Honzuki no Gekokujō (NL)

Volumen 2: La Hija De Un Soldado II

Epílogo: Herramienta

“No necesitas sentirte culpable, pase lo que pase, incluso si el devorador me mata. Sale de la nada y nadie puede detenerlo. Y… no voy a dejar que me gane todavía. Todavía no he hecho un libro».

 Lutz pensó en lo que Myne había dicho la última vez que contrajo una fiebre del devorador. Las circunstancias fueron similares en el sentido de que se había desmayado sin mostrar signos de no ser saludable. Ahora él estaba frente a ella, sacudiéndola mientras sentía su cuerpo calentarse más y más. Ella no abría los ojos.

“¡Despierta, Myne! ¡Vamos, abre los ojos!» No importa cuánto grite Lutz, Myne permaneció inconsciente. Ella no hizo un solo pío. Y para empeorar las cosas, su fiebre no mostraba signos de bajar como la última vez.

«Vamos, Myne. Siempre te llamas inútil, pero te necesito. No puedo seguir sin ti. ¡Soy yo quien será inútil sin ti!”

Lutz juntó las manos y la llamó repetidamente, pero su fiebre seguía subiendo, hasta el punto de sentir que su cuerpo estaba a punto de derretirse. De hecho, algo parecido al vapor amarillento se elevaba de su cuerpo como vapor. Simplemente no había nada que Lutz pudiera hacer.

*(JuCaGoTo: Que fea descripción del devorador que consume a Myne.)

Miró a su alrededor y apuntó desesperadamente a Benno, un adulto que claramente tenía más poder que él.

“Incluso mi familia se rió y me ignoró por querer ser comerciante, pero Myne aceptó mi sueño con una sonrisa. Cuando Otto nos presentó, en realidad estaba tan asustado que quise huir, pero Myne me cogió de la mano y me ayudó a superarlo. Ella todavía lo es también. Ella me está enseñando todo lo que necesito hacer para convertirme en comerciante. Pero aquí estoy, inútil para ella. No puedo salvarla del devorador. Yo… Por favor. Benno, señor, salva a Myne. No puedo hacerlo solo. Solo soy un niño, soy pobre, no puedo hacer nada…»

«No puedo». Benno rechazó la desesperada solicitud de Lutz con una voz calmada y tranquila.

«¡¿Por qué no?! Eres un adulto, tienes mucho dinero, vendes a los nobles…» Lutz dijo todo lo que pudo con la esperanza de obtener una respuesta diferente.

Benno miró a Lutz y arrugó la cara con amargura. Apretó los dientes con frustración y sacudió la cabeza.

«Mi tienda está creciendo, pero solo recientemente los nobles comenzaron a darme negocios. No tengo conexiones significativas. Sigo siendo solo otro plebeyo al que estafan y pagan mal. La cuestión es… soy tan impotente como tú».

«¿Ni siquiera puedes salvarla…?»

Lutz nunca había esperado eso. Le tomó un momento creer que Benno, el dueño de una gran tienda que hacía negocios con nobles, no podía salvar a Myne. Si no podía hacerlo, ¿quién podría?

Justo cuando Lutz estaba a punto de perder la esperanza, recordó que conocía a alguien que había curado su devorador.

«Pero Freida dijo que curó la suya… ¡El maestro del gremio puede salvar a Myne!»

«Ya terminé de negociar con él». Benno dejó escapar un suspiro y se rascó la cabeza. Él puso una sonrisa seca y se encogió de hombros. “Me dijo que podía darle un poco más de tiempo por el precio correcto. Aparentemente, todavía tiene algunas herramientas mágicas viejas y malas que sacó de una familia noble que colapsó financieramente para salvar a su nieta en el pasado. Él me venderá esa herramienta, que probablemente se romperá después de un solo uso, por dos oros pequeños».

«¡¿O-oro?!»

Lutz estaba emocionado por las platas pequeñas que ganaba vendiendo papel, considerándolo lo suficiente como para hacerlo rico, pero Benno dijo que necesitaba monedas de oro pequeñas para salvar a Myne. El precio estaba tan por encima de su cabeza que se sintió mareado.

“Pero esa herramienta solo le dará aproximadamente medio año de tiempo. Un año en el mejor de los casos. Pagar una vez no será suficiente: pronto volverá a esta situación. Especialmente porque es tan pequeña. Resulta que los síntomas del devorador empeoran a medida que una persona crece, por lo que a medida que envejece, empeorarán aún más. ¿Crees que puedo permitirme darle tanto dinero a un solo aprendiz? No puedo».

Benno no estaba equivocado. Sería absurdo esperar que pague tanto. Pero renunciar a eso significaba renunciar a la vida de Myne.

«No hay mucho que pueda hacer. Estoy comprando el extraño conocimiento de Myne para ganar tanto dinero como sea posible con ella. Arreglé la compra de la herramienta mágica del vejestorio. Eso es todo lo que puedo hacer. Entonces Lutz. ¿Qué puedes hacer?”

Benno miró a Lutz con sus agudos ojos depredadores, y Lutz le devolvió la mirada. Si Benno no pudiera hacer nada con toda su edad, poder, intelecto y dinero, ¿qué podría esperar que haga Lutz?

«… No puedo hacer nada. Soy un niño. No tengo poder, inteligencia, dinero, nada. Si hay algo que pueda hacer, dímelo. ¡Haré cualquier cosa por Myne!»

«Entonces no dejes que Myne se preocupe por ti. No seas una carga para ella», respondió Benno de inmediato y Lutz jadeó. Eso era exactamente lo que había estado haciendo. La expresión de Benno se suavizó un poco al ver a Lutz llorar de frustración, pero sus ojos permanecieron agudos mientras hablaba de nuevo.

“Escucha, Lutz. Esta chica no es tan joven como parece. Por lo menos, es lo suficientemente madura como para sonreír y cuidar a los demás cuando está sufriendo. No dejes que te engañe. No aproveches su ayuda».

Los recuerdos de Myne sonriendo débilmente después de que el calor devorador desapareció la última vez a pesar de su cansancio desgarrado pasó por la mente de Lutz. Recordó lo aliviado que se sintió después de ver esa sonrisa.

«Si eres un hombre, no aumentes la carga de Myne. No hay vuelta atrás ahora. Tienes que hacer todo lo posible para comprarle tiempo extra. ¿Dijiste que harías cualquier cosa que ella pensara? ¡Entonces hazlo! ¡Haz cada producto loco que ella piense! Si tienes tiempo para llorar, trabaja en su lugar. Piensa en su lugar. ¡Gana dinero!”, Gritó Benno con voz firme, haciendo que Lutz levantara la cabeza con los ojos llenos de propósito.

«… Je. Finalmente conseguí una buena expresión en tu cara”. Benno comenzó a sonreír justo cuando Mark entraba corriendo a la habitación.

“Señor, el maestro del gremio ha respondido. Dijo que la llevara a él de inmediato. He preparado un carruaje”.

«Vamos, Lutz». Benno levantó el cuerpo flácido y febril de Myne y corrió hacia el carruaje que Mark había preparado. Lutz corrió detrás de él y también saltó adentro.

«¡Ve tan rápido como puedas!»

¿Qué podía hacer? ¿Sería capaz de salvar a Myne? El carruaje tembló como si reflejara el estado inestable del corazón de Lutz mientras corría por la carretera principal hacia la casa del maestro del gremio.