Rakudai Kishi no Eiyuutan (NL)

Volumen 2

Capítulo 4: Batalla Decisiva “El Caballero Fracasado” vs “El Devorador de Espadas”

Parte 2

– Entonces, ya que ese estúpido de cabello castaño era demasiado molesto, le arranque los pantalones y lo dejé rodando en la calle principal.

– ¡Gyajaja, en serio!

– Imposible… ¡Kyajaja!

En los pasillos del ex dojo de Ayatsuji, algunos chicos estaban sentados en el piso mientras platicaban. Los temas de plática eran los mismos de siempre. Quien peleaba con quien, quien engañaba a quien, quien lo hizo con quien, etc. Kuraudo realmente no estaba interesado en todo eso así que se sentó solo en el sofá, lejos de sus amigos mientras fumaba un tabaco.

… De seguro estos chicos no se cansan de hablar de lo mismo cada día.

Eran colegas que estaban de acuerdo con su punto de vista, pero esto era lo único que no entendía de ellos.

Preferiría participar en los encuentros de selección que empezaron en Donrou y Hagun.

Ya que entonces podría pasar un tiempo más estimulante. Mientras suspiraba liberaba algo de humo y miraba a este mientras echaba humo hacia el ello en el techo. Al cielo del atardecer estaba echándole un vistazo. Ahora que lo pensaba, ya pasaron dos años desde que robó este dojo.

Después de todo este tiempo, quizás debería venderlo.

Mientras estaba pensando y echando humo de cigarrillo…

– Oye, Kuraudo.

– ¿Qué? ¿Tienes dolor de estómago o algo?

– … ¿Recuerdas a los chicos a los que molestaste en ese restaurante recientemente? Recuerdas a esos dos con Ayase-chan.

– Aah, ¿Qué hay con ellos?

– Pienso haber visto sus rostros antes pero ayer de repente recordé.

Uno de los chicos mostró a Kuraudo su datapad. Había un artículo titulado “¡Batalla de prueba! El caballero de Rango A ‘La Princesa Carmesí’ derrotada por el caballero de Rango F ‘El Peor’” y algunos enlaces remarcados hacia videos de referencia en la pantalla. Los videos de referencia eran por supuesto, de la batalla de prueba de Ikki y Stella.

– ¡Hoy escuché de un amigo que este chico incluso derrotó a esa Corredora de la Preparatoria! Y un grupo le dio este apodo exagerado, ¡El Rey de espadas sin Corona! Quizás… quizás aquí molestamos a alguien realmente problemático…

Él estaba sudando con un rostro azul después de enterarse de la verdadera identidad de la persona con la que se metió. Pero en cuanto a Kuraudo…

– … Jaja.

Después de mirar ese video, tenía una amplia sonrisa que mostraba todos sus treinta y dos dientes.

– Ahora lo veo. Pensé que solamente estaba en el mismo nivel de Ayase, pero no pensé que sería tan fuerte.

Kuraudo sintió que su temperatura interna aumentaba repentinamente. Bueno, no se podía evitar si su energía acumulada quería estallar.

«Interesante.»

Quería posponerlo hasta el festival pero, ahora sería mejor ir a Hagun el día de hoy. ¿O debería usar a Ayase para llegar a él? Mientras estaba planeando ese malvado plan…

– ¿… Ah?

Kuraudo escuchó los pasos que estaban cerca al pasillo del dojo mientras pisaba la tierra. Era un sonido bastante limpio; por limpio, significa que la postura de caminar era correcta. Aquí entre sus camaradas, no había nadie que podía hacer eso.

– Jaja. Oye oye, ahora esto es interesante.

– ¿Eh? Kuraudo, que estas…

Por un momento los pasos se detuvieron en frente de la puerta. Entonces se abrió a la fuerza. Los invitados que vinieron eran los que Kuraudo esperaba. Kurogane Ikki, Stella Vermillion y Ayatsuji Ayase, los tres del restaurante.

– Discúlpanos.

– ¡Uwah! Que desorden. Estoy sorprendido que ustedes chicos puedan vivir en este basurero.

– ¿Q-Quién diablos eres?

– ¡Espera los del restaurante…!

Sus camaradas estaban inquietos por los inesperados invitados pero Kuraudo solo se sentó en el sofá como siempre y miró a Ikki, quien tenía una espada de madera en una mano y una bolsa de vinilo en la otra.

– … Que coincidencia. Estaba pensado en ir a tu lugar.

– ¿En verdad? Gracias a Dios que no nos cruzamos.

Ikki estaba completamente relajado a pesar de estar en territorio enemigo. Tiene agallas.

– Entonces, ¿Por qué viniste cobarde?

– No creo que seas lo suficientemente estúpido para no saber lo que quiero después de ver todo esto pero… Estoy aquí como un substituto. En lugar de Ayatsuji-san, voy a recuperar el dojo.

– ¡Jaja! ¡Me preguntaba que dirías, pero aburrido…! No sé con qué te lavó el cerebro esa mujer, pero este dojo e algo que conseguí con un duelo justo y honesto. Si eres un espadachín, entonces claro que sabes qué significa eso, ¿verdad?

– Por supuesto… Es por eso que no te voy a decir que solo lo regreses.

Diciendo eso, se acercó al sofá.

– Kurashiki-kun, te reto a un duelo.

Puso la espada de madera en frente de la nariz de Kuraudo.

– Un desafío por el dojo, ¿huh?

– El mismo método de Kurashiki-kun. No estás pensando en huir. ¿Verdad?

«¿Oh? Entonces también me va a provocar, ¿huh?»

Casi era una diferente persona desde que se encontraron por primera vez. Pero no importa porque tuvo un cambio de actitud… ya que esto está interesante.

Kuraudo agarró la punta de la espada en frente de su nariz.

– Jaja. Está bien. Lo aceptaré.

Con su agarre, destrozó la espada de madera.

– Sin embargo. Va a ser lo mismo como lo hice. Vas a tener que luchar contra todos estos treinta idiotas solo, antes que luches contra mí. Comienza desde allí.

– No me importa. Las chicas están aquí solo para mirar. Cuando desafío a un dojo, tengo que seguir las reglas del maestro del dojo. Ya que esa es la manera apropiada de hacerlo.

– Parece que sabes de las buenas maneras del retador huh. Bien, espera un momento. Llamaré a los chicos.

Kuraudo accedió a la opción celular de su datapad para llamar a los chicos de afuera pero…

– No, no hay necesidad para eso.

– ¿Huh?

– Pensé que dirías eso, así que ya terminé con todo eso antes de venir aquí.

Diciendo eso, viró la bolsa de vinilo boca abajo. Los datapad estudiantiles de la Academia Donrou empezaron a caer al piso mientras hacían ruido. Y entre ellos, uno empezó a sonar. Ese era, de hecho al que Kuraudo acababa de llamar.

– Todo lo que queda son las siete personas de aquí.

Mostrando sus trofeos, hizo una sonrisa atrevida a Kuraudo como si se burlara de él.

– ¡E-Este bastardo! ¡Poniendo en juego a su suerte!

– ¡Mátenlo…!

Después de enterarse que sus camaradas habían sido lastimados, los siete rufianes empezaron a materializar sus dispositivos uno tras otro, Pero Kuraudo los detuvo y…

– Ustedes chicos retrocedan.

– ¿Kuraudo?

– ¡No hay necesidad de asustarse! ¡Ataquemos en grupo y pateemos su trasero!

– Tranquilícense… Están estorbando.

– ¡Hii…!

Sus camaradas tragaron saliva y se pusieron pálidos. Fueron presionados por el peligro loco que vivía en los ojos de Kuraudo.

«Ya veo, incluso si estos chicos atacan al mismo tiempo, ni siquiera seria deporte para él.»

Entonces eso sería un desperdicio de tiempo.

– Un cambio de reglas. El duelo será entre tú y yo, una pelea con armas reales. El primero en morir pierde.

Declarando eso, Kuraudo sacó su dispositivo, la nodachi blanca Orochimaru.

Generalmente, seria prohibido para los estudiantes para caballero usar sus habilidades fuera de la escuela. Pero había unas pocas excepciones. Uno, cuando se metían en algún tipo de incidente. Y también, en un dojo privado si el propietario del dojo lo permite. Ahora era el último caso. E Ikki no tenía razón para negarse.

– Tienes mi gratitud por aceptar. Devorador de espadas.

Respondiendo, Ikki también materializó a su Intetsu y se puso en posición. Por un momento, Kuraudo sintió que todo el pelo en su cuerpo se erizo.

… Lo entendía, esto era el verdadero asunto. Este sentimiento, no lo había sentido desde el Último Samurai.

Los espadachines realmente son los mejores. La tensión mientras se miraban estaba en otro nivel entonces peleando con algún idiota al azar.

Una mirada penetrante. Una punta de espada débilmente brillante. Todo, como si vaciara sus entrañas. Una tensión que brotaba y que no se podía evitar. Este tipo de sentimiento, no pude tener lo suficiente de eso incluso en el festival.

Kuraudo expulsó todo ante esa estimulación y…

– ¡Pues bien, vamos!

Con esa furia, corrió a Ikki.