando!”

Al darme cuenta de que hay sangre goteando de su puño fuertemente apretado, me apresuro hacia él para curarle, pero él me detiene.

“Está bien. No debo cerrar esta herida, como recordatorio.”

Sir Tiva abre su mano y mira la herida, luego la cierra con fuerza.

“Estoy avergonzado por mi cobardía,” dice en voz baja. “Obligar a Sir Héroe a esforzarse hasta estos límites… Soy un fracaso como subcomandante.”

“… Sir Héroe es un niño. ¿No es el trabajo de un niño el superar sus límites?”

Uno de los soldados, probablemente un comandante a juzgar por su atuendo intenta reconfortar al Sr. Tiva pero se encuentra con un grito de rabia.

“¡¿Y qué nos hace eso a nosotros, si ni siquiera un niño piensa que puede confiar en nosotros?! ¡Sir Héroe se vio obligado a actuar porque fuimos demasiado cobardes!”

El intento del comandante de calmar al Sr. Tiva, en su lugar, desencadenó una explosión que había estado conteniendo.

“Pensé que podríamos dejar que Sir Héroe creciera a su propio ritmo, que poco a poco acercaría distancias entre él y las tropas. Pero parece que seamos nosotros los que tengamos que madurar.”

El comandante mira a otro lado mientras el Sr. Tiva continúa.

“Hemos olvidado por qué existe este operativo desde un principio. ¡Nuestro objetivo es proteger a tantas víctimas inocentes de esta organización como podamos! Sir Héroe lo entendió mejor que cualquiera de nosotros. ¡Hemos sido unos completos necios!”

La voz del Sr. Tiva resuena por los alrededores.

Estoy segura de que el resto de los soldados también lo oyeron.

No creo que las cosas cambien de inmediato.

Pero tengo el presentimiento que este será el principio de algo nuevo.