Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 4

Capítulo 3: Una oracion al planeta por Sisbell la bruja

Parte 3

El viento helado silbó en el gran desierto del este.

El atardecer ardía en el horizonte, y la cortina de la noche se cerraba sobre el cielo.

Aunque las zonas comerciales de Alsamira seguían iluminadas por brillantes luces de neón, no había tanta gente como por la tarde. La mayoría de los turistas habían vuelto a sus hoteles para dormir.

—¡Achoo!

—Mi señora. Recuerdo que le informé que el desierto se enfría por la noche.

—Sí, subestimé el frío que haría… —Asintió con la cabeza, coincidiendo con el hombre mayor que caminaba a su lado.

Aunque se arrepintió de haber elegido un vestido delgado, Sisbell no permitió que su ritmo se ralentizara mientras caminaba por las calles.

… Siempre estoy encerrada en el cálido palacio real.

 … Me pregunto cuánto tiempo ha pasado desde que salí a la calle por la noche.

 Había una parte de ella que temía por su seguridad.

Como Shuvalts era un mago astral, podía soportar una pequeña refriega. Pero si se cruzaban con un grupo de ladrones que llevaran armas, se meterían en un pequeño problema.

…Aquí es cuando desearía tener un poder astral más fuerte… No es que me queje del mío.

Los magos nacieron con sus poderes.

Incluso entre los descendientes de la Fundadora, había una gran diferencia entre estos poderes naturales, particularmente su uso en la batalla.

Por generaciones, la reina de Nebulis deseaba poderes que fueran adecuados en la batalla, porque podían liderar el ejército astral contra una invasión del ejército imperial.

—Voy a cambiar totalmente estas costumbres en su cabeza… —Convirtió sus manos en puños en el frío.

Sisbell continuó recorriendo el camino iluminado y finalmente llegó al conocido cruce, donde se encontró con el Discípulo Santo Iska ese mismo día.

—Afortunadamente, no hay nadie más alrededor. Hace demasiado frío.

Están todos en las tabernas.

—No podemos ser descuidados. Asegúrate de hacer guardia, Shuvalts.

No podía dejar que nadie viera esto.

Incluso fuera de los territorios imperiales, algunos ciudadanos  temían a las brujas. Básicamente, no había ninguna ventaja en que alguien se enterara de sus poderes.

—Por favor, muéstrame tu pasado, planeta.

Debajo de la clavícula de Sisbell y cerca de su pecho, su poder astral comenzó a brillar a través de su delgado vestido y en la noche vacía.

Una luz se acumuló. Como un proyector, la imagen de un chico solitario se formó en el aire.

“Iska, ¿qué pasa?” 

“…Uh, nada. Tenemos que ir a comprar al mercado. Muévete, Nene.”

 El chico de pelo castaño oscuro le dio un codazo en la espalda a la chica de la cola de caballo y se fue. Sisbell podía incluso reproducir sus imágenes caminando, lo que significaba que podía seguir sus movimientos. Esa era otra parte de sus poderes.

—¿Este es él?

—Sí, vamos, Shuvalts.

Siguieron a Iska. Incluso si alguien más fue testigo de esto, parecería como si Iska estuviera realmente en ese camino.

…La chica llamada Nene debe ser un soldado imperial… Pero no creo que Iska le haya hablado de mí.

Iska y Nene pasearon por la zona comercial.

Tuvieron una conversación tranquila mientras se dirigían al mercado. Después de comprar cosas que parecían ser su cena, volvieron a la calle.

Sisbell había pensado que Iska la mencionaría en ese momento.

—Ni siquiera ha dicho que soy una bruja. Supongo que estaba trabajando solo hace un año.

Iska había perdido su posición como Discípulo Santo debido al incidente en el que la liberó.

Lo que también significaba que él había sido el único que fue castigado.

Incluso a esta chica Nene, no podía hablarle de ese evento. Después de todo, ella podría ser sospechosa de conspirar si conocía los detalles.

—Se están alojando en el Hotel Germrick —señaló su guardián.

Iska los llevó directamente al hotel.

Mirando al edificio que se alzaba sobre él, Shuvalts empezó a murmurar en voz baja.

—Una corporación hotelera bien establecida. Son dueños de hoteles en centros turísticos de todo el mundo. Sus evaluaciones son a menudo promedio o más altas.

—Lo que lo convierte en una elección apropiada para un soldado imperial de vacaciones.

—Si estuviera aquí por órdenes secretas, el cuartel general Imperial lo habría alojado en un hotel de mayor categoría. O habrían elegido un hotel imperial.

Pero ese no fue el caso.

Iska no había venido a Alsamira como parte de sus deberes.

—Eso facilita las cosas. Seguiremos con el plan, Shuvalts.

—¿Está segura de que lo hará sola?

—Sí. Quiero discutir esto con él a solas. Si vamos los dos, le pondrá en guardia.

… No puedo creer que vaya a colarme en la habitación de un chico en mitad de la noche… Me arde la cara. Estoy tan avergonzada.

Sisbell se reprendió y se dirigió al vestíbulo del hotel.

Usando su poder astral, descubrió el número de habitación al que se dirigía. Se aseguró de que él había entrado solo.

Estaba en el cuarto piso.

Con pasos agobiados, se dirigió hacia el silencioso pasillo.

—Esto es todo… —Sostuvo la tarjeta llave sobre el sensor de la puerta.

Sisbell se había hecho pasar por la novia de Iska y consiguió la llave a cambio de una gran suma de dinero.

Se abrió.

Contuvo la respiración al poner su mano en la puerta y lentamente la abrió.

El  pasillo  era  oscuro.  Más  allá,  podía  ver  que  la  sala  de  estar  no  estaba iluminada. Ya debe estar dormido.

…Es mejor así… Lo prefiero a que él note que la puerta se abre. 

Con sus manos, sintió el camino hacia el pasillo.

Una vez que sus ojos se ajustaron a la oscuridad, Sisbell se acercó a la cama en el fondo de la habitación.

—Um… disculpa…

¿Se sorprendería si ella lo llamara por su nombre? ¿Qué podía decirle mientras dormía? Se acercó a la cama, sin saber qué decir.

—Un asesino, ¿eh?

—¿Qué?

¿Por qué su voz venía de atrás?

Ni siquiera tuvo tiempo de pensar en ello cuando sintió un impacto contra su hombro.

Su mundo empezó a girar, y se sintió débil por un momento.

—¡¿Nh?!

Cuando se dio cuenta, Sisbell estaba inmovilizada contra la alfombra. Él estaba a horcajadas sobre ella mientras estaba tumbada boca arriba.

—¿Para quién trabajas? ¿La Soberanía? ¿O es…?

—¡Te equivocas! ¡Esto es un malentendido! ¡No estoy planeando hacer nada!

Como él estaba encima de ella, no podía moverse ni un centímetro. Él cerró sus manos alrededor de su garganta.

Sisbell gritó desesperadamente con su boca, la única parte libre de su cuerpo.

—Sólo vine a verte, Discípulo Santo Iska. ¡Tengo algo que pedirte!

—¿…?

Las luces se encendieron.

Ella vio al chico que la había empujado. Estaba con la misma ropa de la tarde.

Aunque era tarde en la noche, aún no se había duchado, y mucho menos se había acostado.

—Espera… Tú eres…

—Ha pasado un año entero.

Iska estaba sorprendido.

Cuando sintió que él la había soltado, Sisbell le mostró una gran sonrisa para ocultar sus nervios.

—Discípulo santo Iska, tengo algo que debo preguntarte —repitió, presionada contra el suelo. Sisbell se dirigió al chico que la miraba.

— ¿Me acompañarías a la Soberanía?