Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 12

Extra 2: El Trabajo De Michiru

Se decidió que se construiría una iglesia Beddhist en Dragg y, a su vez, el conde Lodol ordenó que se enviara una joven monja para supervisar la construcción. Con ese fin, Keima fue a su iglesia para llamar a Suilla, la monja principal, y a Michiru, la monja aprendiz, quienes realizaban perezosamente sus deberes diarios a un ritmo relajado.

“Entonces así es como es. Estoy pensando en enviar a Michiru por un tiempo”.

“Entiendo las circunstancias”, respondió Suilla. “¿Pero estás seguro de que ella es la mejor opción para esto?”

“Bueno… Es una iglesia Beddhist, así que todo lo que necesita es un lugar cómodo para dormir. Con un altar, por supuesto. Los constructores que realmente están armando la iglesia sabrán más o menos qué hacer”.

“Ya veo. Entonces, no será un trabajo difícil”.

“Si quieres, puedes escribir una lista de instrucciones generales para dárselas”.

“Muy bien. ¿Puedes manejar esto, Michiru? ”

“¡Eheh, déjamelo a mí! ¡Este es un gran trabajo, y yo soy la chica perfecta!”

Y así, se decidió que Michiru sería enviada a Dragg como asesora de la iglesia Beddhist. Con su negocio terminado, Keima salió de la iglesia.

De inmediato, las monjas Succubus que habían estado escuchando fuera de la puerta se deslizaron hacia la habitación. “Um, Suilla. El jefe del otro pueblo seguramente estaba pensando en nosotros cuando hizo su pedido,

¿no es así? ¿O es solo un lolicon?” preguntó uno de ellos.

“No nos importaría si nos pusiera las manos encima. Somos súcubos, después de todo”.

“De hecho, estamos en nuestro mejor momento cuando tratamos con nobles gordos. Somos súcubos, después de todo”.

“Y una vez que el trabajo esté hecho podríamos darle la vuelta y devorarlo. Somos súcubos, después de todo”.

Suilla hizo una pausa para pensar. “Es probable que el Papa se esté vengando del jefe de la ciudad de Dragg. No hay duda de que este conde

Lodol ha sido excepcionalmente grosero con él” —sugirió, y las otras monjas súcubos asintieron con la cabeza.

“Ohhh, eso tiene sentido”.

“Teniendo en cuenta cómo actuó cuando llegó a Goren el otro día, ese debe ser el caso”.

“Aunque existe la posibilidad de que Michiru sea tan linda que despertará su lolicon interior”.

“Eso en sí mismo demostraría ser una buena experiencia para ella… Después de todo, es una súcubo”, respondió Suilla antes de mirar a Michiru, quien inclinó la cabeza de una manera linda. “Ejem. En cualquier caso, haga todo lo posible para completar esta misión”.

“¡Por supuesto, hermana!” Michiru infló su inexistente pecho, rebosante de confianza en sí misma. Eso en realidad preocupó más a Suilla, por lo que ella y las otras monjas trabajaron juntas para redactar una lista detallada de instrucciones para que ella las trajera como Keima había sugerido.

***

Y así, el trabajo de Michiru estuvo hecho una vez que entregó la lista de instrucciones. Sin nada más que hacer, empezó a matar perezosamente el tiempo en Dragg.

“Mm, apesta un poco que todo lo que tenía que hacer era entregar la carta.

¡Soy mejor trabajador que eso! ¡Soy inteligente y competente!” declaró en voz alta a nadie. Por lo tanto, a falta de algo mejor que hacer, fue a visitar el sitio de construcción. Una vez allí, encontró a un grupo de trabajadores de la construcción peleando por alguna razón.

“¡¿Eh?! ¡Dijiste que este pilar solo debería tener tres puños de ancho!”

“¡¿Y crees que esto tiene tres puños de ancho?! ¡Cualquiera podría ver que es demasiado jodidamente grande!”

Michiru no tenía idea de lo que estaban diciendo, pero sonaba divertido y decidió intervenir.

“¡Espera justo ahí! Yo, Michiru, la monja Beddhist, resolveré esto… ” “¿Quién diablos eres tú? Errr, quiero decir…”

“Cállate la puta boca, pequeña— Uh, yo uh…”

En el momento en que vieron a Michiru, los cabreados trabajadores de la construcción se relajaron instantáneamente. La razón es que a Michiru se le llenaron los ojos de lágrimas cuando le gritaron. Había un dicho que decía: “ni siquiera un rey puede desafiar a un niño que llora”. Solo tenía sentido que los trabajadores de la construcción estuvieran completamente destrozados ante un loli llorando.

“Perdón por gritar”. Vamos, cálmate”.

“¡Yo-yo no estoy llorando! Me sorprendió…” “C-Cierto, sí. Eres una chica buena y fuerte”.

“Sniff… ¿Qué está pasando aquí, de todos modos? ¿Por qué estás peleando?” Michiru preguntó entre sollozos y los trabajadores de la construcción rápidamente explicaron la situación.

“Este tipo también hizo un pilar más grande de lo que le dije”. “No, definitivamente lo hice con tres puños de ancho”.

El pilar era ciertamente tan ancho como tres de los puños del constructor. Sin embargo, fueron cuatro de los puños del otro tipo. Eso hizo que Michiru ladeara la cabeza.

“… ¿Dónde están los planos? Déjame verlos”, preguntó.

“¿Planos? No necesitamos ninguno de esos, solo recordamos lo que construimos en nuestras cabezas”.

“Eso puede funcionar si lo construyes tú mismo, pero no funcionará si lo construyes juntos. Incluso un niño puede darse cuenta de eso”, dijo un niño real, lo que dejó a los trabajadores de la construcción sin espacio para discutir. “No me digas que no sabes escribir, ni siquiera hacer matemáticas. Incluso yo puedo escribir, ¿sabes?

“¡P-P-Por supuesto que sabemos escribir! ¡Conocemos números! ¡¿Estoy en lo cierto?! ”

“¡S-Sí! Muy bien, hagamos algunos planos…”

Y así, dado que los constructores en realidad no sabían leer, escribir o hacer matemáticas, Michiru comenzó a darles lecciones.

“El Beddhism es una locura. Normalmente, solo los comerciantes saben escribir y hacer matemáticas, pero ella es solo una niña y sabe… ”

“Creo que debería hacer que mis hijos estudien en Beddhism…”

Por lo tanto, la buena palabra Beddhism se difundió antes de que se construyera la iglesia, un hecho que Keima nunca sabría.