Tantei wa mou, Shindeiru (NL)

Volumen 1

Capitulo 1: El comienzo del misterio fue sentir unos pechos

Parte 1

 

 

—¿Eres un detective? —me preguntó en una de las aulas, al atardecer y después de clases, mientras me sostenía del cuello de la camisa.

No podía ver quién era porque recién me había levantado.

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Traté de buscar en mis recuerdos, pero ni su voz me era familiar. Al parecer, estoy siendo intimidado por una mujer desconocida. Sin embargo, no entiendo el porqué.

¿Acaso es la representante de clase que, al verme recostado en mi escritorio desde la campana de la mañana hasta la del final del día, ya no pudo hacer la vista gorda y vino a despertarme de una manera un poco brusca…? Debe de ser eso.

No, si ella fuera mi compañera, seguramente su voz me resultaría familiar. Sí se trata de una desconocida, después de todo.

Entonces, ¿por qué seguía siendo agarrado del cuello?

Con mi grado de conciencia, que recién había despertado, no iba a poder hacer una gran deducción.

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Además, como no soy un detective, eso era algo obvio.

… ¿Detective ¿Acaso esta chica acaba de decir “detective”?

—No te quedes callado. Respóndeme, ¿eres tú el rumoreado detective, Kimitzuka Kimihiko?

Tantei wa mou Volumen 1 Capítulo 1 Parte 1

 

Detective… después de un año, escuché esa odiosa palabra.

—Te equivocas de persona. Con permiso.

—Espera.

—Gugh. —De mis cuerdas vocales escapó un sonido que no pensarías que estaría bien que un humano expulsara.

Aunque se trata de algo que no resulta creíble, ahora mismo, dentro de mi boca, se encuentran un par de dedos.


—Si piensas ignorar mi pregunta, no tendré piedad, jalaré tu ú~vu~la.

—E-es irrazonable…

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Finalmente, en esta situación, pude confirmar sin dudas que se trataba de una chica.

Con una mirada afilada, de voluntad fuerte y largas pestañas. Además de una respingada nariz y unos firmes labios.

Con su largo cabello negro atado a un lado, daba la sensación de ser una corriente estudiante de preparatoria.

… Sin embargo, ¿acaso existe una estudiante así en nuestro instituto?

El no haber notado a alguien tan peligroso hasta ahora, demuestra que yo también me estoy volviendo viejo.

—Hey, tú eres Kimitzuka Kimihiko, ¿verdad?

Que me llamen por mi nombre completo varias veces se siente fastidioso. Rindiéndome, asentí con la cabeza.

—¡Expresa adecuadamente tu respuesta!

—… ¡Gugh!

Cuando la chica agarró mi úvula con sus dedos, un líquido ácido se regurgitó desde la base de mi estómago.

—Uwah, eres de lo peor. Embarrar con tanta saliva los dedos de una chica que ves por primera vez… ¿Acaso eres un pervertido?

“¡¿De quién es la culpa?!” quise decir para refutarla, pero los dedos de la chica se encontraban en lo profundo de mi boca. Al mismo tiempo, con la mano izquierda se encontraba agarrando la corbata de mi uniforme.

Se había convertido en un nuevo tipo de tortura.

—Gugh… ugh…

—Eh, acaso… ¿estás llorando? Un chico grande de dieciocho años no tiene suficiente al lamer los dedos de una chica, sino que además se pone a llorar haciendo un berrinche… ¿es que acaso quieres hacer más tipos de roles?

Se podía escuchar el momento en donde la dignidad de una persona se iba destruyendo.

Ya no podía detener mi saliva ni mis lágrimas.

¿Por qué…? ¿Qué tipo de castigo estaré recibiendo…?

—Ahh, es eso. ¿No es así? Quieres que te abrace —tras decir eso, empujó sus pechos contra mi rostro.

Con una suavidad como la de un marshmallow y el dulce olor de su perfume, mi conciencia se iba desvaneciendo.

Además, podía escuchar los latidos de su corazón… Qué será, de alguna manera, siento una sensación muy nostálgica.

¿Es que acaso ahora estoy sintiendo el instinto maternal de una chica de mi instituto?

… No, ¡como si me dejara llevar por eso!

De entre el placer y la angustia, di un grito y me liberé por la fuerza de su agarre.

—Qué mal, hubiera estado mejor si me dejabas jugar un rato más contigo…

—… Hah… hah…, ¡no llegues a ese extremo jugando con alguien! ¡No le des tu pecho a un desconocido!

Cuando dije eso, la chica se rio profundamente.

—Natsunagi Nagisa.

Mientras  decía  su  nombre,  uno  perfecto  para  la  estación  en  la  que estamos4, extendió su mano derecha.

—… Primero lávate las manos.

***

 

 

El asistente, la cliente… y la detective ausente

 

—Quiero pedir un encargo.

Minutos después, Natsunagi volvió del baño y se sentó en el asiento frente a mí, por lo que ahora estábamos mirándonos el uno al otro.

—Antes que eso, ¿no tienes algo que decirme?

—Quiero que te disculpes por ensuciar mis dedos.

—¡¿Yo me tengo que disculpar?!

Nuevamente, se comporta de manera irrazonable. Es tan irrazonable que, aun si toda la irracionalidad se reuniera, no sería suficiente.

—Es  que,  si  alguien  hace  algo  desagradable,  es  natural  disculparse,

¿verdad?

—¡Te devuelvo tus palabras tal y como las dijiste!

—¿Qué te pasa?, lo haces sonar como si te hubieran hecho algo que no te gusta.

¡Estoy diciendo eso desde el inicio!

¿Que acaso esta mujer tiene la intención de hacer un acto cómico con alguien que recién acaba de conocer?

—Entonces, si a ti alguien extraño te tratara así, ¿te parecería bien?

—¿Eh?… S-supongo. —Al decir eso, como si de repente fuera a apartar su mirada, Natsunagi dijo—: Es verdad que el que te hagan ese tipo de cosas no es agradable. Normalmente, eso…

—¿Eh? ¿Por qué te estás ruborizando? ¿Normalmente, qué?

Su personaje sádico se esfumó en un instante. Más bien, parecía ser lo contrario.

… Para sacarme las dudas, voy a comprobarlo…

—¿Más que ser amado?

—Quiero amar5.

—¿Más que atar?

—Quiero ser atada…

—Este mes estoy en rojo.

—Yo te prestaré, ¿cuánto necesitas?

—Eres masoquista…

—¡Qu-!

Qué habrá pasado con su personaje e ímpetu del principio…

—¡E-eso no es cierto! ¡No tengo esos gustos tan peculiares! Más bien,

¿podrías no desviar la conversación? ¡Vine aquí porque tengo un encargo que hacerte!

Ya sea por su molestia, su vergüenza o por la luz que reflejaba el sol en este atardecer, Natsunagi mostraba una cara teñida de un ligero rojo. De repente, golpeó fuertemente el escritorio y se paró.

Ya entiendo, hacerse la fuerte es su personalidad básica.

—Estoy buscando a una persona —dijo ella, con una mirada muy seria, después de respirar profundamente por unos momentos.

Ya veo, una persona desaparecida. Es por eso que necesitabas a un detective.

—Tu eres Kimitzuka Kimihiko… ¿verdad? Vaya, no me dejará ir si no le respondo.

—Sí, mi apellido desde antes que naciera fue Kimitzuka, y mi nombre fue Kimihiko desde el día en que nací.

—Eres un detective, ¿verdad?

—Lastimosamente, mi abuelo no fue un gran detective, ni tampoco me han dado una extraña medicina que me haga ver como un niño. Te equivocas de persona.

—¿Persona  equivocada?  —Las  cejas  de  Natsunagi  se  encresparon repentinamente—. ¿Viste el periódico?

—¿Periódico?

Intenté recordar lo que dijo…, pero no sé a qué se refería ella.

—La noticia del periódico de la tarde de hace tres días. El crédito por atrapar al ladrón de carteras fue para un chico de preparatoria.

—Ahh, eso.

—Así es. Si hubiera sido solo eso, no habría tomado esas acciones. —Al decir eso, Natsunagi abrió la mochila que tenía consigo, la invirtió y vació todo su contenido en el suelo—. Todos son artículos sobre ti.

Se trataba de muchos retazos de artículos de periódicos.

—… Así que investigaste.

En todos los artículos aparecía mi nombre y mi foto en la portada… Sí, en verdad no sabía a qué se refería ella cuando preguntó si había visto el periódico.

—A ver… “¡Un super estudiante de preparatoria que evitó un fraude de transferencia!”, “Si estás buscando a tu mascota, seguro la encontrarás, ¡hoy también, chico K encontró a un gatito perdido!”, “¡El especialista en salvar vidas, salva dos vidas de camino a la preparatoria!”. Si insiste en decir que no eres un gran detective, entonces, ¿quién rayos eres?

Ese es mi día a día. Ya me he acostumbrada a mi usual predisposición de verme inmiscuido.

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Aunque yo crea que no es necesario que me ponga el estatus de gran detective… bueno, entiendo qué quiere decir.

—Es una exageración. No te lo creas.

Que me encuentre con problemas y que afortunadamente sean resueltos no es más que enteramente culpa de la condición que sufro.





Así es. No es como si tuviera alguna habilidad especial.

Solía estar confiado por mis experiencias previas, pero eso no es más que una mierda. Hace un año, me di cuenta de eso.

Es por eso que ya no quiero más sobrevaloraciones respecto a mi persona. Perdón, pero no volveré a hacer de detective.

El yo de ahora está más para los días pacíficos.

—Qué humilde.

—Gracias por eso.

—No te estoy elogiando.

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—Así que no lo estás haciendo.

—¿Por qué debería elogiar a alguien que ni siquiera puede entender adecuadamente sus habilidades?

Ya veo, al parecer estaba siendo sarcástica.

—¿No es raro que alguien más pueda decidir de lo que soy capaz aun cuando ni siquiera yo lo pueda entender?

—¿Dices que eres el que más sabe sobre ti mismo? Eso es a lo que llaman arrogancia. —Natsunagi cruzó sus brazos, como si estuviera sosteniendo su pecho, y resopló—. La subjetividad es la cosa más poco fiable del mundo. Lo que es importante siempre es la verdad objetiva, ¿me equivoco? —dijo, tirando de mi corbata de nuevo y acercándome así a su lado.

Sus húmedos labios estaban justo ahí. Su respiración era dulce y cálida. Sus ojos, de un color rojo como rubí, miraban directamente hacia mi frente.

—Lo que hiciste son hechos verdaderos. Es por eso que cómo alabemos ese logro, y por ende cómo lo tomemos, ¿no es acaso la libertad que tienen los terceros?

Esa firme y arrogante mirada, me recordó mucho a alguien que ya no está presente.

—Dijiste que buscabas a una persona, ¿cierto? Ya he tenido suficiente de esta distancia.


Empujé los hombros de Natsunagi con mis manos, y nos pusimos de pie, mirándonos el uno al otro.

—Es así…

Aun si me lo digo a mí mismo, supongo que soy fácil de convencer.

No, aunque es solo para mantener mi dignidad, no es como si las palabras de Natsunagi sean especiales o me hayan convencido, aunque tampoco tengo la intención de refutarlas.

Solamente debido a que terminé viendo esa cara es que no puedo decir nada.

Rayos, fue perfectamente ensayada. 

—¿Aceptarás ser detective? —De repente, Natsunagi puso una cara expectante. Si la ves así, sorpresivamente es como una niña cuyas expresiones cambian notoriamente.

—No, no puedo ser un detective, pero…

—¿Pero…?

—Si te basta con un asistente, acepto.

Cuando dije eso, Natsunagi, como si estuviera confundida, puso una sonrisa nerviosa preguntando: “¿Qué es eso?”.

Lo siento, desde hace cuatro años esa ha sido mi posición.

—¿Entonces? ¿A quién estás buscando?

Estoy seguro de que no me tardará mucho encontrar a alguien. A diferencia de mí, que estaba tranquilo, Natsunagi puso una cara seria y dijo:

—Bueno, eso no lo sé. Quiero que busques a la persona que estoy buscando.

Sí, es verdad. Ese es un problema apropiado para ella, que declara que “la subjetividad es la cosa más poco fiable del mundo”.

***

 

 

Hey, este corazón, ¿de quién es?

 

—En  pocas  palabras,  Natsuragi,  dices  que  sientes  que  has  estado olvidando a alguien últimamente, pero no puedes recordar a quién, ¿no es así?

En el camino de regreso, y luego de la conversación anterior, nos detuvimos en una cafetería y discutimos nuevamente los detalles sobre el encargo de Natsunagi mientras bebíamos un café.

—Así es. Hay una persona con la que necesito hablar sin importar qué…, pero no tengo la más mínima idea de quién es, ni su edad, ni su sexo, ni dónde vive… Ahh, está delicioso. —Natsunagi sonrió y se llevó la taza a la boca. Solo estaba tomando café, pero se veía tan linda como para tenerla en una imagen… estoy celoso de eso.

Ya no recuerdo cuántas veces mi antigua compañera me dijo: “Tu cara es tan poco interesante que, si no te veo en dos días, me olvidaré de ella”.

—¿… Qué? ¿Por qué me miras de esa manera…?

Como si finalmente se hubiera dado cuenta de mi mirada, Natsunagi acomodó su silla un poco. Mientras  continuaba mirándome sigilosamente, acomodaba con sus dedos el dobladillo de su corta falda.

—¿… Quieres que te vea?

—¡…!

Ella me golpeó con todas sus fuerzas en la cabeza con algo parecido a un folder.

—… Eres irrazonable.

—Es porque Kimitzuka está suponiendo cosas extrañas, ¿no?… Desde hace rato que estás con esa palabra, “irrazonable”… ¿es tu palabra favorita?

—Si veo una existencia irrazonable, no puedo hacer nada más que decirlo.

Gracias a alguien, había pasado un año desde que la había usado por última vez. Incluso yo no quería utilizar… esa palabra.

—Bueno, volvamos al tema principal. —Tras dar un pequeño sorbo a mi café, continué hablando—: La persona no identificada que estás buscando, llamémosle por ahora X, sobre X, ¿no tienes alguna idea por pequeña que sea?

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—Sí,  ni  siquiera  sé  por  qué  me  aferro  tanto  a  X.  Es  solo  que, repentinamente, siento que quiero encontrarme con X.

Aunque ni siquiera sabe quién es…

Tras haber dicho eso, Natsuragi dirigió su mirada hacia el exterior a través de la ventana.

—Aproximadamente, ¿desde cuándo empezó eso? Quiero decir, ¿cuándo empezaste a sentir eso?, ¿cuando ingresaste al instituto, quizá?, o…

—Hace un año.

Lo dijo de una manera muy clara.

Natsunagi no sabe el sexo, la nacionalidad o la edad de X, pero no tiene dudas en cuanto al tiempo en el que empezó a sentirse así.

—¿Te pasó algo hace un año?

—Estaba moribunda y alguien me salvó la vida… no, me la dio.

El hecho de que haya corregido sus palabras significa que hay algo detrás de esas palabras.

Por alguna razón, Natsunagi se vio envuelta en una situación donde su vida corría peligro, pero no terminó en algo tan simple como para decir que su vida fue salvada.

Entonces, si es así…

—Los latidos que escuchaste en el salón, esos… no eran míos.

—Trasplante de corazón…

Natsunagi sintió levemente con la cabeza.

—Desde que era pequeña, sufro de una enfermedad del corazón. Mientras esperaba el día en que me trasplantaran uno nuevo, seguía internándome en el hospital una y otra vez… es por eso que tampoco podía ir a la escuela.

—Ya veo, es por eso que es lógico que no te conociera.

—Sí, no hay manera de que pudieras haber ignorado la presencia de una chica tan linda como yo.

—Lo siento, en realidad, tengo basura en el oído atascado desde ayer y no puedo oír nada… ¡Duele, duele, duele! ¡No agarres mi meñique!, ¡no lo aprietes!, ¡no lo rompas!

—Es porque rompiste la ilación de la historia, ¿no?

—¡¿Qué clase de lógica es esa?!

No sigas hasta con tu personaje sádico. ¡No seas codiciosa!

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Natsunagi ignoró mi suspiro y continuó:

—Hace un año, finalmente pude encontrar un donante compatible y someterme a un trasplante de corazón. Desde allí es que empecé a tener vagos vistazos en mi memoria sobre X.

—Entonces, ¿has estado buscando a X por más de un año?

—No. Después de que me trasplantaron el corazón, tuve que estar en reposo por un tiempo; por esa razón, aunque quería moverme, no podía siquiera levantarme. Sin embargo, estos últimos días pude volver a la preparatoria, y allí fue cuando leí los artículos… sobre ti, Kimitzuka.

Ya veo. De alguna manera ya puedo ver el orden y el contenido de los hechos.

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