Assassins Pride (NL)

Volumen 2

Lección 05: ¿Veneno? ¿Medicina? ¿O Una Trampa Suya?

Parte 3

El sonido de impacto que se había repetido quien sabe cuántas veces resonó, y Melida fue empujada hacia atrás.

–¡Kyauh!

Su katana de madera fué mandada a volar y Melida cayó al piso.

Intentó levantarse usando sus manos, pero… cuando levantó la parte superior de su cuerpo, sus brazos se doblaron. Cayendo al suelo una y otra vez, su respiración comenzó a volverse áspera.

–Haa… haa…

Mirando a Melida de esa forma, Nerva también levantó su cuerpo respirando pesadamente mientras sus hombros subían y bajaban. Deshaciendo su postura de ataque, bajó su mazo y repentinamente le dió la espalda.

–… Vamos a tomar un descanso. La precisión de tu habilidad está cayendo.

–¿Eh? ¡E-Espera! ¡A-Aun puedo hacerlo!

–¡Estoy cansada! Ya no me queda <Mana>.

Diciéndolo como si regañara a un niño, Nerva extinguió su <Mana>.

La mitad de eso era verdad. Habiendo estado usando consecutivamente decenas de veces su Habilidad de Asalto, su desgaste era terrible. Hablando honestamente, era hasta el punto en que estaba sorprendida de la resistencia de Melida quien debería ser el lado defensor.

Nerva quien llevaba su arma con desgano, inclinó su mazo en la sombra de un árbol cercano. Instruyendo incluso a Melida para que fuera a descansar, se fué caminando hacia la mesa en la que estaban Kufa y Shenfa.

Con su compañera de entrenamiento desaparecida, Melida se reclinó contra la sombra de un arbol mientras soltaba un gran suspiro. Por supuesto que estaba cansada, pero, más que eso, su frustración porque su entrenamiento no avanzaba como deseaba era mayor.

No era debido a un error en el método de victoria que Kufa le entregó. Y no parecía que existiera algún problema mayor en Nerva o la propia Melida.

Si la forzaran a decirlo, sería que dentro de Melida, la imagen de Elise quien era su oponente real y Nerva quien era su compañera de entrenamiento por alguna razón no se superponían. Seguramente podría dar eso como la causa. Dicho eso, ya que era sobre sensibilidad, no era un problema que podría corregirse al trasmitírselo a Nerva.

¿O es por la diferencia entre el arma? ¿Debería pedirle a Nerva que use una espada larga de <Paladín>?

Mientras pensaba cosas como esas y miraba el mazo que Nerva había dejado atrás—

–Hola, Melida-chan.

Junto con esa voz transparente, el mazo fué levantado.

Quien giraba el mazo en su mano con un gesto que dejaba en claro que no sentía su peso, era una chica con cabello del color del cuarzo negro. Habiendo aparecido de la nada, casi pudiendo decir que sacó su rostro desde las sombras, era una agilidad como la de un hada caprichosa.

Melida, olvidando incluso dejar su espada, se levantó inconscientemente.

–¡Ah…! Ha-Ha pasado un tiempo.

–Si. Charlamos en la sala de descanso en medio de la noche, ¿No?

A pesar de que habían trascurrido varias semanas desde eso, como si el tiempo interrumpido en ese momento les diera alcance, ella mostró una sonrisa natural. Melida fue capturada por una emoción indescriptible.

La chica de cabello negro puso el mazo frente a sus ojos y lo acarició con los dedos de su mano derecha pareciendo entretenida.

–Estas haciendo un entrenamiento bastante único, ¿Sabes? Me pregunto si es la instrucción de ese encantador sensei.

–S-Si, bueno…

–¿Puedo ayudarte?

En el momento que un “¿Eh?” salió de la boca de Melida, la chica de cabello negro pateó el suelo agudamente sin ningún aviso. Su sombra en un instante llegó hasta sus entrañas como si se deslizara.

–¡Wawah!

El hecho de que Melida levantara su katana, fue un acto puramente reflejo. La hoja de la katana envainada y la cabeza del mazo que fue balanceado horizontalmente chocaron violentamente, produciendo un fuerte sonido metálico.

Reiterando sus pasos como si bailara, la chica de cabello negro rió encantadoramente.

–Mira, no deberías estar ahí aturdida. ¡El siguiente, aquí va!

Mientras pisaba, lanzó un ataque similar a un relámpago. Melida instantáneamente sacó su espada y contraatacó. Dos veces, tres veces, golpeando violentamente, retrocediendo y recomponiendo su postura con un diestro juego de pies. Mientras sostenía su katana en su mano derecha y su vaina con un agarre inverso en la izquierda, Melida mostró una expresión de confusión.

–E-Espera, ¿¡A qué viene esto tan repentinamente…!?

–No es una situación como para estar pensando, ¿Cierto? ¡Vamos, el enemigo viene a golpearte sin importale nada!

Gritando con un tono teatral, la chica de cabello negro pateó el suelo con una sonrisa feliz.

Mientras giraba su cuerpo, hizo destellar su mazo. Melida lo detuvo a duras penas, pero la fuerza centrífuga que generó la envió a volar junto con su katana. Melida retrocedió enormemente, y de alguna manera aterrizó sin caerse. Sin embargo, en ese momento, como si se arrastrara por el suelo, la sombra se había acercado hasta estar frente a sus ojos.

— —¡¡…!!

Abriendo sus ojos de par en par, Melida liberó una técnica después de otra como si sus dudas hubieran desaparecido. Manejando vertiginosamente la espada en su mano derecha y la vaina en la izquierda, el sonido de las armas chocando resonaba rítmicamente. La chica de cabello negro, mientras las repelía con un mazo, rechazó su último ataque y contraatacó hábilmente. Desde la línea de ataque que se acercaba a su hombro, Melida dobló hacia atrás la parte superior de su cuerpo evadiendo por el ancho de un papel.

Casi al mismo tiempo que caía de espaldas, flexionando cada fibra de su cuerpo, saltó, dando una voltereta.

La chica de cabello negro, sin intentar atacarla irrazonablemente, mostraba una sonrisa holgada y compuesta.

Por otro lado, Melida quien aterrizó a una distancia de varios metros, respiraba muy agitadamente.

¡Esta chica, es fuerte!

Mientras que su simple destreza no era común, la presión de <Mana> tampoco era a medias.

¿Será este el <Estado> promedio de alguien de primer año en la Academia para chicas Saint D’Autriche?

Melida abrazaba tanto ansiedad como horror.

Por el contrario, la chica de cabello negro aflojó sus labios pareciendo feliz.

–Eres una chica que puede hacer más de lo que pensé, ¿Sabes, Melida-chan? Estoy muy feliz.

Murmurando con una voz risueña, pateó el suelo sin descansar. Melida nuevamente se enfrentó a una batalla defensiva. Mientras balanceaba el mazo tanto como quería, la chica de cabello estaba divirtiéndose con sus mejillas sonrojadas.

–¡Vamos, vamos, vamos! ¡Así no podrás derrotar a Elise-chan! ¡¡Me pregunto que tan ridículo seria ver a la casa principal de los Angel perdiendo ante la casa secundaria!!

–¡¡…!!

Incluso mientras recibía humillantes provocaciones, Melida apretó sus dientes, sin la libertad para responder. Si se distraía un instante, seguramente sería mandada a volar junto con su katana por el ataque de su oponente.
Mientras continuaba repeliendo los ataques con su manejo doble, los obtusos ataques que la abrumaban iban reduciendo su conciencia con cada golpe.

Si con este terrible poder de ataque, su oponente fuese a liberar una Habilidad de Asalto—

En el momento en que Melida pensó eso, casi como si compartiera ese pensamiento—

–¡<Garra de Iblis>! (NT: Iblis o Shaitán/ satán es como se conoce a un genio maligno o el demonio en árabe.)

La chica de cabello negro declaró fuertemente. Al mismo tiempo que su mazo fue retraído hacia atrás, una tremenda presión de <Mana> se reunió en la cabeza de este. Las llamas que brotaron desbordándose del mazo, quemaban el espacio en un negro azabache.

— —¡…!

En ese instante, el cuerpo de Melida reaccionó automáticamente. Los recuerdos de su entrenamiento que había repetido cientos de veces hicieron saltar sus nervios, con una velocidad como un destello, envainó su espada al mismo tiempo que bajaba su centro de gravedad.

–¡¡<Shiden Battou>!!

Violentas llamas explotaron, empujando de vuelta el <Mana> negro azabache. La chica de cabello negro en ese instante, dejó de sonreír. Su mazo que había sido jalado fluidamente hacia atrás, salió disparado como una bala de cañón.

Con un retraso de menos de un segundo, la katana de Melida, fue desenfundada mientras brillaba furiosamente—

*¡Giiiiiiiiii!!*

Un sonido metálico que pareció partir el cielo resonó.

— —¿¡…!?

Quien fue empujada hacia atrás—fue la chica de cabello negro. Retrocediendo no más de dos a tres metros, plantó con fuerza sus pies y de alguna manera se detuvo.

Por otro lado, Melida, incluso mientras que su postura se derrumbó ligeramente, seguía detenida tranquilamente en la posición de desenfundar su katana.

–¡Haa, haa, haa…!

Mirando como sus hombros subían y bajaban, la chica de cabello negro permaneció en silencio ligeramente sorprendida. Mirando hacia el mazo en su mano, murmuró como si comprendiera algo.

–… Ya veo. Es una estrategia como esa.

–¿Eh?

–La de ahora fue una muy buena sincronización, ¿No es así?

Retomando su sonrisa, la chica de cabello negro nuevamente le apuntó con la cabeza de su mazo.

–¿Entrenamos una vez más?

–Es una lástima, pero—

El mazo fue alejado fríamente. Una figura negra cruzó frente a sus ojos, parándose frente a Melida como si la protegiera. Frente a la confiable espalda que se había acostumbrado a ver, Melida abrió mucho sus ojos.

–¡S-Sensei!

–No puedo permitir que muestre sus cartas más allá de esto. Incluso si es la batalla de selección, incluyendo el entrenamiento, no podemos mostrarle nuestra mano a alguien de otra escuela.

Su tono ligeramente duro, y su expresión severa no era algo que Melida viera demasiado. Distanciándose de una confrontación directa, la chica de cabello negro se encogió de hombros como haciéndose la tonta y arrojó el mazo al suelo.

–Bueno, no necesitas hacer una cara terrorífica como esa. Solo estábamos jugando.

Diciendo eso, se dió la vuelta. Incluso cuando Melida solo dijo un “ah” hacia su espalda marchándose caprichosamente como un hada, solo pudo verla irse.

Cuando su figura desapareció al otro lado de la arboleda, Kufa, quien estuvo mirando a la chica de cabello negro por un tiempo, le dió una mirada al rostro de Melida pareciendo preocupado.

–Ojou-sama, ¿Está bien?

–S-Sí. Me asusté cuando me atacó repentinamente pero solo eso.

–Es bueno escucharlo.

Asintiendo con aparente alivio, Kufa se arrodilló frente a Melida.

–Ojou-sama, permite mi egoísmo por un tiempo. Después de ahora, por un pequeño momento, dejaré tu lado.

–¿Eh?

–Regresaré inmediatamente, pero—mientras tanto, mantente donde los ojos de Nerva-sama y Shenfa-sama te vean.

Nunca me he distanciado de tu lado. Estarás bien, ¿Cierto?

Ante su fuerte mirada que parecía perforarla, Melida inconscientemente asintió.

Comprobando eso, Kufa se puso de pie y pateó el suelo. Su figura en uniforme militar desapareció en la copa de los arboles como si fuese absorbida, y en su remplazo numerosas hojas cayeron.

Sabiendo que la presencia de su amado se alejaba, una fría aprensión envolvió su cuerpo. Mientras miraba la dirección en la que la chica de negro se había marchado, Melida murmuró sin sacar su voz.

¿Hacia dónde y que fuiste a hacer, sensei?