Wortenia Senki (NL)

Volumen 6

Capítulo 5: Fuego Infernal Despiadado

Parte 4

El problema era que si Ryoma aceptaba la propuesta de los piratas, una grieta podría atravesar esa lealtad firme. Esto era algo de lo que Lione y Boltz – que estaban a cargo de la gestión de los soldados – sospechaban mucho.

Sin embargo, Ryoma rápidamente cortó esa sospecha de raíz.

“No pretendo aceptar su juramento de lealtad”. La profunda voz de Ryoma resonó fríamente a través de la habitación.

“Estás seguro, mi señor?” Mientras todos se quedaban callados, Gennou miró con miedo la expresión de Ryoma.

Gennou no quería insistir en su opinión. Ryoma tuvo la última palabra al final, y Gennou sólo trajo un punto a considerar para ayudar a Ryoma a llegar a la decisión correcta. Todos los presentes entendieron esto. Gennou pensó, sin embargo, que Ryoma normalmente daría más importancia a su opinión.

Las próximas palabras de Ryoma, sin embargo, pasarían a borrar las aprensiones de todos.

“Sí, no importa cuáles sean sus intenciones; no podemos aceptarlas. Son criminales viciosos, después de todo.”

Se trata de una cuestión que es aún más fundamental que cualquier otra que hayan planteado hasta ahora. Tan ligero como el costo de la vida humana en este mundo, la ley existió. Dejando a un lado lo pertinente que puede ser el estado de derecho en cada país, no se puede establecer una nación en un entorno totalmente anárquico.

Y la península de Wortenia era, legalmente hablando, territorio perteneciente al Reino de Rhoadseria. Y no hacía falta decir que la piratería se consideraba ilegal en Rhoadseria. Y en todos los países de la Tierra, la sentencia por piratería era la muerte. Y eso se extendió no sólo al pirata que cometió el crimen, sino también a su familia.

Esta fue una sentencia aún más dura que el asesinato ordinario, por supuesto, pero había un razonamiento para eso. Los piratas saqueaban en nombre de sus propias ganancias, lo que perjudicaba a muchas personas a diario. Además, el castigo era dar ejemplo y mantener el orden civil. Y lo más importante de todo, satisfacer a las masas, que a menudo fueron directa o indirectamente heridos por la actividad pirata.

Las ideas de misericordia y ética podrían diferir enormemente dependiendo de la época en la que uno vive, la educación que recibe y el entorno en el que vive. Y aunque esta ley puede parecer bárbara en el Japón moderno, en este mundo fue simplemente una conclusión natural. Un acto de misericordia podría resultar fácilmente cuando uno muestra lástima por otro atacado por su debilidad.

A la gente de este mundo probablemente no le importaría si los piratas hubieran reformado o cambiado sus métodos. Y no ahorrarían piedad para sus familias, que vivían de una fortuna manchada de sangre.

Por supuesto, Ryoma podría ignorar la ley gracias al derecho a la autonomía que había ganado de la reina Lupis. Pero crearía fricciones innecesarias entre él y los nobles circundantes y sus súbditos. Si Ryoma hubiera estado en el poder absoluto esto no habría importado mucho, pero era arriesgado en este momento, cuando todavía era un noble emergente de Rhoadseria.

“La Península de Wortenia me fue dada como mi territorio, y eso significa mantener la ley y el orden aquí recae sobre mí. Nadie está diciendo nada en este momento, pero si dejamos a los piratas como están, la gente podría exigir que tome responsabilidad por los piratas, incluso por las cosas que hicieron en el pasado.”

Estaba claro lo difícil que era establecerse y gobernar una tierra que fue dejada desatendida por años, así que nadie molestó a Ryoma con el asunto ahora mismo. Pero con el tiempo, los nobles de los alrededores podrían empezar a exigir que se encargue de los piratas, o incluso que asuma la responsabilidad de sus incursiones pasadas también. Sólo tenía sentido que lo hicieran.

Nadie podía castigar a los piratas hasta ahora desde que la tierra fue abandonada, pero ahora Ryoma era su gobernador, y el manejo de la ley y el orden era parte de su deber.

“Y, bueno, hay todas estas otras razones que mencionaste, pero honestamente hablando? Simplemente no me gustan”. Ryoma esbozó una sonrisa.

Entendía la posición de los piratas, y sabía que no se convertían en piratas porque querían hacerlo. Tal vez incluso fueron víctimas, en cierto modo, y había lugar para la simpatía. Pero solo podían exigir la justicia que les correspondía como víctimas contra los asaltantes que los lastimaban. No había justificación para ellos de haber usado sus espadas en civiles no relacionados.

Tanto emocional como prácticamente, Ryoma no podía aceptar su propuesta de lealtad.

“Y con ese fin, voy a tener que eliminarlos. Alguna objeción?” Miró a todos alrededor de la mesa redonda con una mirada fría y punzante.

En ese momento, el destino de los piratas estaba sellado.

***

“Tus órdenes, Sakuya.” Dijo uno de los hombres, sacando a Sakuya de su memoria.

No es bueno… tengo que mantenerme enfocada.

En términos de Ajedrez, ya tenían al rey arrinconado. Los piratas no tenían forma de escapar. Pero eso no significaba que Sakuya pudiera darse el lujo de ser imprudente. Sakuya asintió en silencio y levantó la mano al aire.

“Es hora de saludar sus nobles muertes. No tenemos mucho tiempo. La mitad de ustedes se reagruparán con el abuelo y rápidamente asegurarán el objetivo! El resto de ustedes me seguirán y encenderán el fuego. Asegúrense de que el camino de retirada de nuestro Señor no se interrumpa hasta que llegue la siguiente señal!”

Por orden de Sakuya, los ninjas salieron como flechas disparadas desde un arco. Dada su cuidadosa planificación y preparativos, la explicación de Sakuya fue quizás innecesaria. Los ninjas simplemente asintieron y ataron una cuerda alrededor del tronco de un árbol grueso. Entonces agarraron la cuerda y se zambulleron en el acantilado.

La ciudad sin nombre que Henry y sus compinches hicieron era de hecho una fortaleza natural. Estaba rodeado en tres direcciones por varias docenas de acantilados de metros de altura, con el océano extendiéndose en su extremo norte. Había sólo dos escaleras a través de los acantilados, apenas lo suficientemente ancho para que dos personas pasaran a través de juntos.

Probablemente fue diseñado de esta manera para defenderse de los monstruos, pero en tiempos de guerra los acantilados también servían como muros.

La única manera de llevar una carga frontal a la ciudad después de salir del bosque era cruzar una estrecha escalera cortada en la cara del acantilado. Pero eso era sólo si uno iba a intentar una carga frontal como un monstruo podría. Los seres humanos podrían llegar con una multitud de otras maneras en la ciudad.

Como bajar el precipicio usando una cuerda…

Este mundo no tenía nada como un mosquetón, que de otra manera sería visto como la solución perfecta en el mundo de Ryoma. Y así, los ninjas tuvieron que colgar sus vidas en este salvavidas literal, confiando en la cuerda mientras se deslizaban por el acantilado.

“Le dejo el resto a usted, Sir Boltz”. Sakuya susurró mientras aseguraba su cuerpo a la cuerda y se zambulló al aire libre.

***

“Milord… finalmente estás aquí”.

Gennou apareció después de que acabaron con Andre. Estaba vestido con un traje negro y una capucha negra. Su atuendo ninja hacía que sus rasgos faciales fueran indistinguibles. Pero la aguda mirada que emanaba de un pequeño hueco en su máscara y el bajo susurro de su voz dejó claro que era Gennou.

“Lo encontraste?” Preguntó Ryoma.

“Por supuesto,” asintió Gennou. “También los he asegurado, y me he asegurado de que los guardias los escolten al puerto.”

La tarea de Gennou era asegurar a los demi-humanos capturados. Gennou y sus hombres nadaron en la bahía desde el cabo occidental. Dado que era su ocupación principal, los ninjas de Igasaki abordaron perfectamente sus tareas. Entraron a escondidas bajo la sombra y la oscuridad de la noche, y fueron capaces de infiltrarse en la ciudad sin nombre a través del mar. Gennou descubrió la prisión donde estaban los demi-humanos, y esperó la señal de Ryoma antes de entrar.

“Buen trabajo. Entonces vayamos al puerto y pasemos a la siguiente fase. Parece que el grupo de Sakuya ya se está moviendo.”

Fuera de la ventana, las llamas se elevaban de cada dirección, y las calles de la ciudad sin nombre caían en un estado de caos frenético.

“Sir Boltz tiene la escalera del acantilado sellada… mientras capturemos el puerto, la gente de esta ciudad no tendrá a dónde huir.”

“Bien. Así que todo va según lo planeado”. Dijo Ryoma, sus labios se curvaron en una fría sonrisa.

Ryoma no disfrutaba el asesinato de ninguna manera, pero estaba más que dispuesto a recurrir a él si la situación lo requería.

Que arda esta ciudad pecaminosa…! No hay bien ni mal aquí. Todo será reducido a polvo…

Era una ciudad que se desarrollaba a través de los débiles pisoteando a los débiles. Eso sólo podía ser ocupado por personas que viven de esa manera. Ryoma no podría imaginar una idea más distorsionada.

Para él, esta ciudad era un lugar que nunca debería haber existido. Nadie debería vivir en un lugar como este. Todo esto fue sólo un peldaño en el viaje de Ryoma.

Me haré más fuerte… lo juro!.

El odio estalló en Ryoma. Ira sin fondo y justa ante este mundo irrazonable y enloquecido.

Con las hermanas Malfist siguiéndolo, Ryoma corrió por las calles mientras humo negro y gritos arremolinaban a su alrededor. Él estaba haciendo esto para poner fin a todo. Gritos de ira y aullidos resonaban desde todas las direcciones.

“Shigesuke, reagrupate con Sakuya. Koutarou, ven conmigo. Cazaremos a los rezagados.” Gennou rápidamente dio órdenes, y las sombras a su alrededor rápidamente se dispersaron en diferentes direcciones.

Ryoma y las hermanas Malfist mataron a Andre, uno de los tres líderes piratas. El problema fueron los dos restantes.

Ahora, la pregunta es hacia dónde corren…

El clan Igasaki ya había tomado la mayor parte de la ciudad en su ataque inicial, así que escapar sería difícil. Pero el enemigo no era tan tonto como para pensar que se irían con sus vidas si se rinden. En cuyo caso, sólo tenían dos caminos que podían tomar para escapar. La escalera del acantilado – que fue custodiada por Boltz – o el mar, y por extensión el puerto.

“Maestro Gennou… Encontramos a los otros dos. Se dirigen al puerto”.

Una de las personas que Gennou envió por delante regresó, incitando al viejo ninja a correr hacia el puerto, así como la ciudad se quemó a su alrededor. Y cuando el azul y brillante mar se hizo visible, Gennou pudo escuchar el sonido de las armas en conflicto. “Eso es…” Murmuró para sí mismo.

Al parecer, sus soldados se enfrentaban a los piratas. Gennou envió a los ninjas que le seguían una señal de mano, y al momento siguiente, el kunai voló por el aire, perforando las espaldas de los piratas.

***

La ciudad ciudadela de Epirus. Un hombre caminó por los callejones sucios y entró en un hotel de amor. El hombre corpulento arrojó sin palabras una moneda de plata sobre el mostrador de recepción. Llevaba una capucha, como para ocultar su identidad. El dueño del establecimiento, que actualmente estaba limpiando la cocina, simplemente miró al hombre con los ojos y los empujó hacia arriba, señalando el segundo piso.

No preguntó quién era el hombre. Todo el asunto se arregló con antelación.

“Habitación 204.”

Cuando el hombre corpulento subió la escalera, el dueño del hotel le susurró a su espalda. Habiendo dicho lo que necesitaba, el dueño miró hacia otro lado y regresó a su negocio. Su actitud dejó en claro que, en su línea de negocio, era necesario adoptar un enfoque de no ver mal, no escuchar mal, no hablar mal.

Muchos clientes visitaron el establecimiento con la intención de no ser vistos aquí.  Y aunque este era un hotel de amor, algunas personas no necesariamente entraban con personas del sexo opuesto.  Por lo que respecta al propietario, siempre y cuando le pagaran los detalles no importaban. Sabía que el secreto de una larga vida era mantener la nariz fuera del negocio de otras personas.  El demonio de la curiosidad podría quitarle la vida a una persona con rapidez.

Y así, el dueño simplemente tomó la moneda que el hombre dejó en el mostrador, la puso en su cartera y devolvió su mirada a la cocina. Si uno le preguntara lo que vio ese día, probablemente respondería así:

“Una posada como la mía no tiene clientes.”

***

“Ha pasado mucho tiempo, Señor Mikoshiba. He oído que usted se deshizo de los piratas no hace mucho tiempo. Felicitaciones.” Cuando el hombre entró en la habitación que el dueño había mencionado, fue recibido por Simone, quien se levantó de una silla e inclinó su cabeza respetuosamente.

Estaba vestida con un vestido rojo con un escote profundo, y sus labios estaban teñidos de un carmesí brillante con lápiz labial. La falda de su vestido estaba abierta a lo largo de los lados, dándole a los ojos de Ryoma una buena vista de sus blancas piernas.

Ese día, Simone se mostró con un atuendo tan sensual y degenerado como el que llevaban las prostitutas que caminaban por las calles. Incluso los que la conocían dudarían en decir que era la misma persona que la mujer que dirigía la Compañía Christof.

“Sí, ha pasado un tiempo, Simone… Las noticias te llegan tan rápido como siempre”.

Acababa de informar de su éxito en someter a los piratas al conde Salzberg y a su esposa, pero Simone ya lo sabía. Ryoma se quitó la capucha, revelando una amarga y algo exasperada sonrisa.

“Los rumores han estado circulando desde hace un mes más o menos. La repentina caída en las actividades de los piratas era toda la prueba que necesitaba. Y entonces escuché que regresaste a Epirus.” Simone terminó su explicación y miró a Ryoma con una sonrisa.

Después de un cierto día hace un mes, había dejado de escuchar historias de cómo la gente era herida por las incursiones piratas.

Naturalmente, los mercaderes más ingeniosos rápidamente comenzaron a reunir información, y Ryoma vio a Simone tanto como proveedor como espía. Entre toda la información que había reunido hasta ahora y el regreso de Ryoma a Epirus, rápidamente llegó a la conclusión correcta.

“Pero realmente Simone, sin duda eligió un lugar interesante para una reunión.” Ryoma dijo con una sonrisa irónica cuando hundió su cuerpo en el sofá.

Simone volvió a sonreír con la sonrisa caprichosa de un niño que había hecho una broma con éxito. Los dos que se encontraban cara a cara en este momento corrían el riesgo de despertar la sospecha del conde Salzberg. Con eso en mente, Simone lo trajo a este hotel como un lugar que les permitiría evitar llamar la atención sobre sí mismos.

Mientras estaba en el rango más bajo de Baron, Ryoma seguía siendo un noble. Simone también era el presidente en funciones de una gran empresa que, a pesar de estar en decadencia en este momento, una vez sirvió como líder del sindicato de Epirus. Este lugar era demasiado descuidado para que las personas de sus posiciones se encontraran.

“Sin embargo, es un lugar perfecto para una cita clandestina”.

Pero en verdad era un buen lugar para evitar ojos inoportunos. Era un área de la ciudad que no era tan dudosa como totalmente ilícita, pero uno podía salirse con la suya siempre y cuando pagaran una tarifa considerable.

Y así, era el lugar correcto para evitar a los espías que el Conde Salzberg les había impuesto. Incluso si Ryoma estaba preocupado, siempre podía ignorar cualquier acusación diciendo que había pasado su tiempo con una prostituta. Después de todo, salir a comprar los servicios de una mujer era una buena razón para ocultar su identidad. Por cierto, Simone estaba supuestamente encerrada en su finca, recuperándose de una enfermedad.

“Y bien? Cómo van las preparaciones de su lado?” Ryoma llegó al fondo del asunto, mientras que internamente se quedó mudo por la apariencia de Simone.

Había un límite de lo mucho que podía mirarla directamente mientras estaba vestida así, pero tenía que haber una razón por la que les pidió que se encontraran personalmente así a pesar del peligro que presentaba.

“Ya hemos comprado dos barcos, que actualmente están atracados en Myspos.” Simone tomó un mapa de una bolsa de cuero que llevaba y lo extendió sobre la mesa.

Myspos era una ciudad portuaria en el extremo oriental del Reino de Helnesgoula. Si bien no podía coincidir con Pherzaad, que era el puerto más grande del continente occidental, seguía siendo uno de los puertos más grandes disponibles.

Mientras Ryoma construyó una fortaleza en Wortenia, Simone comenzó a preparar sus barcos en Myspos.

“Dos barcos, eh…? Qué tan grandes son?”.

“Dos galeones, el más grande que pude encontrar a la venta. Sus tripulaciones son todos marineros experimentados que también tienen experiencia en combate naval.”

“Ya veo. Bueno, un poco drástico, yo diría”.

“Tenía en mente la posibilidad de convertirlos en buques de guerra”. Simone respondió a la pregunta implícita de Ryoma rotundamente.

Era una forma de decir que a pesar del hecho de que esas naves fueron compradas usando los fondos de la Compañía Christof, a ella no le importaba que Ryoma los usara como una fuerza de guerra naval si fuera necesario. Ryoma la miró con una sonrisa ligeramente exasperada.

“Esa es una apuesta loca que estás tomando aquí”.

Ryoma sabía que ya había lanzado su suerte con Simone, lo que significaba que se hundirían o nadarían juntos. Aun así, no esperaba tanta consideración o gracia de ella. Esas naves comerciales no eran en absoluto baratas, por lo que decirle a Ryoma que podía usarlas para la guerra si lo necesitaba era una muestra de gran resolución.

Simone miró las palabras de Ryoma con una sonrisa silenciosa y dirigió una mirada inquisitiva hacia él.

“Y qué hay del puerto?”

Al decidir cooperar, los dos definieron claramente los roles del otro en el acuerdo. Simone aseguraría barcos y una corriente de mercancías para la península, mientras que Ryoma eliminaría a los piratas y establecería un puerto en la península de Wortenia.

Ryoma ya se ocupó de los piratas, pero Simone no había recibido ningún informe sobre el puerto.

Ella no dudaba de las habilidades de Ryoma, pero solo habían pasado unos meses desde que se dirigió a Wortenia. Era natural que ella se sintiera ansiosa. Pero la sonrisa de Ryoma se mantuvo compuesta.

“Sí, todo está bien. Tenemos tiendas y casas, e incluso una muralla. Sólo necesitamos más gente”, él dijo.

Ante esa respuesta, Simone se calló y lo miró fijamente con ojos inquebrantables.

Parece que realmente está listo…

Ella se dio cuenta de que no estaba mintiendo, y lanzó un profundo suspiro. En los pocos meses desde que lo conoció, este hombre creó una infraestructura en esa tierra maldita.

Este hombre…

Si ella pusiera un nombre a los sentimientos que llenan su corazón, sería miedo… no, asombro. El miedo estaba relacionado con el rechazo, mientras que el asombro estaba relacionado con la obediencia. Sus rasgos faciales no eran los de un hombre guapo, y aunque su físico era impresionante, por lo demás parecía un joven promedio.

Pero Simone lo sabía. Había exterminado a los piratas. Ella sólo tenía información fragmentaria por lo que no sabía los detalles, pero asumió que ninguno de los piratas o sus familias estaban entre los vivos. Usó a uno de los comerciantes de Myspos para enviar gente a Wortenia y comprobarlo. Esa ciudad, que estaba escondida en una ensenada, fue quemada hasta los cimientos, y los edificios carbonizados y los cadáveres quedaron como estaban. Ese hombre describió la imagen de los pájaros picoteando los cuerpos quemados como una visión infernal. Simone pensaba que el destino de los piratas era espantoso, pero ella pensaba que eran sus desiertos justos. Su opinión era que aunque no creía en adherirse demasiado a la ley, tampoco pensaba que pueda ser ignorada.

Es cierto que había algunas leyes irrazonables e ilógicas, pero en general, las leyes eran necesarias para el gobierno. Y si Ryoma y sus camaradas hubieran mostrado misericordia con los piratas, Simone podría haber elegido dejar de cooperar con ellos. Los piratas eran útiles como fuerza de combate, sí, pero algunos familiares de sus subordinados habían sido secuestrados por piratas y nunca los perdonarían.

Si Ryoma hubiera elegido aliarse con los piratas, estaba claro que habría resultado en un problema mayor tarde o temprano. Y, sin embargo, Ryoma decidió eliminarlos. Ella pensaba que él era un poco blando ya que había liberado a los esclavos que había comprado, pero aparentemente era completamente capaz de ser despiadado cuando la situación lo requería. Su corazón era capaz de discernir fríamente el riesgo y el mérito.

Mi juicio sobre él… era correcto. El pensamiento cruzó el corazón de Simone.

Ella tomó su mano como si estuviera agarrando pajitas en sus intentos de mantener a flote a la Compañía Mystel. Pero resultó

que su mano no era una pajita, sino una cuerda firme. Una persona que solo era amable o despiadada nunca podría gobernar sobre las personas por mucho tiempo. Solo un hombre que fue honrado con ambas cualidades podría estar en la cumbre.

Una hegemonía…

La palabra surgió en su mente, y una sacudida corrió por su columna vertebral.

“Qué pasa?” Ryoma preguntó con un toque de preocupación. Aparentemente ella había mantenido su mirada fija en él, lo que lo puso nervioso.

“Nada, mis disculpas”.

“Estás bien?”

“Sí.” Simone inclinó la cabeza.

Ryoma la miró, no muy convencido, pero continuó hablando.

“Bueno, nuestra ciudad está bastante construida, así que solo necesitamos residentes”.

Ya tenían edificios listos para acomodar a las personas, así que todo lo que quedaba era traer gente a esta ciudad que había construido.

“Entendido. Traeremos a los esclavos de Myspos tan rápido como podamos”.

“Sí, los elegiste de acuerdo a lo que te pregunté?”

“Sí, mil niños y niñas sanos, de diez a quince años. Ya los tenemos asegurados en el sitio”.

La compra de esclavos de Xarooda y Helnesgoula en comparación con Epirus significaba que era menos probable que el conde Salzberg los notara. Fue por esta misma razón que Simone compró sus barcos de Myspos.

“Todo bien. Los colmillos y las pieles de los monstruos deberían funcionar lo suficientemente bien por la tarifa, verdad?”.

Simone asintió sin decir palabra. Los colmillos y pieles recolectados de los monstruos que viven en la península de Wortenia se vendieron por un costo bastante alto. Tenían que ser cazados periódicamente, por lo que sus pieles y colmillos se convirtieron en importantes productos de exportación locales.

“Por cierto… se rumorea que te has encontrado con algunos semihumanos. Es eso cierto?” Preguntó Simone.

Era una pregunta casual hecha por curiosidad, pero la expresión de Ryoma cambió al escucharla.

“Quién te dijo eso?”

Él la fulminó con la mirada, lo que provocó una fuerte respiración de Simone.

No la estaba mirando como a un enemigo, pero la luz fría y aguda que emanaba de sus ojos era real. Un silencio permaneció entre ellos por un tiempo, luego de lo cual la mirada de Ryoma se suavizó.

“Ah, lo siento… Es solo que es un problema un poco complicado”. Ryoma se disculpó con una sonrisa, dándose cuenta de que estaba presionando a Simone.

No tenía la intención de intimidarla, pero la mención de ese tema le hizo mirarla a pesar de sí mismo.

“Qué pasó? Realmente conociste a los semihumanos?” Preguntó Simone, respirando hondo en un intento de estabilizar su respiración.

Por lo que a Simone le preocupaba, los semihumanos eran una especie extinta. De hecho, eso era lo que pensaban todas las personas en este continente, con la excepción de unos pocos seleccionados. Hubo rumores ocasionales de que todavía existían en las regiones inexploradas del continente, pero todo estaba en el ámbito del chisme.

Solo lo mencionó como tema de conversación y no quiso decir nada más profundo al respecto, pero dada la reacción de Ryoma, se dio cuenta de que probablemente era más que un rumor.

Expuesto a la mirada inquisitiva de Simone, Ryoma explicó, aunque no sin soltar un suspiro.

Lo que le había contado era una historia que de ninguna manera era vaga o ambigua. Y cuanto más le dijo Ryoma a Simone, más oscura se volvió su mirada.

Porque era la historia de los semihumanos, y el odio oscuro que albergaban hacia la humanidad…