Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 3

Capítulo 5: Hell and Hell

Parte 3

 

 

Justo antes de que Bete y Filvis mataran al gigantesco monstruo… Aiz cortó la última viola restante.

Liberándose de una restricción autoimpuesta de su propia magia, ella usó a Airiel en toda su extensión. Ahora, solo las montañas de cenizas permanecían en el campo de batalla.

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— ¡Esto… esto no es posible…!

Con todo el poder de Aiz en exhibición, Olivas no pudo evitar que sus extremidades temblaran.

Una hermosa pero distante caballero femenina estaba parada frente a él. La visión de sus monstruos asesinos con viento y fuerza abrumadora era digna de los héroes que se habían inmortalizado en los cuentos legendarios.

La fuerza que poseía el hombre no sería suficiente.

Con sus ojos verdosos que temblaban incontrolablemente, él escuchó una explosión desde una dirección diferente. El segundo viskum había sido eliminado.

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Dos de sus mejores as bajo la manga se fueron, Olivas comenzó a perder la compostura.

— ¡Me rehusó! Perder… ¡No lo permitiré!

Él dio una patada en el suelo, embistiendo directamente contra Aiz.

Mientras ella estaba de espaldas a él, él tuvo el elemento sorpresa. La piedra mágica en su pecho le proporcionó una fuerza que superó el dominio de la comprensión humana.

Concentrándolo todo en sus manos, él extendió su mano con la intención de romperle el cuello.

Sin embargo, la lucha contra Bete y Asfi le había pasado factura. Sus movimientos fueron demasiado lentos para lidiar con la nueva Aiz Wallenstein.

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——

Un ojo dorado vislumbró el ataque de Olivas.

Con un destello de luz plateada, su espada pasó a verse borroso con la alta velocidad…

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Cortes y más cortes cubrieron a Olivas nuevamente.

Parecía antinatural que un cuerpo con tantas heridas arrojando sangre aún pudiera estar en una sola pieza.

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Con la piel de color verde amarillento de su cuerpo inferior y su torso humano destrozado sin posibilidad de reconocimiento, Olivas cayó de espaldas. Sus ojos miraban inexpresivamente hacia el techo.

— ¡Inconcebible… Yo, que he subido más allá del hombre y la bestia, que fue elegido por Ella…!

Olivas aulló en el aire mientras la agonía de la derrota comenzaba a asentarse.

Aterrorizado, él levantó la mirada hacia la Princesa de la Espada que estaba de pie junto a él. Él estaba tan asustado que su visión se nubló.

——Ridículo.

—¡!

Eso sucedió justo cuando Aiz se acercaba al hombre ahora indefenso en el suelo. Levis irrumpió en la escena como una ráfaga de viento para ayudarlo.

Aiz saltó por reflejo y vio a la mujer pelirroja agarrar lo que quedaba de la ropa del hombre y llevárselo. Levis se detuvo en la base del pilar de cuarzo y arrojó el cuerpo de Olivas al suelo bruscamente.

Los monstruos casi habían desaparecido de la caverna, lo que significaba que no había nada que pudiera distraer a Aiz, Lefiya, Bete o los demás aventureros que comenzaron a reunirse a su alrededor. Ahora el centro de atención, fueron los últimos dos que quedaron vivos.

—G-Gracias, Levis…

—……

Olivas tiró de su cuerpo hasta las rodillas, incluso mientras jadeaba con cada respiro.

Poco preocupado por la sangre que aún se escapaba de su cuerpo, él se centró desesperadamente en respirar. Levis no respondió a las palabras que él logró exprimir.

Los aventureros se separaron en un semicírculo, arrinconando a los dos. La mujer, iluminada por la ominosa luz roja del cuarzo, miró a cada uno de los aventureros con los ojos ocultos por las sombras. Sus iris verdes volvieron rápidamente al hombre arrodillado.

Ella se acercó a él, con su mirada en blanco.

Ella la agarró de su cuello y lo alzó con una mano como para levantarlo. Entonces–

Ella llevo su mano como un cuchillo directamente en su pecho.

—¡!

— ¿Qué–?

Aiz y los aventureros se olvidaron de respirar.

Su mano se hundió en su caja torácica rota. Los huesos y los músculos se agrietaron cuando ella forzó su mano a entrar aún más al fondo.

El mismo Olivas fue el más sorprendido por este giro de los acontecimientos, mirando boquiabierto a su “aliada”.

—L-Levis, ¡¿cuál es el significado de esto…?!

—Usa tus ojos, mira alrededor.

Aiz, Lefiya, Bete, Filvis, Asfi, Lulune.

La mujer de pelo rojo color sangre lo miro locamente mientras la fila de aventureros de clase alta observaba.

—Necesito más fuerza. Eso es todo. Su voz era apasionada, luego fría.

—No importa cuántos consuma, ninguna cantidad podría satisfacerme.

Él debió haberse dado cuenta de lo que pretendía hacer solo con esas palabras. Olivas estaba petrificado.

—¡No lo puedes decir en serio! ¡Soy igual a ti, alguien elegido por ..!

—¿Elegido…? ¿Crees que eso es una diosa o algo así?

—¡……!

—No hay razón para ponerlo en un pedestal.

Danmachi: Sword Oratoria Volumen 3 Capítulo 5 Parte 3 Novela Ligera

 

Levis se burló.

—Tú y yo, no somos más que peones.

La afirmación de Levis hizo que los ojos de Olivas se ensancharan, círculos perfectos de desesperación se veían bajo su flequillo blanco.

Asumiendo la desesperación, él usó ambas manos para agarrar el delgado brazo de la mujer que sobresalía de su pecho.

— ¡¿L-Llegarías hasta matar a tu único socio?!

Levis flexionó los dedos dentro de su pecho, ignorando por completo sus palabras.

Toda la fuerza del cuerpo del hombre desapareció instantáneamente, como una marioneta que de repente perdió las cuerdas. Incluso las manos que agarraron su brazo cayeron a sus costados.

Era como si todos los músculos, la fuerza de cada tendón hubieran estado enraizados en su pecho.

—Cuando me haya ido, ¿Quién podrá protegerla–?

Levis violentamente le arrancó la mano, silenciando efectivamente su voz a medio gritar. Una brillante piedra mágica empapada en sangre estaba apretada entre sus dedos.

Sin su núcleo, Olivas se desintegró en una pila de cenizas, al igual que cualquier otro monstruo que tuvo el mismo destino.

—No te hagas una idea equivocada.

Prácticamente escupiendo las palabras en la pila de cenizas junto a sus pies, Levis desvió la mirada.

Aiz permaneció completamente quieta mirándola directamente, incapaz de hablar después de presenciar el espantoso giro de los acontecimientos.

—La protegí todo el tiempo. Eso no va a cambiar.

Levis llevó la piedra mágica a su boca y la crujió entre sus dientes.

Slurp/Sorber. Ella pasó su lengua por sus labios, limpiando los últimos fragmentos de su boca.

Filvis miró, sin palabras, a esta traición inimaginable. ¡Crick/ruptura! Lefiya apretó su mano derecha en un puño, manteniendo su compostura fuera de pura voluntad. El pelo rojo de la mujer se erizó, revoloteando en una brisa inexistente.

Un segundo más tarde—el suelo explotó a sus pies cuando Levis embistió directamente hacia Aiz.

—¡!

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Ellos dejaron a los otros aventureros atrás, con sus poderosos puños apuntando directamente a la chica.

Aiz levantó a un mejorado Desperate mágicamente en el camino de su oponente aproximándose para defenderse. Aun así, ella fue derribada y arrojada hacia atrás un momento después.

Bete y los otros aventureros justo ahora se dieron cuenta de lo que había sucedido y se voltearon hacia el sonido del impacto, pero Levis ya estaba persiguiendo a la rubia espadachín.

—¿Estás…?

—¿Todavía puedes hablar? Arreglemos eso.

El cabello rojo sangre de la mujer se reflejaba en los temblorosos iris dorados de Aiz.

Una piedra mágica hermosamente coloreada. Un hombre que se había convertido en cenizas. Un cristal absorbido. Un monstruo.

Aiz no tenía conocimiento de la verdadera identidad de Olivas o Levis, pero la información que estaba en su cabeza comenzó a arremolinarse, conectando los puntos en su mente. Esto la llevó a una conclusión.

Una poderosa patada descendió desde arriba—una patada lo suficientemente fuerte como para competir con un elevado Airiel. El talón de Levis rasgó el aire, lanzando un corte de viento hacia ella. Girando fuera del camino con facilidad, Aiz se movió para contraatacar. Antes esto era todo lo que la mujer podía hacer para defenderse, pero ahora estaba yendo a la ofensiva.

—- ¡Especies mejoradas!

Aiz no tuvo más remedio que aceptar esa explicación para el impulso repentino de fuerza y velocidad de su oponente.

Era el orden natural de los monstruos que consumían piedras mágicas, un mundo de perro come perro diametralmente opuesto al de los humanos con una Estadística. El ser frente a ella ahora era un monstruo en forma de humano.

Lo que era realmente aterrador fue que Levis se había vuelto físicamente más fuerte y más rápida que Aiz en Nivel Seis al devorar la piedra mágica de Olivas. Solo con la adición del poder de Airiel, Aiz había logrado mantener el ataque a raya.

Un destello de plata. Una herida apareció en el hombro de Levis.

Ignorando la sangre que salía de la herida, Levis levantó su puño en el aire y utilizó cada músculo de su cuerpo para derribarlo sobre la cabeza de Aiz. La chica lo esquivó en el último segundo posible, pero el puño continuó. Este se estrelló contra el suelo y un pequeño cráter apareció donde la chica rubia se había detenido. El puño de Levis se quedó en el carnoso suelo verde por un momento antes… ¡Crick Crick Crick/quebrar! Ella lo liberó con todas sus fuerzas.

Una gran espada carmesí emergió del suelo, un arma natural del suelo.

Sosteniendo el arma con ambas manos, Levis embistió una vez más. Aiz respondió con un empujón de su espada.

—¡¡ !!

La espada recubierta de viento y la gran espada carmesí colisionaron en un impacto atronador.

—¿Qué es ella ..? … Porque… ¡Mierda!; Dijo Lulune entre tragos, paralizada por la batalla entre Aiz y Levis.

Al igual que los monstruos que habían adquirido el gusto por las piedras mágicas, la mujer estaba igualando a Aiz golpe por golpe, en igualdad de condiciones con la rubia espadachín que había matado al viskum con un solo ataque.

La batalla fue tan feroz que parecía imposible que alguien más se uniera a la refriega. Bete fue el primero en hacer un intento, corriendo hacia la batalla con Lefiya y Filvis de cerca.

—¡La situación puede ser terrible, pero..!

Mientras Bete dirigía sus refuerzos hacia Aiz, Asfi se fue en la otra dirección sola.

Ella giró en línea recta hacia la base del pilar de cuarzo en la parte más profunda de la despensa, donde el orbe conteniendo el feto femenino que estaba desprotegido.

Ese orbe estaba en el centro de todo—este incidente, el ataque a Rivira y posiblemente muchos más eventos por venir. Si estaba o no relacionado con la “Ella” que Olivas seguía hablando, no había duda en su mente de que el feto era la clave de todo.

Ella estaba decidida a adquirirlo sin importar el costo, cuando— ¡WHAM/golpe fuerte! Un impacto repentino vino de la nada.

—¡!

— ¡¿Qué–?!

Una túnica púrpura con capucha, una máscara extraña.

Asfi no tenía idea de dónde se había escondido este misterioso recién llegado, pero su ataque entrometido la desvió de su curso.

La fuerza alucinante y un par de guantes de metal dieron un golpe lo suficientemente potente como para penetrar la capa blanca personalizada de Perseo.

—¡Asfi!

—¡¿Había otro?!

Lulune y el resto de la Familia Hermes se lanzó hacia su líder incluso antes de que cayera al suelo.

Incluso el grupo de Lefiya se detuvo, mirando hacia atrás a lo que acababa de pasar. Los tres miraron fijamente al atacante enmascarado.

— ¡Si bien no está completo, ha crecido lo suficiente! ¡Llévaselo a Enyo!

Levis le gritó al recién llegado entre los golpes mientras continuaba luchando contra Aiz.

El atacante envolvió sus manos alrededor del orbe en su jaula de raíz mientras este gritaba en presencia de la energía mágica de Aiz. El feto se calló en sus manos. A partir de ahí, él arrancó todo el objeto de la columna con una sacudida rápida.

—Entendido.

El atacante enmascarado hablaba con una voz tan profunda y en capas que sonaba como si varias personas hablaran a la vez. Con eso, él salió rápidamente.

Con el orbe a salvo en sus brazos, el hombre de túnica morada estaba en camino de desaparecer en una de las muchas salidas en las paredes de la caverna.

—¡Lulune, detenlo!

Asfi gritó con todas sus fuerzas en un intento desesperado de evitar su escape. Lulune apretó los dientes y gimió mientras despegaba a toda velocidad.

—¡Viskum!

Sin embargo, la voz de Levis sonó.

Obligando a Aiz a alejarse con un poderoso movimiento de su espada, ella le dio una orden al último monstruo gigante que todavía estaba unido al pilar de cuarzo.

—¡Sigue teniendo monstruos! ¡No parara hasta que toda su fuerza este gastada!

Un aullido resonó por la caverna un segundo después.

—¡…!

Aiz se detuvo en medio ataque para mirar hacia el techo.

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El grupo alrededor de Bete y el grupo alrededor de Asfi y Lulune sintieron un temblor pasar bajo sus pies y se detuvieron.

Todos voltearon su atención hacia la fuente del aullido, solo para ver el viskum restante moverse de un lado a otro. Solo entonces ellos oyeron los sonidos de succión que provenían por debajo, como si bebieran hasta la última gota del líquido del brillante cuarzo rojo de una vez.

¡Crack/Grieta!

Una serie de fisuras corrieron arriba y abajo del pilar de cristales.

Al mismo tiempo, bultos florecientes aparecieron por todas las gruesas raíces que se abrían paso alrededor de la caverna. El viskum convulsionó cuando los bultos comenzaron a latir a un ritmo alarmante.


Momentos después…

Todos los capullos florales ubicados en el techo y las paredes de la caverna florecieron al mismo tiempo.

—………

Cada uno de los capullos vívidamente coloreado– cada una de las violas— cobró vida.

Cada uno estaba en un estado diferente de maduración, algunos brotes más grandes o más coloridos que otros. La planta que había absorbido una cantidad inconmensurable de nutrientes del Calabozo ahora intentaba dar a luz a todos los monstruos que había creado de una sola vez.

El viskum se marchitó a un ritmo alarmante, pasando a tener un color marrón apagado antes de que su gran cuerpo se debilitara y quedara flácido. La flor en la cabeza del monstruo se dobló sobre sí misma.

El apocalipsis había llegado en forma de maremoto verde. Los gritos de los monstruos recién nacidos se hincharon dentro de la despensa agonizante, y los ecos provenían de todas partes. Todo el color desapareció de la cara de Lefiya mientras miraba la pared verde que se acercaba, con sus tímpanos latiendo.

Todos los aventureros pensaron lo mismo, aunque no quisieron creerlo.

Aiz y sus camaradas observaron con horror cómo las aterradoras violas mostraban sus colmillos y caían del techo y las paredes.

— ¡Fiesta monstrual!

Luego vino una serie de temblores bajo sus pies cuando los monstruos aterrizaron. Sus cabezas se elevaron en el aire, listas para atacar momentos más tarde.

Los aventureros observaron en estado de shock cómo los monstruos descendían sobre ellos desde todas las direcciones en una ola furiosa.

—¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

—¡!

Muchos de los aventureros no pudieron sacar los gritos de sus gargantas frente a números tan abrumadores.

Ellos solo podían ver flores, flores y flores, sin importar dónde miraran—hacia adelante, hacia la izquierda y hacia la derecha, hacia atrás. Incluso el espacio aéreo estaba bloqueado por cuerpos verde amarillentos. Con los cacofónicos aullidos cayendo sobre ellos, los aventureros despegaron a toda velocidad para evitar ser engullidos por la ola. El viskum se había sacrificado para inundar completamente la caverna con monstruos.

El enjambre era tan intimidante que incluso los aventureros de segundo nivel más fuertes estaban a punto de perder su voluntad de luchar.

Hubo cientos, posiblemente miles de ellos. Las fiestas mostruales de empalidecieron en comparación con esta.

Esto fue mucho, mucho peor.

— ¡Keh…!

El enmascarado entró en una de las entradas de la cueva y dejó atrás el infierno. Asfi lo vio escapar fácilmente con sus propios ojos.

—¡No, no, no! Esto es malditamente imposible!


—¡Quédate cerca o te aplastarán!

Lulune gimió mientras corría presa del pánico, tratando desesperadamente de evadir las enormes paredes de cuerpos verdes y látigos aparentemente infinitos. El tigre de guerra Falgar forzó algunas palabras de su boca en un intento de alcanzarla, pero los aullidos del monstruo se tragaron su grito.

Las violas atacaron todo a su paso. Al ver a un aventurero, o ellos intentaron un golpe al cuerpo deslizándose o lanzaron una lluvia de látigos. Sin embargo, los monstruos también se estaban atacando unos a otros. En medio del caos, los últimos miembros vivos de la facción de la túnica fueron devorados en el acto. “¡¡GAHHHHHHHHHHHH!!” se escuchó un grito moribundo a través de la carnicería mientras los restos restantes de The Evils desaparecían de la caverna. Incluso los restos del hombre con la túnica sin color desaparecieron por la garganta de un monstruo.

Los violas siguieron a sus presas dispersas. Varias batallas aisladas comenzaron. Bete giró en el aire, matando monstruo tras monstruo con poderosas patadas. Otros combatientes de  primera línea empuñaban grandes armas, cortando monstruos por la mitad con cada golpe. No importa cuántos monstruos murieran a sus espadas, más seguían llegando. Los aventureros no podían matar a todos.

La batalla se convirtió en una pelea total.

— ¡Violas!

—¡!

Mientras tanto, Aiz estaba atrapada en el ataque de tenazas de los monstruos de Levis.

Ella apenas había bloqueado la espada carmesí de su oponente, las violas a su mando le clavaban sus látigos como lanzas. Rodeada por un anillo de enemigos sin fin, ella no tenía a dónde escapar. Levis utilizó su suministro ilimitado de peones desechables como distracciones para lanzar sus propios ataques. Incluso con la fuerza adicional de Airiel, Aiz estaba perdiendo terreno.

Ni el grupo de aventureros de Aiz ni el de Lefiya podían acudir para ayudarse el uno al otro. Ellos tenían las manos ocupadas solo para mantenerse con vida.

—¡¡—!!

— ¿Qué–?

Levis hizo su movimiento después de que el viento de Aiz había derribado a veinte, treinta, cuarenta o más violas y las lanzó al aire.

Ella se colocó detrás de uno de sus enormes cuerpos antes de cortarlo de su camino. Sorprendida, Aiz no pudo reaccionar a la emboscada a tiempo cuando Levis apareció entre las piezas del cuerpo del monstruo. Ella perdió su control sobre Desperate en el impacto, y fue sacado de su alcance.

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—- ¡Oh no!

El arma de Aiz giró en el aire con destellos decrecientes de plata. El intenso calor corría por sus venas.

El caballero femenino fue desarmada, una espadachín sin espada. La capacidad de Aiz en la batalla disminuyó drásticamente sin que Desperate estuviera a su alcance.

Levis no iba a dejar que esta oportunidad se desperdicie y embistió.

— ¡No escaparás!


—¡~~~~~~~~~!

Aiz hizo todo lo que estuvo a su alcance para noquear a Levis, pero los monstruos le impidieron el paso a Desperate.

Esa demora de un paso fue suficiente para que la pelirroja acortara la distancia y pusiera a Aiz a la defensiva una vez más.

Obligada a un combate mano a mano, sin ser su fuerte, la chica rubia estaba en una situación desesperada.

Al igual que los aventureros alrededor de ella gritando a todo pulmón, Aiz tenía la espalda contra las cuerdas.

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