Wortenia Senki (NL)

Volumen 6

Capítulo 5: Fuego Infernal Despiadado

Parte 3

La habitación de Ryoma estaba en muy mal estado. Las paredes y los pilares estaban hechos de madera, y aunque estaban construidos sólidamente, ciertamente no daba la impresión de que fuera una habitación noble. Sin embargo, era bastante grande, ya que todavía era la oficina oficial de un noble. Aún así, los muebles de madera tosca y el escritorio y las sillas dedicados a la oficina solo sirvieron para resaltar la vergüenza del lugar.

Esto quizás era de esperar, ya que Ryoma solo usaba esta habitación una o dos veces al día, para cuando recibía sus informes matutinos y vespertinos. Había por supuesto en ocasiones otros asuntos a atender, como confirmar los catálogos y facturas para los suministros de Simone. Pero asuntos como esos no sucedían tan a menudo, y Boltz y las hermanas Malfist a menudo manejaban este trabajo detallado para él. Ryoma sólo tenía que confirmar los pocos documentos que ellos solos no podían pagar el pago.

Las actividades cotidianas de Ryoma consistieron principalmente en salir cada mañana para manejar la escena mientras sus hombres trabajaban en esta ciudad. Los alentaba y participaba activamente en los trabajos de construcción.

Él voluntariamente movió su cuerpo. Y si bien esto fue una jugada astuta, fue extremadamente eficaz en la sociedad jerárquica de este mundo. Después de todo, los nobles eran vistos principalmente por la gente como gobernantes y explotadores. Por supuesto, la nobleza tenía sus propias responsabilidades pesadas y precios que pagar, pero los que estaban bajo su gobierno no veían esos aspectos.

Y a pesar de ser parte de esa clase dominante, Ryoma se mezcló voluntariamente con ellos y se dedicó al trabajo físico. Esos métodos recorrieron un largo camino para disminuir la distancia entre Ryoma y sus soldados. Se deshizo del sudor e intercambiaba palabras con ellos. Comer de la misma olla que ellos, y dormir en una cama de madera igualmente plana.

La actitud de Ryoma compró la confianza inquebrantable de los soldados. Todo salió a la perfección y según lo planeado. Al menos, hasta que Laura le trajo ese informe…

Maldición. Qué hago…? Ryoma chasqueó su lengua amargamente mientras miraba el pergamino desplegado en su mesa.

Ya había repetido esta pregunta muchas veces ese día. Ya era de noche, y desde que oyó el informe de Laura, Ryoma se había encerrado en su oficina. Se cuestionaba a sí mismo sin siquiera molestarse en comer.

La verdad del asunto era que ya había llegado a su respuesta. La pregunta simplemente permanecía, cómo se suponía que debía hacer realidad esa respuesta?.

Un semihumano…

La carta que recibió fue una solicitud de negociaciones de los piratas. Y el regalo incluido con esta carta como un gesto de buena voluntad fue lo que atormentó a Ryoma durante la mitad del día.

Demi-humanos. Una raza que se suponía que se había extinguido hace mucho tiempo, pero que todavía se rumoreaba que existía en la península de Wortenia. Y esa mañana, un pequeño barco llegó a su muelle, y sobre él se sentó un solo demi-humano llevando esta carta.

Su piel era brillante, marrón oscuro, y su pelo era un tono brillante y plateado. Sus orejas eran más puntiagudas que las de un humano. Era lo que Ryoma sabía que las historias de su mundo se referían como un elfo oscuro. Una mujer tan hermosa que podía ser descrita como una gema viviente. Su justicia era suficiente para cautivar a cualquier hombre, y quizás incluso las mujeres no estaban exentas de sus encantos.

Sara y Laura, por supuesto, estaban sujetas a ello, e incluso su belleza sorprendió incluso a Lione, Boltz y las otras personas en medio de ellos que fueron honrados con la experiencia de la vida.

Era, de hecho, un regalo exclusivo de la tierra de la península de Wortenia. Y como era un hombre, Ryoma apenas estaba disgustado con la idea de recibir un buen elfo oscuro como regalo. Y en ese sentido, tal vez el juicio de los piratas fue sólido.

Pero cometieron un error fatal. Y ese error serviría para desordenar los engranajes del destino…

No puedo abandonarla…

Ryoma tomó su decisión, sabiendo muy bien el peligro que contenía.

“Perdón. Puedes llamar a Gennou por mí?” Ryoma preguntó a Laura.

Ella asintió silenciosamente y rápidamente salió de la habitación.

***

Varios galeones entraron en el muelle, y pronto bajaron sus anclas y doblaron sus velas.

“Gracias por venir, baron Mikoshiba”.

Cuando Ryoma bajó del galeón y subió al muelle, fue recibido por unos diez hombres extraños. Al frente del grupo estaban Henry, Andre y Luida, y detrás de ellos estaban sus diputados.

“Se me conoce como Andre”, Andre dio un paso adelante y se inclinó. “Soy uno de los líderes de esta ciudad. Esta remota ciudad nuestra no puede ofrecer mucho en términos de hospitalidad, pero haremos todo lo que podamos para entretenerle.”

Como antiguo comerciante, tenía experiencia con este tipo de negociaciones. Contrariamente a su aspecto robusto, hablaba de una manera fluida y articulada. Los otros detrás de él siguieron su ejemplo y se inclinaron. Aparentemente él les había instruido antes de tiempo. A pesar de ser piratas, saludaron a Ryoma con modales perfectos.

“No, gracias por enviar un barco especialmente para recogerme… espero que podamos tener buenos negocios hoy.” Ryoma inclinó ligeramente su cabeza en respuesta.

En Japón, su gesto puede haber sido un poco grosero, pero dado el sistema de clases en este mundo, el hecho de que se inclinó en absoluto dejó a Andre y su grupo confundidos. Ryoma era un noble con un título, mientras que eran simples plebeyos, y criminales en eso. No había ninguna razón formal para que Ryoma inclinara su cabeza a ellos.

La expresión de Andre se volvió sospechosa por un momento, pero no fue tan tonto como para comentarlo abiertamente. En cambio, miró a Ryoma con una agradable sonrisa y se puso delante del resto del grupo para guiar a Ryoma por la ciudad.

“Si me permites, me parece que has traído a muy pocos asistentes contigo”, preguntó Luida, inclinando su cabeza hacia el barco.

Sólo había unos veinte soldados allí. Estaban, sin embargo, todos vestidos con armadura de cuero teñido de negro y armados con lanzas – perfectamente armados para la batalla. Pero todavía había muy pocos – de hecho el mínimo – de ellos.

“Sí, pero no demasiados, tampoco”.- dijo Ryoma mientras pasaba a su lado.

“Eh…?” Luida estaba desconcertada.

El hecho de que no trajera demasiados guardias no era una desventaja para los piratas, por supuesto. Pero se sentía apagado. No planeaban engañar a Ryoma, ya que realmente querían trabajar para él. Pero esas eran las preocupaciones de los piratas, y la cuestión de cómo Ryoma interpretaría las cosas era un asunto completamente diferente.

Si ella tomara lo que Ryoma dijo al pie de la letra, tal vez podría interpretarse como que no ve la necesidad de traer muchos soldados cuando habla con alguien con quien tiene una relación cordial. Pero Luida sintió que había más que eso. Ryoma y sus guardias caminaron por la ciudad mientras Andre los conducía a donde se llevarían a cabo las conversaciones. Luida observó sus espaldas mientras se iban mientras ella se quedaba en el muelle, y luego le preguntó a Henry.

“Y, qué te parece?”

“Huh? Acerca de?”

“Qué piensas, imbécil…? Sobre él. Tengo un mal presentimiento sobre ese hombre.”

“Tú crees? No creo que nada esté mal. En todo caso, creo que va bien hasta ahora, no crees? Él nos está tratando como iguales, y no veo a ningún otro noble haciendo eso. Supongo que realmente es un plebeyo que alcanzó un estatus noble.” Henry dijo, acariciando su barba.

La mayoría de los nobles no se sorprenderían de que la gente bajara la cabeza hacia ellos, pero Ryoma estaba dispuesto a saludar a Henry y a los otros piratas de esa manera. Eso fue una sorpresa, pero no dejó una mala impresión. En todo caso, lo vieron como refrescante y admirable después de ser despreciado por todos los demás nobles que conocieron.

“Sí, bueno, eso es lo que me molesta… Por qué se tomaría la molestia de ser acogedor con nosotros?”

“Bueno, porque sabe que puede usarnos. No dijiste que deberíamos enviárselo porque dejará una buena impresión? Además, qué tiene de malo que se nos acerque amablemente?”.

“Bueno… quiero decir, no te parece demasiado conveniente?”

Ahí era donde yacían las dudas de Luida. Todo les iba demasiado bien, y eso también se aplicaba a la actitud de Ryoma. Como era un noble que surgió de la gente común, tendría sentido que él actuara de manera arrogante hacia ellos, para asegurarse de que no se burlaran de él. Pero no mostró ninguna señal de eso.

“Eh? Qué estás diciendo? Le enviamos el demi más bonito que tenemos sólo para asegurarnos de que nos ponemos en su lado bueno… Si obtenerla le dio una mala impresión entonces estamos en una pérdida total aquí. Y fue tu idea hacerlo en primer lugar.” En este momento, Henry había capturado un total de tres Demis. Todas eran hembras elfo oscuras de piel negra, y enviaron a Ryoma la más joven, la más bella de las tres. Eran extremadamente raros, aunque difíciles de liquidar en fondos, pero las hembras demi-humanas valían fácilmente varios cientos de oros al precio más barato.

Eran atractivos y envejecían lentamente, lo que significaba que podían saborearse durante décadas. Henry no podía imaginar cómo un regalo como ese haría algo para agriar la impresión que Ryoma tenía de ellos.

“Bueno…” Luida se calló.

“No estoy en contra de la paranoia saludable, pero elige el momento y el lugar adecuados, quieres? Todo va bien para variar. Qué sentido tiene que nos estresemos por algo trivial y lo hagamos enojar?”

Dicho esto, Henry dejó el muelle mientras sacudía la cabeza con exasperación.

“Supongo…” murmuró Luida.

Todo iba como lo imaginaban. Ryoma Mikoshiba se presentó a las negociaciones y, a juzgar por su actitud, su opinión sobre ellos no era mala, y el hecho de que trajera pocos guardias significaba que confiaba en ellos.

Dejada en el muelle, Luida se tragó su ansiedad. Como dijo Henry, todo iba bien por una vez. Decir algo aquí podría arruinar todo. Ese miedo mantuvo su corazón atado.

“Vamos, toma asiento. Te traeremos algo frío para beber en un momento”.

“Si, gracias.”

Motivado por Andre, Ryoma se sentó en el sofá.  Justo cuando lo hizo – como si esperara a ese momento – alguien llamó a la puerta. “Adelante.” Andre dijo.

La puerta se abrió, y una mujer entró en la habitación, sosteniendo una bandeja con bebidas y aperitivos ligeros. Parecía de unos treinta años, y aunque no era poco atractiva, algo sobre su apariencia daba una impresión vulgar. Probablemente se llevaron a una mujer trabajando en un pub y apresuradamente le enseñaron sus modales básicos. Ella colocó las bebidas sobre la mesa de una manera torpe, inexperto y luego dio una reverencia zancada antes de salir de la habitación.

Probablemente estaba desesperada por no dejar una mala impresión en mí… Pobrecita. Ryoma sofocado la sonrisa fría que se levantaba dentro de él.

“Qué pasa con sus acompañantes? Podemos preparar algo frío para ustedes, también.”

“No gracias.” Laura rechazó la solicitud de Andre con una cara inexpresiva.

Las hermanas Malfist se mantuvieron firmes detrás de Ryoma. Los únicos en esta sala fueron Ryoma, Andre y las hermanas Malfist, que asumieron el papel de guardaespaldas.

“Ya veo… mis disculpas, entonces. Tendremos a tus otros acompañantes descansando en otra habitación.” Dijo Andre. Con las hermanas declinando bruscamente su oferta, recurrió a una declaración que significaba que él estaba en control de la situación. Fue él quien dijo que todos no encajarían en la habitación en la que negociaría con Ryoma, y por eso tuvieron que ser movidos.

“Sí. Me disculpo por el problema”, pero Ryoma simplemente sonrió ligeramente y bajó la cabeza.

“En absoluto, estamos felices de ofrecerle nuestra más profunda hospitalidad… Por cierto, milord…” Andre se quedó atrás, como si se preguntara cómo sacar algo.

La sonrisa de Ryoma se profundizó cuando él fue directo al grano. “Quieres hablar de tu sugerencia del otro día, verdad? La petición de que tu grupo se una a mis fuerzas.”

La carta que recibió el otro día detallaba los deseos de los piratas. Ryoma sabía muy bien lo que quería, y la reunión de hoy fue para que Ryoma les informara de su decisión. No había mucha necesidad de bromas inútiles.

“S-Sí, milord. Exactamente. El demi-humano que le enviamos fue un gesto de nuestra buena voluntad hacia usted.”

“Buena voluntad, dices… hmm, ya veo.”

“Sabemos que esto puede parecer presuntuoso, pero uno como ella es difícil de encontrar. Su pueblo está rodeado por una poderosa barrera, y la única manera de capturarlos es esperar a que salgan de la barrera por su cuenta…”

Y esperar a que salieran de la barrera era difícil en la península de Wortenia. Estaba infestada de monstruos poderosos, así que esperar a que su presa saliera del perímetro de su barrera era una tarea agotadora.

“Ya veo, ya veo… Así que me enviaste algo que hiciste todo lo posible por obtener. Vaya, eso es tan…”.

Para asegurarse doblemente de que Ryoma estaría inclinado a aceptar, Andre destacó el esfuerzo que pusieron en el regalo que le enviaron. Presentar el peligro por el que pasaron mejoraría la impresión que causaron. Esto fue algo que Andre experimentó muchas veces en su pasado como comerciante. Si se quiere vender algo a un precio elevado, explicar la rareza y la dificultad de obtener los productos en cuestión es una forma común de convencerlos.

“Oh. En ese caso?!” André sonrió alegremente ante las palabras de Ryoma.

Estaba claramente seguro de que el resultado que querían estaba al alcance.

Es como dijo Luida, es sólo un hombre… enviarle esa mujer fue la elección correcta. Andre ya estaba convencido de que habían ganado. Si la respuesta de Ryoma hubiera sido negativa, no habría venido hasta aquí. Pero lo hizo, y el significado de eso estaba claro.

Pero las esperanzas de Andre pronto se desvanecerían.

“Si. Voy a hacer que todos ustedes desaparezcan “, dijo Ryoma, con una sonrisa escalofriante en sus labios.

En el momento en que esas palabras salieron de los labios de Ryoma, Laura y Sara saltaron por detrás de él y blandieron sus espadas contra Andre. Sorprendido por las inesperadas palabras de Ryoma, Andre no pudo resistir.

“Entonces empecemos. Recuerdan el plan, verdad?” Ryoma hizo la pregunta mientras miraba fríamente el cadáver de Andre, que todavía tenía los ojos bien abiertos en la incredulidad.

“Si.” Las hermanas asintieron en silencio. “Haganlo!” Ryoma les ordenó bruscamente.

“Fragmentos de luz solar, hijos del fuego enviados por el cielo, descendientes pecaminosos del Dios del Fuego que fueron arrojados a la tierra. Sublima tus pecados y regresa a los cielos.” Su canto reverberaba en los oídos de Ryoma como la recitación de un poema sagrado. Con sus chakras girando mientras cantaban, prana corría por los cuerpos de las hermanas Malfist. “Burning pillar!”

Y con esas últimas palabras, las hermanas golpearon sus manos contra el suelo. En ese momento, un pilar de llamas estalló a través del techo de la finca con un sonido retumbante. Un enorme pilar de fuego rugió desde el centro de la ciudad sin nombre. Esta fue la señal que todos esperaban alrededor del asentamiento de Cliffside.

Hombres cubiertos de máscaras negras corrían silenciosamente por la noche. Sakuya sintió su presencia y se dio la vuelta.

“Lo sé. Están todos preparados?”

Las sombras negras asintieron a sus palabras. Se arremangaron, revelando cinturones de cuero que estaban atados contra sus brazos. Unido a cada uno de esos cinturones había un pequeño jarrón. Era un jarrón bastante discreto, con un torso redondeado y una porción de cuello delgado. Un jarrón ordinario que se puede encontrar en cualquier lugar.

Pero era inusual en algunos sentidos. En primer lugar, los jarrones no contenían flores, pero en cambio tenían un pedazo de tela relleno en él. Y en segundo lugar, el gran número de los jarrones era inusual. Había aproximadamente doscientos de estos jarrones impares allí.

Fueron creados para no impedir los movimientos de los hombres vestidos de negro por lo que probablemente tenían algún tipo de propósito, pero cualquiera que los mirara probablemente estallaría riéndose de cómo se veían. Y sin embargo, ninguno de ellos mostró vergüenza por su apariencia.

Todo lo contrario, de hecho – sus miradas eran como hojas frías. Sabían muy bien lo que estaban a punto de hacer, y por qué estaban a punto de hacerlo.

Al principio no sabía por qué le dio a cada uno de los ninjas de bajo rango una explicación individual…

Explicar los detalles de la operación a los operativos que la llevaban a cabo era una tarea molesta y que llevaba mucho tiempo. De hecho, cuando Sakuya recibió la orden de participar en este trabajo, ella misma no recibió ningún detalle. Los ancianos simplemente le dijeron que lo hiciera, y ella no tenía ni la razón ni el privilegio de hacer preguntas.

Pero esta vez fue diferente. Ryoma usó a Sakuya, Gennou y Lione para explicar claramente el objetivo y la necesidad de esta operación. Y Sakuya pensó que el ninja no estaría más ansioso de lo que de otra manera estaría.

Pero su resolución es claramente diferente…

La forma en que ocultaban su presencia y mantenían la calma no era diferente de lo usual, pero el claro sentido del propósito aumentaba su condición mental y los impulsaba a luchar.

Tal vez eso es obvio… Nuestra ciudad está llegando a su lugar, y se niegan a dejar que alguien interfiera con nuestro nuevo hogar… Incluso si ese alguien fuera el gobernante de esta tierra, la reina Lupis…

Sakuya pensó en su conferencia de la noche anterior. Siete hombres y mujeres rodearon una mesa redonda mientras el sonido de los martillos de madera resonaba desde afuera. La mayoría de las personas presentes escucharon la explicación de Ryoma con una expresión de confusión.

“Por eso os he llamado a todos aquí…” dijo Ryoma. “Siento tener que distraeros mientras estabais ocupados. Especialmente a ti, Sakuya.”

“Ah, en absoluto,” Sakuya agitó la cabeza. “Es comprensible, dadas las circunstancias… Y no te preocupes, he dejado unos cuantos hombres como vigías.”

Sakuya recibió la orden de acabar con los piratas, y había descubierto el escondite de los piratas hace unos días siguiendo sigilosamente la unidad de reconocimiento de los piratas cuando regresaban. Luego realizó un profundo reconocimiento de la zona, investigando el número de naves y personal que tenían, así como la topografía de la ciudad.

Su única tarea restante era sentar las bases para cuando Ryoma diera la orden. Y justo cuando había completado los preparativos, recibió órdenes de Ryoma de volver a su ciudad.

“Entonces… Qué pretendes hacer, Señor Ryoma? Aceptarás la lealtad de los piratas?” Sakuya preguntó.

“Eso es… un poco difícil”, contestó Lione. “Los pequeños pueden ser leales ahora, pero si lo hacemos, se disgustarán y se volverán contra nosotros.”

“Eso es obvio…” Boltz asintió profundamente. “Para los niños, los piratas fueron los que incendiaron sus ciudades de origen y los vendieron a ellos y a sus familias a la esclavitud. Incluso si son liberados de esa esclavitud ahora, su rencor hacia los piratas no desaparecería tan rápidamente.”

Todos asintieron sin decir palabra ante la explicación de Boltz. Los esclavos se convirtieron en soldados de Ryoma a cambio de ser liberados de la esclavitud, pero eso no borró su pasado. En todo caso, su vida más plena ahora solo sirvió para resaltar cuán terrible y doloroso fue su tiempo como esclavos.

“Aún así, rechazar la fuerza de los piratas es una oportunidad perdida”, dijo Gennou.

“Sólo actuamos para eliminarlos ya que asumimos que no nos obedecerían. No podemos encontrar un uso para su fuerza dado que desean jurar su lealtad a nosotros?”

Un silencio cayó sobre todos en la pregunta de Gennou. No había ninguna base verdadera para negar su sugerencia. El valor de los piratas no se redujo a su fuerza en el mar. Asegurar el control de las aguas era una ventaja, e incluso podían ayudar con el comercio. Había innumerables usos para los piratas.

Dejando de lado las perspectivas futuras, la agricultura y la pesca no eran industrias existentes en la península de Wortenia en este momento. Su única fuente plausible de fondos era vender reactivos cosechados de los monstruos o vendiendo semihumanos a la esclavitud.

Pero mientras la parte práctica de sus mentes se daba cuenta de esto, no podían aceptarlo emocionalmente.

“Así es, pero… Qué, vas a escupir en los sentimientos de los pequeños?” preguntó Lione, con un borde peligroso a su voz.

Si sólo consideraran su beneficio inmediato, aceptar la oferta de lealtad de los piratas no sería una mala idea. Pero desde una perspectiva a largo plazo, estaba claro que podían esperar cierta fricción entre sus soldados y los piratas. E incluso si no explotara inmediatamente, ciertamente lo haría en algún momento en el futuro cercano.

Uno de los pocos puntos fuertes de Ryoma en esta posición abrumadoramente desventajosa fue la calidad y lealtad de cada uno de sus soldados. Su libertad de la servidumbre y el trato positivo y personal que se les había dado desde entonces tenían la intención de solidificar su lealtad a Ryoma.