Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 3: Una oracion al planeta por Sisbell la bruja

Parte 2

Y le robaría el país a la propia reina.

… Su vida está en peligro… Pero si se lo digo, sólo empezarían por atacarme a mí.

La soberanía Nebulis se derrumbaría.

No por el Ejército Imperial. Sino por aquellos que apuntaban a la vida de la reina. Las tres líneas de sangre, las Casas Lou, Zoa e Hydra, no tendrían nada que ver.

La propia familia real podría ser destruida por ese monstruo.

—…Mantente valiente, Sisbell. Protegeré a mi madre. ¿Quién más podría protegerla?

Estaba en un rincón de su habitación.

Sisbell temblaba ese día y cantaba como si tratara de convencerse a sí misma. No podían ser sus hermanas mayores, Elletear o Aliceliese. No tenía ni idea de quién era el cerebro de este plan.

Aunque Sisbell conocía a una de las personas que formaban parte del plan, no sabía cuántos más en la Soberanía eran traidores.

…Si mi hermana Alice es una traidora, esa sería la situación más peligrosa… Si ella quisiera, incluso nuestra madre sería…

El poder de Aliceliese había superado las habilidades de la actual reina.

Si planeaba derrocar al gobierno y a la reina, podía fácilmente tener éxito en un golpe de estado. Por eso Sisbell se había convertido en una reclusa. No podía dejar el país. Incluso durante los tiempos en que su hermana Elletear viajaba al extranjero o Aliceliese se dirigía al campo de batalla, Sisbell eligió no dejar el palacio real.

Estaba completamente absorta con la idea de proteger a su madre.

—Si estoy al lado de mi madre, los traidores no deberían ponerle la mano encima…

Ella protegería a su madre y al país.

Esa era la voluntad de la que Sisbell no podía hablar con nadie.

—… Pero…

Continuó buscando sola a los traidores que planeaban derrocar al país, encerrada en su habitación. Estaba bajo presión, sin saber cuándo su vida podría estar en peligro.

Era demasiado duro para una chica de 15 años.

—¿No hay nadie que esté de mi lado…? —Se llevó un pañuelo a la boca para ocultar sus sollozos.

Alguien. ¡Alguien! ¿No hay un caballero en este mundo que la apoye…?

Aunque su poder astral era extenso, servía poco en la batalla. Su único confidente era su guardián, que era demasiado viejo para luchar.

La fuerza física de Sisbell era prácticamente inexistente.

—¿Dónde puedo encontrar… un aliado fuerte…?

Necesitaba subordinados poderosos en la Soberanía para desafiar al monstruo y a los traidores que lo seguían. Pero la gente del palacio real no era suficiente. No había sido capaz de identificar a los traidores, lo que significaba que no podía pedirles ayuda imprudentemente.

—… —Se abrazó a sus propias rodillas, las cuales no podían dejar de temblar.

—…¿En quién puedo confiar…?

No tenía aliados. Al menos, no en este país.

Por eso, recordó algo que había sucedido hace un año.

Terminó pensando en el soldado imperial que la había dejado salir de la cárcel.

“Tengo un par de cosas que decir sobre la política del Imperio de acorralar a todos los magos astrales, especialmente a alguien como tú. Todavía eres una niña.”

El Discípulo Santo Iska.

Aunque estaba bajo el mando directo del trono, había ayudado a una bruja capturada.

…En ese entonces, estaba ocultando mis poderes astrales… ¿Pensó que yo era débil?

¿Por qué la había dejado escapar?

La razón aún no estaba clara, pero ella lo pensó de repente. Aunque sabía que sólo era una fantasía conveniente y un escape fácil, no pudo evitar dejar que su imaginación aumentara.

Si él estuviera aquí… Si el hombre que la salvó estuviera aquí, ¿podría convertirse en su aliado?

***

De vuelta al presente.

En la zona urbana de Alsamira, la princesa Sisbell se olvidó de respirar mientras miraba al chico que tenía delante.

—…

Miró su pelo castaño oscuro y su rostro gentil que no parecía pertenecer a un soldado imperial. Su rostro era inconfundible. Era el Discípulo Santo Iska, el que se encontró hace un año.

Esto no era territorio imperial. Como llevaba su ropa en lugar de su uniforme de combate, ella pensó que era alguien que se parecía a él.

—Eres de…

—Ngh  —Los   ojos   de   Sisbell   se   abrieron    de   par   en   par   mientras murmuraba.

¡Lo sabía! ¡Es ese Discípulo Santo!

 Si hubieran estado fuera del ojo público, ella habría gritado eso a todo pulmón. No le importaba qué clase de destino lo había traído aquí.

Él era su único faro de esperanza.

Tal vez. 

Este espadachín era el único en el que podía confiar. Era la única persona que conocía fuera de la soberanía.

Combatir el fuego con fuego.

Para enfrentarse al monstruo de la Soberanía, sería necesario traer un fuego ardiente del exterior, especialmente alguien que fuera el más fuerte, el soldado de mayor rango en la batalla, especialmente un Discípulo Santo.

—¡Uh, um…! —dijo con voz ronca, demasiado nerviosa para hablar.

Trató desesperadamente de forzar su voz para que saliera de su boca seca.

—¡Lamento la espera, Iska!

Una chica desconocida con una cola de caballo se les acercó corriendo.

¿Es una de las conocidas del espadachín? Eso significaría que también es un soldado imperial.

Esto es malo. 

—Nh   —Apretó sus muelas y le dio la espalda para  correr por la intersección.

Cualquiera del Imperio era un enemigo. Eso todavía no había cambiado. Sisbell quería hablar con Iska, y no planeaba confiar en nadie más del ejército imperial.

…no tengo razón para entrar en pánico. 

… El Discípulo Santo Iska está aquí. Eso por sí mismo fue increíblemente valioso saberlo.

—¡Mi señora!

Después de que Sisbell cruzara la calle, su asistente de traje negro la llamó. Era su guardián, Shuvalts. Con su pelo tan limpio y brillante, el anciano corrió hacia ella, sin aliento.

—La estaba buscando. Se lo ruego: No presione mi viejo cuerpo.

—…Lo encontré.

—¿Perdón?

—¡Escucha, Shuvalts! Por fin lo encontré… ¡el guardián de mis sueños! — Sisbell corrió hacia el viejo de traje como para abrazarlo.

Mientras Rin estaba con Aliceliese, este viejo caballero había acompañado a Sisbell desde su juventud.

Era su único subordinado en la Soberanía en quien ella confiaba con todo su corazón.

—Oh,  no  tengo  ni  idea  de  por  dónde  empezar…  —No  podía  ir  más despacio.

Sus sueños más salvajes se habían manifestado. Ahora que había llegado tan lejos, se aseguraría de que esto se hiciera realidad.

—Shuvalts, hay algo que debo discutir contigo inmediatamente. Volvamos al hotel primero.

Agarró al caballero mayor de la mano y comenzó a caminar hacia la zona de compras.

—Esperaremos  hasta  el  anochecer…  me  aseguraré  de  que  tengamos éxito. Por el bien de nuestro país.

Ella sería la próxima reina.

Sisbell Lou Nebulis IX protegería tanto a la actual reina como al país.