Rakudai Kishi no Eiyuutan (NL)

Volumen Cero

Capítulo 5: La Noche que Stella no Pudo Dormir

Parte 2

—Otro evento del cual Shizuku estaría triste si supiera, ¿cierto, Kaga-min?

Fue a altas horas de la noche, apenas pasadas las doce, cuando Stella regresó finalmente a la posada. El proceso de ir al baño y después arrastrarse hasta su habitación le llevó cerca de una hora, y solo hacer esto bastó para dejar a Stella exhausta. Su energía y voluntad se habían agotado por completo, así que Stella se metió inmediatamente en su futón, y cayó en los pesados brazos del sueño…, pero…

—No puedo dormir…

Stella seguía despierta incluso una hora después de haber entrado en cama. ¿Cuál era el motivo de esto, si es que ella estaba tan cansada? La razón era fácil de adivinar. No estaba sintiendo la calidez del chico que normalmente la acompañaba. Cuando era hora de dormir, lo usual era que compartieran un beso juguetón antes de irse cada uno a su cama. Escuchando la tenue respiración que venía de arriba, inundada de alegría por saber que él estaba ahí, ella caía dormida con facilidad. Así es como Stella lograba un buen sueño, pero era un hábito que de ningún modo podría satisfacer esta noche.

—Uuu…

Era apenas un día de estar separados, pero, incluso a mitad del verano, ella no podía dejar de sentir frío en su interior. Tenía sed de las caricias de su hombre amado, del tacto con sus labios y rostro. Si todo lo demás le fuera negado, al menos quisiera oír su voz.

Repentinamente, la mirada de Stella fue llamada por la datapad para estudiantes que había dejado junto a su almohada como reloj despertador. Aunque este lugar quedaba en las montañas, a menudo era visitado. Había electricidad disponible, lo que significaba que podría hacer llamadas telefónicas. Ella podría oír su voz.

Pero… Stella detuvo su propia mano cuando se extendió.

—¡No! ¡No puedes hacer eso, Stella Vermillion!

No quería mostrarle su debilidad a Ikki después de haber sido derrotada por el Emperador de la Espada del Viento. Esa había sido su razón para venir aquí. Para colmo, hoy había sido derrotada por la Princesa Yaksha, que estaba desarmada, y, si lo llamara ahora, quién sabe cómo sonaría su voz. Solo era el primer día, y la humillación amenazaba con hacerla llorar, pero, a este paso, el amanecer llegaría.

—Ya no queda opción. Es hora de usar mi carta de triunfo.

Stella sacó una bolsa de viaje de debajo de la cama. Sí, ella había anticipado su melancolía, pero no por su hogar, sino por Ikki. Entonces, para lidiar con esto…

—¡Me cobijaré con las sábanas que usamos Ikki y yo!

Gracias a este método ella podría dormir envuelta en el olor de Ikki a pesar de su separación. Muy satisfecha con su propia agudeza, Stella se apresuró a retirar las sábanas que tenía, cambiándolas por las que había traído, y se envolvió en estas últimas antes de inhalar profundamente… Poco después saltó con sorpresa.

—¡A-Algo no está bien! ¡¿Esta no es la sábana de Ikki?!

Como las sábanas eran suministradas por el dormitorio, todos los estudiantes de la academia utilizaban del mismo tipo. Identificarlas a través de la vista era imposible, no así por el olor. Este olor era… Sin duda, ¡pertenecía a la hermana menor de Ikki, Shizuku!

—Grr…, no puede ser, ¡¿ella se me adelantó…?!

Esa chica nunca dejaba pasar nada por alto. Sí, en algún punto tendría que morir. Pero… Stella mostró una sonrisa intrépida.

—Sin em-bar-go, ¡no creas que ganaste, Shizuku! ¡Cometiste un gran error!

¿Cómo es que Shizuku se había equivocado? Pues ella había usado sus propias sábanas para el intercambio.

—Si ibas a hacerlo, también pudiste haber usado la de Alice. ¡Cuando amas a Ikki tanto como yo, es fácil tomar el olor de su hermanita como si fuera el de él! Hehehe, ¡al haberme subestimado me diste la victoria!

Stella se cubrió rápidamente con su sábana y respiró profundamente. Lo que entró por su nariz fue el remanente de la dulce fragancia lechosa de Shizuku, que era lo suficientemente parecida a la de Ikki como para que Stella pudiera usarla para afianzar la imagen de estarlo abrazando fuertemente. Era una imagen sorprendentemente vívida, si tuviera que hablar para sí misma. El cuerpo de Stella se estremeció por la sensación de que el corazón se le llenaba, era como si Ikki estuviera respirando a su lado.

—Hehe, ah…

Esto fue satisfactorio, incluso superando sus expectativas. Stella se dio cuenta repentinamente de que esta era la primera vez que fantaseaba con Ikki de este modo. Sin importar si se trataba de un chico o una chica, estar enamorado significaba que se comportarían de este modo al imaginar a su ser amado. Pero, en el caso de Stella, el Ikki real siempre estaba cerca; siempre en un lugar donde lo podría alcanzar con apenas extender la mano. Esto era un motivo de felicidad, pero también había veces en que ella no lo tendría. Había cosas demasiado vergonzosas como para pedirlas.

Pero… el Ikki de mi mente puede hacer lo que sea. Lo que significa…

Lo que significaba que esta era su oportunidad para disfrutar al máximo, ¿no? Por ejemplo…: si se quitara la ropa ahora mismo y se envolviera en las sábanas, qué sueño tan maravilloso podría ver…

—¡N-No! ¡No puedo hacer eso! ¡No algo tan vulgar!

Rechazando el deseo, para su pesar, Stella sacudió la cabeza salvajemente. Su corazón latía como si fuera a explotar. Ella no podía hacerlo, aunque esto fuera una fantasía, si sucumbiera, ya no podría detenerse. Stella lo sabía, así que se detuvo…, pero, pensándolo de nuevo…, ¿cómo es que esto era tan malo? El demonio que habitaba en su corazón sugirió que, después de todo, esto solo era su imaginación. No era como si estuviera molestando a nadie, ¿verdad?

No, ¡pero…!

Esto era algo que todos los amantes hacían. Ella era la única que se estaba conteniendo.

¡Pero…!

Cautiva ente la razón y el deseo, Stella yacía en angustia. Dar ese paso era algo muy atrevido, pero dejar escapar el momento era frustrante, entonces, como resultado…

*** 3

—Whoa, pero mira esas ojeras bajo tus ojos. ¿No dormiste en toda la noche?

—…Bueno, sí.

Stella había estado consumiéndose en pensamientos carnales, y terminó sin poder descansar en absoluto. Viéndola tan exhausta, Saikyou le dio una palmadita en el hombro.

—Bueno, sé cómo te sientes. Yo tampoco podría dormir si alguien me dijera que me falta algo. Pero, si estás pensando en esto con tanta seriedad, estoy segura de que lo descubrirás rápido. Y, de este modo, las cosas que descubrirás tendrán algún significado, ¿no crees? Trabaja duro, trabaja duro.

—… Hahaha, eso haré. Sí.

Stella no pudo admitir que había olvidado eso por completo.