Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 7

Capítulo 2: Los Osos Brillantes

Parte 2

Si llegábamos allí y nos reagrupábamos… Pero de nuevo, era demasiado tarde para eso. Para llegar a ese punto de estrangulamiento, necesitaríamos mucha más distancia entre nosotros y los monstruos, y un enorme Quagmire en su camino para frenarlos. No podíamos esperar alejarnos de una manada de Osos Brillantes corriendo a toda velocidad sin obstáculos en su camino.

Simplemente no quedaban opciones aquí.

“¡No es bueno! ¡Nos alcanzarán!”

“¡Tch! ¡Los mantendré ocupados! ¡El resto de ustedes huyan!”

“¡Suzanne!”

Suzanne se había detenido en seco. Sara se giró, su cara pálida y temerosa.

“¡No! ¡Me quedaré atrás! ¡Esto es mi culpa! ¡Yo soy la que no se dio cuenta!”

“¡Ni siquiera los retrasarías, chico!”

“¡No seas idiota, Suzanne!” dijo Patrice.

“¡Son demasiados para que alguien los aguante solo! ¡Si tú no corres, nadie lo hará!”

“¡Muy bien! ¡Mostrémosles de qué estamos hechos!” llamado Mimir.

Abandonando el intento de retirada, todos levantaron sus armas y se prepararon para luchar. La manada de Osos Brillantes se abalanzó sobre nosotros con una velocidad feroz, fuerte y violenta como un terremoto. Incluso en la oscuridad, era una visión aterradora.

Las piernas de Sara temblaban. Ella no era la única, tampoco. Suzanne, Mimir, Patrice y Timothy parecían estar mirando a la muerte directamente a la cara.

Pero ninguno de ellos intentó huir.

Mientras miraba a los cinco, sentí que mi corazón latía con fuerza en mi pecho. ¿Fue porque los Osos Brillantes se acercaban a nosotros? No. Definitivamente no. Eso ni siquiera se sentía importante.

Era Suzanne. Y Sara. Y Timothy, Mimir y Patrice.

Por alguna razón, mirarlos me hizo sentir algo. Mi aliento se volvió áspero. No sabía qué era exactamente esta emoción, pero era intensa. Algo en la forma en que estaban enfrentando esa horda de monstruos… realmente me impactó.

“Ah…”

En algún momento, metí la mano en mi bolsillo para agarrar lo que tenía ahí.

“¿¡Qué estás haciendo, Rudeus!?” gritó Patrice.

Los otros miraron hacia atrás en mi dirección. Por un instante, vi sus caras. No había desesperación en ninguno de ellos. Ni siquiera la de Sara. Estaban todos desesperados y decididos a encontrar alguna forma de sobrevivir. Incluso ahora, ninguno de ellos se había rendido. Ninguno de ellos había aceptado su propia muerte.

Supe, en ese instante, por qué habían elegido mantenerse firmes y luchar. Leí la respuesta en sus rostros. La sentí en mi bolsillo. Y la vi en un recuerdo que pasó brevemente por mi mente.

Hacía mucho tiempo que conocía la respuesta. Y ahora que la recuerdo…

“Está bien. Yo me encargaré de esto”. Les hablé con tanta calma que me sorprendí incluso a mí mismo.

Manteniendo mis emociones ocultas lo mejor que pude, apunté con mi bastón directamente al grupo de los Osos Brillantes cubiertos de barro.

“Exodus Flame”.

Una enorme ola de fuego mágico atravesó el grupo como un cuchillo caliente a través de la mantequilla.

***

Pasó una hora. El área alrededor del lago se había reducido a un páramo carbonizado. Los cadáveres de los Osos Brillantes estaban por todas partes. La mayoría se habían quemado hasta quedar crujientes, pero unos pocos aún tenían sus pieles razonablemente intactas. En este momento, estábamos despellejando a tantos como podíamos.

Mi magia de fuego había aniquilado a la mayoría de los Osos. Después de eso, se separaron y comenzaron a correr en todas direcciones. Un puñado siguió atacándonos, pero Suzanne y los otros se encargaron de ellos, y yo eliminé a los que trataron de huir con Stone Cannon.

Una vez que el último monstruo cayó, todos se quedaron en silencio durante un largo momento, hasta que finalmente propuse que nos pusiéramos a trabajar en los cuerpos. Ya llevábamos un tiempo en ello.

Necesitábamos traer de vuelta las colas de los Osos Lustres para probar que habíamos hecho nuestro trabajo, y sus pieles para venderlas por dinero. Naturalmente, su piel se vendía a un precio bastante decente. Era una práctica estándar para los aventureros llevar todo lo que pudieran cargar. Nos dividíamos en equipos de dos para la parte sucia. Me emparejaron con Timothy, mi colega mago. Él había estado en silencio durante algún tiempo. Tenía la sensación de que no estaba exactamente seguro de qué decirme.

Pero no era sólo Timothy. Todos los demás también estaban callados. Aún así, no era el peor tipo de silencio del mundo. No sentí ninguna necesidad de romperlo.

Cuando despellejamos a los osos, recogimos sus colas y pieles, y empezamos a quemar sus cuerpos en una pila, el cielo se empezó a iluminar. El aire se llenó del olor de carne chamuscada. Era un olor que había llegado a asociar con el final de un exitoso trabajo de matar monstruos.

Mientras miraba el fuego, Suzanne vino a pararse a mi lado.

“Supongo que te debemos una, ¿eh?” dijo, encogiéndose de hombros.

“Si no fuera por ti, todos estaríamos muertos. Tenía la sensación de que había más de lo que se veía, pero no esperaba una actuación así”.

“No lo sé. Si no fuera por mí, ustedes no habrían aceptado este trabajo en primer lugar, ¿verdad? Probablemente hubieras empezado con un trabajo de categoría B o incluso C para tener una idea de la zona.”

“Bueno, es verdad…”

Suzanne se rascó la mejilla con una mirada torpe en su cara, pero quise decir cada palabra con sinceridad. En todo caso, estaba agradecido por Counter Arrow. Me ayudaron a darme cuenta de algo en medio de esa batalla, y me sentí un poco mejor por ello.

“Me alegro de que me hayas traído aquí, sin embargo. Gracias de nuevo”.

“…Cuando quieras, chico. ¿Estás listo para regresar?”

“Seguro”.

Suzanne me miró a la cara y sonrió, y luego se giró para caminar de vuelta hacia nuestro montón de pieles. El siguiente paso era hacer nuestro triunfal regreso a Rosenburg, cargando tantas cosas de esas como pudiéramos. Los monstruos habían sido asesinados, pero eso no significaba que nuestro trabajo ya estuviera hecho. No había terminado hasta que trajeran las pruebas y vendieran el botín.

Unos momentos después, mientras cargaba un paquete de pieles sobre mi hombro, noté que alguien se había acercado para pararse frente a mí. No era Suzanne esta vez; era una chica de mi misma altura.

“…Gracias por la salvada.”

Con esas breves palabras, Sara se dio la vuelta y corrió hacia Suzanne.

***

Cuando los seis regresamos al Gremio de Aventureros de Rosenburg llevando docenas de pieles, nos encontramos con miradas poco amigables de los lugareños. Muchos aventureros trabajaron en una sola ciudad durante muchos años, o incluso durante toda su carrera. Cuando los forasteros aparecían de la nada e inmediatamente hacían un trabajo grande y lucrativo, siempre inspiraba al menos un poco de hostilidad de este tipo. En las ciudades más duras, la gente se acercaba para acosarte y exigirte una parte de tus ganancias.

Miré a Timothy, preguntándome cómo manejaría esto. Para mi sorpresa, lo encontré mirando alrededor de la habitación con una brillante sonrisa en su rostro, como si los otros aventureros fueran viejos amigos en lugar de brillantes y resentidos extraños.

“¡Esta noche celebramos la llegada de mi grupo a Rosenburgo!”, le gritó a la multitud.

“Vayamos al bar, todos. ¡Yo invito!”

Por un momento, los otros aventureros estaban demasiado asustados para reaccionar, pero sabían mucho cuando escuchaban uno. Los aplausos subieron por toda la habitación.

“¡Oye, los nuevos chicos de la ciudad parecen amistosos por una vez!”

“¡Hahaha! ¡Me gustan chicos!”

“¡Diablos, sí! ¡Bebida gratis!”

Estaba aturdido, para ser honesto. ¿Estaba Timothy realmente tirando las ganancias de un trabajo de siete días tan casualmente?

Suzanne vio la mirada en mi cara y sonrió, mirando a su líder con orgullo.

“Así es como Timothy siempre hace las cosas. Si le compras a todos un par de tragos de vez en cuando, nadie te va a odiar, ¿verdad? Es un pequeño precio a pagar por mantener a los tipos menos amigables fuera de tu espalda”.

Huh. Cuando lo dijo de esa manera, en realidad tenía sentido. Cuanto más dinero y éxito tenías, más envidiosos crecían. Eso era sólo un hecho de la vida. Los aventureros tenían que vivir del dinero que ganaban en las misiones, así que definitivamente no era algo que se pudiera hacer tan a menudo… pero si mostrabas un poco de generosidad en los principales días de pago, se reducía la hostilidad que se te presentaba.

“¡Muy bien, todo el mundo! Sólo recuerden nuestros nombres, ¿de acuerdo? ¡Nosotros somos Counter Arrow, y él es Rudeus Greyrat! ¡Estamos deseando trabajar con ustedes!”

“¡Counter Arrow! ¡Counter Arrow!”

“¡Rudeus! ¡Rudeus!”

Basado en los cantos de los que nos rodeaban, Timothy definitivamente nos había ganado algo de popularidad temporal. Si su estrategia era tan efectiva, tendría que intentar seguir su ejemplo. Sería bueno si pudiera evitar las peleas inútiles con gente como Sara.

Con ese pensamiento, dejé que la multitud me llevara mientras se dirigía al bar más cercano.

***

Finalmente volví a mi posada varias horas después. Los otros me convencieron de tomar un par de copas en el bar. Desafortunadamente, no estaba acostumbrado al alcohol, y el único tipo que tenían en esta ciudad era un whisky con una verdadera fuerza. Rápidamente me enfermé del estómago y tuve que hacer magia de desintoxicación. Ese no fue un error que volvería a cometer.

Usando un hechizo básico de curación en mi cabeza que todavía me duele, atravesé mi habitación para encender un fuego en la estufa.

“Phew…”

Al poco tiempo, pequeñas llamas bailaban sobre la madera dentro de la caja de metal. Probablemente tomaría algún tiempo para que la habitación se calentara significativamente, pero sólo mirar el fuego era extrañamente reconfortante.

Mientras miraba las llamas parpadeantes, metí la mano en mi bolsillo y saqué algo. Era un trozo de tela blanca. No era un simple pañuelo, por supuesto; era algo que Lilia me había entregado contra viento y marea, a pesar de todo lo que habíamos perdido en el incidente del desplazamiento.

Era mi reliquia sagrada. La había guardado en mi bolsillo durante todo mi viaje hasta aquí.

La agarré con ambas manos y la apreté firmemente contra mi frente.

Cuando vi a los miembros de Counter Arrow girar para luchar contra esa horda de Osos Brillantes, era una imagen de Roxy que había pasado tan vívidamente por mi mente.

Roxy era la persona más fuerte y decidida que jamás había conocido.

Nunca la había visto en una situación de vida o muerte, pero sabía que ella misma había sido una aventurera. Cuando su grupo se encontró en peligro, probablemente se giró y se enfrentó a ellos, como lo hicieron los miembros de Counter Arrow. Había protegido a sus amigos con valentía, y había sido protegida a cambio. Había sobrevivido.

Y entonces… se convirtió en mi tutora. Me enseñó todas las cosas que había aprendido en su vida de aventurera. Me enseñó lo que significaba estar vivo.

Pero no nació sabiendo nada de eso. Lo descubrió por sí misma, en los años que pasó luchando junto a otros.

“Por supuesto que importa si mueres, idiota…” Me agarré fuertemente la tela blanca al pecho por un momento.

“¿Perdiste todo lo que te importaba? ¿¡Quién lo dice!?”

Me puse el paño blanco en la frente para que mis lágrimas no lo mancharan, me hice una bola y empecé a sollozar. Al poco tiempo estaba llorando, mi cuerpo temblaba con cada doloroso hipo.

No lo había perdido todo. Ni por asomo. Había perdido algo que me importaba mucho. Eso era cierto. Pero no significaba que no tuviera nada por lo que vivir.

Recuerda cuando llegaste a este mundo. Recuerda a Roxy. Recuerda el día en que te mostró el mundo exterior. Aprendiste todo tipo de cosas de ella. Ella te enseñó mucho. No puedes traicionarla ahora.

 Roxy tampoco era la única que me había dado algo. Toqué el colgante de madera que llevaba en el cuello. Era un regalo de Lilia, un regalo que probablemente había hecho a mano. Lilia siempre había sido muy amable y devota conmigo. Probablemente estaba esperando el día en que nos volviéramos a ver. Y en algún lugar de Millis, Paul hacía lo posible por reunir a nuestra familia. Estábamos muy lejos el uno del otro, sí. Pero aún así, no estaba solo en este mundo.

“Roxy… por favor muéstrame el camino…”

No podía simplemente acostarme y morir aquí en el medio de la nada. Sí, todavía me dolía. No tenía sentido fingir lo contrario. Pero había pasado por cosas peores que esto hace mucho tiempo.

No puedes caerte en pedazos ahora, maldita sea. Sigue avanzando. Haz las cosas que necesitas hacer.

 “…De acuerdo entonces.”

Abrí mi equipaje y saqué otra tela. Era mi recuerdo de Eris, la que había estado llevando conmigo todo este tiempo, sin importar lo miserable que me hiciera sentir.

Sin decir una palabra, la tiré a la estufa de la calefacción.

SARA

 Para ser honesta, lo subestimé.

Lo primero que me vino a la mente cuando escuché el nombre “Greyrat” fue el noble que había gobernado sobre el pueblo donde nací. La familia Nostos Greyrat controlaba toda la región de Milbotts. Había visto al mismísimo señor sólo una vez, cuando era muy joven. Había venido a nuestro pueblo con un grupo de soldados para cazar algunos monstruos cercanos. Mis recuerdos de entonces eran bastante borrosos, pero recordaba muy bien su cara de astuto. Y Rudeus se parecía mucho a él.

“Greyrat” no es un apellido tan raro en el Reino de Asura, por supuesto. Pero la mayoría de los que lo tienen son nobles de rango bajo o medio. No encontrarás a muchos de ellos entre los aldeanos ordinarios o la gente del pueblo. De hecho, la gente común no suele tener un apellido en absoluto. Yo sé que no lo tengo. Nací de un cazador y su esposa, y el nombre “Sara” era todo lo que podían ofrecerme. Mi madre y mi padre también tenían sólo nombres de solteros.

Para abreviar, este “Rudeus Greyrat” era obviamente un niño rico. Se ponía una bata barata y dejaba crecer su cabello en un intento de disfrazarse como un aventurero común, pero ese bastón de aspecto caro que llevaba era un regalo. Prácticamente se podía oler la falta absoluta de información en él.

¿Por qué el hijo de un noble asurano dejaría su país y se dirigiría a los Territorios del Norte?

La expresión de su cara lo dejaba bastante claro. El chico habló con suficiente cortesía, pero siempre se veía sombrío como el infierno, y su actitud sólo gritaba “déjame en paz”. Probablemente tuvo algún problema en su internado para niños ricos, o se peleó con sus padres. En otras palabras, estaba huyendo de casa.

No era tan inusual, en realidad. No podía entenderlo, pero parece que algunos jóvenes nobles asuranos no soportan que se les entregue todo lo que quieren en bandeja de plata. Y después de huir de sus escuelas o mansiones, suelen intentar convertirse en aventureros.

Los hijos de la nobleza son educados desde una edad muy temprana. Se centran en cosas normales como la lectura, la escritura y la aritmética, pero muchas familias también entrenan a sus hijos en el manejo de la espada. Algunas casas nobles consideran que la magia es menos importante, pero muchas academias también requieren que sus estudiantes aprendan hechizos para principiantes.

Así que tienes a estos niños que han adquirido algunas habilidades básicas de combate, y luego empiezan a aprender un poco sobre el mundo exterior en sus academias. En ese momento, por cualquier razón, muchos de ellos deciden salirse de su fácil camino en la vida. Es particularmente común en los chicos de la edad de Rudeus. Yo ya había hecho guardia para chicos como él unas cuantas veces, aunque ninguno de ellos fue lo suficientemente valiente para intentar dejar Asura. La mayoría sólo duró un trabajo o dos antes de asustarse y volver al lugar de donde venían. Por supuesto, de vez en cuando, uno de ellos resulta tener algún talento real y se convierte en un verdadero aventurero, pero yo nunca había conocido a ninguno.

Me imaginé que Rudeus era otro de esos niños ricos. Y siempre he odiado a esos niños. Nacen en hogares ricos y reciben una excelente educación. Pueden vivir en el lujo y nunca tienen que trabajar. La idea de que gente como esa intentara convertirse en aventureros me enfurecía.

Tal vez no me molestaría tanto si estuvieran realmente comprometidos. Pero en mi experiencia, nunca están listos para arriesgar sus vidas como lo hacemos nosotros cada día.

Cuando algún monstruo los golpea, o algún miembro de su grupo está en peligro, los niños ricos siempre se dan la vuelta y corren.

La razón de eso es bastante simple: Todavía tienen un lugar al que volver. Cuando las cosas se ponen demasiado feas o asustadizas, siempre pueden volver a casa. Incluso cuando intentan convertirse en aventureros, siempre tienen ese plan de respaldo escondido en un rincón de su mente. Ni siquiera se les ocurre que algunos de nosotros no tenemos esa opción. Ni siquiera se dan cuenta de que algunas personas tienen que pasar el resto de sus vidas como aventureros. Y nos arrastran en sus pequeños juegos sin sentido, sin dejar de pensar en lo que nos puede pasar si nos lesionamos lo suficiente como para perder nuestro sustento.

Había asumido que Rudeus era otro de esos mocosos inútiles. La historia de la desaparición de su madre me sorprendió al principio, pero después de un tiempo, empecé a pensar que probablemente era una mentira. Parecía más probable que sólo quería demostrar lo “diferente” y “especial” que era jugando a ser un aventurero en los Territorios del Norte, en lugar de Asura. Me imaginé que saldría corriendo si las cosas se ponían un poco difíciles. Así que traté de mantener su papel en nuestro grupo al mínimo, esperando al menos evitar que nos saboteara.

Para ser honesta, lo subestimé.

En lugar de correr por su vida, había eliminado a esa enorme manada de Osos Brillantes casi sin ayuda. Era claramente un mago de nivel avanzado o incluso de nivel santo; por alguna razón, nos lo había ocultado.

Eso sólo me molestó aún más. No se podía negar que había salvado a nuestro grupo, así que le di las gracias. Pero todavía no me sentía especialmente agradecida.

“Vamos, Sara. ¿Cuánto tiempo vas a estar enfadada?”

“¿¡Quién dice que estoy enfadada!?” Mi irritación no se había desvanecido ni siquiera después de volver a nuestra posada. No quería admitir que este niño rico era diferente de los demás. Seguía siendo un aristócrata, y yo odiaba a los aristócratas.

“¿Qué te pasa últimamente, Suzanne? ¿Por qué sigues cuidando a ese tipo?”

“Vamos, Sara, ¿qué se supone que debía hacer? Un chico tan joven no debería viajar solo, ¿verdad? Me habría dejado un verdadero mal sabor de boca si lo mataban o algo así. Quiero decir, parece que puede cuidarse por sí mismo, pero aún así…”

“¿A quién le importa? Si hace que lo maten, ¡es su propia y estúpida culpa! Esa historia sobre su madre tiene que ser falsa, de todos modos. Probablemente esté huyendo de casa o algo así.”

“Sara, sé que no quieres admitirlo, pero obviamente dice la verdad. No finjas que no lo sabes”.

Suzanne no se equivocó. Si Rudeus estuviera mintiendo, no se habría mantenido firme con nosotros. No se habría quebrado y llorado en medio del Gremio de Aventureros. Eso lo sabía.

Sabía que lo que decía era verdad. Fue realmente una víctima del incidente del desplazamiento de Fittoa. Había pasado años aprendiendo magia y regresando a casa, sólo para descubrir que su hogar había desaparecido. Realmente se había propuesto buscar a su madre desaparecida. No era sólo una historia triste; había ocurrido de verdad. Ahora que había trabajado con el chico, estaba bastante segura de todo eso.

Aún así, una parte de mí quería llamarlo un fraude. Supongo que había algo en Rudeus que no podía tolerar. O tal vez era demasiado humillante enfrentar el hecho de que un niño rico me había salvado la vida.

“Hmph. No parecía que ese trabajo fuera un gran desafío para él, de todos modos. Estoy segura de que se dará la vuelta y huirá en el momento en que esté en verdadero peligro.” Ignorando las palabras de Suzanne, me metí en la cama y le di la espalda.

Por alguna razón, me sentí increíblemente frustrada.