Wortenia Senki (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: Convocatoria

Parte 2

Dicho eso, no era que su rostro en realidad pareciera mucho más viejo. No tenía cara de bebé ni nada por el estilo, pero era un promedio general. Podría haber pasado como uno o dos años mayor, pero eso fue todo. Si se podía atribuir algún factor al problema, era su comportamiento tranquilo junto con su físico distintivo, poco apropiado para una persona japonesa normal.

Si había algo positivo en todo esto, le permitía comprar alcohol en tiendas de conveniencia sin que el cajero se molestara en pedir una identificación. Una vez, cuando Ryoma era un niño, su abuelo se emborrachó y le ofreció algo en broma; Esto lo llevó a desarrollar un gusto por el alcohol.

Su abuelo tampoco era particularmente ruidoso sobre el asunto, nunca lo advirtió demasiado estrictamente al respecto. En todo caso, parecía feliz de tener a alguien con quien beber.

Los pasatiempos de Ryoma eran ver películas, leer libros y jugar videojuegos. Si bien sus habilidades atléticas estaban lejos de ser malas, era el tipo de persona que disfrutaba estar sólo en su cuarto. No era antisocial, pero no apreciaba que las cosas fueran demasiado animadas. Debido a estos rasgos, no atrajo mucha atención en la escuela, excepto cuando se trataba de su tamaño, y, naturalmente, no tenía novia. Y así, visto desde la perspectiva de la persona común, Ryoma probablemente parecía un hombre joven que no había sido bendecido con alegría en su vida. Y ese era probablemente el valor de la persona llamada Ryoma Mikoshiba. Pero si hubiera vivido más tiempo en Japón así, seguramente algún día se encontraría con una mujer que le encantaría y crearía un hogar cálido con ella. Pero la diosa del destino no tenía planes de permitir que este humilde sueño se haga realidad. Porque en el almuerzo de este día, sería arrojado al infierno. “Uf, finalmente hora de almorzar…” Ryoma Mikoshiba suspiró cuando su última lección de la mañana llegó a su fun. Si bien no era una escuela centrada en llevar a Ios estudiantes a la universidad, todavía era una escuela secundaria pública con una tasa de admisión bastante alta. Ryoma solo se había inscrito esta primavera, pero el material ya era muy difícil de seguir.

Ryoma no era particularmente tonto, pero tendía a mostrar una inteligencia excepcional cuando se trataba de temas que eran de interés para él, aunque no era tan inteligente cuando se trataba de temas que no le gustan. En otras palabras, tenía una personalidad fundamentalmente caprichosa y libre.

Ryoma se estiró con fuerza en su silla. Sus temas favoritos fueron historia y literatura. Podría describirse como interesado en las

humanidades, pero a pesar de eso, fue terrible cuando se trataba de inglés.

Quiero decir, vivo en Japón. ¿Por qué no puedo estudiar japonés y dejarlo así?

La cuarta clase del día era el mismo inglés aborrecido, y el agotador peso de ese hecho pesaba tremendamente sobre los nervios de Ryoma.

Bueno lo que sea. Solo almorzaré en el techo, y tal vez tome una siesta. Hoy es agradable y todo.

Mientras murmuraba quejas que no encajaban particularmente con la sociedad internacional moderna, Ryoma buscó en su bolso y sacó una lonchera envuelta. Asuka lo había hecho para él esa mañana. Con su lonchera y una botella de plástico llena de té en la mano, Ryoma se dirigió hacia la puerta del aula.

Pero una de sus compañeras de clase, que se estaba preparando para almorzar con sus amigas en el aula, lo llamó de repente cuando estaba a punto de irse.

“Mikoshiba. Vas a comer en la azotea de nuevo? Qué tal si almuerzas con nosotras por una vez? También quería hablar contigo sobre las actividades del club”.

Su voz detuvo a Ryoma cerca de Ia puerta. Y después de un momento de vacilación, se volvió hacia ella y Ie dijo con una sonrisa: “Lo siento, no puedo. ¡Quizás la próxima vez!”

No era que Ryoma no quisiera comer con Ias chicas. No, el atractivo de almorzar con las chicas de su clase no se perdió en lo más mínimo. Pero tenía dos razones para rechazar su oferta.

La primera razón por la que se negó a almorzar con sus compañeros de clase fue bastante simple; no quería que vieran su almuerzo en caja. Asuka siempre lo adornaba con lindos adornos, y no coincidía con su propia imagen, o al menos eso pensaba.

Alguien por ahí había tenido Ia idea de inventar lo que se conocía como el chara-ben. Era un almuerzo en caja cuyos ingredientes

asumieron la forma de varios personajes de dibujos animados, y se convirtieron en una forma de arte que las madres de todos los ámbitos de la vida verterán su propia sangre y sudor en el dominio. Y Asuka también era bastante hábil para hacerlos. Sus creaciones iban desde un cierto roedor eléctrico de un videojuego, a casi cualquier otro personaje en el que uno pueda pensar. Y Ryoma tuvo que admitir que su habilidad para hacerlo era ciertamente impresionante e incluso admirable. Cada vez que se paraba en la cocina e intentaba cocinar, llegaba a apreciar cuán hábil era Asuka.

Pero si se le permitía ser honesto, deseaba que ella se detuviera de hacerlos enteramente así. Llevar uno de estos a Ia escuela secundaria fue Bueno, puede ir bien con Ias chicas, pero destruiría cualquier dignidad que tuviera entre los chicos. Hasta Ia secundaria, había comido en la cafetería, así que no había ningún problema allí. Pero con la llegada de la escuela secundaria, tuvo que comenzar a traer su propio almuerzo.

Ryoma no tenía padres, y su abuelo no era el tipo de persona que le hacía un almuerzo en caja, así que se Ias arregló con el pan de la tienda de la escuela. Pero en algún momento a mediados de abril, Asuka sugirió la idea de hacerle el almuerzo. Agradecido aceptó esta amable oferta, pero no se sorprendió mucho cuando abrió la caja el siguiente descanso para almorzar.

Es bueno que nadie lo haya visto…

El recuerdo todavía lo hizo temblar un poco. Lo engulló antes de que todos pudieran verlo, de alguna manera conservando los pequeños rastros de dignidad que había logrado construir hasta ese día. Pero cuando la llamó para quejarse después de la escuela, su almuerzo del día siguiente fue el almuerzo más básico imaginable; arroz con una sola ciruela en escabeche.

El desayuno también era bastante malo….

Ella nos hizo hojuelas de maíz con leche y nada más….

No es que él tuviera la intención de comer hojuelas de maíz con leche como opción de desayuno, pero fue nada menos que tortura después de una dura sesión de entrenamiento matutino.

Pero aún soportó su hambre hasta el almuerzo, solo para volver a encontrarse con desesperación cuando abrió la tapa de su almuerzo en caja habitual. Al final se tragó su orgullo y se disculpó con Asuka, maldiciendo en el fondo de su corazón todo el tiempo. Sabía perfectamente que comprar pan o preparar su propio almuerzo agravaría aún más el estado de ánimo de Asuka. Y así fue como los almuerzos en caja de Ryoma Mikoshiba fueron decorados de esta manera, lo que lo llevó a huir a la azotea y comer solo cada vez. Era la otra razón por la que había rechazado la oferta de su compañero de clase esta mañana.

“¡Sigues diciendo que te unirás a nosotros la próxima vez!”, Dijo. “Y siempre vas directo a casa cuando termina la escuela. Con un cuerpo como el tuyo, estás desperdiciandote en los clubes literarios! Vamos, mis Senpai no dejarán de molestarme por eso.

Ven a ver el club de karate. Todo lo que tienes que hacer es mirar,

¿así que por favor?”

Ella Io miró con una mirada hacia arriba. Era un gesto bastante adorable, del tipo que haría que Ia mayoría de los hombres fueran incapaces de hacer otra cosa que asentir a su sugerencia. Pero Ryoma tercamente sacudió Ia tentación. Este tipo de tácticas de reclutamiento se había convertido en una rutina diaria en el mes desde que ingresó a esta escuela.

“No te Io dije ya? No tengo Ia intención de hacer kendo, karate o unirme al equipo de atletismo. Lo siento mucho, pero no puedo ir”. Estaba hablando con una chica de escuela secundaria, y una de Ias más atractivas e influyentes en su clase. No quería negarse de

una manera que expresara su disgusto con demasiada fuerza, para no comprar su animosidad. Entonces, mientras se preocupaba por mantener su tono y redacción lo más delicados posible, Ryoma hizo su negativa lo más clara posible. Especialmente porque la mención de karate hizo que Ios otros compañeros escucharan su conversación.

Si bien esta escuela se centró en lo académico, también se tomó muy en serio los deportes. Sus logros en lo que respecta al kendo fueron especialmente notables. Ganaron los torneos regionales regularmente, y aunque nunca ganaron el nacional en las competiciones, no era inusual encontrar a esta escuela entre los primeros 16 u 8 primeros.

Entonces, ¿qué pasaría cuando un nuevo estudiante musculoso como Ryoma Mikoshiba se inscribiera en Ia escuela? Como era de esperar, todos Ios clubes imaginables inmediatamente comenzaron a tratar de reclutarlo a él, y los 190 o más centímetros de músculo templado que lo rodeaban. Estos no eran los músculos de un culturista, desarrollados con el fin de presumir, sino una armadura flexible de carne, adornada con la cantidad justa de grasa. Era obvio que tenía experiencia en algún tipo de club.

“Hmm, bueno, supongo que no puedo obligarte a venir hoy. Aún así, espero que al menos lo consideres. Podemos ser capaces de arrasar en los nacionales con seguridad si te unes!”

Dicho esto, ella se dio la vuelta alegremente y regresó al escritorio de su amiga. Probablemente ya sabía por experiencia que acosarlo tercamente no le haría ningún bien.

Lo hace día tras día, y todavía no se rinde…. Tal vez lo consideraría sí me invitara a almorzar como una persona normal…. Sonriendo irónicamente ante su figura en retirada, Ryoma colocó su mano sobre la puerta del aula.

El almuerzo en caja de Asuka no era un gran problema, sinceramente. Podía comprar pan u otro almuerzo en caja cuando comía con ellos, y luego comer lo de Asuka como refrigerio más tarde. Pero había Otra razón importante por la que Ryoma no tomó esa decisión.

En pocas palabras, sus repetidos intentos de reclutarlo en sus clubes fueron irritantes. No es que él pensara que había algo malo en los clubes deportivos o de artes marciales en sí mismos, ni tenía la intención de juzgar a las personas que dedicaban sus vidas a ellos.

Pero ahora que todos se habían convertido en deportes glorificados, divididos por clases de peso y basados en ganar puntos, Ryoma no los encontraba en absoluto interesantes, y no deseaba hacerlos solo para mostrar su fuerza.

Para Ryoma, las artes marciales eran una herramienta para matar a un oponente y evitar que Io mataran con sus manos. No era algo de lo que quisiera hacer un espectáculo, y no lo veía como algo con lo que competir por Ia superioridad. Pero sabía muy bien que esta línea de pensamiento no se alineaba con el Japón pacífico de

hoy en día, y no importaba cuánto intentara explicarlo con palabras, no sería entendido ni aceptado.

La mayoría de Ias personas veían Ias artes marciales como nada más que deportes, o de lo contrario, una forma de entrenamiento mental o una parte de Ia cultura para preservar. Y había una diferencia tan amplia como el cielo y la tierra entre esa línea de pensamiento y la de Ryoma, una brecha que no podía ser puenteada ni mediada. Entonces Ryoma simplemente se negó, sin decir nada más, y en días soleados así huiría a la azotea para almorzar y tomar una siesta hasta que sonara la campana. Fue mejor para todos de esta manera.

“Bien, hasta luego, entonces”. Ryoma lanzó esas palabras en dirección a Ias miradas curiosas de sus compañeros de clase y salió del aula.

Correcto, ese día fue el mismo que cualquier otro. Pero ese tiempo pacífico no duraría mucho más. Sucedió justo cuando Ryoma estaba subiendo la escalera hacia el techo. Esto fue cuando comenzó su largo, largo viaje.

“¿Huh?” De repente, Ryoma perdió toda sensación del piso debajo de sus pies.

Su cuerpo comenzó a caer verticalmente. No es que haya perdido un paso. Las tablas del piso que formaban las escaleras por las que estaba caminando habían desaparecido repentinamente.

Ryoma extendió la mano, tratando de agarrarse al borde de la escalera y recuperar el equilibrio, pero el resto de la escalera aparentemente había desaparecido junto con las tablas del piso, y sus manos solo tantearon el aire.

AI levantar la vista, vio que la luz de la lámpara del edificio de la escuela se hacía cada vez más pequeña, y finalmente desaparecía por completo. Simplemente siguió cayendo en este oscuro abismo. “H-Huh?”

Ryoma pronto notó un cambio; en algún momento parecía estar ascendiendo en lugar de caer.

“¿Es esto un sueño? ¿O algún tipo de alucinación?” Ryoma susurró para sí mismo. “¿Qué me está pasando?”

Una pregunta natural que hacer.

La caída estaba perfectamente en línea con Ias Ieyes de la física. La probabilidad de que ocurriera era baja, pero una construcción defectuosa o un poderoso terremoto podría hacer que los pisos de Ia escalera se alejaran. Pero él flotando desechó toda lógica. Las personas no eran capaces de volar solas, sin importar cómo pudieran templar sus cuerpos.

Ryoma levantó la vista. Se dio cuenta de que, en algún momento, la luz había comenzado a brillar sobre él. Su cuerpo flotó y Ryoma se encontró volando hacia la luz.

“¿Que está pasando? La escuela no tenía un lugar como este, verdad …?” Entrecerrando los ojos ante la luz, Ryoma miró a su alrededor.

Desde el punto de vista de Ryoma, esta debería haber sido Ia escuela, o al menos como algo que se podría encontrar en cualquier lugar de sus instalaciones. Entonces, cuando vio el espacio similar a un santuario que se extendía ante él, al principio pensó que era una especie de instalación de Ia escuela. Pero tan pronto como vio a las personas a su alrededor. esa idea quedó completamente anulada en su mente.

Sus ojos se adaptaron lentamente a la luz, y las siluetas confusas en la habitación gradualmente se volvieron más claras.

Quienes son esas personas…? Profesores? No, no podrían serlo…

Cinco hombres se pararon frente a Ryoma. Uno de ellos era un anciano, vestido con lo que parecían túnicas gruesas, bordadas con hilos de plata y oro. Era el tipo de cosas que uno esperaría ver en una película basada en la Europa de la Edad Media. Pero ese no era el verdadero problema aquí. El problema radicaba en los cuatro objetos brillantes y afilados sostenidos por las cuatro personas paradas detrás del viejo.

Los hombres tenían un peso y un físico que no eran muy diferentes de los de Ryoma, y parecían estar bien entrenados. Podía decir

con una sola mirada, por el grosor de sus brazos y muslos, que no eran aficionados. Estaban vestidos con una armadura metálica de cuerpo completo y llevaban en la cabeza lo que parecían antiguos cascos romanos de Galea; tenían penachos de pollo en la parte superior y protectores nasales en forma de T. En sus manos sostenían alabardas.

Ryoma no podía ver a simple vista si su armadura era el artículo genuino o no, pero al ver a su abuelo empuñando una espada real en el entrenamiento innumerables veces, sus ojos podían decir que las alabardas en sus manos eran verdaderas herramientas de asesinato.

Y si es así, eso probablemente significaba que las espadas envainadas en sus cinturas también eran armas reales.

Si solo fuera su armadura, Ryoma se sentiría inclinado a creer que se trataba de disfraces y accesorios. Es posible que hayan tenido un diseño inusual, pero los accesorios falsos como estos no eran algo imposible de comprar en Japón si uno lo deseaba. Por supuesto, no había muchos que los compraran, e incluso entonces, sería poco probable que los usaran. Pero aunque no era posible, no era imposible, y no le pareció a Ryoma algo que nunca podría ocurrir en la vida real.

Pero aunque no podía adivinar el hecho de que todavía estaba en otro mundo, la comprensión de que este lugar no era parte de la vida cotidiana, se había acostumbrado a comprenderlo con una claridad perfecta e innegable. Eso se debía a cómo las alabardas dirigían su camino se agudizaron a un brillo mortal. Después de haber ayudado a mantener y afllar la preciada espada de su abuelo, fue muy capaz de distinguir una verdadera espada de una falsa.