Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 2

Capitulo 1: No Tengo Tiempo Para Ser Aventurero

Parte 6

“¡Dame cualquier medicina de hierba de estrella de mar gris que tengas!”

“Lo siento, también hemos recibido pedidos de todas las demás clínicas, así que no podemos hacer eso. ¿Funcionarían treinta dosis?”

“Oh, ¡¿te queda tanto?! ¡Eres un salvavidas! Todos los demás boticarios se les agotaron”.

El médico de la clínica de Christoff en la zona residencial estaba encantado de poder conseguir un medicamento. Solo dos meses después de la sobredosis de Jackson, había llegado a un punto en el que llevaban a alguien al hospital todos los días y la hierba gris de estrella de mar que se usaba para el tratamiento de emergencia volaba fuera de los estantes.

“Rit, cuida el mostrador por mí esta tarde. Voy a preparar más medicina”.

“Entendido. Hombre, esto se ha vuelto malo”.

“Sí. Más que una droga, esto es básicamente veneno”.

Los narcóticos daban miedo por sí mismos, y el deterioro que causaban consumía gradualmente su cuerpo desde el interior. El objetivo de ellos era experimentar una sensación de euforia y libertad. El daño adicional al cuerpo fue solo un efecto secundario que acompañó al subidón. Lo inusual de este narcótico en particular fue la cantidad de casos en tan poco tiempo. Incluso si inculcó una gran dependencia y arruinó el cuerpo, la adicción regular a las drogas no llevó a tantas personas al hospital tan rápido.

“¿Por qué están usando una medicina tan peligrosa? ¿Es realmente tan adictivo?” Preguntó Rit.

“Ninguna pista. Los médicos han estado preguntando lo mismo, pero los pacientes seguían hablando de convertirse en una nueva persona sin aclarar nada realmente”, respondí.

“Dijeron que el ladrón en el grupo de Albert también estaba usando la droga”, dijo Rit.

“¿Qué?” Respondí reflexivamente.

¿Esa tragedia también se debió a estas cosas?

“¿No se están saliendo las cosas de control?” Yo consulté.

“El consejo estaba hablando de tomar medidas de emergencia para prohibirlo. Han dejado de preocuparse por cómo se vería y han comenzado a hacer todo lo posible. Dan, el tipo que lo aprobó, probablemente se quede sin trabajo”.

Es una pena. Tomé nota para llevarle a Dan algo de medicina para el estómago.

“Aun así, nadie sabe nada sobre esas cosas. Incluso después de llamar a alguien con preparación avanzada, todavía no pudieron resolver nada. Realmente podría ser algo de elfos salvajes”, explicó Rit.

Probablemente no había más que un puñado de personas en el continente con Ultimate Preparation. La única persona que conocí en persona fue Baba Yaga, una bruja que había llegado a Mzali, la ciudad plateada, en busca de mithril. Baba Yaga era una figura legendaria con una bendición en el árbol de la Bruja que solo había sido confirmada por otra persona: la Reina del Invierno. Las habilidades de artesanía, como la preparación, generalmente no se valoraban mucho porque no tenían una influencia directa en el combate. Baba Yaga se destacó porque estaba por encima del nivel 60 y había acumulado toneladas de puntos de habilidad.

“Así que es efectivamente imposible determinar qué es usando habilidades”, supuse.

“¿Hay alguna forma de analizarlo además de la preparación?” preguntó Rit.

“Hmm, es un método un poco tosco, pero si conociéramos los ingredientes, eso podría proporcionar un punto de partida”.

Era posible investigar los componentes básicos y luego usar ese conocimiento para aprender más sobre un compuesto, pero no era la práctica estándar. Además, la información que se podía obtener de este enfoque era limitada. No había muchas personas que se esforzaran por investigar cosas de tal manera cuando existía una habilidad que pudiera hacerlo por ellos automáticamente.

“Voy a tener que salir y conseguir más ingredientes”, dije.

El Gremio de Aventureros había presentado recientemente una solicitud de pasto estrella de mar gris, pero como crecía mejor en el caldo de cultivo de quimeras, probablemente yo era el único capaz de reunirme allí. Albert y su grupo probablemente eran el único grupo capaz de vencer a las quimeras, e incluso entonces, solo lo fue. No había forma de que aceptaran una búsqueda como esa solo porque el precio de la hierba gris de estrella de mar había subido un poco últimamente.

No tenía ninguna intención de aventurarme, pero aun así iba a hacer lo mejor que pudiera como boticario.

***

“Um, Albert, señor. ¿Realmente vamos a hacer esto?”

“¿Realmente estás preguntando eso después de que hemos llegado tan lejos?” Albert recibió el murmullo de la monja con una mirada fría, pero el mago de la tierra, el soldado y el ladrón que se agregó para reemplazar a Campbell tenían la misma mirada inquieta en sus rostros.

“¿Por qué estamos haciendo esto?” murmuró el soldado.

Albert resistió la tentación de responderle a su compañero de grupo y, en cambio, los instó a que lo siguieran.

Estaban en una cueva a lo largo de la costa al sur de Zoltan. Era un área donde habitaban monstruos llamados scrags. Los scrags medían unos cuatro metros de altura con piel azul áspera y una cara de bestia. Eran una especie de troll gigante a veces denominado troll oceánico. Si bien hubo alguna variación, un solo scrag solía estar alrededor del nivel 9. En comparación con los trolls más brutales, los scrags tendían a no ser tan indiscriminadamente violentos.

“Parece que alguien aplastó la cara de un mono, pero protegen a los jóvenes de su tribu como nada más, hasta el punto de no dejar que ni uno muera de hambre”, explicó el mago de la tierra.

Los scrags podían pescar, pero también recolectaban suministros y alimentos saqueando. Normalmente, un nido de scrag no era mucho de qué preocuparse. Sin embargo, cuando llegaba la temporada de apareamiento y comenzaban a nacer niños, atacaban los asentamientos cercanos para recolectar lo que necesitaban. A medida que ese ciclo se repitió durante años, los monstruos construirían gradualmente un verdadero reino para sí mismos.

“Es por eso que los vamos a eliminar antes de que comience su temporada de apareamiento”, dijo Albert.

“Es sólo scrags; ¿No puede un grupo de rango C encargarse de eso?” uno de sus compañeros se quejó.

Las criaturas poseían una capacidad regenerativa que incluso les permitía volver a unir las extremidades cortadas. Sin embargo, ese factor fue fácilmente negado por el fuego. Solo un disparo de Fireball, el primer hechizo clásico que todos los que tenían algún tipo de bendición de mago aprendieron en el nivel 4, fue suficiente para incapacitar a la mayoría de los scrags.

Cualquiera de ellos que sobreviviera a un ataque de este tipo no podría curarse a sí mismo, por lo que rápidamente se convirtieron en no amenazas de cualquier manera.

Mientras hubiera alguien en el grupo con una bendición que tuviera acceso a Fireball, los trolls del océano no eran un enemigo particularmente aterrador. Una debilidad por algo tan común como el fuego era suficiente para hacer que un monstruo fuera dramáticamente menos amenazador.

“Todos los aventureros que holgazaneaban en los meses de verano tienen las manos ocupadas lidiando con las misiones que posponen, y los scrags no son particularmente desafiantes hasta que entran en su temporada de apareamiento. Ninguno de ellos aceptaría un trabajo como este durante la temporada baja de las criaturas”, explicó Albert.

Lo que Albert claramente no mencionó fue que limpiar un nido de despojos bien establecido era bastante rentable, ya que saquear el botín de los monstruos era una fuente de ingresos crucial para los aventureros.

“Por eso lo estamos haciendo. Aquellos con fuerza tienen la responsabilidad de manejarla. Cuanto más tiempo reposen su espada, mayor será su pecado”, declaró Albert.

El resto del grupo estuvo de acuerdo, pero el desprecio se reflejó en sus ojos. ¡Hazlo tú mismo! pensaron en secreto.

Albert negó levemente con la cabeza. Su bendición fue la del Campeón, nivel 24. Fue la bendición de alguien que superó la dificultad para lograr grandes hazañas, y también estuvo entre las mejores bendiciones de Guerrero. Sus impulsos llevaron al portador a demostrar su fuerza al mundo y lograr cosas que serían recordadas a lo largo de la historia.

Frente a las grandes ambiciones de Albert, las mediocres bendiciones de sus camaradas eran incomparablemente pequeñas. Para Albert, tal cosa era casi una afrenta para sí mismo, a pesar de que no había sido capaz de estar a la altura de su propia gran bendición y había terminado yendo a la deriva hacia Zoltan.

“Deberíamos irnos”, dijo Albert, sacando su arma.

“Um, ¿qué es esa espada?” preguntó la monja.

Albert empuñaba una espada con una forma inusual. El objeto era grueso y parecía bastante pesado. Tampoco había una cruceta para proteger las manos del portador de cortarse. Sin embargo, lo más distintivo de todo era que la punta de la espada estaba redondeada, lo que la hacía inútil para empujar. Era el tipo de arma que podría haber usado un verdugo.

“Sí, mi vieja espada se rompió. Pensé que sería difícil encontrar otra espada mágica de ese calibre, pero tuve suerte. Conseguí este a buen precio de un comerciante ambulante”.

En marcado contraste con la armadura inmaculadamente pulida de Albert que relucía como nueva, había manchas de óxido en la extraña espada que había traído.

“No tenía nombre, pero su nitidez es excepcional. Yo lo llamo la Espada Vorpal”.

La monja usó Detectar, una habilidad que permitía al usuario ver el poder mágico. Tan pronto como lo hizo, fue dominada por el aura intensa que emanaba del arma de Albert y cayó al suelo.

“Lo siento, debería haberte advertido antes. Si bien se desconoce el fabricante, esta es una obra maestra realizada con la fabricación de armas legendarias. Solo el Holy Demon Slayer que maneja la Heroína Ruti supera a esta espada. Posee suficiente poder que simplemente vislumbrarlo es demasiado para alguien sin un alto nivel”, explicó Albert.

“¿A-Algún comerciante ambulante tenía algo así?” preguntó la monja, todavía sentado en el suelo.

Albert mostró una sonrisa amistosa mientras extendía una mano para ayudar a la mujer a levantarse.

“Supongo que tuve suerte”.

***

El grupo de Albert ya había tomado el control de la mayor parte del nido que los scrags habían hecho a partir de un sistema de cavernas. Todo lo que quedaba era la cámara final.

“Ah…”, la monja soltó una pequeña exclamación cuando ella y los demás entraron por primera vez en la última habitación.

En él había tres scrags. Los senos visiblemente caídos los identificaron a todos como mujeres. Sin embargo, lo que había causado que la monja jadeara fue que dos de las criaturas estaban protegiendo al tercero, que estaba sentado en el suelo con el estómago agrandado.

Cualquier rabia de batalla o impulsos de bendición que la monja había estado sintiendo fue barrido al contemplar esa vista. Ella se sintió abrumada por la empatía por los monstruos, que se prepararon para defender a sus parientes embarazadas.

“D-De ninguna manera…” La monja titubeó medio paso hacia atrás, su mente estaba estancada en un callejón sin salida.

“¿Entonces el apareamiento ya ha comenzado? Hicimos bien en ocuparnos de esto temprano”, dijo Albert.

Su voz era tranquila y fría mientras cargaba hacia adelante, cortando fácilmente a los dos scrags que intentaban proteger al padre y al feto. El último vivo de los tres lanzó un grito de batalla por su tribu caída y su bebé. El sonido era ensordecedor.

La madre scrag golpeó con sus garras a Albert, decidida a luchar hasta el final, pero el aventurero ni siquiera olfateó el ataque. Con un solo ataque, Albert acabó con demasiada facilidad con la vida de la madre y el feto.

La batalla había terminado. Sin que ella se diera cuenta, las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de la monja.

“¿Estás bien?” Albert preguntó con dulzura, preocupado por el miembro de su grupo. Colocó la misma mano que había hecho que la madre arañase el hombro del monje para consolarla.

“¿Por qué…?” Como por reflejo, la monja comenzó a verbalizar los pensamientos que se arremolinaban en su mente.

“¡Todo lo que hicieron fue amar a sus hijos! ¡Justo como nosotros! ¡No, podrían haber sido incluso más nobles que nosotros!”

“Por supuesto no. Los monstruos no son capaces de tales cosas”, declaró Albert.

“No lo sabes… ¿Qué pasaría si hubiera una manera de desarrollar un arreglo en el que les proporcionamos comida y ellos cazan otros monstruos en los alrededores?” gritó la monja.

Albert lucía una sonrisa como la de un adulto a punto de explicarle la realidad del mundo a un niño.

“Eso no es lo que nuestras bendiciones desean para nosotros”.

Cierto… Este mundo está consumido por el conflicto