Wortenia Senki (NL)

Volumen 5

Prólogo: Asuka Kiryuu

Ese día, la vida de Asuka Kiryuu, que disfrutaba de su juventud como estudiante normal de secundaria, alcanzó un punto de inflexión repentino y decisivo, y ese punto condujo en la peor dirección posible.

Sucedió cuando acompañó a dos detectives encargados de investigar la desaparición de su amado primo a la entrada de la propiedad. De repente y sin ninguna señal de advertencia, Asuka y los dos detectives ya no podían sentir el suelo bajo sus pies.

“Huh?”

El cambio repentino hizo que una exclamación cómica y estupefacta escapara de los labios de Asuka. Esa era la verdadera cara de Asuka mostrando como la máscara responsable que usualmente usaba se escabullía. Si Ryoma Mikoshiba viera su cara ahora, probablemente la señalaría y estallaría de risa, como para vengarse de ella por un pequeño golpe u otro que una vez le dio.

Pero su sorpresa fue perfectamente natural. Ella carecía de la práctica y la disciplina para reaccionar ante una situación tan inesperada con una rápida e ingeniosa decisión. Es cierto que Ryoma y su abuelo le enseñaron un par de cosas sobre artes marciales, pero su habilidad era estrictamente la de una persona común y corriente.

En comparación, Tachibana y Kusuda, siendo oficiales de policía profesionales, reaccionaron mucho más rápido. Rápidamente recuperaron el equilibrio de sus cuerpos e intentaron extender sus manos hacia el borde del agujero que los tragó.

Su ingenio rápido, sin embargo, quedó sin recompensa. El agujero continuó expandiéndose, y no fue posible agarrarse a su borde.

Sus manos simplemente cortan el aire vacío.

“Qué demonios…?!”

“Tachibana!”

Este fenómeno no era posible para empezar. Podría haber sido posible, aunque fuera poco probable, que el suelo se derrumbara bajo ellos debido al hundimiento de la tierra, pero esta situación en la que estaban ahora mismo claramente desafiaba las leyes de la física.

No había sonido o sensación de ruido. El suelo simplemente y literalmente desapareció de debajo de sus piernas de repente. Incluso si alguien hubiera puesto una trampa, habría habido algún tipo de señal de que la caída se acercaba.

El cambio repentino en la situación dejó a Asuka completamente indefensa. Todo lo que pudo hacer fue soltar un chillido desgarrador cuando cayó y extendió la mano hacia la luna, que cada vez era más distante.

“Dónde estoy…?”

Asuka miró a su alrededor, asaltada por un sentido de náuseas y disgusto que le recordaba el mareo. Lo primero que entró en la vista era un muro de piedra. Mirando hacia el techo, vio un techo en forma de cúpula con una pequeña ventana, desde la cual la luz de la luna se vierte en la habitación. Solo fue lo suficientemente grande como para permitir que una pelota de béisbol pase a través de ella. La habitación en sí era bastante vasta, y Asuka estaba de pie en su centro.

Qué pasó? Por qué estoy…?

Asuka no podía entender que pasó y que podría haberla traído a este lugar. Hace unos momentos, estaba en la finca de Kouichirou. Eso era un hecho innegable. Pero la escena ante sus ojos ahora era completamente diferente.

La mirada de Asuka cayó hacia delante, donde vio a Tachibana y Kusuda arrodillados en el suelo.

Gracias a Dios… no fui solo yo…

Ella no estaba de ninguna manera feliz de ver a alguien más caer en una situación como la suya, pero después de haber sido arrastrado a esta situación, Asuka se tranquilizó al encontrar que dos agentes de policía estaban aquí con ella.

“Kusuda, estás bien?”

“Me duele mucho la cabeza, pero… sí, creo que estoy bien. Pero…” dijo Kusuda, mirando en shock mientras acunaba su cabeza.

“Tú también, eh? Debo haberme golpeado la cabeza en algún momento, porque tengo un terrible dolor de cabeza.”

“Se siente como si alguien me sacudiera el interior de mi cabeza…”

“Sí, nunca he sentido nada como eso…”

“Hmm, ustedes dos están bien…”

Asuka preguntó a los dos preocupada por cómo se agachaban y les dolía la cabeza.

Su voz hizo que Tachibana finalmente levantara su rostro.

“O-Oh…” dijo, lentamente poniéndose en pie.

“Eres la chica de Mikoshiba… Aún así, no entiendo lo que está pasando… No estábamos en casa del Sr. Mikoshiba? Cómo llegamos aquí…?”

“Los pisos y paredes por aquí…” Contestó Kusuda, arrodillado y frotando su mano contra el suelo.

“No parecen hechos de cemento o asfalto. Se siente como roca real…”

“Tú también lo crees?”, contestó Tachibana, con su cara comprensiblemente llena de dudas.

Si esto fuera un caso de que el suelo se hundiera debajo de ellos, lo que debería haber estado bajo sus piernas ahora mismo era tierra, y el techo sobre ellos no tendría una claraboya. Lo que vieron en su lugar fue un piso de piedra y paredes. El agujero por el que cayeron no estaba a la vista. Esta situación era, a todos los efectos, completamente incomprensible.

Pero mientras los tres estaban confundidos, una repentina voz les saludó por detrás.

“Saludos, viajeros que han pasado las puertas del otro mundo. Misha Fontaine, la taumaturgo asistente de la corte del Reino de Beldzevia le da la bienvenida con los brazos abiertos… De hecho, con los brazos abiertos y tibios.”

Era la voz de una mujer que era tan justa como el repique de una campana, pero al mismo tiempo albergaba una frialdad que enfriaba a cualquiera que la escuchara hasta la médula. Asuka se giró, solo para que sus ojos se posaran sobre la vista de una mujer vestida con una túnica negra, custodiada por varios hombres.

Estaba a unos veinte metros de Asuka.

Pelo rubio y piel blanca… No parece japonesa… Además, su traje es raro… Pero suena como si hablara japonés…

Mientras esos pensamientos pasaban por su mente, ella estaba llena de ansiedad incomprensible. Encontrar más gente aquí aparte de Tachibana y Kusuda fue un avance positivo para ella.

Probablemente tenían más información sobre dónde estaba que los tres. Se hacía llamar Misha Fontaine, que no era un nombre japonés, pero afortunadamente Asuka podía entender a esta mujer con claridad.

Pero eso no resolvió todos los problemas. No, en todo caso, había un problema aún mayor en juego aquí. La mujer Misha todavía estaba bien. Las decoraciones excesivas que ella tenía en eran inusuales a Asuka, que era una mujer joven de la edad moderna, pero ella vio algunos trajes tribales de otros países en las noticias aquí y allá. Si ella asumió que esta mujer era algún tipo de sacerdotisa extranjera, su sentido común podría de alguna manera llenar los huecos.

Pero los hombres que rodeaban a Misha estaban vestidos de una manera demasiado inusual. Estaban cubiertos de armadura de metal y agarraban lanzas en mano, con espadas envainadas en sus cinturas. Eran como caballeros sacados directamente de una película de fantasía o un programa de televisión. Y para rematarlo…

La forma en que brillan… de ninguna manera.

Al principio no podía creerlo, pero después de mirarlo una y otra vez, se dio cuenta de que las armas que esos caballeros sostenían parecían reales. Asuka no practicaba artes marciales como Ryoma, ni veía todas las armas de la colección de Kouichirou. Pero ella tenía suficiente conocimiento y experiencia para decir que las armas que estos hombres sostenían eran el artículo genuino.

Al darse cuenta de lo peligrosas que eran estas personas, Asuka dio un paso atrás con cautela. Pero en contraste con su precaución, Tachibana se acercó a Misha y a los demás, diciendo algo que Asuka no esperaba oír.

“Oye, qué pasa con esos trajes? Estás rodando una película? Y no me pareces japonés. Qué idioma era ese? Puedo hablar inglés, pero… nunca he oído nada parecido a lo que acabas de decir… Kusuda, lo reconociste?”

“No, no suena como nada que haya escuchado antes. A juzgar por su piel es blanca, pero eso tampoco suena a francés o italiano. Quizás es de un país del norte de Europa? Creo que el símbolo de su armadura parece un escudo nacional de armas, pero tampoco lo reconozco. Capté lo que suena como su nombre. Misha Fontaine.” Asuka frunció sus cejas desconcertada ante su intercambio.

No entendieron lo que acaba de decir…?

Las palabras de la mujer eran perfectamente comprensibles para los oídos de Asuka, e indudablemente lo eran Pero ese no era el caso para los detectives.

“Mis disculpas, somos policías… policías japoneses”, dijo en inglés, pronunciando las palabras alto y claro.

“Lo entiendes?”

Sacó su placa del bolsillo interior de su traje y la blandió. Por supuesto, también estaba en una posición que le permitiría sacar el bastón extensible conectado a su cinturón rápidamente si fuera necesario, que era la prueba de que estaba siendo cauteloso. Tachibana no podía decir que las armas que los caballeros tenían eran reales, pero como oficial, tenía que ser cauteloso ya que había un civil que tenía que proteger presente.

Esas son las únicas acciones que uno esperaría de él mientras se adhiere al sentido común de su Tierra, y es decir, el de Japón, un pequeño país que es pacífico en comparación con otros países desarrollados. La mayoría de los oficiales en otros países sacarían sus armas primero y eliminarían a los sospechosos.

“Sr. Tachibana, aléjese! Esas armas que tienen son reales!” Gritó Asuka tan fuerte como pudo.

Al oír su advertencia, Tachibana y Kusuda se congelaron en su lugar. Era la prueba de que ambos sospechaban. Pero eso solo sirvió para provocar a los caballeros. Dieron un paso adelante, sus lanzas apuntaban a los dos oficiales. Su formación era sin defecto.

“Así que la unificación del idioma de la chica ya está terminada”, dijo Misha.

“Los hombres tardarán un poco más… Pensé que podríamos tomar esto un poco más lento, pero no importa. Capturen a los tres.”

En ese momento, los cinco caballeros se acercaron a los dos oficiales, rodeándolos.

“Ah, qué diablos está pasando…?! Tch, bien. Kusuda!”

“Somos policías. Policías. Atrás. Atrás! Crees que te saldrás con la tuya?”

Tachibana y Kusuda tiraron sus placas a un lado y sacaron sus bastones extensibles. La punta de los bastones apareció con un sonido ligero.

“Te lo advierto de nuevo, quédate atrás! Somos policías!” Dijo Tachibana con un amenazante gruñido en su voz, con su bastón silbando mientras lo balanceaba por el aire.

Sin embargo, el bastón tenía menos de quince centímetros de longitud. Era más que suficiente para manejar a un oponente con un cuchillo, pero era apenas más que nada contra el alcance de una lanza. No era un arma muy amenazadora.

Y de hecho, los caballeros estaban cerrando gradualmente el círculo alrededor de Tachibana y Kusuda.

“Mierda! No subestimes a la policía!”

Perdiendo los estribos, Kusuda golpeó su bastón contra la lanza que se le acercaba. Un sonido metálico se escuchó, pero incluso este golpe que tenía todo el peso de Kusuda detrás de él no movió a los caballeros.

“Qué… Cómo…?!”

Kusuda fue el que perdió el equilibrio en su lugar, y uno de los caballeros se abalanzó sobre él desde un costado.

“Kusuda! Hijos de puta!”

Con su sangre hirviendo al ver a Kusuda siendo golpeado contra el suelo, Tachibana aulló y blandió su propio bastón.

Esto era algo que Tachibana normalmente no haría, pero algo sobre esta situación inusual perturbó su sentido del juicio. Pero él simplemente tomó el empuje de una lanza a su abdomen expuesto y se hundió en el suelo.

“Sr. Tachibana!” El grito de Asuka resonó contra el techo abovedado.

“No son ustedes muy animados?”, dijo Misha, asintiendo a los dos evaluativamente mientras yacían en el suelo.

“Serán buenos peones.”

Buenos peones para enviar al campo de batalla.

La vida de un peón es desechable, pero desde que convocarlos y criarlos tomó una gran cantidad de gastos, ella prefería que no se rompieran después de una o dos batallas.

“Eso sólo te deja a tí…” dijo Misha, empujando su mentón en dirección de Asuka para señalar a uno de los caballeros para que la siguiera mientras caminaba hacia ella.

Entonces Misha miró fijamente a Asuka, como si la lamiera arriba y abajo. Sus ojos estaban llenos de pura valoración. Como un ama de casa inspeccionando una verdura por su frescura.

“Eres joven, y tu físico no está mal. Su unificación del idioma fue completada tan pronto como usted fue convocada, así que usted debe tener una buena cabeza sobre sus hombros. Supongo que tu potencial como peón es más que suficiente, pero…”

Entonces Misha agitó la cabeza, como si lamentara, pero una sonrisa desagradable y contrastante tocó sus labios.

“He convocado a una chica tan bonita. Usarte como un soldado desechable sería un desperdicio. Me encantaría usarte, pero creo que serías más adecuado para servir como compañía para Su Majestad. Me ha estado pidiendo que le traiga a alguien desde hace mucho tiempo, después de todo…”

Dicho esto, Misha extendió su mano hacia Asuka.

“Qué es lo que…?” Asuka no tenía forma de saber qué terrible destino le esperaba, pero instintivamente podía decir que algo malo estaba a punto de suceder.

“No… Quédate atrás…”

Ella se tambaleó hacia atrás, sintiéndose como un pequeño animal siendo mirado por un depredador. Pero después de esos pocos pasos, sus rodillas se doblaron y ella cayó sobre su trasero. Misha se acercó a ella con una mueca en sus labios.

“Oh, no necesitas tener tanto miedo. No te pasará nada malo. No, comparado con esos hombres de allí, estás mucho mejor. Usarás ropa cuidadosamente hecha por los mejores artesanos, comerás tres veces al día, cosas que la mayoría de los nobles ni siquiera comen… Y nunca tendrás que poner un pie en el campo de batalla. Todo lo que necesitas hacer es hacer compañía a Su Majestad en la cama durante las noches. Está bien… Eres joven y bonita, así que estoy seguro de que su Majestad te adorará. Al menos hasta que encuentre un nuevo juguete… De eso estoy segura.”

Y con eso, Misha rápidamente comenzó a cantar.

“Dios de la Luz Meneos, cumple el antiguo juramento y ata sus almas en cadenas.”

Después de que ella concluyera su breve encantamiento, un resplandeciente sigilo de algún tipo apareció en la palma derecha de Misha y se iluminó débilmente.

“No te preocupes, dolerá un poco cuando te marque con esta marca, pero se detendrá muy pronto.” Misha sonrió fríamente, extendiendo su palma a la cara de Asuka.

Ryoma! Sálvame!

El rostro maduro del chico apareció en la mente de Asuka, pero por supuesto, era sólo una expresión de una especie de resignación que la venció. Desapareció hace meses, así que no había posibilidad de que apareciera ahora.

Y sin embargo, los cielos no le dieron la espalda.

El sonido de algo duro y en forma de vara rodando sobre el suelo llegó a sus oídos. Y al momento siguiente, una ráfaga de viento rozó la piel de Asuka desde el lado, acompañado por el sonido de algo pesado y lleno de líquido que cae al suelo.

Un aullido animalístico surgió de los labios de Misha, resonando por la habitación, y algo cálido salpicó la cara de Asuka.

“Sería tan amable de quitar sus sucias manos de mi nieta?”

Esa voz sonaba demasiado pacífica para esta espantosa escena, pero en el momento en que la escuchó, Asuka levantó la cabeza.

“A-abuelo?! La forma en que te ves, eso es…”

Su mirada cayó sobre Kouichirou Mikoshiba – un hombre que no debería haber estado aquí. Pero no se veía igual que siempre.

Sostenía las katanas en ambas manos, que goteaban sangre que formaba un charco en el suelo debajo de él. Al ver la cara de su abuelo manchada de sangre, las manos de Asuka saltaron a su propia cara.

Ella sintió la textura única de la sangre en sus dedos. Y el hecho de que no estaba seco sin embargo dejó claro lo que acababa de suceder delante de ella.

“Abuelo… Por qué estás aquí…? Y qué…”

Los dedos temblorosos de Asuka apuntaban a la figura de Misha, que hacía una mueca de desprecio fría hace unos momentos, agazapada de dolor.

“Tú! Quién eres tú?!”

Los caballeros tardaron en reaccionar a la repentina evolución. Sin embargo, el caballero que escoltaba a Misha desenvainó su espada y levantó la voz. Sin embargo, esa espada blandida no sería balanceada hacia abajo. Jamás.

“Usando una posición de arriba en esta situación, cuando no has medido la habilidad del oponente… idiota… Lo juro, tenemos suerte de no haber encontrado a nadie realmente fuerte, pero derribar al enemigo tan fácilmente es bastante anticlimático…”

La postura de arriba, también llamada la postura de fuego. Una postura bien conocida, ofensiva tan amenazante como el rugido de una llama. Pero por el contrario, si no puede amenazar y abrumar al oponente, no puede llamarse verdaderamente la postura de fuego. Todo lo que haría es exponer el abdomen de uno al enemigo.

Suspirando exasperado, Kouichirou barrió casualmente su mano derecha hacia un lado. La hoja cortó el estómago del hombre – que debería haber sido protegido por su armadura – cortándolo por la mitad a través de su columna vertebral.

“De ninguna manera…”

Asuka no podía creer lo que estaba viendo. El caballero se desmoronó hacia atrás, su sangre de color rojo oscuro y sus vísceras cayendo al suelo. La cara de Misha se contorsionó en agonía, goteando sangre y saliva. Lo que acunó en su pecho fue su propio brazo derecho amputado.

Era una realidad que no quería aceptar. Pero a medida que su mente recuperaba su compostura, tenía que analizar la situación, le gustara o no.

La cortó… la cortó, la cortó, la cortó… Realmente cortó a una persona…?

Asuka sabía muy bien que Kouichirou era experto en artes marciales, pero eso no significaba que ella pudiera imaginar que él era capaz de matar sin piedad a otro ser humano.

“A juzgar por la cresta de su armadura, este es el Reino de Beldzevia… Supongo que es mejor que ser convocado por Helnesgoula o la Iglesia del Dios de la Luz… ” Kouichirou susurró mientras extendía una mano a Asuka.

“Te encuentras bien, Asuka?”.

Su voz era suave. Albergaba una dulzura y afecto que no encajaban en este lugar brutal. Pero esa era sólo su voz. Los caballeros que mantuvieron a Tachibana y Kusuda inmovilizados en el suelo olvidaron su papel original de proteger a Misha, simplemente viendo este espectáculo espantoso con los ojos bien abiertos. Por supuesto, ya que estaban ocupados manteniendo a los dos hombres atados, no había mucho que pudieran hacer.

Los detectives no eran más que débiles en la cara de los caballeros hábiles con taumaturgia, pero el problema era que los caballeros fueron instruidos para mantenerlos vivos. Si se les permitía matarlos, cortarían las cabezas de los hombres sin problema, pero mantenerlos vivos, ilesos y atados, era mucho más difícil incluso con la abrumadora ventaja de los caballeros.

Débiles como estaban, Tachibana y Kusuda se resistían desesperadamente. Desde el punto de vista de Beldzevia, mantener a los dos vivos y enteros era importante, considerando lo que estaba por venir. Si hubieran sido heridos e inútiles a su llegada quizás se hubieran rendido, pero sólo convocaron a gente de Rearth para reforzar sus filas.

Se necesitaron considerables preparativos y gastos para hacerlo, e incluso con la situación tan inesperada como era, no podían darse el lujo de matarlos y quedarse sin nada que mostrar por todos sus esfuerzos. Eso era obvio por el hecho de que tenían dos hombres inmovilizando a cada uno de los hombres.

Pero lo que mantuvo a estos caballeros aturdidos y horrorizados fue la repentina aparición de Kouichirou Mikoshiba. Él dominaba la escena con un aire abrumador de opresión.

“Qué pasa, Asuka? Tus rodillas se doblaron…? No estás herida, verdad?”

Mirando a Asuka, que lo miraba con asombro, Kouichirou habló con el mismo tono frívolo que a menudo tenía. Mirando a su abuelo y en silencio a su actitud, Asuka simplemente asintió.

“Bueno, eso es maravilloso. Entonces voy a terminar por aquí y vamos a volver. No queremos quedarnos aquí por mucho tiempo, verdad…?” dijo, entrecerrando los ojos.

Ese gesto no mostraba ninguna señal de la calidez y amabilidad que a menudo mostraba a Asuka. Una mirada artificial, tan fría como el acero. Estaba fijado, por supuesto, en Misha, que estaba en cuclillas en el suelo mientras sostenía su brazo cercenado cerca de su pecho.

La visión de una persona que llora amargamente ante una lesión tan grave sería generalmente suficiente para estimular la piedad en cualquier persona. Asuka misma olvidó el alivio de ser rescatada, y en cambio fue inundada de culpa al ver a esta persona tan severamente mutilada por su propia carne y sangre.

Pero desde la perspectiva de Kouichirou, Misha era la fuente de todo el mal, el que convocó a Asuka, a quien tenía en su corazón como nieta, a este mundo infernal. Sabía lo duro que era este mundo, y por eso no tenía ninguna misericordia hacia esta mujer. Había una discrepancia en lo que ambos sabían y sentían. La diferencia es que uno de ellos entendía qué clase de infierno era realmente este mundo.

Fue entonces cuando Misha levantó de repente su rostro y miró a Kouichirou. Sus ojos ardían con llamas oscuras de odio ardiente. Palabras de agonía malévola escaparon de sus labios con una voz tan viciosa que infundió temor en el corazón de cualquiera que las escuchara.

“No te perdonaré! Nunca, nunca te perdonaré! Tú, mero peón de Rearth, cómo te atreves a tomar mi brazo… El brazo del que lleva el destino de Beldzevia! Cómo te atreves, cómo te atreves… No descansaré hasta que estés cortado en tiras y alimentado a los cerdos!”

Ella no estaba gritando. Pero para los oídos de Asuka, las palabras de Misha sonaban muy claramente. Eran gruesas y rebosaban de puro odio, sin adulterar. Las punzadas de culpa y misericordia que sentía hacia Misha fueron dejadas de lado por sus palabras y el terrorífico destello en sus ojos. Incluso los caballeros que mantenían a los detectives inmovilizados parecían sentirse de la misma manera, ya que su agarre se aflojó un poco.

Pero un hombre se quedó indiferente a las palabras de Misha. Para Kouichirou, sentir una mirada de odio dirigida a él por otro ni siquiera merecía obtener una respuesta. No después de todo lo que había pasado. Si algo así fuera suficiente para hacer una pausa, Kouichirou no habría sobrevivido a los campos de batalla por los que una vez pasó.

Al momento siguiente, la mano derecha de Kouichirou se extendió sin piedad por el aire.

La cabeza colgante de Misha se inclinó de lado, y después de un breve momento rodó hacia el suelo. Kouichirou sabía que siempre había que matar al enemigo rápidamente. Y también sabía lo importante que era no dudar en matar cuando se le daba la oportunidad.