Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 7

Capítulo 4: El Viento de la Espada Llama

Parte 5

Gareth miró sus puños él mismo, ambos teñidos de rojo color sangre alrededor del innegable hueso color blanco expuesto que asomaba a través de la piel. Luego, dejando a un lado su escudo derretido, él instó al grupo a avanzar como si nada estuviera mal. —¡Andando, novatos! ¡No tiene sentido esperar a que llegue la próxima trampa!

—…Estoy empezando a pensar que mientras el Señor Gareth esté aquí, saldremos vivos; Murmuró uno de los compañeros de Narfi a su lado.

—No puedo estar en desacuerdo en eso, pero… ¡No podemos dejar que él haga todo! ¡Vamos, también tenemos que descubrir algo que podamos hacer! ¡¿Queremos ser de primer nivel algún día o no?!; Respondió ella.

—Tu voz se está resquebrajando, Narfi… Corriendo frente a ellos, Gareth frunció el ceño.

Es posible que salgamos de este lio con mi cuerpo y alma, pero como no salgamos pronto… Necesitamos encontrar una salida, o estamos acabados. Él corrió por los pasillos del laberinto de adamantina, hurgando con la bolsa atada alrededor de su cintura. Cogió una de las pocas pociones que le quedaban y mojó los puños en el líquido curativo.

Colver a reunirse con Finn y los otros… Encontrar la salida… ¡Dios mío, no hemos sufrido tantos estragos en años!

—¿Qué sucede, Vanargand? ¿No me digas que simplemente vas a dejar que todos mueran?

Dix gritó con una carcajada. Dentro del mismo túnel, tanto amigos como enemigos continuaron enfureciéndose mutuamente como bestias enloquecidas.

—Mierda…; Bete maldijo entre dientes mientras veía la acción desarrollarse dentro de su pequeña rama del pasaje principal. Si tuviera alguna esperanza de atacar a Dix, primero tendría que atravesar esa zona de guerra. Pero incluso si lograba salir ileso, no se podía decir lo mismo de sus compañeros, quienes continuarían con su frenesí enloquecido hasta que estuvieran desprovistos de fuerza.

Incluso viendo cómo se agitaban indiscriminadamente, él podía ver cómo se acumulaban sus heridas. Cuando la punta de la espada de un amigo se encontró con la carne del brazo de una chica, ella gritó como un animal salvaje, pero aun así continuaron, sin siquiera bajar los brazos.

—¡¿Chicos?!; Rakuta se inquietó nerviosamente a su lado, el único que escapó de los efectos de la maldición Phobetor Daedalus de Dix.

A ellos no les quedaba mucho tiempo. Maldiciendo por ultima vez, Bete llevó su mirada hacia el hombre encapuchado con una mirada vengativa.

Vaya, realmente quieres matarme ¿No? La maldición será destrozada si solo derrotas a su conjurador— ¿debes haberlo descubierto ya? Dix pensó, con los ojos entornándose debajo de las gafas y la capucha. Él prácticamente podía sentir el ánimo que irradiaba desde el túnel donde Bete se escondía actualmente, incluso desde la distancia de treinta o más metros entre ellos.

El lobo se estaba protegiendo contra su maldición, de eso estaba seguro.

Dix solo era un nivel 5. Si tuviera que enfrentarse a Bete en el tradicional combate cuerpo a cuerpo, Bete tenía la clara ventaja.

Pero nada de eso importaba ante la maldición de Dix; ni siquiera el nivel 6 más fuerte y con mejor clasificación de todo Orario podría sobrevivir a un golpe directo de su maldición.

Si él espera a que las cosas se calmen y mira a sus amigos despedazarse, entonces simplemente puedo cerrar una de estas puertas y escapar. Y si decide intentar ayudarlos, bueno ¡Lo maldeciré! Incluso contra un nivel 6 como él, debería ser una muerte fácil.

Dix no pudo usar su Phobetor Daedalus por segunda vez sin levantar primero su maldición actual, pero incluso con eso, la distancia entre él y Bete ahora le daría mucho tiempo para lanzarla de nuevo sin temor a que el hombre lobo lo alcance primero.

Sin importar qué, Dix estaba a punto de tener la cabeza de Vanargand montada sobre su pared.

El hombre aturdido resopló de risa ante su propio ingenio.

—¿No vas a salir a jugar? ¡Pssshht, qué excusa tan pobre para un nivel seis!

Mientras Dix continuaba burlándose de él desde el otro lado del pasillo, el pelaje ceniciento de Bete se erizó. Luego, en el instante en que se tomó la emoción de abandonar su rostro, él apareció de repente en el centro de la pelea.

—Te tengo; Dix se burló mientras señalaba directamente al lobo.

—¡¡Señor Bete!!; Rakuta gritó mientras observaba a sus compañeros fijarse en Bete.

—¡¡Gwwwuuuaaaaaaarrrrrrrrgggghh!!

Ellos se abalanzaron, monstruos y aventureros por igual, en su nueva presa. Y en cuanto a Bete…

—¡Aww, ya cállate!; Escupió molesto antes de enganchar sus garras en la cara de una chica animal entrante—y la arrojó al suelo.

— ——————–

Ni Dix ni Rakuta se movieron.

La fuerza era tan grande, que este rompió el piso de abajo, y los brazos y piernas de la chica instantáneamente se relajaron.

Él no se detuvo allí. Atacó todo, destruyendo monstruos entrantes de izquierda a derecha, arrojando a sus compañeros miembros de la Familia Loki a las paredes y el piso.

¿—Qué diablos le pasa a este chico?

Las miradas de horror sorprendido que cruzaron los rostros de Dix y Rakuta eran idénticas mientras lo vieron derrumbar tantos amigos como enemigos.

—¡Duerman bien, indignos pedazos de mierda!

Él había descubierto la única táctica que funcionó contra el Phobetor Daedalus de Dix— derribar a sus víctimas. Al eliminar por completo a sus compañeros de la imagen, eliminando cualquier reserva que tuviera sobre dañarlos, él pudo hacer que la maldición fuera ineficaz. No había necesidad de preocuparse por romper la maldición si no había nadie a quien maldecir.

Ciertamente fue una solución simple e inmediata al problema en cuestión. Sin embargo, la pregunta radica en la capacidad de uno para llevarlo a cabo.

—Este tipo realmente es un imbécil.

Incluso Dix se vio sacudido por el completo desprecio del hombre lobo por sus propios compañeros, y en los pocos segundos que tardó en recopilar sus pensamientos, Bete ya se había ocupado de cada monstruo y cada aventurero en el túnel—y ahora se estaba acercando a él.

—¡¿Ngh?!

Bete llegó a una velocidad que Dix nunca podría haber imaginado. Pero aún le quedaba tiempo.

El lobo ya estaba en la mira de Dix, y aunque su pecho se apretó por el miedo, la sonrisa volvió a su rostro aturdido mientras liberaba la maldición.

—¡Piérdete en una pesadilla sin fin—!

Pero entonces.

Su conjuro fue cortado.

Y su expresión quedó congelada en su lugar.

—Oye ahora.

De hecho, el tiempo parecía haberse detenido por completo.

Porque en ese único instante, la distancia entre el lobo y él parecía haberse desvanecido. Ahora él lo estaba mirando a quemarropa mientras una única realización florecía en su mente.

Si tuviera que usar su maldición Phobetor Daedalus sobre Bete ahora ¿Quién sería el primer objetivo del lobo loco?

No, realmente. ¿Quién estaría justo delante de él?

La carne fresca colgando en frente del lobo salvaje, enloquecido y desenfrenado no sería otra cosa que—

——¡¿?!

Dix mismo.

No podía ser nadie más que Dix.

No había nadie más. No hay monstruos, no hay humanos. Sería un duelo uno a uno hasta la muerte. El impulso de Bete impulsaría sus colmillos directamente al cuerpo inmediatamente delante para devorarlo.

A esta distancia, su maldición era absolutamente inútil.

—-Maldita sea.

Bete lo había planeado todo. Había tomado en cuenta tanto la velocidad de Dix como la fuerza y la naturaleza de la maldición del Phobetor Daedalus. Él había eliminado todas las opciones de su objetivo en un ataque de potencia total de velocidad indescriptible.

Era el celo de un hombre dispuesto a firmar su propia sentencia de muerte—no, un hombre que apostaría todo por el bien de la victoria.

Sus ojos ámbar ardían con una venganza apenas contenida. La sonrisa de Dix se desmoronó.

Un instante después, las botas de metal del lobo conectaron con su pecho.

Por un momento, fue superado por el horror. Entonces Bete le mostró los dientes.

—Dijiste que querías jugar, ¿verdad?

La primera vez que lo vio fue tan rápido que ni siquiera podía verlo.

—¡¿Gaahh?!

Dix se dio la vuelta de manera casi graciosa.

Entonces, el lobo aulló, liberando toda la furia contenida que había estado creciendo dentro de él.

—¡¡Ruuuuuuuuuuusssaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrrgggggggghhhhhhhh!!

—¡¿——————————?!

Sus pies, sus puños, sus codos, todo lo asaltó a la vez.

Dix ni siquiera tuvo la oportunidad de defenderse, y mucho menos de lanzar uno de sus cortos hechizos. La sangre salía de su boca cuando los huesos de sus brazos se rompían como ramitas, y su campo de visión se movía de un lado a otro.

El implacable asalto del lobo estaba destruyendo su vida.

Y cuando los colmillos de Bete se hundieron en su tráquea, una sola emoción corrió por su mente.

Temor.

Por primera vez en su vida, el cruel y despreciativo cazador temía la muerte.

———-¡Mierda, mierda, mierda—!

Con las venas en sus ojos, él sintió que sus instintos gritaban con urgencia. Usando la poca fuerza que le quedaba, sin importarle ni su aspecto en este punto, él lo empujó hacia atrás y lo más lejos posible.

—¡!

Fue su primer y último acto de resistencia, aprovechando los ataques de Bete para lanzarse y liberarse con éxito del Nivel 6.

Naturalmente, Bete lo siguió.

Con el lobo pisándole los talones, Dix levantó la cara del suelo, con ojos rojos brillando debajo de sus gafas.

—¡Vuelve aquí, maldita sea—!

En ese instante, la puerta de orichalcum cayó.

—¡¡!!

Bete se había acercado para detenerlo, pero su mano estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Como una guillotina, la pared gruesa la golpeó contra el suelo.

—ja…ja-ja…¡¡Ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja!!; Dijo Dix desde el otro lado de la puerta. —

¡Qué mal, Vanargand! ¡Casi me tuviste a mí también!

Mientras los ríos de sudor que corrían por sus sienes eran evidencia suficiente de sus emociones, él se sintió aliviado por dentro y por fuera ahora que estaba a salvo. No solo eso, el brazo de su enemigo había sido aplastado debajo de la puerta. Sin duda, incluso en este mismo momento, Bete aullaba y se retorcía de dolor al otro lado. O eso, o se había arrancado el brazo por completo.

—¡Ahh, mierda, no estoy para nada bien…! ¡Maldita sea, que inteligente! ¡¡Qué mierda de espectáculo…!!

Él utilizó su lanza carmesí como muleta—ni siquiera había tenido tiempo de usar la maldita cosa para protegerse antes— para ponerse de pie, aunque su cuerpo golpeado y magullado le gruñó por debajo de su ropa.

—¡Pero al menos tengo esto de mi lado…!; Su tono cambió cuando miró hacia la puerta de orichalcum en cuestión, sus labios se levantaron.

Hasta que la puerta se oyó un ruido repentino.

Él miró hacia abajo para ver un espacio muy visible entre la puerta y el suelo.

————————

Grrrrrrnnnnnnnnn… El ruido continuó tan lentamente, poco a poco, y la puerta comenzó a subir.

Dix se encontró congelado en su lugar.

Oye, imbécil, ¿incluso sabes lo pesada que es esa puerta—?

Pero ya, el mundo en el otro lado se estaba asomando—una vista de dos piernas poderosas con botas metálicas y la cola de un lobo agitándose de un lado a otro.

En lo que probablemente fue el más sorprendente de los desarrollos del edificio, el lobo estaba usando un solo brazo, guantelete aplastado y todo, para levantar la barricada de su lugar de descanso.

Antes de que Dix lo supiera, la puerta estaba hasta su pecho… y estaba mirando fijamente los ojos ámbar inyectados en sangre de un hombre lobo furioso.

—¡¿Guh?!

En este punto, no había otra opción—él corrió.

Girando sobre sus talones, él salió por el túnel, empujando su cuerpo destrozado tan rápido como podía.

—¡Maldito Barca…! ¡¿Realmente esperas que vuelva a estar cara a cara con este tipo?!; maldijo mientras cojeaba en el laberinto.

—Mierda, se escapó…; Las cejas de Bete se fruncieron con molestia al ver a Dix desaparecer por el pasaje. —¡Oye! ¡Iremos por este camino! Y trae a esos tipos contigo—¡Date prisa!

—¡Tienes que estar bromeando!

Cuando Bete dio sus órdenes, aun soportando el peso de la puerta, Rakuta gimió y arrastró los cuerpos inertes de sus compañeros detrás de ella.