Hige wo Soru. Soshite Joshi Kōsei wo Hirou (NL)

Volumen 2

Capítulo 11: Advertencia

 

 

—Sayu-chan, tu celular está brillando… —dijo Asami, apuntando con el dedo el celular de Sayu, que estaba en el mismo escritorio de la sala en donde Asami tenía abierto su libro de la escuela.

—¿Mm? —Sayu tomó rápidamente el celular y tocó la pantalla. Y luego, la expresión en su rostro se relajó—. Era Gotou-san.





—Gotou… ¿Y esa quién es?

—¿Eh? Una amiga… supongo.

Cuando Sayu respondió eso, Asami se quedó inmóvil por un momento y después gritó:

—¡¿Qué?! ¡¿Tienes otra amiga cercana aparte de mí?!

—Bueno, apenas recientemente me he comenzado a llevar bien con ella…





—Mm… Bueno, ¡no es algo de lo que tengas que preocuparte! Tener muchos amigos no es algo para preocuparse.

Asami asintió y dijo: “Es algo bueno”, como si fuera un recordatorio.

Al parecer, hoy Asami y Sayu habían terminado al mismo tiempo su turno, ya que, cuando regresé a casa, las dos estaban charlando tranquilamente en la sala. Asami parecía estar revisando su lección, tenía su libro abierto y lo manipulaba con destreza mientras estaba platicando con Sayu, quien parecía divertirse mientras hablaba intermitentemente con Asami para no interrumpirla en sus estudios.

Por unos instantes, Sayu interrumpió su conversación con Asami y, mientras respondía el mensaje en su teléfono, la expresión en su rostro era de alguna forma tranquila, parecía de verdad una estudiante de preparatoria que estaba charlando con “amigos”.

La explicación de cómo es qué Sayu y Gotou-san habían intercambiado su información de contacto… era que habían tenido la oportunidad de hacerlo el día que vino Gotou-san a mi casa. Ese mismo día, por casualidad, me encontré con Mishima y, cuando me despedí de ella y regresé a casa, me encontré con una escena que no parecía ser verdad.


—Vaya, no llegaste tarde.

—Bienvenido a casa, Yoshida-san.

Naturalmente, Sayu y Gotou-san me estaban esperando en casa.

—Ah… no te muevas. Todavía estás a medio camino.

—Pe-pero es que Yoshida-san ha regresado…

—Esto es más importante ahora que Yoshida-kun…

Las dos estaban en la sala llevándose bien y estaban teniendo una charla agradable. Además, Gotou- san había sacado sus cosméticos y estaba maquillando la cara de Sayu.

—¿Qué están haciendo?

—¿Qué no ves? La estoy maquillando.

—¿Por qué?

—¿Cómo que “por qué”? —Gotou-san, que estaba golpeteando con una esponja las mejillas de Sayu, volteó a verme—. ¿No es una chica con mucho potencial? Si aprende a maquillarse, se pondrá más bonita.

—Ya veo…

¿Si es linda sin el maquillaje es necesario que lo use? ¿O es que pienso de esa forma porque soy hombre? En primer lugar, me sorprendió esta situación, que me parecía un poco extraña, pero lo que más me sorprendió es que Sayu y Gotou-san estaban teniendo una conversación harmoniosa.

Antes, cuando estábamos en la sala, parecía que Sayu todavía no confiaba plenamente en Gotou-san y parecía estar un poco con la guardia en alto. Sin embargo, ahora no veo para nada una situación similar a esa, era como si todo hubiera sido una ilusión y se hubieran llevado bien desde el principio.

—Meteré en el refrigerador lo que compré.

—Ah, sí, gracias.

Cuando dije eso, mientras levantaba la bolsa de plástico con las compras, Sayu me respondió mirando en mi dirección. Mientras metía en el refrigerador los huevos, la nira, el miso y, por supuesto lo que compré para mí, las latas de cerveza, suspiré ligeramente.

En retrospectiva, hoy fue un día un tanto desastroso. Gotou-san había venido a mi casa y luego tuve una gran ansiedad a causa de mi encuentro con Mishima, porque me hizo preguntas de las cuales no conocía las respuestas. Hablando del resultado, puedo decir que todo se resolvió pacíficamente, pero cuando regresé a la casa estaba tranquilo, aunque me sentía más cansado que antes de que saliera.

—Yoshida-kun.

—¿Sí?

Cuando escuché la voz de Gotou-san, volteé de inmediato. Sin que sus manos dejaran de maquillar a Sayu, me habló y suspiró como si fuera una broma.

—Fumas demasiado, ¿verdad?

Cuando escuché esas palabras me asusté, pero felizmente Gotou-san no me estaba viendo.

—Sé que me tardé y eso fue algo incómodo… pero es que me encontré con alguien que conocía.

—Vaya, con que eso pasó.

Mantuve en secreto que el encuentro había sido con Mishima. Gotou-san no me preguntó por más detalles, supongo que debido a que yo había respondido rápidamente y porque ella estaba ocupada y concentrada con el maquillaje de Sayu.

—Excelente, me pregunto si estará bien así. —Gotou-san parecía satisfecha, ya que asintió; luego, puso uno de los instrumentos para maquillar encima del escritorio y sacó algo de su bolso.

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—. Oye, míralo tú misma.

Gotou-san sacó un espejo de mano de su bolso y se lo entregó a Sayu. Tímidamente, Sayu se miró en el espejo y me di cuenta que, en ese momento, la expresión en su rostro brilló de repente.

—Wow…

—La impresión que dabas cambió bastante.

—¡De alguna forma, parece que no soy yo…!

—Fufu, ese es el resultado de la perseverancia y la inspiración.

Después de mirarse fijamente en el espejo, Sayu miró en mi dirección con una expresión en su cara como si recordara algo.

—Yoshida-san, ¿qué tal?

—Eh… ¿Mm?

Hasta hace un rato solo había visto su cara de perfil, pero cuando miré su rostro de frente, ciertamente era bastante diferente a lo habitual. Su expresión de siempre, un tanto distraída, ahora era claramente brillante. No es que hayan cambiado de alguna forma sus músculos faciales, pero por alguna razón así me pareció.

Su piel también se veía más exquisita de lo normal, y me pareció un poco sexy. Estaba un tanto perplejo ante el dramático cambio de Sayu, por lo que, desconcertado, aparté la mirada.

—Bueno… ¿No eres tú misma?

Cuando respondí de esa forma, que parecía que no estaba diciendo nada, Gotou-san no pudo contener la risa.

—¿No puedes halagarla mejor?

—E- es que no estoy acostumbrado a esto 

Gotou-san soltó una risita por mi respuesta. Sayu, insatisfecha, sacudió un poco su cuerpo.

—Escuché que los chicos que no son capaces de halagar a una chica cuando se ve diferente, no son populares.

—Está bien, no quiero ser popular.

Cuando respondí como si estuviera un poco enojado, Sayu y Gotou-san intercambiaron miradas y se rieron otra vez. De verdad, ¿en qué momento se volvieron tan cercanas?

—Bueno, me la estoy pasando bien, pero creo que ya es hora de regresar a casa —dijo Gotou-san mientras observaba el reloj para comprobar la hora.

—Te acompañaré a la estación del tren —le respondí mientras metía nuevamente la llave de casa y mi cartera en mis bolsillos.

—Vaya, ¿está bien? Gracias.

—Ah, yo también voy.

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Cuando Sayu se puso de pie, yo negué con la cabeza para que se abstuviera.

—Ya es muy tarde. Estará bien si solo yo la acompaño.

—Pe-pero…

—Sayu-chan —interrumpiendo a Sayu, Gotou-san le sonrió amablemente—. Cuando quieras hablar conmigo, puedes enviarme un mensaje. Está bien que nos despidamos por hoy.

—Entendido.

Al Gotou-san persuadirla cortésmente, Sayu pareció aceptar a regañadientes y asintió. ¿Acaso ya intercambiaron su información de contacto? Pero a mí me tomó más de medio año intercambiar esa información personal con Gotou-san… Con sentimientos encontrados, caminé hacia la puerta de la calle.

Colgué las sandalias, salí por la puerta, la abrí y esperé. Con una actitud relajada, Gotou-san golpeteó el piso con sus tacones. Si nos casamos, veré esta escena muchas veces, pensé mientras la veía distraídamente, para luego negar con la cabeza.

Como si evitara sin querer ver a Gotou-san, levanté la cabeza y me encontré con la mirada de Sayu, que me estaba viendo desde la sala. Con la mirada que parecía desorientada, Sayu me miró y, justo cuando nuestras miradas se encontraron, por la sorpresa, mis hombros se sacudieron. Y luego, de repente, como si lo hubiera preparado puso una cara sonriente y agitó su mano en mi dirección. Yo incliné la cabeza al no saber cómo debía responderle.

—Bueno, perdón por la molestia. —Cuando Gotou-san terminó de ponerse los zapatos, se levantó, y volteó hacia el interior de la casa—. Bueno, Sayu-chan, nos vemos.

—Ah, ¡sí! Nos vemos…

Diciendo eso, Gotou-san salió por la puerta de la calle.

“Hasta luego”. Me sentí un poco incómodo al escuchar esas palabras. ¿Acaso tienes interés en reunirte con Sayu otra vez? Con un sentimiento de incertidumbre en mi pecho, cerré la puerta de la calle y giré la llave.

***

 

 

—Es una buena chica, ¿verdad? —dijo repentinamente Gotou-san mientras caminábamos hacia la estación del tren.

—¿Sí?

—Sayu-chan. Es una muy buena chica.

—Ah… bueno, es cierto, ¿no?

—¿Y por qué no la dejaste sola?

—No… eso, no estoy seguro.

Respondía cosas ambiguas ante las preguntas que me hacía Gotou-san.

¿Fui incapaz de dejarla por su cuenta porque Sayu era “una buena chica”? Cuando me hice esa pregunta a mí mismo, sentí que no era así. Sin embargo, en realidad, ¿cuáles eran mis sentimientos y por qué ella estaba en casa? Hasta ahora, ni yo mismo lo sabía.

—Fufu —Gotou-san, que estaba a mi lado, resopló—. Eso no está bien… que digas eso.

—¿Mm?

—No, no es nada.

Gotou-san se rio alegremente un poco y luego me dio un golpecito en mi hombro.

—De ahora en adelante, no debes hacerle nada malo. Entre Sayu-chan y yo ya hay una línea directa.

—Que no le haga algo malo, dices…

Cuando fruncí el ceño, Gotou-san nuevamente se rio, a tal grado que sus hombros se tambalearon un poco.

—Además… —Cuando dijo lo siguiente, la voz de Gotou-san tenía un tono un tono diferente al de unos segundos atrás—. Cuida apropiadamente de esa chica.

Por alguna razón, pensé que eso era lo que realmente pensaba. Aunque me miraba de reojo, su mirada era diferente a cuando bromeaba. Su boca sonreía, pero su mirada era seria.

—Por supuesto… que pienso hacer eso. —Dejé caer la mirada al piso cuando respondí

—. No puedes tener a una chica de preparatoria en tu casa con sentimientos a medias.

—Así es, Yoshida-kun es una persona así. Es por eso que lo estoy diciendo.

Gotou-san continuó hablando y yo la miré de reojo, ella mantenía su vista en la dirección en que iba caminando. Sin embargo, más que mirar al frente, una luz tenue podía verse brillar en sus ojos.

—Es una niña inestable que no se conoce a sí misma. —Después de soltar eso, Gotou-san me vio una vez más—. No sería algo inusual que de pronto ciertos sentimientos se desarrollaran dentro de ella.

No podía separar mi mirada de la mirada de Gotou-san. No sé por qué. Pero sentí que en su mirada estaba llena de una gran fuerza. Sin contestar, solo volteaba para ver la mirada de Gotou-san y de pronto puso una amplia sonrisa y una vez más volvió a mirar hacia el frente.

—Bueno, si Yoshida-kun hace algo, estará bien, ¿verdad?

—¿Y eso qué significa?

—¿No lo sabes? Incluso entre los jefes eres llamado “el de los problemas”.

—¿Qué…?

—A Yoshida-kun puedes dejarle cualquier problema y él se encargará.

—Entonces eso es por qué últimamente solo me han dado asuntos problemáticos… Gotou-san se rio, divertida, y me dio algunos golpecitos en mi hombro.

—Te estoy ayudando. Por el trabajo y por Sayu-chan.

—Bueno… aceptaré esos honestos sentimientos, pero…

Gotou-san se carcajeó una vez más, implícitamente me estaba dando permiso de no aceptar más trabajos problemáticos.

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***

 

 

Y entonces, le conté el secreto de la existencia de Sayu a Gotou-san y, al parecer, se hicieron “amigas”. Sin embargo, ni Sayu ni Gotou-san me han dicho sobre qué hablaron ese día. ¿Qué demonios pasó que de repente se llevaron tan bien?

Bueno, como todos tenemos secretos, no meteré mucho mis narices y dejaré de pensar en ello. Además, el hecho de ver a Sayu sonriendo mientras veía el mensaje en su celular también me hizo sonreír. A pesar de lo que dijo Asami, no creo que sea algo bueno que tenga muchos amigos, tampoco creo que sea un problema.

Especialmente porque Sayu, desde que llegó, solo se había relacionado conmigo, y no fue sino hasta cuando comenzó con su trabajo de medio tiempo que se relacionó con otras personas.

Primero Asami- san y ahora Gotou-san… ciertamente era bueno que el número de personas con las que podía interactuar se incrementara.

Mientras pensaba en eso, de repente levanté la mirada y me encontré con la mirada de Asami. Me sorprendió un poco porque, aunque era una mirada cálida, sentí que de alguna forma era para vigilarme. Asami me miraba fijamente y en ningún momento miraba hacia otro lado.

Y, dado que las cosas se dieron así, sentí que me arrepentiría si era yo quien apartaba la mirada, por lo que yo también continué mirando fijamente a Asami mientras fruncía el entrecejo.

—¿Qué pasa?

—¿Nada en especial? Solo estoy mirando.

—Ah… vaya…

Como me sentí avergonzado de quedármele viendo todo el tiempo, no me quedó más remedio que ceder. Tomé los cigarrillos y el encendedor y me dirigí al balcón cuando, de repente, sonó el celular de Sayu.

—Uff, me asustó.

—¿Una llamada?

—Sí. Al parecer, es el gerente…

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—Ese tipo habla demasiado por teléfono en la noche. Asami suspiró y se encogió de hombros.

—Perdón, saldré por un momento.

—Que te vaya b…

Sayu corrió y salió por la puerta de la calle. Aunque no había un problema en especial si se quedaba dentro de la casa para hablar por teléfono, esta chica tenía ese extraño hábito bien arraigado. Después de que ella se asegurase de que la puerta de la calle estuviera completamente cerrada, yo también me dirigí al balcón para fumar y abrí la puerta.

—Yoshida-chi, ¿sabes? —De repente, Asami me habló.

—¿Eh?

—¿En verdad Yoshida-chi no piensa para nada en Sayu-chan? Yo fruncí el entrecejo e incliné la cabeza.

—Para nada… ¿Qué pasa?

—No, este… —dijo Asami, dudando, y luego continuó, bajando el volumen de su voz—: ¿No hay veces en que… la veas con lujuria?

—No.

—Es fue una respuesta inmediata. Vamos, Sayu-chan tiene un hermoso busto.

—¿De dónde sacas esas ideas?

Por alguna razón, supuse que la conversación continuaría, por lo que me senté de nueva cuenta en la cama.

—¿Por qué me haces esa pregunta?

—No, vaya…

La mirada de Asami vagó sin rumbo por la superficie del escritorio. Tenía una inusual elección de palabras.

—No importa qué tan buena persona seas… vives bajo el mismo techo con una chica con un gran estilo. Aunque sea solo un poco, no sería extraño que tuvieras malos sentimientos.

—Bueno…

—¿N-no… no será que eres… impotente?

—Estoy enojado. —Suspiré y luego negué con la cabeza—. Ciertamente, bueno… creo que es una chica linda, pero no me excita particularmente. Después de todo, esa chica todavía es una mocosa.

De repente, recordé la suave sonrisa de Sayu de hacía unos momentos.

—Lo que me recuerda… quiero que sonría naturalmente… creo que ese es mi pensamiento más fuerte.

En el instante en que dije eso, Asami se echó a reír.

—¿Por qué te ríes?

—De nada, perdón.

Por la risa, los hombros de Asami temblaron un poco con la risa y, cuando se disculpó, las comisuras de su boca de levantaron, formando una sonrisa.

—De verdad que eres una persona amablemente e idiota.

—No es así.

—Lo es.

Hasta ese momento, las palabras de Asami eran animadas, pero de pronto su semblante se puso serio. Cuando puso esa expresión seria en su rostro, de pronto pareció una adulta. Es diferencia me dejó impactado.

—Sabía muy bien que Yoshida chi era muy amable. ¿Te puedo pedir algo?

—¿Qué cosa?


Creo que no es parte de su personalidad pedir favores con esa cara seria. Mientras pensaba en eso, me quedé sin palabras. No era tan grosero como para interrumpir a otra persona con comentarios como bromas o preguntas frívolas.

—En el trabajo de medio tiempo… estaba un poco perdida… quiero decir… Mm… ¿Qué significará? Asami frunció el ceño, y yo murmuré: “¿Mm?” en respuesta.

—Hay un senpai en el trabajo que tiene un aura desagradable.

—¿Un aura desagradable?

—Sí, sí… ¿Cómo lo puedo describir? Mm… está un poco desviado, ¿tal vez? —Asami parecía no poder hablar bien e inclinó su cabeza varias veces—. ¿Sientes que, si te toma con la guardia baja, te morderá?

—¿Eso qué?

—Mm… bueno, francamente creo que estamos hablando de un mujeriego, pero…


—Vaya… ya has elegido algunas palabras más…

—Pero su comportamiento usualmente es diferente al de esos tipos. Parece extrañamente tranquilo.

—No lo entiendo muy bien, pero ese tipo está en su trabajo de medio tiempo. Cuando dije eso, Asami dócilmente asintió.

—Pero bueno, creo que es algo bueno que Sayu-chan y ese tipo no hayan coincidido aún en el mismo turno, pero el turno de ese tipo cambiará esta semana. Por lo que parece que estará trabajando junto a Sayu-chan.

—¿En verdad?

Como no conocía para nada al tipo, casi no podía comprender la importancia de lo que decía Asami, pero parecía ver con bastante intranquilidad el hecho de que ese tipo y Sayu-chan compartirán turno.

—Por eso, Yoshida-chi. —Asami me miró fijamente y dijo—: Quiero que mires atentamente a Sayu- chan.

Cuando Asami dijo esto, me estaba mirando directamente.

—Quiero que me hables si ocurre algo, si ves que Sayu-chan está en peligro… o algo así, si es el caso, quiero que la protejas… Ah, ¡por supuesto que yo protegeré a Sayu-chan en el trabajo!

—Pfft.

—¿Eh?

No me aguanté y sin querer estallé en risas. Asami estaba claramente frunciendo el entrecejo.

—¿Qué pasa?

—Nada, es que creo que no deberías dejarte llevar.

Yo me reía mientras decía eso y Asami inclinaba la cabeza mientras me veía. Estaba esperando para qué continuara.

—En verdad eres amable.

Después de decir esto, la cara de Asami se puso roja y miró hacia otro lado.

—No es así…

—Estoy preocupada por mi kouhai de mi trabajo a tiempo parcial.

—¿Realmente será por tu kouhai?

Los ojos de Asami se movieron en todas direcciones y luego, con voz terriblemente baja, dijo:

—Por mi amiga cercana…

Naturalmente las comisuras de mi boca se levantaron y mientras eso sucedía, asentí varias veces con la cabeza.

—Ya entendí. Si tú lo dices, tendré más cuidado de lo habitual.

—Gracias.

—Si Asami sabe algo, por favor dímelo inmediatamente.

—Entendido.

Nos miramos y nos asentimos mutuamente, como sellando la promesa. Y en ese momento, la puerta de la calle se abrió.

—Perdón, perdón, es que la plática del gerente fue tan larga… ¿Qué sucede?

Una vez que Sayu entró por la puerta, nos miró a los dos alternándonos comparándonos y luego inclinó la cabeza.

Asami y yo dejamos escapar una risita y negamos con la cabeza.

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—No pasa nada.

—No sucede nada.

Como nos reímos al mismo tiempo y dijimos eso también sincronizados, ambos nos carcajeamos.

—¿Eh? ¿Qué pasa?

Sayu era la única que no se estaba riendo, por lo que le pareció grosero y, un poco enojada, entró a la sala. Todo se calmó. Pensé que Sayu y también Asami eran unas mocosas serias y amables. Pensé, un tanto engreídamente, que no podía hacer nada más que proteger esas caras sonrientes.

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