Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 1

Capitulo 7: Comienzo lento

Al sur de Altana se elevaba la Cordillera Tenryu, una línea de montañas increíblemente altas e inaccesibles. Esta tierra llamada Grimgar estaba dividida en dos por la cordillera. El lado opuesto, al sur, se llamaba patria, mientras que aquí en el lado norte se llamaba frontera.
Bueno, la frontera era exactamente como la llamaban los humanos. Para ser más específico, el Reino de Arabakia, que gobernaba la patria, Altana, y el área a su alrededor, estaba tratando el área al norte de las montañas como la frontera.

Por cierto, la frontera no había sido una frontera hace unos 150 años. Lo que quiere decir que hubo muchos países humanos en ese momento. También habían razas no humanas, pero los humanos habían sido los más poderosos. Pero, con la llegada de un ser con terroríficos poderes mágicos llamado el Rey No-Vivo, todo cambió.

El Rey No-Vivo había creado una nueva raza, los muertos vivientes, y con él como su líder, habían hecho más que solo expandir su poder. Además de la destreza marcial y mágica, probablemente también había sido un político capaz, porque había permitido que los miembros más destacados de cada raza se nombraran a sí mismos reyes, y con ellos, había formado una Alianza de Reyes.

Habían declarado la guerra a la raza humana. Los humanos fueron fácilmente derrotados, ya sea aniquilados o forzados al sur de las Montañas Tenryu. Después de eso, por recomendación de sus compañeros reyes, el Rey No-Vivo se convirtio en Emperador y fundó el Imperio Imortal. Los humanos no podían poner un pie al norte de las montañas Tenryu.

Y luego el Rey No-Vivo, el Emperador Imortal, había contradicho su nombre de imortal y de alguna manera murió hace 100 años. Habiendo perdido al emperador que lo mantenía unido, el Imperio Imortal se había fragmentado. El Reino de Arabakia había aprovechado esa oportunidad para establecer la ciudad fortaleza Altana, y el resto era historia.

Por cierto, todo esto era lo que habían escuchado de Manato.

El área entre Altana y las Montañas Tenryu al sur estaba salpicada de granjas y pueblos, mientras que el área al norte era mayormente campos y bosques.

“Así que, como dijo Yume,” explicó la cazadora, Yume, mientras daba palmaditas en la hierba, “hay ciervos, y hay zorros, ¿sí? Como es primavera, encontrarás un oso de vez en cuando también. Ah, y hay chimpancés. Son redondos y esponjosos, con ojos pequeños, colas largas y delgadas. Tienen orejas y patas pequeñas, y rebotan donde quiera que vayan, ¿ven? Son una presa bastante buena. Ah, y hay ratas de agujeros. Son grandes como gatos, tienen pelaje un duro, y son terriblemente feroces, he escuchado.”

“¿Ah, sí?” Ranta sombreó sus ojos con sus manos, haciendo un gesto de mirar alrededor. “Por lo que parece, no hay nada por aquí.”

Yume dejó escapar un pequeño gemido y frunció el ceño. “Cuando mi maestro del gremio me llevó afuera para las lecciones, los vi aquí y allá. El maestro apuntaría una flecha y, whoosh, derribaría uno.”

“Tal vez por allá,” Manato hizo un gesto hacia los bosques que estaban adelante y hacia la derecha. “Se siente más probable que haya cosas escondidas donde hay árboles, ¿no creen?”

“Sí,” asintió Haruhiro. “Tal vez. Si fuera un animal, me daría miedo quedarme en el campo donde no hay hierba alta o árboles para esconderme.”

Ranta se rió. “Están todos aterrados de mí, ¿no es así…?”

“Bueno, es tu culpa que no tengamos presas, Ranta.”

“¡Cállate, Haruhiro! ¡Di que es gracias a mí! ¡Digan, con dignidad, que es gracias a mí!”

“Cállate, ¿quieres? Si gritas así, ahuyentarás a los animales que aún están alrededor.”

“¡Es gracias a mí!”

“Estoy tan harto de esto… No escuchas nada de lo que te dicen…”

“Um…” Shihoru, que había estado callada todo el tiempo, abrió la boca por primera vez en mucho tiempo.

“¿Podemos mat… Derribar animales?”

Todos dejaron de caminar.

Ahora que lo mencionó, el trabajo de un soldado voluntario era matar monstruos y miembros de razas hostiles, no para buscar comida y cosas que pudieran vender.

“Yume piensa…” Yume hizo una mueca, teniendo dificultades para decir lo que quería. “Yume aprendió del maestro cómo mostrar aprecio a un animal después de quitarle la vida, ya saben. Pero a Yume le gustan los animales, y Yume realmente no quiere matarlos. Son lindos. Yume se sentirá mal por eso, ¿saben?”

Ranta se burló. “No seas blanda. ¿Qué eres, una señorita remilgada y decente? Porque cada ser vivo eventualmente morirá y será acogido por Lord Skullhell. Si algo necesita morir para que podamos sobrevivir, no hay nada extraño en eso.”

“Si eso es verdad…” Yume apuntó de repente y apuntó con una flecha. Ella estaba apuntando directamente a Ranta. “…estaría bien si tuvieras que morir por Yume y por todos, Ranta.”

“¡No–!” Ranta saltó hacia atrás. “¡N-N-N-N-N-N-N-No seas estúpida, Tetas Pequeñas! ¡Matarme no servirá de nada, ¿sabes?! ¡No lo hará! ¡En serio, no! ¡Lo digo en serio! ¡D-Detente, por favor!”

“Yume se sentiría mejor después de hacerlo. Después de todo, llamaste pequeños a los pechos de Yume.”

“¡T-T-Te llamaste así antes, ¿no?! ¡Dijiste que tus tetas eran pequeñas!”

“Decirlo uno mismo y ser llamado por otra persona es diferente. Especialmente cuando es de un chico. Duele, ¿sabes?”

“¡L-L-Lo siento! ¡M-Me disculpo! ¡Me disculpo, ¿de acuerdo?! ¡Mira, te lo ruego!” Ranta hizo una dogeza. “¡¿Ves?! ¡Mi error! ¡Perdóname! ¡Por favor! ¡Yume, no son pequeños! ¡Esas cosas son enormes! ¡Explosivamente enormes! ¡Están casi en el territorio de las maravillas de la naturaleza!”

“Hombre…” Haruhiro miró no tan hacia abajo como a Ranta. “Apuesto que no te has arrepentido en lo más mínimo.”

“¡L-Lo tengo, está bien! ¡¿Cómo es que no?! ¡¿Cómo puedes decir que no?! ¡¿En base a qué?!”

Yume suspiró, devolviendo su flecha a su carjaj y bajando el arco. “…Sería esperdiciar una flecha.”

“Vaya,” Ranta se puso de pie e hizo un gesto de limpiarse el sudor de su frente. “¿Sabes qué? ¿De cualquier manera? Incluso si hubieras disparado, creo que habrías fallado. Solo digo. Para el registro. ¿Oye? ¿Yume? Deten el machete. ¡N-No lo saques! ¡Eso no es divertido! ¡Si me pegas con eso, me dolerá! ¡Moriré! ¡Me moriré en serio!”

“Entonces, sobre nuestra presa,” dijo Manato con una sonrisa algo forzada. “Por lo que he escuchado, incluso cerca de Altana hay goblins de barro, ghouls y otros objetivos que incluso los aprendices probablemente puedan manejar. Sin embargo, eso es lo que escuché, así que no estoy seguro.”

“Goblins y ghouls…” Haruhiro pensó mucho. Los nombres le sonaban familiares. Podría haberse estado imaginando, pero tenía la vaga sensación de que eran criaturas humanoides.

“…Entonces está bien,” Shihoru habló con más fuerza de como lo solía hacer. “¿Por qué no nos enfocamos en esos poplis de barro y cools?”

Cuando Haruhiro suavemente sugirió, “Te refieres a los ‘goblins de barro y ghouls’…” para corregirla, el rostro de Shihoru se puso rojo brillante y se encogió.

“Claro, lo que sea que funcione,” estuvo de acuerdo Ranta, aparentemente sin importarle.

Yume dijo: “Eso está mejor,” parecía feliz con la elección.

Moguzo dijo: “E-Esta bien,” con un asentimiento.

“Supongo que vamos a probar el bosque, por ahora.” El sacerdote Manato, tomó la iniciativa. Haruhiro y los demás lo siguieron hacia el bosque cercano.

El bosque era implacablemente amaderado. Había árboles de hojas anchas de los que no sabían los nombres, así como un sotobosque tan espeso que ni siquiera podían ver los senderos de huellas. No había mucho terreno duro. Todo era extrañamente suave, o ligeramente blando. El equilibrio era pobre, lo que dificultaba caminar.

Podían escuchar las aves cantando. Cuando el viento soplaba, el crujido de las hojas estaba en todas partes.

“Gobpuddings de barro y gulls,” susurró Yume. “Tal vez se pasean mucho por el agua.”

Como si se hubiera convertido en su deber, Haruhiro la corrigió: “Goblins de barro y ghouls, quieres decir.” Luego continuó, “Agua, eh. ¿Dónde sería eso? ¿Una ciénaga o un manantial? ¿O tal vez un pantano?”

“Vamos a ver,” dijo Manato.

Manato asumió el papel de dirigirnos, pero teniendo en cuenta que este es el bosque, parece que debería ser el trabajo de Yume. Bueno, supongo que está bien. ¿Está realmente bien? Lo que sea, está bien.

Pero, si buscaban como es debido, no parecían encontrar un abrevadero. Tampoco se habían encontrado con ningún ser vivo más que insectos. Siempre podían escuchar el canto de las aves, pero, ¿dónde estaban?

Ranta emitió un sonido exagerado mientras tragaba su saliva. “…Por el aspecto de este lugar, ¿están seguros de que este no es el Bosque Muerto o algo así?”

“Tiene que ser culpa de Ranta,” Yume hinchó las mejillas y miró a Ranta. Después del incidente de las Tetas Pequeñas, al parecer, ella parecía odiarlo por completo. “Todas las criaturas se están marchando porque Ranta es muy ruidoso, ¿no creen?”

“¡Estoy siendo callado! ¡No he dicho nada por un tiempo!”

“Solo por estar ahí, tu propia existencia es ruidosa y molesta.”

“¡Qué amable de tu parte decirlo! ¡Sí, bueno, solo por estar ahí, tus tetas ya son pequeñas!”

“…Mrgh.”

“Ah, mi error. Estaba fuera de lugar. Se disparó fuera de mi boca sin pensar. Fuimos y hablamos de la pura verdad. ¡Yowch!” Ranta de repente se levantó de un salto. “¡¿Qué?! ¡¿Q-Qué?! ¡¿A-Aaw?!”

“¿Eh?” Haruhiro parpadeó. Ranta estaba levantando sus piernas arriba y abajo, como una especie de baile. Había algo a sus pies, y estaba tratando de agarrarse a su pierna, mordiéndolo y arañándolo. Era del tamaño de un gato, con su cuerpo cubierto de pelo parecido a agujas.

“Una rata de agujero,” dijo Yume, mirando a su alrededor. “Se supone que las ratas de agujeros atacan en manada, por lo que puede haber más por aquí.”

Shihoru dejó escapar un grito, luego se lanzó a Moguzo. No, ella no se lanzó deliberadamente a Moguzo; al parecer había intentado alejarse de algo y colisionó con él cuando lo hizo.

“¡Están aquí…!” Manato blandió su bastón corto. “¡Urkh! ¡Son demasiado rápidos!”

“¡Oigan!” Ranta todavía estaba retrocediendo mientras bailaba. “¡A-Ayúdenme aquí, chicos! ¡Ayudarme debería ser la primera prioridad! ¡A-Ayuda! ¡Alguien, ayudaaaa!”

“¡Lucha, caballero oscuro!” Haruhiro sacó su daga, pero no sabía cuántas ratas de agujero habían, y estaban dando vueltas por todo el lugar. Las técnicas mortales de lucha que había aprendido en el gremio de ladrones estaban destinadas a los humanos u otras razas con cuerpos humanoides, por lo que honestamente no tenía idea de qué hacer. Para empezar, trató de balancear su daga hacia las ratas, pero como era de esperar, ni siquiera golpeó una. “¡Estos animales son rápidos…!”

Con un grito, Moguzo usó ambas manos para levantar su espada bastarda sobre su cabeza para hacer un swing. Ranta también estaba en la dirección de la espada.

Con un grito, Ranta se hizo a un lado justo cuando la espada de Moguzo colicionó en el lugar donde había estado momentos antes.

Era el suelo. La espada bastarda se había estrellado contra el suelo, levantando tierra. Pero eso fue todo lo que hizo.

“¡M-Moguzo, maldita sea! ¡¿Estás tratando de matarme?!” Ranta finalmente sacó su espada larga. Aunque la sacó, fue todo lo que hizo. Todavía seguía huyendo de las ratas de agujeros. “¡Maldición! ¡Maldición, maldición! ¡Mis aliados están tratando de matarme, todavía estoy siendo blanco, nada va en mi dirección…!”

Esta daga no va a cortarlas. Haruhiro intentó tirar una patada a las ratas de agujeros, pero la esquivaron fácilmente. “¡Moguzo estaba tratando de ayudarte! ¡Deberías estar agradecido!”

“¡No me ayudó en nada!” Ranta se levantó del suelo, balanceando su espada larga con un grito de batalla. “¡Hatred! ¡¿Qué?! ¡Mi habilidad de caballero oscuro! ¡¿Falló..?!”

“¡No uses habilidades imprudentemente!” Haruhiro eligió una rata de agujero para enfocar sus ataques. La buscaré. Sin suerte. Se escapó detrás de ese árbol.

“¡Uf, cielos…!”

“Marc em Parc,” Shihoru dibujó sigilos distintivos con su báculo mientras cantaba. Era Magic Missile. Una bola de luz del tamaño de un puño salió disparada del extremo de su bacúlo, e impactó la parte posterior de la cabeza de Ranta por algún motivo.

“¡¿Gwah?!”

“¡¿Eh?!” Shihoru abrió los ojos. Parecía que había disparado con ellos cerrados. Por eso, había disparado en la dirección incorrecta. “…¡Lo siento! Yo…”

“¡Perra! ¡Voy a matarte! ¡En realidad, no, solo déjame manocearte…!” Ranta se frotó la parte posterior de la cabeza, preparándose para asaltar a Shihoru.

Sin un momento de vacilación, Manato usó su bastón corto para hacerlo tropezar. Ranta se tambaleó hacia adelante con un gruñido confuso.

“¡¿Qué estás haciendo?!” Manato le gritó a Ranta mientras intentaba golpear a una rata de agujero. Para los ojos de Haruhiro, parecía que estaba usando su bastón corto, pero todavía no podía asestar un golpe en la rata de agujero.

“¡S-Si pudiéramos obtener un poco!” Yume estaba balanceando su machete salvajemente. Posiblemente debido a eso, las ratas de agujero no iban a ninguna parte cerca de ella. “¡Si pudiéramos obtener un poco de daño! ¡El maestro dijo que la mayoría de los animales huirán si puedes hacer eso, así que todos hagan lo mejor que puedan!”

Moguzo golpeó un duro árbol con su espada bastarda, causando una cascada de hojas e insectos cayendo sobre él. Se quedó ahí, cubierto de hojas e insectos, rugiendo confundido.

“¡Esto no va a ninguna parte!” Haruhiro se obligó a hacer algo, se dejó caer sobre una rodilla y bajó su postura. No corriendo, no moviéndose, solo esperando por las ratas de agujeros.

En frente de mí. Una viene. Una rata de agujero. Haruhiro sacó su brazo izquierdo. Adelante. Toma la carnada. Prueba y muerdeme. Esto es malo. Son del tamaño de un gato, pero son terriblemente aterradoras. Rápidas también. Pero tengo que ser paciente. La paciencia es... Y en ese momento sintió un dolor agudo en la pantorrilla derecha. “¡¿Yowwwch…?!”

Otra rata de agujero había venido desde atrás y hundió sus dientes en la pantorrilla derecha de Haruhiro. Cuando reaccionó tratando de quitársela, la rata de agujero que se le acercaba desde el frente lo mordió el brazo izquierdo.

“¡Ay!”

“¡Haruhiro…!” Manato corrió hacia él, dando un fuerte golpe con su bastón corto. “¡No te muevas…!” Con un ruido sordo y un chillido, su espinilla derecha y su brazo izquierdo fueron repentinamente liberados.

Las ratas de agujeros estaban huyendo. A una velocidad increíble también. En un abrir y cerrar de ojos, todas ellas, incluso la golpeada por el bastón corto de Manato, salieron corriendo, y no quedaba rastro de ellas.

“¿Haruhiro, estás bien?” Manato se arrodilló junto a él, inspeccionando sus heridas.

“Uh, sí, supongo…” Sus heridas no eran graves. Si me quito la manga y el pantalón, apuesto a que probablemente haya un montón de pequeños agujeros en forma de colmillos donde las ratas de agujeros me mordieron. Y también estoy sangrando un poco. Pero si eso es todo, estoy bien. Aunque duele un poco.

“Déjame sanarte,” Manato llevó los cinco dedos de su mano derecha a su frente, presionando su frente con el dedo medio y haciendo un gesto hexagrama. “Oh, Luz, que la protección divina de Lumiaris sea contigo… Cure.”

La luz brilló desde la palma de Manato. La cálida luz selló las heridas de Haruhiro en un instante. Tres segundos para su espinilla derecha, tres segundos para su brazo izquierdo, y la curación estaba completa.

“Impresionante…” Haruhiro trató de tocar los puntos donde habían estado las heridas. Había sangre ahí, pero ningún otro rastro de la lesión anterior. No dolía ni ardía en lo más mínimo. “Gracias, Manato. También terminaste siendo el que se ahuyentó las ratas al final.”

“Gracias a ti actuando como carnada viva para ellos, Haruhiro.”

“Naa, el plan era usar mi brazo como carnada, luego manejarlo yo mismo…”

“Seguro… Pero, ya sabes, todo está bien, si termina bien.”

“¡Esto no terminó bien en absoluto!” Ranta estaba actuando como un niño haciendo una rabieta, sacudiendo sus piernas mientras se sentaba en el suelo. “¡¿Qué hay de bueno en esto?! ¡De repente nos atacaron cosas raras! ¡Todo lo que hicimos fue ahuyentarlas. No haremos ni un centavo por ello. Y espera, estoy herido aquí también. ¡Duele! ¡Cúrame ya!”

“Oh, lo siento.” Manato corrió hacia Ranta.

“No necesitas disculparte con Ranta…” murmuró Haruhiro mientras miraba alrededor del área. Tal vez Moguzo había balanceado demasiado su espada bastarda, porque estaba sentado exhausto en el suelo.

Shihoru estaba apoyada contra un árbol como si tratara de esconderse detrás de el. Su fallo del disparo con el Magic Missile debe haber estado molestándola.

Yume era la única que aún se veía alegre, sus ojos se movían inquietos, y estalló en una gran sonrisa cuando sus ojos se encontraron con los de Haruhiro. Haruhiro le devolvió la sonrisa sin tener la intención de hacerlo, pero este no es el momento de sonreír, sintió. Tal vez lo es, sin embargo, ¿quién sabe?

“…Tienes razón, lo único que conseguimos fue ahuyentarlas,” suspiró Haruhiro. “¿Tal vez los bosques son demasiado peligrosos? ¿Como, podría ser demasiado pronto para nosotros…?”

“¡Sí! ¡Vivo de nuevo…!” Aparentemente su curación terminó, Ranta se levantó de un salto y giró su brazo en círculos. “¡Esta bien, esta bien, vámonos ya, gente!”

“…¿Vámonos?” Moguzo parpadeó. “¿A dónde…?”

“¿Eres estúpido? ¡Obviamente a encontrar algunos gob de barro o ghouls! ¡Tienes que estar bromeando si piensas que vamos a irnos a casa sin nada que mostrar después de haber sido arañado por esas agujero-como-quieras-llamarlas! ¡No podemos dar marcha atrás ahora!”

“Supongo que no…” Manato pensó por un momento, luego asintió. “Creo que Ranta tiene razón. Hay algunos riesgos involucrados. Esas ratas son carnívoras, ¿no?”

“Ratas de agujeros, sí,” respondió Yume. “Podrían ser omnívoras. Pero cuando cazan en manada como las que vimos antes, he escuchado que a veces atacan a los humanos.”

“Bueno, realmente nos atacaron…” dijo Haruhiro.

“Entonces son omnívoras,” Manato miró hacia abajo, acariciando su barbilla. “De todos modos, si los depredadores como ellas viven en estos bosques, también debe haber presas, ¿no creen?”

“Bueno, dah,” Ranta resopló burlonamente, “¿Acabas de entender eso ahora, Manato? Lo he estado pensando durante años. Que si los depredadores como ellas viven en estos bosques, también debe haber presas.”

Haruhiro miró a Ranta de reojo. “…Hombre, solo estás repitiendo lo que Manato dijo, palabra por palabra.”

“¡Ah, sí, ojos soñolientos! ¡¿Por qué no vas a tomar una siesta?!”

“¡Ya te dije, nací con estos ojos y no quiere decir que tenga sueño! ¡¿No te dije eso?!”

“Haruhiro.” Manato tenía una sonrisa en su rostro. “En general, es mejor que simplemente ignores lo que dice Ranta.”

“¡Oyeee!” Ranta señaló con un dedo en dirección a Manato. “¡No salgas diciendo cosas horribles como esa! ¡Apuesto a que juegas a ser el tipo bueno, pero en realidad eres un tipo malvado de corazón negro, ¿no es así?!”

Manato respondió con un: “¿Quién lo puede decir realmente?” Luego, después de esquivar la pregunta, respiró hondo. “De todos modos, si no hay objeciones, sigamos haciendo lo mejor que podamos aquí en este bosque.”

Nadie se opuso. Haruhiro y los demás buscaron más profundo en el bosque, vigilando las ratas de agujeros.

Rodearon el bosque hasta que el sol comenzó a ponerse, pero solo vieron un venado. Yume apuntó hacia él, pero se escapó antes de que pudiera golpearlo.

Vieron aves varias veces. Fueron atacados por otra manada de ratas de agujeros, pero se defendieron. Eso fue todo. Si se oscurecía, estarían en serios problemas, por lo que Haruhiro y los demás abandonaron el bosque con las piernas cansadas.

“…¿Y ahora qué?” Preguntó Ranta con voz apagada. No era una sorpresa que se hubiera quedado sin energía.

“No hay mucho que podamos hacer,” dijo Haruhiro, reprimiendo desesperadamente un suspiro. Si suspiraba ahora, estaba seguro de que algo dentro de él se rompería. “…Tenemos que regresar. A Altana.”

“Chicos en dolor, todo en vano, eh…” murmuró Yume.

Haruhiro dijo: “¿Quiénes son los chicos en dolor?” Para corregir su uso del dicho, pero luego se dio cuenta de que tenían cuatro chicos doloridos aquí, y no pudo reprimir un suspiro.

“¡A-Aun así!” Shihoru comenzó a decir algo, pero luego bajó la cabeza, como si se hubiera quedado sin fuerzas. “…E-En realidad no es nada.”

El estómago de alguien retumbó. Era Moguzo.

“…Tengo hambre.”

“Una vez que volvamos,” Manato miró a cada uno de ellos. “Vamos al mercado y cenemos en algún lugar primero. Conozco un lugar barato donde podemos pasar la noche. Es una casa de alojamiento para soldados voluntarios en el oeste de la ciudad. Puedes quedarte gratis si tienes tu credencial, pero cobran dinero a los aprendices. Aún así, es un precio bajo. Si alquilamos solo una habitación para los chicos y una para las chicas, veinte cobre nos cubrirá a todos.”

Ranta se burló. “Tal vez deberíamos acampar. Ya que no ganamos ni una sola moneda de cobre.”

“No, deberíamos guardar eso como último recurso,” dijo firmemente Manato. “Pueden ser compartidos, pero la casa de alojamiento tiene baños y aseos. Creo que la diferencia entre tener esas cosas y no tenerlas es bastante grande. Especialmente para las chicas.”

Shihoru apretó fuertemente su báculo, asintiendo repetidamente sin decir una palabra. Yume estuvo de acuerdo y dijo: “Tienes razón.”

“No morirás por no tener un baño o un aseo,” murmuró Ranta, pero él era el más propenso a molestarse y empezar a quejarse si tenían que prescindir.

“Estoy con Manato en esto.” Haruhiro levantó su mano, y Shihoru, Yume, y luego Moguzo hizo lo mismo. Ranta chasqueó su lengua con desaprobación, pero no se opuso más a ellos.

Y así, su primer día real como soldados voluntarios en entrenamiento llegó a un final inútil.