Shin no nakama janai to Yuusha

Volumen 2

Capitulo 1: No Tengo Tiempo Para Ser Aventurero

Parte 1

Según el calendario, era otoño, pero no lo habrías sabido por el calor sofocante de Zoltan.

Con escoba en mano, barrí el área frente a la tienda. La mayoría de los árboles aún no habían cambiado, como lo demuestra la poca cantidad de hojas que había que barrer. Sin embargo, a medida que se acercaba el invierno, sabía que habría más.

Colocando la escoba contra un lado del edificio, lo último que hice antes de regresar al interior fue tomar un trapo que colgaba de mi cinturón y usarlo para pulir el nuevo letrero que habíamos hecho recientemente.

BOTICA DE RED & RIT. Un calor brotó de mi corazón mientras contemplaba cada una de las pequeñas letras que brillaban en el sol de la mañana.

“He terminado aquí, Red”, dijo una voz desde el interior de la tienda.

Esa era Rit, la chica que vivía conmigo. Le había confiado los preparativos en el interior, y parecía que acababa de terminar con eso.

“Las cosas también están listas afuera; ¿Abrimos por hoy?” Pregunté mientras caminaba hacia adentro.

“¡Sí!” Rit respondió mientras apretaba sus manos juntas frente a su amplio pecho.

“Hagamos nuestro mejor esfuerzo hoy”.

“Sí, vamos”, respondí. Es cierto que me tomó todo lo que tenía para mantener la cara seria. Rit era tan linda que casi se me cae la mandíbula.

Quizás viendo a través de mi fachada, la expresión de Rit se arrugó un poco antes de que frenéticamente se subiera el pañuelo para cubrir la sonrisa que se extendía por su rostro.

Tales fueron los días lentos de Zoltan que pasé después de haber sido expulsado del grupo del Héroe.

***

Hoy marcó el día de mi entrega regular de medicamentos al Dr. Newman, el médico del vecindario. Encomendándole la tienda a Rit, partí hacia la clínica de Newman con una caja de medicamentos colgada a la espalda y el sol cayendo sobre mi cabeza.

Mi destino estaba ubicado en un extremo del distrito de clase trabajadora. Era un edificio grisáceo, aunque las paredes sin duda habían sido blancas originalmente, y te habría costado mucho decir que se veía limpio. Era un lugar pequeño y acogedor que supuestamente había sido una clínica incluso antes de que el Dr. Newman lo comprara. El edificio contenía una sala de examen, un mostrador de recepción, una sala de espera y una sala de almacenamiento.

Comparado con otras enfermerías, era bastante pequeño. Ni siquiera tenía un espacio de oficina adecuado para el Dr. Newman. Recurrió a mantener los archivos repartidos entre las salas de almacenamiento y de examen. Sus tarifas de examen eran más baratas, tal vez debido a lo pequeño que era su lugar de trabajo, pero ese bajo precio lo convertía en un lugar bastante habitual para los residentes del lado más pobre de la ciudad.

“¡Oh, Red! Gracias por venir”. El Dr. Newman tenía una toalla envuelta alrededor de la línea del cabello que retrocedía mientras examinaba a un niño que había contraído un resfriado.

“Descanse en la sala de espera por un minuto. Te veré una vez que termine aquí”.

“Por favor, siéntese”, gritó alegremente la adolescente en la recepción, aunque no parecía estar prestando demasiada atención.

Me ayudé a sentarme en una silla y miré a mí alrededor. Había una señora mayor cabeceando en su asiento. Parecía probable que ella fuera la abuela del niño en la sala de examen.

Se diseñó un juego de mesa de carreras de wyvern de madera, probablemente para que las personas maten el tiempo mientras esperan. Por lo gastado que estaba, había estado en servicio durante bastante tiempo. Como el vidrio era caro, la única ventana de la sala de espera era solo una abertura al aire libre.

Por la noche, se cerraría con una contraventana de madera. En el cristal colgaba una pequeña campanilla de viento de bronce que cantaba notas tintineantes cada vez que se levantaba la brisa.

Las campanillas de viento vinieron originalmente del continente oscuro. Habían sido traídos en el transcurso de las batallas con el ejército del señor de los demonios, pero la mayoría de la gente los usaba sin prestar mucha atención a su desagradable historia.

Al poco tiempo, el niño regresó a la sala de espera con las mejillas enrojecidas, y el Dr. Newman no se quedó atrás.

“Te daré un poco de medicina ahora, pero si te quedas sin y necesitas más, entonces dirígete al boticario que dirige Red. Simplemente, puede mostrarle esta receta y él le dará el producto correcto”, le indicó el Dr. Newman. Luego procedió a dar instrucciones sobre cómo encontrar mi lugar.

“Oh, Red, ¿finalmente tienes tu propia tienda? Eso es encantador”, dijo la anciana en la sala de espera.

“Gracias. Y si alguna vez necesita algo para usted, no dude en pasar por aquí, señora”, le respondí.

“Ah, si tienes algo para el dolor de cadera, puede que tenga que decirte eso”.

El niño y su abuela dejaron varias monedas de bronce en la recepción, dieron las gracias al médico y se dirigieron a casa. Eché un vistazo al mostrador y conté ocho pequeñas monedas del color del crepúsculo.

“Ocho monedas es bastante barato”, observé.

“También recibí dos bolsas de salchichas a cambio”, respondió el Dr. Newman.

Ah, un poco de trueque. Bueno, esa anciana tiene una carnicería.

“Lamento haberte hecho esperar. ¿Te importa si echo un vistazo a lo que has traído?” Preguntó el Dr. Newman.

“Adelante”, respondí.

Después de abrir la caja de medicamentos que había dejado en el suelo, entregué el recibo del pedido. El Dr. Newman leyó el detalle mientras yo sacaba cada entrada de la caja para mostrarle que estaba allí.

“Tal como se ordenó. Lo que me recuerda, supongo que no habrás podido poner tus manos en más agujas de sangre, ¿verdad?”

“Va a ser difícil conseguir más este año”.

“No hubo suerte, ¿eh? De acuerdo entonces.”

“El verano terminará en un mes más o menos; ¿Hay una gran demanda de ellos o algo así?”

“No más de lo habitual, pero no tener ninguno a mano es preocupante, no obstante. Los comerciantes ambulantes no han almacenado muchos, y si se dan cuenta de que no tenemos ninguno, subirán sus precios”.

Nuestra conversación continuó en ese sentido por un rato cuando de repente escuchamos un grito desde afuera. Luego vino el ruido sordo de alguien colapsando y lo que sonó como platos rompiéndose.

“¿Qué fue eso?” Yo pregunté.

Los dos salimos para ver qué había pasado. Calle arriba y abajo, otras personas estaban haciendo lo mismo. Se lanzaron murmullos y miradas en todas direcciones.

“La voz venía del interior de esa casa”, observé.

“Eso parece”. El Dr. Newman asintió con la cabeza.

Mi mano se movió hacia la empuñadura de la espada en mi cintura mientras nos acercábamos a la casa de donde había venido el grito.

“Aquí es donde reside Jackson. Un hombre de mediana edad que vive solo. Lo he visto en la clínica varias veces. Tiende a beber demasiado”, explicó el médico.

“¿Crees que se cayó porque estaba borracho?”

“Sería bueno si eso fuera todo.”

Llamé a la puerta.

“Oye, Jackson. ¿Estás bien ahí?” No hubo ninguna respuesta adecuada, pero mis oídos captaron un gemido.

“¡Lo siento, pero vamos a entrar!”

Desafortunadamente, la puerta estaba cerrada. Sin pensarlo dos veces, desenvainé mi espada, presioné la punta contra el ojo de la cerradura y rompí la cerradura.

“Viene del dormitorio”, razoné, corriendo por el pasillo y abriendo la puerta.

Un hombre de mediana edad yacía en el suelo agarrándose el pecho. Su rostro estaba mortalmente pálido y sus ojos inyectados en sangre.

“¡Jackson!” El Dr. Newman se arrodilló apresuradamente junto al hombre afligido y revisó sus signos vitales.

“Esto es malo. Red, ve a buscar tu caja de medicinas”.

“Entendido.”

Corrí de regreso a la clínica, empujé apresuradamente todos los curativos que acababa de colocar en su contenedor y me dirigí de nuevo a la acción. A mi regreso, descubrí al Dr. Newman cortando la ropa de Jackson con un cuchillo mientras revisaba su pulso.

“Algo está mal con su corazón”. El Dr. Newman colocó a Jackson para asegurarse de que las vías respiratorias del hombre estuvieran despejadas y para tenerlo listo para recibir respiración de reanimación si surgiera la necesidad. Sin embargo, sin conocer una causa definida, el Dr. Newman no sabía cómo tratar la afección.

“Utilice esto.” Le entregué al médico un polvo hecho de hierba gris de estrella de mar. Era una medicina para contrarrestar los venenos. Se adhirió al veneno que fluía en el torrente sanguíneo y lo neutralizó. Esto permitió que el cuerpo expulsara el compuesto resultante.

“¿Conoce estos síntomas?” Preguntó el Dr. Newman.

“Lo suficiente para mitigarlos, de todos modos. He progresado en Primeros Auxilios a la maestría “, le expliqué.

La habilidad común Primeros Auxilios era principalmente una versión peor de las habilidades de curación que eran innatas para los médicos y similares. El dominio le otorga una habilidad llamada Diagnóstico en el acto.

Tuvo un efecto a la par con la habilidad Ultimate Healing. Incluso sin conocer la causa de algo, le otorgó el conocimiento necesario para manejar los síntomas. Es cierto que el diagnóstico in situ no le dio la capacidad de tratar en sí mismo, pero le permitió aliviar el dolor, detener el sangrado y estabilizar temporalmente las condiciones peligrosas.

Era muy útil para ganar tiempo hasta que un paciente pudiera recibir técnicas médicas curativas adecuadas o magia curativa.

El Dr. Newman pareció aturdido por un momento, pero se recuperó rápidamente, recibiendo el polvo ofrecido con un asentimiento. Mientras trataba a Jackson, miré a mí alrededor para ver si algo cercano podía indicar qué podría haber causado esto. Casi de inmediato, mis ojos se vieron atraídos por una hoja cuadrada de papel tirada en el suelo. Cuando lo toqué, noté un ligero rastro de algún tipo de partículas que quedaban en él.

“¿Algún tipo de compuesto?”

Cualquiera con una bendición de Herbolario o Alquimista habría podido identificar la sustancia lamiendo un poquito, pero yo no tenía tal capacidad.

“Dr. Newman, esto estaba aquí”, le dije mientras le mostraba el papel.

“¡Esto es…! ¡Red, ayúdame a llevar a este hombre a la clínica!”

“¡Siempre que esté seguro de que está bien moverlo!”

Sin una camilla real, tuvimos que hacer una con nuestros brazos. Sostuve la parte superior del cuerpo de Jackson mientras el Dr. Newman levantaba las piernas en el aire. Tan rápido como pudimos, llevamos al hombre enfermo de regreso a la clínica.

“¡Muévanse a un lado! ¡Muévanse a un lado!” Llamé a los espectadores para que despejaran nuestro camino.

***

Después de un rato, Jackson finalmente vació el contenido de su estómago y pareció verse mucho mejor por ello. Estaba respirando correctamente por sí solo de nuevo, aunque todavía parecía un poco dolorido. El Dr. Newman llevó la bolsa de vómito a la sala de examen con una mirada seria. La recepcionista tenía una expresión preocupada en su rostro mientras hacía todo lo posible para ayudar al médico.

“Aún no ha salido de peligro, pero al menos hemos superado lo peor”, dijo el Dr. Newman, dejando escapar un largo suspiro.

“¿Cuál es la causa?” Yo consulté.

“Parece que ha estado circulando últimamente”, respondió el Dr. Newman crípticamente. Cuando incliné la cabeza un poco en confusión, me mostró el papel que había recogido.

“Es un sedante poderoso. ¿Recuerdas ese medicamento que fue aprobado no hace mucho? ¿El que resultó ser un narcótico? Eso es lo que tenemos aquí. Escuché que las autoridades están tratando de regularlo, pero aparentemente, se ha generalizado bastante”.

Recordé todos los problemas por los que había pasado tratando de obtener la aprobación de mi anestésico.

“En otras palabras, esto es una sobredosis”, supuse.

“Algunos otros médicos de Zoltan y yo estamos trabajando actualmente en los detalles específicos de los síntomas y cómo tratarlos, pero nunca se me hubiera ocurrido usar una estrella de mar gris. ¿Te importaría si comparto ese dato con las otras clínicas?”

Obviamente, el hecho de que hubiera más personas preparadas para ayudar a tratar casos como el de Jackson no era algo malo, pero me preocupaba que la gente supiera que fui yo quien lo propuso.

Simplemente decirle al Dr. Newman que se atribuyera el mérito de la idea se sintió un poco antinatural. Mientras consideraba mis opciones, razoné que tal logro de mi parte probablemente no sería suficiente para revelar mi identidad secreta.

Si les decía a todos que mi bendición solo tenía acceso a la preparación intermedia y que no tenía acceso a nada más que primeros auxilios para determinar los síntomas, era poco probable que la mayoría de la gente siguiera presionando.

“Eso está bien para mí”, dije en respuesta a la pregunta del médico.

Jackson todavía estaba inconsciente, pero yo también tenía que ocuparme de mi tienda, así que decidí regresar.

“Fue una suerte que estuvieras aquí, Red”. El Dr. Newman inclinó la cabeza en agradecimiento.

“Tengo el mal presentimiento de que podríamos estar viendo algunos casos más como este a medida que las adicciones se vuelven más exigentes entre los consumidores de drogas. Te agradecería que me prepararas un poco más de medicamento”.

“Comprendido. Tengo hierba de estrella de mar gris creciendo en mi jardín de hierbas, por lo que todavía hay mucho para todos. Si empiezas a quedarte sin ello, házmelo saber”.

“Eso es reconfortante”.

Un narcótico. ¿Quién podría haberle traído algo así a Zoltan? Me preguntaba. Sin embargo, parecía dudoso que pudiera deducir algo así por mi cuenta.

***

“¡Llegas tarde!”

Recibí una respuesta de Rit cuando regresé a la tienda.

“¡Estoy hambrientaaaaaaaa!” ella gimió.

Ahora que tuve la oportunidad de pensar en ello, me di cuenta de que el mediodía ya había llegado y se había ido.

“Lo siento, hubo un pequeño incidente”, le expliqué.

“¿Un incidente? ¿No solo estabas holgazaneando?”

“¿Recuerda esa historia sobre un narcótico cuando fuimos a que aprobaran mi nuevo medicamento? Mientras estaba en la clínica del Dr. Newman, alguien cercano se había derrumbado por una sobredosis. Estaba ayudando a asegurarme de que el hombre estuviera bien”.

“Ya veo. Sobredosis ya. Esa es una droga bastante peligrosa”.

“Es difícil de decir. Podría ser simplemente alguien que resultó ser particularmente susceptible a los efectos de las cosas. Sin embargo, el Dr. Newman cree que podríamos tener más casos en el futuro cercano, por lo que me pidió que le preparara más medicamentos”, dije mientras me lavaba las manos y comenzaba a cocinar.

“Tengo que ir al mercado antes de la noche, así que vigila la tienda mientras estoy fuera”.

“Entendido. Además, quiero una tortilla para el almuerzo”, respondió Rit.

“Creo que queda algo de salsa de tomate prefabricada. No debería tomar mucho tiempo para hacer tortillas”.

“¡Hurra!”

Cuando viajaba, siempre guardaba algunos huevos en mi caja de artículos. Eran nutritivos y había todo tipo de formas de prepararlos. Podrían ser el plato principal, un acompañamiento o incluso usarse como parte de una salsa.

Cogiendo un huevo, comencé a preguntarme cuál era la mejor manera de cocinar la tortilla de Rit. Si a alguien le gustaba uno más suave o uno que se había cocinado un poco más, se reducía a una cuestión de preferencia. Generalmente prefiero los que tienen un exterior marrón y crujiente. También estaba el problema de con qué llenarlo. ¿Preferiría Rit la carne molida, las nueces y las cebollas verdes mezcladas antes de cocinar? Es cierto que probablemente sabría bien de cualquier manera, pero generalmente hice el mío agregando ingredientes durante la cocción.

“Sin embargo, ¿cómo le gusta a ella?” Murmuré en voz alta. Alguien más comiendo conmigo seguramente creó muchas preguntas nuevas.

¿Quizás debería preguntarle? Pensé.

Todavía sosteniendo el huevo, y después de haber considerado mis opciones, terminé comenzando a comer sin volver a preguntarle a Rit. Mi decisión fue dejarla probar las tortillas de la forma en que pensé que sabían mejor primero.