Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 12

Extra 1: Cid Encerrado

Cid Pavella fue el sucesor del Archiduque Pavella, lo que lo convirtió en el próximo Archiduque de Pavella. Era ampliamente considerado como un prodigio único en una generación, y durante la mayor parte de su vida había estado a la altura de esa reputación, pero en ese momento estaba pasando varios días encerrado en su habitación de invitados en el Pavella. Residencia del jefe de la ciudad.

“Siiiigh”, suspiró Cid por millonésima vez. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal y, sin embargo, su cuerpo simplemente no se movía.

“………”

Cid se acurrucó en sus mantas sobre la cama y se dio la vuelta. El Conde Lodol estaba haciendo algo con la Suma Sacerdotisa del Reino Santo, pero ni siquiera tenía ganas de detenerlos.

“Siiiigh”, suspiró Cid de nuevo. Conocía la fuente de su estado de ánimo. En pocas palabras, estaba desconsolado. El dolor de la angustia era inmenso incluso para los adultos, y Cid era todavía un niño de diez años.

Fue entonces cuando apareció una niña monja. “¡Ciiiid! ¡Jueguemooooos!”

“… ¿Michiru?” Respondió Cid. Reconoció a la monja. Fue Michiru, de la iglesia Beddhist.

“¡Eheheh, vine a jugar! Mai me dijo que te diera algo de tiempo para ti, pero ha pasado mucho tiempo desde entonces, ¡así que debería estar bien ahora!”

“… ¿Cómo entraste aquí? Esta es mi habitación.”

“¡Vine a jugar con un amigo! ¡Eso es todo lo que importa!” ella respondió. Cid decidió no pensarlo demasiado, concluyendo que aunque la puerta y las ventanas estaban cerradas, simplemente no se dio cuenta debido a las mantas sobre su cabeza. Puede que sea necesario examinar la seguridad de la residencia.

“Bueno, esta es una habitación bastante aburrida sin nada demasiado divertido dentro”, dijo Cid.

“¡Estás aquí, Cid! ¡Hablemos!” Michiru exclamó. La habitación de invitados en la que estaba Cid estaba tan vacía que no había mucho que hacer, pero eso no molestó a Michiru en lo más mínimo. Se sentó al otro lado de la cama con una amplia sonrisa, y todo lo que pudo hacer Cid fue asentir con la cabeza en respuesta incómoda. “¿Qué estás haciendo aquí, Cid?”

“…Nada en realidad.”

“¡Ah, estabas rezando como un Beddhist! ¡Eres un creyente diligente en la fe y eso merece alabanza!” Michiru dijo antes de palmear la cabeza de Cid.

“Ahora que lo mencionas, supongo que es cierto”, respondió Cid. Había investigado el Beddhism con la esperanza de encontrar algún terreno común con Niku sobre el que hablar. El símbolo sagrado que colgaba de su cuello era prueba de ello. Pero de cualquier manera, todavía le parecía increíble que no hacer nada en realidad contara como rezar.

“Descansar cuando te duele es importante, ¿de acuerdo? ¡Esto es sentido común en el Beddhism! ¡Los resultados de orar así son inmediatamente obvios! ¡Y aumenta tu fe!”

“Pero no estoy herido en lo más mínimo”.

“Tu corazón lo está, ¿no? Ahí, ahí. Ahí, ahí,” dijo Michiru mientras acariciaba suavemente su cabeza. No se sintió nada mal. “Déjame decirte algo lindo. Cuando se encuentre en una mala situación, haga una lista detallada de todos sus problemas individuales y piense en una solución para cada uno. A veces, cuando tienes un gran problema, en realidad son solo un montón de pequeños problemas simples que complican las cosas, y si los resuelves, todo será mejor. ¡Leona me habló de esto!”

“¿Leona?” Preguntó Cid. Era un nombre nuevo para él, pero Michiru simplemente continuó sin responder.

“Es por eso que los grandes problemas y preocupaciones generalmente se resuelven  hablando  con  otras  personas  y  pensando  en  soluciones.

¡Entonces! ¿Qué te preocupa, Cid?” “E-Err…”

“Puede que no lo parezca, ¡pero sigo siendo una monja Beddhist! ¡Te ayudaré!” Michiru dijo, mirando a Cid de frente. Por un segundo pareció que sus ojos rojos brillaban con una luz hechizante.

“Eh… estoy, eh, con el corazón roto”.

“Con el corazón roto, está bien. ¿Fue con Mai o Niku?”

“Ambas… ¿supongo? La chica de la que me enamoré estaba realmente comprometida con mi primer amor”, comenzó Cid, y antes de que se diera cuenta, estaba derramando su corazón hacia Michiru. Se sintió relajarse mucho mientras hablaba. Era como si una especie de sentimiento borroso en él estuviera siendo succionado cada vez que ella le acariciaba la cabeza. Gracias en parte a que Michiru era un buen oyente, Cid sintió que su corazón roto había sido reparado.

“… Michiru, realmente eres una monja adecuada”.

“¡Eheh! ¡Ahora lo entiendes!” Michiru dijo, hinchando su pecho plano con orgullo. Su sonrisa curó aún más su alma y, por primera vez en mucho tiempo, Cid sonrió de verdad.

“Haha, de repente me siento mucho mejor. Gracias, Michiru”.

“No, no, ¡gracias por la comida!” ella respondió. Cid no pudo evitar sonreír ante la respuesta extraña e incomprensible que fue.

En algún momento, el sol se había puesto y la ciudad se había oscurecido. “¡Oh, vaya! Necesito irme pronto,” dijo Michiru.

“Ah. ¿Quieres que te acompañe?”

“¡No, no! ¡Puede que no lo parezca, pero soy una aventurera! ¡Yo también estaré bien por mi cuenta!” Michiru respondió con una sonrisa.

“Gracias por hoy. ¿Te importa si volvemos a hablar así alguna vez?”

“¡Me encantaría! En Beddhism aceptamos a todos. ¡Y eres un amigo, así que puedes venir cuando quieras!” Michiru dijo antes de salir por la ventana. Probablemente también había entrado por la ventana, pero de cualquier manera desapareció ágilmente en la oscuridad como si pudiera volar.

“Las chicas de Goren seguro que son algo más, ¿eh…?” Cid murmuró. Fueron increíbles en más de un sentido, basta con decirlo.