Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 2

Capítulo 2: La Chica Asesina

Parte 4

Rio sacó una cuerda de su saco de pertenencias; Para asegurarse de que ella no se golpeara cuando se despertara, él le quitó la bata e inspeccionó su cuerpo antes de atarla con seguridad. Pero a mitad del proceso, notó un collar metálico alrededor de su cuello, y frunció el ceño.

“… El collar de la sumisión, ¿eh?” Rio murmuró con las cejas fruncidas.

El Collar de Sumisión era un tipo de artefacto mágico usado en esclavos y criminales, un artefacto que controlaba el libre albedrío de quien lo llevaba. Cuando el usuario recibe una orden de un propietario registrado, se sentirá muy inclinado a seguir esa orden. Además, si se resistían a la orden con demasiada fuerza, el propietario registrado podía cantar un cierto hechizo para causar un dolor extremo al portador.

Los esclavos eran vistos como una propiedad que podía ser poseída. No tenían derechos humanos y podían ser tratados como objetos sin resistencia, sin importar lo que realmente pensaran dentro de sus corazones. Eso era lo que eran los esclavos, y el Collar de Sumisión existía para complementar eso.

Esta muchacha hombre zorro, que acababa de intentar matar a Rio, llevaba un collar así, que la hacía indudablemente esclava de otra persona. Probablemente había sido criada como una asesina y ordenada a asesinar por su dueño registrado. Mientras tuviera puesto el Collar de Sumisión, continuaría sus intentos de matar a Rio. Si no lo hiciera, tendría que sufrir choques erráticos de dolor en todo su cuerpo.

Era casi como una maldición… Para ambos la chica y para Rio. Tampoco había muchas opciones para escapar de esa maldición: la opción más rápida sería matarla, pero Rio nunca había matado a nadie antes. Amakawa Haruto, dentro de él, seguía rechazando firmemente la idea de cruzar esa línea. Pero al mismo tiempo, sabía que, si decidía resolver esto de otra manera, sólo le traería más dificultades.

Incapaz de ocultar su enfado, Rio suspiró con fuerza.

Después de varios momentos de vacilación, puso su mano contra el cuello de la niña. Entonces, una tenue luz fue emitida de sus manos. ¡Clack! El collar que había sujetado a la chica se cayó. Rio había disipado la hechicería del artefacto imitando la magia de alta calidad, Dispell.

“Oye. Despierta.”

Rio recuperó el Collar de Sumisión y sacudió a la niña.

“Ngh… uhh…”

Después de unos pocos temblores, el cuerpo de la chica dio una sacudida. Poco después, parpadeó con los ojos abiertos. Luego, al ver la figura de Rio en su campo de visión, trató de levantarse con pánico, pero pronto se dio cuenta de que estaba restringida.

Después de un poco de lucha, llegó a aceptar el hecho de que sus movimientos habían sido completamente restringidos, y se encogió en resignación. Miró a Rio con ojos cautelosos.

“Parece que ahora entiendes la situación. Si no quieres morir, no andes por ahí como antes. ¿De acuerdo?” Rio decidió intimidarla un poco con una amenaza, pero el miedo llenó los ojos de la niña.

“…Si no.… golpeo… no.… matarás?”

“Eso depende de si respondes a mis preguntas o no. Te ordenaron que vinieras a matarme, ¿verdad? ¿Es tu amo uno de la realeza de Beltrum, o uno de los nobles?”

La niña se quedó callada ante la pregunta de Rio. Probablemente había recibido órdenes estrictas de no actuar nunca de una manera perjudicial hacia su señor. Romper esa orden habría resultado en un dolor extremo que le roía el cuerpo, haciendo que instintivamente quisiera evitar hablar, a pesar de que Rio ya le había quitado el collar.

“Oye. ¿Sabes qué es esto?” Rio levantó el Collar de Sumisión para que ella viera el mismo collar que llevaba puesto hace unos momentos.

“¿¡Un c-collar…!?”

La chica dio una respuesta confusa, seguida inmediatamente de un grito ahogado. Sus ojos se abrieron de par en par. Movió desesperadamente su cuerpo bajo sus ataduras para comprobar la sensación del collar. Finalmente, se dió cuenta de que faltaba la sensación de algo que debería haber estado allí.

“Se… ha ido… ¿El collar…. ha desaparecido? Pero… ¿por qué?” La chica parpadeó con total asombro.

Después de un momento, se volvió hacia sí misma con un grito ahogado, y luego luchó por comprobar la presencia del collar una vez más…

“Eh… w-weh… hic… hic…. hic… ¡Waaaaaah!”

… y luego estalló en lágrimas violentas.

“Hey…” Rio se encontró perdido ante el torrente de lágrimas de la niña. Todo lo que sabía era que el Collar de la Sumisión debía pesar mucho sobre ella.

Con un suspiro, Rio decidió dejar que la niña llorara todo lo que quisiera por ahora. Se tomó ese tiempo para ir a recoger todas las armas que habían usado en su batalla.

“…¿Has terminado ya?” preguntó Rio cuando sus gritos finalmente comenzaron a calmarse. La chica se estremeció y lo miró con preocupación.

“El collar ya no está, así que puedes responder a mis preguntas, ¿verdad? ¿Quién te ordenó que vinieras a matarme?”

“Ah, uh…”

La chica no respondió de inmediato a la pregunta de Rio. Miró a su alrededor y olfateó el aire.

“No sé por qué eres tan cautelosa, pero sólo estamos tú y yo aquí. Puedes descansar tranquila,” dijo Rio, haciendo que el cuerpo de la niña tiemble una vez más. Finalmente, abrió la boca.

“Y-Yo… no sé el nombre… de mi maestro… Nunca… me lo contó… a mí…”

Era más o menos la respuesta que Rio había estado esperando. Tener un esclavo para el arriesgado papel de asesino significaba que el amo probablemente no permitía que se transmitiera más información de la necesaria.

“…¿Conoces el nombre de la casa?” No tenía grandes expectativas, pero preguntó de todos modos.

“¿N-Nombre de la casa? No lo…. sé.” La niña ladeó la cabeza confundida mientras Rio suspiraba decepcionado.

“¡P-Pero! Lo sé… ¡Sé el nombre de mi hermano! Stewart… ¡E-Es Stewart!” La chica encadenó sus frases con prisas. Rio entrecerró los ojos ante la respuesta de ella.

Era un nombre muy familiar para él. El mismo nombre que el chico que empujó la culpa por empujar a Flora al acantilado en Rio. Si su familia se hubiera enterado de la existencia de Rio, tendría sentido que enviaran a su mascota asesina tras él.

“Stewart… ¿Es un hombre zorro como tú?”

“…Hermano…no es…un hombre bestia. Es humano. El que me entrenó.” La niña agitó la cabeza con furia de un lado a otro.

“¿Entrenado? Si es humano, eso significa que no son parientes…. ¿cierto?”

Rio frunció un poco el ceño ante la mención de un hermano. Era difícil de creer que pudiera tener uno. Aunque sabía que era posible que ella pudiera haber sido hija de otro esclavo, no quiso sacar conclusiones precipitadas, así que preguntó sólo para estar seguros.

“No… no sé…” La chica agitó la cabeza sin confianza.

“…Déjame cambiar mi pregunta. ¿De dónde me seguiste?”

“El… mismo lugar… que tú.”

“Así que la capital de Beltrant, eh.”

“Probablemente… H-Había muchas… casas bonitas.”

“Ya veo. Entonces, ¿hay alguien más que no seas tú que esté tratando de matarme?”

“… N-No lo sé. Pero… probablemente no… Creo,” contestó débilmente la muchacha.

“Bien. Ésta es mi última pregunta, entonces.”

Instantáneamente, el aura de Rio se oscureció peligrosamente. Miró profundamente a los ojos de la chica. Ella no podía apartar la vista y tragó nerviosamente mientras esperaba la pregunta de Rio.

“… ¿Todavía tienes la intención de matarme?”

“N-No voy a matar.” La niña tembló, agitando la cabeza con fuerza.

Los ojos eran una ventana al alma; no importaba qué tipo de expresión se pegaba en la cara, alguna forma de emoción siempre llegaba a los ojos. Rio ya no podía observar la tranquila intención de matar que había llevado en sus ojos antes. Aunque estaba bastante aterrorizada en ese momento, no parecía tener ninguna otra agenda oculta.

“…Está bien, eres libre. Dejé todas sus armas con su bata allí,” declaró Rio suspirando mientras comenzaba a desatar las cuerdas de la niña.

“¿Eh…?” La chica hizo una expresión de confusión.

“Estoy diciendo: puedes irte de aquí. Sin un collar para controlarte, ya no necesitas volver con tu amo. Aunque… Supongo que eso te convierte ahora en un esclavo fugitivo,” dijo Rio con una mirada hosca. Comprendió que incluso si liberaba a esta chica aquí, ella no tenía muchas opciones disponibles para ella.

No hay asentamientos humanos en la región de Strahl donde un semi-humano pueda vivir en paz junto a los humanos. Esto significaba que sería imposible para una hombre bestia como ella vivir con humanos. Sin embargo, aunque viviera lejos de los humanos, había nacido esclava, era difícil de creer que se le enseñara cualquier forma de autosuficiencia. Había sido controlada por el Collar de Sumisión, pero no había sido lo único que la restringía. Si quisiera seguir viviendo en la región de Strahl, tendría que convertirse en propiedad esclava de alguien.

Esa era su realidad.

La chica aún no lo había entendido. Miró a Rio con la mirada en blanco, inclinando un poco la cabeza con preocupación.

“…Si dejas este país y te diriges al este, habrá una vasta área llamada la tierra salvaje. Debería haber tierra allí donde viven los semi-humanos como tú,” dijo Rio; había abierto la boca antes de darse cuenta de que lo hacía.

“¿La… tierra salvaje? ¿Este…?”

“El este es la dirección en la que me dirijo… Beltrum está al oeste. Será mejor que encuentres a los tuyos en la tierra salvaje que quedarte en estas tierras.”

La chica murmuró para sí misma. Un rayo de esperanza apareció en sus ojos.

Ella no tenía ni idea de qué hacer con su nueva libertad, pero con la guía de Rio, ahora tenía una vaga esperanza para su futuro. Rio la miró en silencio durante un momento, antes de hablar: “Me voy, entonces. Sólo es una advertencia, pero la próxima vez que ataques… No me contendré.”

Él empezó a irse, aseguró que le había concedido a la niña la libertad del Collar de Sumisión. Sin embargo, eso fue simplemente porque la chica, no, la razón fue porque no quería matar a nadie. Por eso no tenía la obligación de supervisar lo que la chica hacía desde aquí. Él se repitió este razonamiento a sí mismo en su corazón.

La niña adoptó instantáneamente la expresión de un cachorro abandonado.

“Ah,”

Ella alcanzó una mano hacia la figura saliente de Rio y emitió un pequeño sonido, antes de volver a meter rápidamente su mano. Ella dio un paseo por ese lugar durante un tiempo. Una vez que Rio desapareció por completo de la vista, ella comenzó a seguir sus pasos con vacilación.

Plod plod, plod plod. Ella siguió a lo largo de la distancia, asegurándose de no perder de vista a Rio caminando por delante.

Ahora que estaba libre de la esclavitud, no tenía adónde volver. Nunca más volvería a ese lugar donde había sido esclava. Con eso, ella sólo tenía un lugar al que posiblemente podría ir: la tierra salvaje de la que Rio le habló. Pero sin un mapa, ni un sentido de la tierra, tenía miedo de seguir adelante sin rumbo. Y si ella quería depender de otra persona, entonces naturalmente sólo había una opción. Eligió seguir a Rio, que parecía ir en la misma dirección.

Eso era lo lejos que estaba en una esquina. Confiar en la persona que ella había intentado matar… Aunque había estado bajo la orden de otra persona, ella no podía evitar sentirse culpable por ello. También existía la posibilidad de que él la rechazara si ella le pedía ayuda directamente. Como resultado, sus deseos egoístas la hicieron elegir seguirlo a escondidas.

Unos minutos después de caminar por el bosque, Rio se detuvo repentinamente.

“Sal,” dijo en voz alta por encima del hombro.

La chica se estremeció. Estaba segura de que había escondido su presencia, así que se preguntó cómo se había dado cuenta de ella… Pero ella estaba más que consciente de que no podía ganar contra Rio, por mucho que luchara. Sin pensar demasiado en ello, ella se le reveló.

“¿Todavía quieres algo de mí?” le preguntó Rio a la chica temblorosa.

“U-Umm… Quiero… ir… al este… contigo,” respondió la niña titubeando. Rio puso su mano derecha contra su cabeza y suspiró.

“¿Hablas en serio?”

“Q-Quiero… quiero… ir.” La chica se mordió el labio y asintió.

“… Puede que estés malinterpretando algo aquí. No te liberé de la esclavitud porque quería salvarte. Era más conveniente para mí elegir no matarte.”

Para decirlo sin rodeos: no quería cargar con el peso de un asesinato. Por eso le había quitado el Collar de Sumisión a la chica. No era completamente apático a la situación de la chica, pero definitivamente no actuó por pura intención. Ese era su pensamiento detrás de todo esto.

“P-Pero y-yo no sé… qué… hacer,” murmuró la chica, agachando la cabeza con lágrimas en los ojos. Rio se rascó la cabeza torpemente.

“… Soy un humano. La misma especie que la gente que te trató como su esclavo. ¿No tienes
miedo?”

“Tú… no.… pareces malo.” La chica agitó la cabeza.

Rio tenía un vago presentimiento de que esto pasaría desde el momento en que le quitó el collar. Considerando las circunstancias de la chica, tenía sentido. Por eso se había asegurado a propósito de alejarse, en caso de que la chica decidiera perseguirlo. Claro que sí, aquí estaban. Pero, ¿esta chica realmente entendía lo que significaba moverse junto con la persona a la que había intentado asesinar hace unos momentos…?

“¿Has considerado lo que podría sentir por ti, después de que intentaste matarme?” preguntó Rio sin rodeos. La cara de la chica se quedó horrorizada.

“¡Ah! ¡L-Lo siento! El collar… me dolió tanto que, yo…” Ella comenzó a disculparse en un pánico, con lágrimas cayendo de sus ojos.

“En realidad no estoy enfadado. No sé qué tipo de dolor sufriste por el collar, pero sé que sólo trataste de matarme porque no pudiste desobedecerlo. Pero eso no significa que tenga pruebas de que no me atacarás de nuevo. En otras palabras, no puedo confiar en ti. ¿Entiendes eso?” Explicó Rio con un suspiro de preocupación.

Es cierto que a una parte de él no le importaba traer a la chica con él, pero al mismo tiempo, no estaba exactamente cómodo con la idea de viajar solo con un ex-asesino desconocido.

“¡E-Entonces, el collar! Puedes… ¡Puedes ponérmelo a mí! P- Por favor. Llévame… contigo,” suplicó frenéticamente a través de sus lágrimas.

“El collar… ¿No odiabas usar esa cosa?” Rio preguntó casi exasperado por el hecho de que la niña no entendiera el peso de sus palabras.

“No quiero… estar… sola. Estoy…. asustada. Así que… por favor,” lloraba y lloraba con la cabeza gacha, haciendo que Rio se sintiera aún más incómodo. Una expresión extremadamente incómoda cayó sobre su cara mientras apretaba sus manos en puños. Suspiró por enésima vez.

“Muy bien. Haz lo que quieras,” declaró, cediendo. Débilmente se razonó a sí mismo que era mejor moverse juntos que hacer que ella lo siguiera en secreto.

“¿Eh…? Ah… ¡D-De acuerdo!” La niña dudó un momento antes de asentir con entusiasmo.

“Vamos a volver a la ciudad primero. Ven.” Rio ideó ese plan de acción después de echar un vistazo al cuerpo de la niña.

“U-Umm, ¿vas a.… ponerme el collar?” La muchacha preguntó vacilante la espalda de Rio mientras él comenzaba a caminar.

“Lo tiré hace mucho tiempo. Vámonos ya; sólo podemos viajar un número limitado de horas al día,” respondió Rio mientras caminaba enérgicamente.

“¿Qué… qué haremos… ahí?”

“No tienes el equipo adecuado. Tenemos que preparar su parte de suministros para el viaje.”

La niña sólo llevaba una sola capa delgada de ropa debajo de su bata, lo que no era apropiado para el largo viaje que estaban a punto de hacer. También tuvo que comprar más alimentos para compensar su parte.

“G-Gracias…”

“… Ponte la capucha dentro de la ciudad. De lo contrario, las cosas se complicarán,” dijo Rio, mirando a la chica que tropezaba para seguir su ritmo.

“¡Está bien!” asintió feliz.

“Por cierto, ¿cómo te llamas?” De repente, Rio se detuvo para preguntarle a la chica su nombre.

“¡Es… Latifa!”

“Ya veo. Puede que ya lo sepas, pero soy… Rio. Encantado de conocerte, Latifa.” Con un pequeño suspiro, Rio se presentó de forma algo reacia.