Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 13

Capítulo 7: Acelerando

Parte 1

Un poco antes, durante el desarrollo de la primera ronda…

***

Había varias ciudades situadas a orillas del Lago Cráter de Impacto Masivo del Norte de Kanto en las que se encontraba Asterisk. Antes de la inversión, había habido varios municipios suburbanos en la región, pero desde entonces, la mayoría de ellos se habían desarrollado considerablemente como bases de distribución física para dar servicio a Asterisk. La mayoría de ellas no eran más que ciudades de nombre y eran operadas 24 horas al día, 7 días a la semana, casi exclusivamente por legiones de marionetas autónomas y vehículos no tripulados.

Kirin estaba visitando actualmente una de esas ciudades, generalmente conocida sólo como Seven; estaba situada al oeste de Asterisk.

“…se parece mucho a la zona portuaria de Asterisk”, murmuró para sí misma mientras se escondía a la sombra de un enorme almacén.

Era de esperar; el área en la que se encontraba era prácticamente idéntica a los centros de almacenamiento y distribución que se encontraban en los márgenes de Asterisk. Un poco más al interior había un enorme centro de operaciones para almacenar mercancías traídas por tierra, pero lo que a Kirin le interesaba ahora no era eso.

El cielo nocturno estaba nublado, cubriendo completamente la luna y las estrellas, y aunque había faroles elevados instalados a lo largo de las carreteras a intervalos regulares, éstos eran insuficientes para iluminar completamente la zona cercana. Sin duda, la zona había sido diseñada desde el principio para ser operada por máquinas. Había lo que parecía ser un gran equipo de iluminación de emergencia esparcido por aquí y por allá, pero por el momento, eran meros adornos. Gracias a eso, era fácil moverse sin ser detectado. Sin embargo, para estar seguros, había memorizado los puntos ciegos de los sistemas de seguridad con antelación.

“Ahora bien, lo siguiente que tenemos…”

Vestida con su pobre coartada de disfraz, un traje negro y su correspondiente gorra, Kirin se abrió paso de sombra en sombra, mirando hacia el siguiente gran almacén. La luz tenue era suficiente para que ella apenas pudiera ver, con esfuerzo, el contenido de la vasta cavidad. No había señales de ninguna persona, ni tampoco de ninguna máquina.

“Tampoco ésta…”

Abrió una pequeña ventana en su dispositivo móvil para comprobar su mapa. Hasta ahora, había investigado tres de los almacenes. Según la información de Claudia, la Alianza de la Rama Dorada supuestamente estaba haciendo uso de todos ellos… y sin embargo, todos habían estado completamente vacíos.

“Será peligroso ir sola, pero siendo la situación como es, eres la única persona en la que podemos confiar ahora mismo, Kirin”, recordó que Claudia le había dicho disculpándose, con la cabeza inclinada.

Con el Lindvolus en marcha, Ayato, Saya y Sylvia naturalmente no podían dejar el lugar del torneo por mucho tiempo sin ser notados. Además, Hilda y Haruka tenían una montaña de asuntos que tratar, y en cualquier caso, las ciudades de la orilla del lago estaban fuera de la jurisdicción de Stjarnagarm. Apenas podían pedir a los oficiales de la guardia de la ciudad que hicieran algo que era tan obviamente ilegal.

Lo que significaba que, al final, Kirin era la que tenía que hacerlo.

Habría mentido si hubiera dicho que no estaba ansiosa, pero su antiguo deseo de ayudar a Ayato de cualquier manera se lo había ganado. Ella había aceptado la tarea sin la más mínima duda.

“Según mis investigaciones, la Alianza de la Rama Dorada, o mejor dicho, Madiath Mesa en persona, está usando una compañía ficticia llamada Nemorensis Holdings como tapadera. Como es de esperar, no hay pruebas concretas, pero definitivamente hay algo sospechoso. Queremos que investigues los almacenes de Seven propiedad de esta Nemorensis”.

Claudia había dicho que Nemorensis había tomado el control de cuatro almacenes la semana pasada, lo que significaba que sólo quedaba uno.

Kirin se dirigió a la entrada del último almacén. A diferencia de los tres anteriores, se podían ver luces brillantes emanando del interior. Ella se asomó, tratando de desvanecerse en el fondo, pero en contra de sus expectativas, este almacén también estaba vacío.

Excepto que no estaba completamente vacío. En el centro de ese enorme espacio había una figura, de pie con los brazos cruzados.

“Llegas demasiado tarde. Todo ya ha sido enviado.”

La voz desinteresada pertenecía a una joven, probablemente miembro de la Alianza. Pero lo más importante era que la figura estaba hablando claramente con Kirin.

Ella había sido expuesta. Podría intentar escapar, pero había una alta probabilidad de que esta mujer supiera algo que pudiera ser útil.

En ese caso…

“…Tienes sentidos agudos. Escondí mi presencia lo mejor que pude”, respondió, escudriñando sus alrededores mientras se mostraba en la entrada.

Como ella esperaba, los dos estaban solos.

“Mis ojos pueden ver a través de todas las verdades. No puedes ocultarme nada. Piensa que es similar a tu clarividencia, Kirin Toudou”.

“¡—!” Ante esto, los ojos de Kirin se abrieron de par en par, sorprendidos. La mujer había visto a través de ella.

Tal como ella había visto a su vez a través de ella.

“Percival Gardner… de Gallardworth, ¿no?”

Era la quinta luchadora de la Academia Saint Gallardworth, poseedora del Santo Grial, una Orga Lux también conocida como la Cabra Amalteana y miembro del Equipo Lancelot de los Gryps.

Kirin nunca le había hablado directamente, pero la había visto una vez en persona en la ceremonia de apertura de los Gryps.

Incluso ahora, lamentaba profundamente el hecho de no haber podido participar en el combate por sí misma debido a las lesiones que había sufrido en su combate de semifinales, pero había visto el campeonato desde su cama en el hospital. No podía haber ningún error en la persona a la que se enfrentaba.

Sin embargo, a diferencia de entonces, Percival no estaba vestida ahora con su uniforme blanco de Gallardworth sino con lo que parecía ser un atuendo militar negro. Su afición por llevar ropa de hombre era bien conocida, pero con su actual atuendo, se veía realmente elegante.

“¿Qué… qué estás haciendo aquí…?”

“¿No es obvio? Estoy aquí para eliminar a cualquiera que intente interferir”, respondió Percival, activando dos Luxes tipo pistola.

Kirin no perdió tiempo antes de desenvainar el Hiinamaru y levantarlo delante de ella.

“Dicho esto, D es realmente impresionante. Si hubiéramos sido un poco más lentos, nos tendrías agarrados por la cola ahora mismo. Predicciones perfectas e instrucciones precisas. ¿Qué más podrías querer en un maestro?” Percival murmuró.

Había algo extrañamente inorgánico en su apariencia. De hecho, toda su atmósfera era completamente diferente a la que Kirin recordaba. Seguía siendo tan inexpresiva como siempre, pero ahora la impresión que dejaba era completamente diferente, oscura y estancada como un fango lleno de lodo.

“¿Eres parte de la Alianza de la Rama Dorada…?” Kirin preguntó mientras se acercaba con cuidado.

Percival, sin embargo, sacudió la cabeza. “No exactamente. No soy más que su arma. Mi trabajo es sólo enterrar a sus enemigos”.

“¿Sabes lo que están tratando de lograr?”

“No me importa”.

Kirin no tenía ni idea de si simplemente estaba tratando de esquivar sus preguntas o si sinceramente se sentía así, pero en cualquier caso, dudaba de que le respondiera con sinceridad.

“Si trabajas para la Alianza… ¡no te dejaré escapar!”

“Me parece bien”.

Kirin cambió su postura de lucha, levantando su espada por encima de la cabeza.

Percival, por otro lado, cerró los ojos, murmurando para sí misma como si estuviera rezando: “Yo soy tu arma, no más. Tomaré los pecados de la destrucción de tus enemigos para mí”.

Tan pronto como abrió los ojos, desató una lluvia de balas de luz de ambas pistolas.

Fue un ataque preciso, sin debilidades obvias, pero Kirin sabía que no tendría problemas para esquivarlo. Con su sentido de la clarividencia, podía leer cada movimiento de Percival. Empujó hacia adelante, cerrando la distancia entre ambos, hasta que estuvo lista para golpear el torso de su oponente. No tenía intención de prolongar este intercambio, lo terminaría lo más rápido posible.

“¡Rrgh!”

Percival disparó otra descarga de sus pistolas para desviar su ataque. La habilidad de desviar su ataque con balas, por sí sola, puso su habilidad a la par de la de Saya, pero para Kirin, eso no sería un problema. Ella ya había iniciado las Nuevas Grúas conjuntas.

Sin embargo-

“¡No tan rápido!”

“¿¡Eh…!?”

Con la pistola en su mano derecha, Percival mandó al Hiinamaru a retroceder. Luego, aprovechando la apertura momentánea, presionó la pistola en su mano izquierda contra el abdomen de Kirin.

“¡Ugh…!”

Las balas de luz atravesaron el aire sin piedad, perforando profundamente el suelo.

Sólo gracias al hecho de que había previsto las acciones de su enemigo con su clarividencia, Kirin pudo esquivar el bombardeo por un pelo. En un combate cuerpo a cuerpo, donde una fracción de segundo puede significar la diferencia entre la victoria y la derrota, la vida y la muerte, hasta la más mínima vacilación puede resultar fatal. En ese sentido, la capacidad de Percival para atacar casi instantáneamente era una grave molestia.

Pero lo que más había sorprendido a Kirin era el hecho de que había sido capaz de atravesar las Nuevas Grullas conjuntas tan fácilmente.

“¿Sorprendida? Como le dije hace un momento, mis ojos pueden ver la verdad entre todas las falsedades. Eso significa que también puedo ver a través de cada golpe de tu arma”, explicó Percival con calma.

“…ya veo”, respondió Kirin mientras caía de espaldas.

El propósito de las Grúas Conjuntas era controlar los movimientos más diminutos, incluyendo la respiración, el tiempo y la visión, para crear una situación unilateral en la que se impidiera al oponente contrarrestar. En otras palabras, eso significaba lanzarse a una secuencia interminable de fintas. Si Percival podía ver a través de eso, entonces hasta las nuevas Grúas Conjuntas eran aún imperfectas.

“En resumen, soy la oponente perfecta para enfrentarte. Por eso D me designó para llevar a cabo esta tarea.”

“…”

Por lo que parece, la Alianza de la Rama Dorada había anticipado su llegada aquí.

Kirin suspiró brevemente, bajando el Hiinamaru extendido a su lado. “Eso no importa”, respondió. “¡Mi espada es más que sólo las Grullas!”

Era cierto que la esencia del estilo Toudou era la combinación de movimientos. Sin embargo, eso no era todo lo que su propia habilidad con la espada tenía para ofrecer. Todo lo que necesitaba era un golpe, un empujón de su espada en el que había vertido todo su ser. Eso era lo que el padre de Ayato, Masatsugu, le había enseñado.

No podía haber duda de que la técnica de Percival con sus armas era extraordinariamente precisa, ni podía ponerse en duda la naturaleza desalentadora de su poder para ver a través de sus movimientos. Kirin no tenía ni idea de cómo su oponente había cambiado tan significativamente desde los Gryps, pero el cambio que ella tenía era evidente. Obviamente era más fuerte ahora, más ágil, más formidable.

Pero aún así, Kirin no iba a dejarse perder.

Había sido tomada por sorpresa cuando Percival había atravesado por primera vez las nuevas grullas conjuntas, pero incluso sin esa técnica, seguía teniendo ventaja en el combate cuerpo a cuerpo.

Para su sorpresa, Percival se apresuró a reconocer lo mismo: “En efecto. Si seguimos así, sospecho que me derrotarás tarde o temprano. Mi especialidad es apoyar a los demás desde atrás, después de todo”.

“En ese caso, ¿no te rendirás?”

Percival, sin embargo, con la expresión en blanco, sacudió la cabeza. “Por supuesto que no. ¿No te lo dije? Me ordenaron que me enfrentara a ti, y me he preparado de antemano para hacer precisamente eso.”

Mientras hablaba, un estruendoso rugido estalló sobre sus cabezas.

“¿¡Qué…!?”

Kirin saltó hacia atrás cuando una enorme figura se estrelló desde el techo, la enorme figura se clavó en el suelo y envió fragmentos de hormigón y polvo.

Pero ella había escaneado sus alrededores antes de entrar en el almacén. No debería haber habido nadie más allí aparte de Percival y ella.

¿Otro miembro de la Alianza de la Rama Dorada…?

Se esforzó en sospechar y vio dos luces rojas brillando misteriosamente en medio del polvo.

En el momento en que hizo contacto visual, lo entendió.

No había forma de que pudiera haber sentido a esta criatura.

Después de todo, ni siquiera era humana.

“Eso… no es Ardy. Pero es el mismo diseño, ¿no?”

“Sí, es un nuevo y mejorado modelo de producción en masa.”

Mientras Percival hablaba, la marioneta dio un paso adelante, revelando su cuerpo completo. Era en efecto muy similar a la marioneta autónoma contra la que Kirin había luchado tan ferozmente en su combate de semifinales durante el Phoenix, y aunque los diseños y colores de algunas de sus partes parecían ser ligeramente diferentes, su figura general era notablemente parecida. Lo mismo ocurría con el martillo gigante que tenía en sus manos.

Dicho esto, no se sentía como si estuviera mirando al mismo tipo de oponente abrumador al que se había enfrentado durante el torneo. Ardy había sido ferozmente intimidante, pero esta marioneta era claramente menos. Más bien, su profundo silencio le dio el efecto contrario.

Kirin supo inmediatamente por qué era eso.

“Esta marioneta no tiene sentido de sí misma, ¿verdad?”

“Por supuesto que no”, respondió Percival sin rodeos. “Las armas no necesitan personalidades. Nosotros lo llamamos un Valiant, la máxima marioneta de batalla autónoma”.

“Ya veo…”, murmuró Kirin, cuando la marioneta, el Valiant, se acercó rápidamente a ella.

Ella esquivó hacia atrás para evitar el martillo que se acercaba. Se balanceó sobre su lado derecho cuando una pared de luz repugnantemente familiar apareció de la nada, bloqueando su camino.

“¿¡También tiene una barrera defensiva…!?”

“En efecto. Aunque, dado que no está impulsada por la urm-manadita, no es tan poderoso como el original.”

En ese caso, Kirin se dio cuenta de que tendría que cambiar de rumbo.

El martillo del Valiant se precipitó hacia ella por el costado. Fue un ataque preciso y sin fallas, muy similar al de Percival. Procedió a lanzar una cadena de golpes consecutivos, un poderoso golpe tras otro, todos sin interrupción.

“Tu clarividencia, Kirin Toudou, depende de que seas capaz de leer visualmente el flujo del prana de tu oponente, lo que significa que es completamente ineficaz contra un enemigo que no posee ningún tipo de prana”.

En otras palabras, esta fue una estrategia altamente calculada diseñada específicamente para ella.

“…Hmm.”

Kirin, sin embargo, respondió con no más que un ligero fruncimiento del ceño mientras contrarrestaba con el Hiinamaru.

El Valiant desplegó otra barrera defensiva para mantenerla a raya, pero con un rápido ajuste de su puntería y un destello de luz plateada, se deslizó a través de ese escudo y envió el brazo izquierdo de la marioneta cayendo sin esfuerzo al suelo.

En esto, Percival, mirando desde la línea de banda, comenzó a parecer un poco incómodo. “¿Qué clase de monstruo es esa hoja tuya…? ¿Cómo te las arreglaste para deslizarte a través de su escudo? ¿O cortar el acero sólido tan fácilmente?”

Kirin miró al Valiant mientras caía hacia atrás antes de sacudirse el espeso líquido parecido al aceite que ahora goteaba del Hiinamaru con una elegante floritura.

“Desafortunadamente, esta marioneta no está a la altura de la original”, respondió. “Está claro que puede luchar, pero a diferencia de Ardy, no sabe cómo luchar. Puede ser capaz de usar esa arma, puede tener velocidad y poder, pero nunca será una amenaza real. La tecnología de lujo por sí sola no es suficiente. Si yo fuera tú, ordenaría a ese modelo modificado que se retirara”.

“…Hmph. Informaré a D de tu evaluación”, respondió Percival con un inesperado y franco asentimiento. “Pero los otros no se retirarán.”

“¿Los otros?”

“¿No te lo dije? Son producidos en masa”.

Mientras Percival hablaba, otra figura, idéntica al último Valiant, saltó desde el enorme agujero del techo.

Y no estaba sola. Varios más se unieron a ella, una verdadera cascada de formas humanas, hasta que Kirin se enfrentó a cinco de las marionetas autónomas en total.

“Uno puede no ser suficiente, pero tal vez esto lo haga”.