Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 9

Capítulo 6: Banquete, Antes Del Día 2. Y En Las Sombras…

Parte 2

Takahisa fue primero: después de ser convocado al castillo real de Centostella, su vida se vio completamente confundida. Después de que le dijeran que no había forma de regresar a la Tierra y ver a las personas que le importaban, volvió a la desesperación, hasta el punto de que su condición física se deterioró y lo dejó en reposo.

“Fue una gran sorpresa cuando supe que no podía volver a la Tierra… Por supuesto, me trataron muy bien en el castillo, pero durante el primer mes no tuve apetito y perdí mucho peso. Cuando llegué a mi límite, colapsé de anemia…” Takahisa dijo en auto burla.

“Sir Takahisa tiene un afecto muy profundo por aquellos cercanos a él. Es por eso que no pudo soportar la pérdida de las personas que tanto le importan y colapsó”. Lilianna dijo con respecto al estado deteriorado de Takahisa.

“Lily fue quien me cuidó todo el tiempo. Siempre me animaba cuando era pesimista, me escuchaba, me apoyaba… Creía que existía la posibilidad de que ustedes también se convirtieran en héroes y acudieran al rey para obtener información de otros reinos. Es todo gracias a ella que pudimos asistir a este banquete a pesar de ser un reino cerrado”, explicó Takahisa, enfatizando que Lilianna había sido su confidente más confiable. Estaba implícito por la forma en que habló que Takahisa confiaba bastante en ella.

“Ya veo… También lo has tenido difícil, Takahisa. Si bien mi condición física no se deterioró, no estuve en el estado de ánimo adecuado para actuar como héroe durante mucho tiempo. Me escondí en mi habitación del castillo y viví cada día sintiéndome bastante miserable”. Satsuki frunció el ceño y se mordió el labio.

“Bueno, cualquiera lo haría”, Takahisa simpatizó con una sonrisa agridulce.

“Si. Me he vuelto más optimista recientemente. Y, justo a tiempo, me encontré con Miharu nuevamente.” Satsuki sonrió gentilmente y miró a Miharu sentada a su lado.

“… ¿Miharu se separó de ti?” Los ojos de Takahisa se abrieron un poco.

“Si. Estaba bajo la protección de Haruto y vivía junto a él “, dijo Miharu con una mirada a Rio.

“… ¿Haruto? ¿Él?” Takahisa notó a Rio al final de la mirada de Miharu y lo miró a la cara para confirmar si él era el mencionado.

“Sí, Haruto es el que me salvó después de que entré en este mundo. Es decir, como fui transportada a un prado aislado, estaba en un apuro…” Miharu eligió sus palabras cuidadosamente mientras explicaba lo que le sucedió, para que no se preocupara Takahisa.

“¿Q-Qué quieres decir? ¿Qué pasó?” Takahisa se sacudió mientras buscaba más explicaciones.

“Cálmate, Takahisa. Algunas cosas impactantes pueden haber sucedido en el camino, pero como resultado, Miharu está aquí sana y salva. Debes escuchar con calma y no te asustes”. Satsuki suspiró cansado.

“O-Ok…” Takahisa asintió a regañadientes. “Continúa, dile, Miharu,” la instó Satsuki.

“Inmediatamente después de deambular por este mundo, caminé por un campo de césped en busca de personas. Me encontré con algunas personas malas, pero Haruto llegó en el momento justo y me salvó. He estado bajo el cuidado de Haruto desde entonces, y así fue como me llevaron a este castillo…” resumió Miharu.

“¿Personas Malas…?” Takahisa preguntó con un trago.

“Comerciantes de esclavos. Intentaron secuestrar a Miharu mientras ella no tenía idea”, suspiró Satsuki, informándole en nombre de Miharu.

“¡¿Esclavos?!” Takahisa estaba completamente nerviosa.

“Te dije que mantuvieras la calma…” Satsuki lo regañó. “Supongo que estaba pidiendo demasiado. Pero está bien, no le pasó nada y Haruto la salvó de inmediato, así que relájate. Estoy seguro de que fue una experiencia aterradora, pero Miharu lo ha superado ahora. Ella es una chica fuerte”.

“… ¿Estás  bien?” Preguntó Takahisa, con miedo tratando de leer la expresión de Miharu.

“Sip. Lo único aterrador fue el principio, pero no he hecho más que divertirme desde entonces. En todo caso, estoy muy feliz ahora”, dijo Miharu con una mirada suave.

“Ya… veo…” Takahisa vio la expresión de Miharu, y por alguna razón, sintió que su corazón se tensaba insoportablemente. Palpitaba de una manera desagradable, llenándose de emociones negativas una tras otra.

¡Gracias a Dios, Miharu no se convirtió en esclava! Eso sería… absolutamente terrible. ¡Va en contra de los derechos humanos! ¡Mi… Mi Miharu…! Takahisa sintió una fuerte ira burbujeando en su corazón. Tratar a las personas como objetos, ignorar la voluntad de una persona, tratarlos como quisiera, tales sistemas primitivos y salvajes iban directamente en contra del sentido de justicia de Takahisa.

Si Miharu hubiera terminado siendo una esclava, ¿qué habría pasado? Imaginar eso hizo que Takahisa palideciera de horror.

“Uh…” El corazón de Takahisa latía aún más fuerte, haciéndolo agarrar su pecho reflexivamente.

“¿Está bien, señor Takahisa?” Preguntó Lilianna.

“Sí, simplemente no podía perdonar a ese comerciante de esclavos, no, todo el sistema de esclavitud… Ignorar la voluntad de una persona y usarla, sin embargo, uno definitivamente debería estar prohibido”, dijo Takahisa, respirando profundamente antes de escupir su ira. .

“… Sí, no es algo deseable”. Lilianna mostró un vistazo de una expresión oscura cuando estuvo de acuerdo con él.

“Pero me alegro de que Miharu esté a salvo. Me alegro de que no terminaste siendo una esclava…” Takahisa miró a Miharu directamente a la cara, pensando eso desde el fondo de su corazón.

“… Gracias, Takahisa. Pero gracias a Haruto, estoy bien, así que no pienses demasiado en eso”, dijo Miharu con una expresión en conflicto.

“… Muchas gracias, Haruto. Por salvar a Miharu.” Takahisa tenía una sonrisa un tanto extraña al agradecerle a Rio. Si bien sus verdaderos sentimientos estaban agradecidos hacia él, Takahisa también se sintió frustrado porque no fue él mismo quien salvó a Miharu. Imaginar a Miharu creciendo cerca de Río en algún lugar mientras no lo sabía lo hacía sentir excluido y extremadamente ansioso. Tenía miedo de que hubiera un Miharu que no conocía.

“No, solo hice lo que debería haberse hecho”. Rio sacudió la cabeza con una sonrisa.

Ver la cara de Rio así hizo que Takahisa comenzara a pensar en sí mismo como pequeño e insignificante, haciéndolo sentir extremadamente aterrado. “Pareces un buen tipo, Haruto”. Era todo lo que podía hacer para mantener la compostura, apenas capaz de exprimir esas palabras.

“Así es, Haruto es una persona muy agradable. Solo lo conozco desde hace dos días, pero parece que es un amigo que conozco desde hace muchos años”, coincidió Satsuki con una risita, mirando a Río. Francois, que había estado observando en silencio hasta ahora, se dio cuenta de esta declaración y tarareó su acuerdo con profundo interés. Sentada junto a Francois, Charlotte lo notó con claridad.

“Es un honor.” Rio se rió entre dientes, encogiéndose de hombros.

“Ciertamente, también he sentido una especie de cercanía con Sir Haruto. Es como mi verdadero hermano mayor, de una manera diferente a Michel”, dijo Charlotte de repente.

“¿Oh? Bwahaha, pensar que Charlotte llegaría a decir eso. Alégrate, Haruto.” Francois se echó a reír de inmediato.

“… Sí, no hay mayor honor”. Rio estaba un poco confundido por el flujo de la conversación, pero respondió humildemente.

“En realidad, Lady Satsuki y yo estábamos hablando de cómo queríamos tener a Sir Haruto como nuestro acompañante para la segunda y tercera noche del banquete”, recordó Charlotte.

“¡Qué – Char! B-Bueno, dije eso, pero fue solo porque iba con la corriente de las cosas…” Satsuki se sonrojó de vergüenza; ella solo lo había estado diciendo en broma en ese momento. Es cierto, lo había dicho porque no parecía una mala idea, pero por alguna razón, no pudo evitar sentirse muy avergonzada de admitirlo.

“¿Oh? Hablaba en serio, sin embargo. ¿No preferirías a Sir Haruto sobre un caballero desconocido, Lady Satsuki? Entraste al lugar el primer día con papá, pero a partir del segundo día es más favorable tener una pareja, ¿sabes?”

“B-Bueno, Haruto ciertamente sería una mejor opción que un extraño, pero…” admitió Satsuki con timidez.

Charlotte se rio con picardía. “En ese caso, padre. ¿Podríamos Lady Satsuki y yo acompañar a Sir Haruto como su compañero para el segundo día del banquete?”

“Si lo desea. Y solo si Lady Satsuki está de acuerdo. A ti tampoco te importa, ¿verdad, Haruto?” La boca de Francois se volvió hacia arriba en una sonrisa agradable. Miró a Rio.

“…Sí, por supuesto. Pero… ¿estás seguro?” Rio asintió con la cabeza, pero no pudo leer las intenciones de Francois y sondeó más.

“Muestra cuánto se valoran tus logros. Te otorgo el honor de escoltar al héroe de nuestro reino y la Segunda Princesa. En pocas palabras: es una especie de recompensa. Sin mencionar que, para empezar, teníamos dificultades para seleccionar un compañero para Lady Satsuki. ¿No lo considerarías perfecto? Es un gran deber. Cúmplelo bien.”

“Sería un placer…” Rio asintió. Para empezar, no estaba en condiciones de elegir un compañero.

“¿Pero qué hará Miharu? Miharu tampoco puede cargar con un extraño como compañero”. Satsuki la miró.

“En ese caso, Sir Takahisa está presente. Parecía estar encantado de reunirse con Lady Miharu, así que creo que sería la oportunidad perfecta para ponerse al día. Por supuesto, sería junto con la princesa Lilianna”, dijo Charlotte alegremente, mirando a Takahisa y Lilianna.

“Qué maravilloso. Por supuesto que no me importaría. Quería hablar con Lady Miharu yo misma,” Lilianna estuvo de acuerdo agradablemente.

“¡Por supuesto que estaría preparado para eso! ¡No, por favor, permíteme el honor!” Takahisa se ofreció con entusiasmo.

“Entonces está decidido. Oh, pero si Lady Miharu se opone a eso, tendremos que encontrar a alguien más…”, dijo Charlotte con una sonrisa.

Miharu hizo una pausa por un momento, pero lentamente sacudió la cabeza. “… No, también tengo cosas de las que me gustaría hablar con Takahisa”.

Charlotte miró el reloj de la habitación antes de dirigirse a Francois. “En ese caso, Sir Takahisa y la princesa Lilianna todavía no han sido escoltados a sus habitaciones, y es casi la hora de vestirse. ¿Diría que es hora de terminar aquí, padre?”

“De hecho, tienes razón. No podemos permitir que los invitados de honor lleguen tarde. Prepararé otra oportunidad para sentarme y hablar, ya sea después del banquete o mañana en algún momento.” Francois asintió profundamente, luego se levantó rápidamente. Miró al sirviente principal que esperaba en la habitación y les ordenó que escoltaran a Takahisa, Lilianna y Rio.

“Sir Haruto, cuídeme en el banquete de esta noche. Lady Satsuki y Lady Miharu, por favor vengan por aquí. Te llevaré al vestuario,” dijo Charlotte, invitando a Satsuki y Miharu al vestuario a prepararse.

“Claro. Vámonos”, dijo Satsuki. Habían llegado a la sala de espera con nada más que la ropa que llevaban puesta, pero los vestidos ya estaban colocadas en el vestuario del castillo, por lo que no era necesario que Satsuki volviera a sus habitaciones.

Por lo tanto, el grupo se disolvió por el momento.

“Te veo luego, Haruto.” Satsuki y Miharu fueron escoltados fuera de la habitación por Charlotte. Francois se fue con ellos también.

Te llevaré a las habitaciones. Por favor, vengan por aquí”, dijo el sirviente jefe a Takahisa y Lilianna. Un sirviente jefe también se acercó a Río y comenzó a escoltarlo al vestuario de los hombres.

“Umm… Haruto”. Takahisa confirmó que Miharu y Satsuki habían salido de la habitación antes de detenerse frente a la puerta y dirigirse a Río detrás de él. Al mismo tiempo, Lilianna y las caballeros que estaban con él también se detuvieron.

“¿Si?” Rio se detuvo.

“Muchas gracias por salvar a Miharu. De verdad”, dijo Takahisa, inclinando su cabeza profundamente hacia Rio.

“También me gustaría ofrecer mi gratitud. Con esto, la angustia de Sir Takahisa ha disminuido significativamente. Hubo voces que se opusieron a nosotros, pero asistir a este banquete fue la elección correcta”. Lilianna sonrió inocentemente.

“No, no hice nada especial”. Rio sacudió la cabeza con una expresión gentil.

“… Bueno, me gustaría volver a hablar contigo alguna vez. Por ahora, actuaré como el compañero de Miharu esta noche, mientras que Satsuki estará a tu cuidado”. Takahisa miró cuidadosamente a Río y enfatizó el “yo” y “Miharu”. Fue una materialización del sentido de rivalidad de Takahisa.

“Sí, por favor cuídala”. Rio asintió con una leve sonrisa.

“Uh…” Takahisa sintió una leve inquietud en su pecho cuando se enfrentó directamente con la facilidad en el comportamiento de Rio. El hecho de que Miharu había estado junto a él todo este tiempo brilló en su cabeza, haciendo que la inquietud creciera cada vez más.

“Bueno, entonces, nos vemos más tarde. No debería ser la razón por la que los dos están retrasados”. Ya sea que Rio supiera en qué tipo de estado mental se encontraba Takahisa o no, inclinó la cabeza respetuosamente y terminó la conversación allí.

***

Aproximadamente una hora después, en una de las muchas salas en un salón social adyacente al castillo real de Galarc…

Actualmente, la princesa de un pequeño país al norte del Reino de Galarc, la princesa Sylvie Rubia del Reino de Rubia, se enfrentó a dos hombres que conspiraban en secreto mientras esperaba el comienzo del banquete al que fue invitada.

“Lord Charles, ¿Su Majestad la Princesa Christina asistirá según lo planeado?” Un hombre, un hombre de mediana edad con una mirada delgada y enfermiza en la cara, preguntó a Charles, que había sido enviado por el gobierno principal del Reino de Beltrum.

“Por supuesto que la trajimos”, respondió Charles con una mirada a la aparentemente infeliz Sylvie. “¿Pero por qué está aquí la princesa del Reino de Rubia, señor Reiss?”

“Eso no servirá, Lord Charles. Esta noche, soy Jean Benard. Un embajador de buena voluntad y el segundo hijo del Duque Bernard del reino de Rubia, aquí acompañando a la princesa Sylvie. Esa es mi historia de fondo”. Reiss sacudió la cabeza.

“… Mis disculpas, Lord Bernard. Sin embargo, sin importar nuestra relación, me gustaría que explicara esta situación con más detalle”. Charles echó un vistazo a la todavía disgustada princesa Sylvie antes de interrogar a Reiss con una mirada. Él le preguntaba si ella era digna de confianza.

“Por supuesto. ¿Sabías que los países pequeños a las tierras del norte son una rivalidad de los señores de la guerra? El Reino de Rubia estuvo anteriormente en una alianza favorable con el Reino de Galarc, pero recientemente se ha acercado a nuestro país a puerta cerrada. Eso es lo que es”, dijo Reiss, sonriendo con profundo significado.

“… No recuerdo que mi reino se haya acercado más a tu patria”, Sylvie hizo una mueca, interrumpiendo su conversación.

“Eso es lo que dice, pero puedes estar tranquilo: he tomado a su hermanita bajo mi cuidado como un signo de nuestra amistad, así que no hay forma de que nos traicione”. Reiss se encogió de hombros con exasperación, hablando con Charles.

Charles miró a Sylvie con una sonrisa fría, antes de volver a mirar a Reiss. “En ese caso, lo entiendo. Entonces, escuchemos lo que está planeando con la princesa Christina, yo y el héroe, mientras la miserable facción del Duque Huguenot lanza su peso en este banquete.

“Oh no, nunca planearía nada. La razón es como te dije de antemano. Nuestro reino simplemente no puede pasar por alto este banquete donde se reúnen tantos héroes a la vez. La razón por la que te pedí que asistieras con la Primera Princesa y héroe de tu reino fue para sacudir a la facción del Duque Huguenot, y la razón por la que personalmente asisto es para observar al enemigo yo mismo. Eso es todo.”

“Qué inesperado. Asumí que estabas tramando algo más con la princesa Sylvie aquí…”

“La razón por la que la princesa Sylvie está aquí es porque soy Jean Bernard del Reino de Rubia esta noche. Estoy ligeramente disfrazado, pero mi objetivo es observar, así que no haré nada que llame la atención, y te conozco desde hace mucho tiempo. Pensé en saludarte antes de que nos reunamos en el lugar, para que no te sorprendas. Aparte de eso, parece que mi relación con el Reino de Rubia continuará durante un tiempo también, así que quería presentarte a la princesa Sylvie”, dijo Reiss, sacando un monóculo del bolsillo de su pecho y poniéndoselo.

“¡Bwahaha! Es la primera vez que te veo con un monóculo, pero te queda bien. Ya veo ya veo. Entonces así es como es. Parece que sospechaba demasiado”. Charles se rio de buena gana.

“Bueno, el banquete de esta noche también debería ser un evento significativo para ti. Estoy seguro de que ya has oído hablar del establecimiento de la Restauración, ¿no? Es una oportunidad maravillosa para recopilar información, así que úsela de manera eficiente”, dijo Reiss.

“Entendido.” Charles mostró una pizca de expresión amarga cuando escuchó la palabra “Restauración”, pero pronto la reemplazó con una mirada audaz y burlona.

Esta noche usaré el banquete de manera eficiente. Si bien la mitad de mi objetivo se logra con mi infiltración junto a la princesa Sylvie, no debo bajar la guardia. Pero me divertiré mucho. Reiss sonrió junto a Charles.