Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 5

Capítulo 2:  Cuenta regresiva para la guerra de las hermanas

Parte 2

Lo mismo ocurría con Alice. En las trincheras, no tenía otra opción que luchar contra ella.

—Sisbell, déjame poner una cosa en claro.

Iska miró fijamente a los ojos de la chica que estaba a su lado. Necesitaba cortar todos los lazos.

—Una vez que terminemos de protegerte, tú y yo no tendremos nada que ver. Si nos encontramos en el campo de batalla, somos enemigos. Lo entiendes,

¿verdad?

—Por supuesto —Ella asintió con calma, aunque su voz parecía alegre—. ‘Una vez que termines de protegerme’, ¿eh? ¡Eso significa que eres mi aliado hasta entonces! ¡Puedo entenderte!

—……

Tuvo el efecto opuesto.

Estaba tratando de establecer algunos límites. Pero ella encontró esa laguna conceptual.

—Está bien… aunque sea sólo por este corto período…

—¿Sisbell?

—…Estoy agradecida. Me alegro de que estés cerca.

Apenas podía oírla.

De hecho, dudaba que nadie más, ni la comandante Mismis, ni Nene, ni Jhin, pudiera hacer esta dolorosa declaración.

Fue casi inaudible, pero pudo decir por la forma en que sus hombros se movían contra los de él que habló con sentimiento.

—Cumpliré  mi  promesa.  Si  puedes  llevarme  al  palacio,  te  daré  los adhesivos. Por favor, sólo protégeme…

—….

Él estaba desconcertado. No podía oponer resistencia. Ahora no podía empujarla para que no se aferrara a él. En la duración de su deber, ella tenía derecho a ello.

…Ella debe estar tan ansiosa… Y lo que dijo fue desde el fondo de su corazón. Lo sé.

La Comandante Mismis y Nene habían empezado a mirarla amenazadoramente. El brillo de sus ojos era tan agudo que incluso le dio miedo.

“Miren, no puedo decir que no…”, Iska trató de protestar con una voz muy pequeña y suspiró.

La autopista se extendía más allá del desierto.

Su desviación deliberada a lo largo de la carretera entre ciudades neutrales añadió cuatro horas a su viaje.

—Mi señora.

—……

—Por favor, despierte.

—¿Eep?

La chica se despertó después de que el anciano en el asiento del conductor la llamara. Se levantó de su asiento junto a Iska, mirando alrededor del vehículo mientras volvía a sus sentidos.

—Uh… ¿Estamos cerca de la frontera?

—Estamos en el estacionamiento del Oasis de la Autopista, el HWO. Es una parada con hoteles y restaurantes para gente que usa autobuses para largas distancias. Creo que es su primera vez aquí, mi señora.

Fuera del vehículo, el cielo ya estaba oscuro. Señalando por la ventana, Shuvalts se bajó del asiento del conductor.

—Tenía que evitar la ruta más corta hacia la Soberanía, que llamaría la atención de los Zoa. Y las calles después del anochecer presentan sus propios peligros. Con las bestias vagando por las carreteras, pensé que sería mejor que nos detuviéramos en el HWO.

—Bien pensado, Shuvalts. También tengo hambre.

Sisbell miró hacia los restaurantes del otro lado del estacionamiento.

—Vamos,  Iska.  Hay  muchos  restaurantes  para  elegir.  ¿Qué  quieres comer?

—Donde quieras ir. Somos tus guardias.

—¡Oh! —Sonó conmovida, y agarró por la fuerza la mano de Iska—. Así que me acompañarás. ¡Este es nuestro destino! ¡Prácticamente estás confesando que eres mi subordinado!

—…Parece que alguien recuperó su energía después de su siesta.

—¡Dormí como un bebé, gracias a ti! —Ella le dio un tirón en la mano, arrastrándolo.

Cuando estuvo roncando suavemente a su lado durante el viaje, Iska tuvo la impresión de que era dulce. Pero ahora, ella emanaba un aire de aristócrata confiada.

—Si te sientes mejor, ¿podrías soltar mi mano pronto?

—Nunca.

Hubiera sido mejor que se quedara callado. Ella le apretó la mano más fuerte que nunca.

—Esta es una misión. Esto es una misión. Esta es una misión…

—Hey, ¡Jefa! Puedo sentir una vibración asesina de usted.

—Somos guardias. Somos guardias. Somos guardias…

—Hey, ¿Nene? Creo que se está restregando.

Dos pares de ojos inyectados de sangre se pusieron rojos.

Estaban tratando de advertir a la bruja que se alejara de Iska. Desafortunadamente, Sisbell permaneció felizmente ignorante, sin mostrar ninguna indicación de que las notara.

—¿A dónde quieres ir? —La princesa se aferró al brazo de Iska.

Actuaba como si fuera su hermana menor, atada a su cadera.

—¡Oh, ya sé! Adivina mi comida favorita, como prueba de nuestra amistad.

La comeremos en la cena.

—¿Quieres que adivine?

—Hee-hee. Veo que estás sufriendo. Si es muy difícil, puedo hacer que sea de opción múltiple.

—…Pasta.

—¿Qué? ¡No puede ser! ¡Eso es correcto! —Su boca estaba aturdida—.

¿Cómo lo supiste?

—Llámalo una corazonada.

Así  que  las  hermanas  comparten sus  preferencias.  Iska  ocultó  su pequeña sonrisa, caminando por el estacionamiento.

… Me pregunto qué está tramando Alice… Debe haber regresado a la Soberanía. Me imagino que tiene problemas para lidiar con todo.

Nebulis no es ningún monolito, ni siquiera entre las hijas de la reina.

“¿No es tu hermana menor?”

“Sí, pero sólo una de nosotras puede convertirse en reina.”

  Las hermanas se mantenían en jaque.

Alice no quería que su hermana menor supiera de sus muchos encuentros con un soldado imperial.

Sisbell estaba vigilante de su hermana mayor mientras buscaba al traidor que conspiraba con el Imperio.

E Iska es el único que sabe todo esto. Su enemigo.

Es irónico. No podían confiar entre ellas porque se enfrentaban por el trono.

No es que sea de mi incumbencia… concierne a nuestro némesis. No hay nada por lo que un soldado imperial deba preocuparse.

No podía verse involucrado, aunque no podía evitar notar que sus comidas favoritas eran las mismas, aunque podía sentir el vínculo inquebrantable entre ellas y que las hermanas mismas ignoraban.

—¿Hm? ¿Pasa algo, Iska? ¿Por qué fue el suspiro?

—Porque quise… —respondió Iska, alejándose de la princesa bruja.

***

En la Aguja Estelar del palacio de la Soberanía Nebulis.

Alice siempre deseaba mirar desde su balcón al cielo nocturno. Era uno de sus pequeños placeres antes de acostarse en Sion, el joyero de las campanas.

—…Otro día para los libros, ¿eh?

Contra la negra esfera celestial, las estrellas brillaban como gemas volcadas de un cofre del tesoro. Había demasiadas constelaciones y estrellas fugaces para contarlas, goteando desde los cielos hasta el horizonte.

—Oof, hace frío…

El viento la congeló hasta la médula mientras utilizaba sólo un fino camisón. Se le puso la piel de gallina y empezó a temblar.

… Estoy bien así… Me aclara la cabeza. Se apoyó en el pasamanos del balcón y exhaló.

—Me pregunto qué está haciendo Sisbell ahora mismo…

La reina envió dos de sus guardias el día anterior. Como muy pronto, llegarían a Alsamira esta tarde o mañana por la mañana.

Hasta entonces, Sisbell estaba básicamente indefensa.

Se sentía incómoda porque Sisbell sólo tenía a su chaperón, Shuvalts, con ella. Si algo como Objeto, desarrollado por el Imperio, fuera enviado, su vida estaría en peligro.

…No. Los Zoa son más peligrosos… Intentarán contenerla bajo sospecha de traición.

Las tres familias tenían la autoridad de la inquisición.

Cuando un miembro de cualquiera de los clanes era acusado de traición, los clanes tenían que ” lavarse”, lo que significaba que dependía de la familia real capturar a su propia familia.

—Ese es el último recurso. Ya que la situación de Sisbell está en el área gris, no deberían ser capaces de hacer un movimiento…

La Casa Zoa ya había dejado pasar una oportunidad única, hace varios días, cuando Sisbell e Iska se pusieron en contacto.

Si los Zoa hubieran presenciado ese encuentro, Alice y la reina no serían capaces de protegerla.

“Me pregunto quién podría ser este chico que está a tu lado”. “¡Espera, Lord Mask! No estoy conspirando con el enemigo”.

 En ese momento, Objeto fue una bendición disfrazada.