Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 11

Capítulo 5: ¡Ultra Alma!

Parte 9

 

 

Un duro golpe ataco su cuerpo.

Varios viales vacíos rodaban a sus pies. Las pociones ya se habían acabado. No sabía cuántas veces había estado a punto de no poder recuperarse. Había sido golpeado con demasiados golpes para contar. Se sofocaba, pero aun así, se mantuvo firme y blandió su Daga.

Publicidad M-AR-1

–… ¡…!

Incluso al borde de ceder ante su enemigo, incluso a punto de colapsar, Bell se levantó de nuevo. No se movería de enfrente de la puerta. Por el contrario—la atacó sin piedad. Aizu jadeó suavemente, pero también se negó a retroceder. Su espada se oscilo a través del aire y aterrizó sin piedad en Bell.

Golpe diagonal de alta velocidad desde su hombro. No pudo bloquearlo.

Corte hacia arriba. Golpeó su espada sacándola del camino desde un lado.

Golpe horizontal. No fue capaz de esquivarlo.

Publicidad G-M1



Golpe a la funda de su Daga. Reconoció ese.

Patada giratoria. Impacto directo.

Sus cuchillas se eludían. Se encontraban. Se eludían. Se deslizaban sobre la otra. Las habilidades que ella le había enseñado, y las tácticas que había robado, demostraban ser más útiles que nunca.

Mientras el destello de la espada bailando brillaba ante sus ojos una y otra vez, un pensamiento atravesó la mente delirante de Bell.

¿Qué estoy haciendo?

¿Por qué lucho contra la persona que más admiro?

Ella me está dando una paliza.

—Por supuesto, siempre me daba una paliza tambien en el entrenamiento.

Sonriendo ante esta situación completamente inútil, Bell observaba la implacable técnica de espada de Aizu. Sus ataques no podían alcanzarla, y sus contraataques ni siquiera dejaban un rasguño. Ella ignoraba a sus gritos y sus pensamientos por igual.

¿Odiaba a esta chica fría? No.

¿Estaba enojado con ella por negarse a escucharlo? De ningún modo.

Su espada le presento un imponente modelo. Lo forzó a ver la pared entre la realidad y el ideal. Así era como se sentía. Era así de implacable su decisión de salvar a Wiene.

Tenía que alcanzar a Aizu.





Tenía que alcanzar su nivel.

Tenía que superarla.

Si reconocía su propia debilidad, debía presionar con más fuerza. Debía precipitarse hacia adelante. Más rápido. Más fuerte.

— —¡¡…!!

Su espalda estaba caliente. Su espalda estaba ardiendo. Su espalda le gritaba una loca esperanza.

Ella era rápida. Muy rápida. Él lo sabía. Pero su habilidad era ilimitada.

Por eso tenía que alcanzarla.

Tenía que salvar a Wiene.

— —¡¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!

Bell rugió.


Los brazos de Aizu se sacudieron por la vehemencia de su furioso grito. No había duda de que la fuerza de su incorregible fuerza de voluntad había reducido parte de la fuerza de la espada de la <Princesa de la Espada>. Vertió la poca energía que tenía en sus Dagas, y por primera vez, la asustaron.

–¿¡…!?

Se sacudió su asombro y balanceó su espada a través del aire, desviando la Daga roja. Instantáneamente dirigió un segundo golpe directamente hacia Bell. Él extendió su guantelete izquierdo para bloquearlo. El golpe de la <Princesa de la Espada> se deslizó sobre su armadura de doble Adamantita.

El espacio entre ambos estaba lleno de lluvias de chispas y el sonido de la cuchilla raspando la cuchilla. Presionó con todas sus fuerzas, tratando imprudentemente de acercarse lo suficiente para un golpe sólido.

Sus rostros estaban tan cerca que prácticamente se tocaban—separados por el ancho de su Daga.

Bell oscilo la <Daga Hestia> hacia arriba.

–¡¡Haaaaaaa!!

La brillante espada trazó un arco púrpura a través del cielo.

El largo cabello dorado de Aizu se volteó hacia arriba cuando saltó hacia atrás para evadir el golpe. Ella presionó su mano contra su pecho en estado de shock.

–… ¡…!

Su peto plateado estaba rayado. Algo afilado había hecho una cicatriz. Una marca que demostraba que el rugido de Bell había alcanzado su objetivo.

Publicidad M-M4

Por un momento, Aizu se quedó sin palabras.

Publicidad M-M2

Contempló a Bell sin aliento, sus cejas se fruncieron en consternación, y una vez más se abalanzó sobre él.

–¿¡Huh!?

Bell al instante retiró su Daga y bloqueó la espada que se deslizaba diagonalmente sobre su pecho. Las cuchillas chirriaron mientras sujetaba su Daga con ambas manos contra el increíble peso de su espada. Ella estaba una vez más en una batalla de fuerza con él.

–¿Por qué vas tan lejos?

Fue la primera pregunta que le hizo.

La <Princesa de la Espada> que se había negado a escucharlo ahora lo miraba a los ojos a través de sus cuchillas bloqueadas.

Bell le devolvió la mirada con sorpresa y gritó su respuesta.

–¡Quiero ayudar a esa chica!

–¿En serio? ¿Me estás diciendo la verdad? ¡Ella no es una persona; es un monstruo!

–¡Ella es diferente de los monstruos ordinarios! ¡Puede hablar! ¡Podemos sonreírnos el uno al otro! ¡Podemos tomarnos de las manos—tiene las mismas emociones que tú y yo!

Replicó, decidido a no ceder ante el peso de la espada de Aizu.

–Te equivocas. No todos pueden hacer esas cosas.

Por “esas cosas”, quiso decir, al menos, tomarse de las manos con un monstruo.

Con cada palabra, la espada que sostenía con una mano empujaba la Daga de Bell.

–¿Eh?

–Los monstruos matan personas. Pueden tomar muchas vidas… Hacen que las personas derramen muchas lágrimas.

–Pero… ¿Nosotros los Aventureros no podemos hacer exactamente lo mismo?

Bell le espetó. Cada palabra se sentía como si estuviera cortando su propio cuerpo.

–… ¿¡…!?

–¡Tú espada y mi Daga pueden hacer esas cosas!

Si quisieran, podrían masacrar a miles de personas. La racionalidad era todo lo que los detenía. La racionalidad y el sentido de fraternidad que los Xenos también poseían.

Algunos monstruos eran más amables que los humanos.

Algunos cazadores eran más horribles que los monstruos.

¿Dónde estaba la línea que los dividía?

Bell apartó la espada de Aizu mientras le suplicaba.

–Yo…

Aizu vaciló, retrocediendo unos pasos de Bell.

Sería una mentira decir que Bell nunca había pensado en las cosas que ella había dicho. Ella tenía razón. Esencialmente, él sabía qué lado debería elegir. Pero entonces los rostros sonrientes de Wiene, Lyd y los demás aparecieron ante su mente. Él pensó en sus lágrimas. Recordó la aullante risa de Dix y las palabras de Fels.

Un murciélago—un hipócrita.

Bell tomó todo esto y tomó una decisión.

Le diría a Aizu los verdaderos sentimientos que habían estado ardiendo dentro de él, la declaración final que no había podido decir en voz alta.

–… Quiero un lugar donde podamos vivir juntos con ellos.

Allí—finalmente se lo había dicho a la persona que admiraba, la chica que detuvo el tiempo.

–¡Quiero un mundo donde puedan sonreír!

Sus necios deseos se resonaron en los oídos de Aizu.

–¿De qué estás hablando…?

Susurró con asombro.

Sus ojos decían que no podía—y no quería—entender.

La luz de la luna que brillaba sobre la chica y la oscuridad que cubría al chico diferenciaban sus posiciones.

Aizu apartó su rostro de Bell.

–He tenido suficiente… sal de mi camino.

Ante la <Princesa de la Espada> que le decía que su conversación había terminado, las rodillas de Bell cedieron como si su cuerpo maltratado le dijera que había llegado a su límite. Levantó la mirada desde debajo de ella, con sus ojos llenándose de sufrimiento.

Pero no se movió.

–No quiero…

–Para.

–No lo haré…

–Te lo pido, por favor.

— —¡No lo haré!

— —¡Muévete!

Ambos se gritaron el uno al otro a pesar de nunca haberlo hecho antes.

Con su cabello balanceándose, Aizu cerró la distancia entre ellos y empujó su espada ante sus ojos.

–Te cortaré.

–… ¡…!

–Dolerá mucho, así que…

Esas palabras torpes eran su última advertencia.

La garganta de Bell tembló al sentir el aire frío alrededor de la punta de su espada, pero aun así no se movió.

La mirada de Aizu estaba llena de tristeza. El pecho de Bell se desbordó con un dolor ineludible.

En el instante siguiente, con sus ojos brillando con determinación, la <Princesa de la Espada> dirigió toda su energía hacia la punta de su espada.

Bell entrecerró los ojos cuando la deslumbrante luz de la luna destelló en su espada.

— —¡No!

La puerta detrás de Bell se abrió de golpe, y una figura se precipitó en su campo de visión.

Su túnica revoloteó cuando su capucha cayó de su rostro.

Ella saltó hacia adelante, con los brazos extendidos, directamente frente a él y a Aizu.

–¡Aléjate de Bell!

Su voz alto se escuchó, exactamente como la de un humano.

El tiempo se detuvo mientras Bell se quedaba mirando su espalda con su única ala nueva, y Aizu se quedaba sin aliento ante su cabello de color azul plateado y su extraño rostro blanco azulado. Una palabra fragmentada escapo de los labios de Bell.

–¿Wie… ne…?

Volviendo al presente, Bell gritó hacia el <Occulus> que la chica dragón sostenía en una mano.

–Kami-sama, ¿¡Por qué!?

《…》

El <Occulus> estaba en silencio.

Ignorando a Bell, quien aún no se había recuperado de su frustración y confusión por este cambio repentino, Wiene se colocó protectoramente frente a él y miró a Aizu a los ojos.

–Por favor… no lastimes a Bell.

–… ¡…!

Al ver los ojos ámbar de Wiene, Aizu sintió que su expresión se desmoronaba.

La súplica del monstruo que protegía a Bell pareció estremecer su corazón. Las acciones y palabras de la chica dragón confirmaron lo que Bell le había dicho momentos antes.

–Detente… Por favor, no hables.

Dijo. Incapaz de recuperar la compostura, Aizu bajó la mirada y oculto sus ojos detrás de su flequillo.

–… ¿Por qué existen criaturas como tú?

Bell se estremeció ante sus palabras calmadas y desalentadas. Sentía algo desconocido en la expresión en blanco de Aizu—no, de la <Princesa de la Espada>—mientras ella levantaba su rostro lentamente.

Wiene, también, se congeló ante la energía extremadamente dominante del delgado cuerpo de la chica.

–¿Qué quieren tú y los de tu tipo?

–Yo… quiero quedarme con Bell.

— —No te dejaré hacer eso.

Los ojos de Aizu se estrecharon en rendijas tan afiladas como su espada.

–Nunca te dejaré hacer lo que quieras en la superficie como esos otros monstruos.

Declaró, apuntando sus palabras y su espada a la chica dragón.

–Tus garras pueden lastimar a las personas. Tu ala puede asustarlos. Esa piedra en tu frente puede matar a muchos de ellos.

Sus palabras estaban llenas de condena, odio y rechazo.

Esta no era la Aizu habitual. Su enumeración sin vacilación de razones hablaba de la fuerza de su voluntad. Esta no era la Aizu que Bell conocía.

¿Qué era lo que la impulsaba?

¿Ira? ¿Odio? ¿Dolor? ¿Esperanza?

Estaba a punto de tocar la oscuridad dentro de ella—no, su esencia misma.

–No puedo pasarte por alto.

Dijo.

Cuando Bell escuchó a Aizu declarar nuevamente su rechazo fundamental a Wiene y su intención de matarla, se olvidó incluso de respirar. Parecía a punto de cortarlo en pedazos con una convicción y resolución tan aguda como su espada.

Wiene, con la espada de Aizu inmovilizándola en su lugar, bajó la mirada hacia sus manos mientras Bell se sentaba incapaz de hablar.

–…

Ella miró sus palmas blanco azuladas y las afiladas garras que habían lastimado a Bell justo como Aizu había dicho. En silencio, envolvió su mano derecha alrededor de las garras de su mano izquierda.

–¿Huh?

Bell se dio cuenta demasiado tarde.

Respirando entrecortadamente mientras Aizu miraba con asombro, la chica dragón los rompió todas en un solo movimiento.

–¿¡Wiene!?

Luego, hizo lo mismo con su mano izquierda.

Después de que se las arranco, las garras resquebrajadas golpearon los adoquines. Wiene ignoró los gritos de Bell para que se detuviera y llevó sus manos ensangrentadas a su ala.

–¡¡Uaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…!!

Como si ofreciera un pago por sus pecados, la chica se arrancó su ala de dragón de su cuerpo.

— ——

El ala, con su piel blanco azulada estirada sobre un esqueleto de huesos de color azul plateado, cayó a los pies de la atónita Aizu.

Los delgados brazos de la chica, llenos solo un momento antes con el poder de un dragón, ahora cayeron sin fuerzas a sus costados. Mientras se desplomaba hacia el suelo, Bell la atrapo en sus brazos. La sangre que brotaba de su piel blanco azulada y manchaba la armadura de Bell de un rojo brillante era exactamente igual a la de Aizu.

Bell presionó su espalda, tratando frenéticamente de detener el sangrado de donde había estado el ala y la piel momentos antes, mientras Wiene se desplomaba contra su pecho y miraba a Aizu.

–Si yo… ¿Qué pasa si desaparezco?

Luchando por respirar, extendió su mano a la piedra en su frente.

–Esta vez, realmente desapareceré…

Ella movió su mano de su frente a su pecho—al lugar donde residía su Piedra Mágica, el núcleo de cada monstruo.

El rostro de Bell se distorsionó por el dolor, y Aizu se derrumbó.

Lenta y silenciosamente, Wiene habló de nuevo.

–… Siempre estuve sola. Estaba frío y oscuro… y yo… antes de convertirme en mí misma… siempre estaba sola. Nadie venía a salvarme. Nadie me abrazaba…

Ella habló roncamente, desde lo más profundo de sus más oscuros recuerdos.

–Fui cortada; me dolió… era aterrador y solitario.

Susurró. Incluso respirar parecía una lucha. Levantó la vista hacia los ojos dorados de Aizu, casi del mismo color que sus ojos color ámbar.


–Pero Bell me salvó cuando estaba sola.

–¡…!

–¡Cuando estaba en la oscuridad… y nadie me salvaba, Bell vino a salvarme!

Gritó.

La transformación fue dramática. Mientras escuchaba, la máscara de Aizu se disolvió. Se quedó en silencio, como si hubiera descubierto algo en un sombrío paisaje invernal. Debía estar imaginándolo. De la historia fragmentada de la chica monstruo, debía estar reconstruyendo lo que había visto, lo que había sentido. O tal vez podría verlo a través de sus propios ojos dorados.

Ella había olvidado todo más allá de las lágrimas de la chica.

–¡Quiero quedarme con Bell…!

El monstruo inocente no se explicaba a sí misma ni intentaba probar nada, sino que expresaba su deseo. Ante la espada que le quitaría la vida, ella había revelado las profundidades de su corazón.

La mirada de Aizu vaciló ante la llorosa voz de la chica dragón. La punta de su espada tambien tembló por un momento, como si dudara.

La espada que ella no podía empujar ni retirar brilló con su agonía. La espada que aparentemente estaba sosteniendo contra Wiene parecía estar cortando su propia carne.

La razón y la emoción luchaban dentro de su corazón mientras luchaba contra sus propias contradicciones internas. Entonces una luz brilló en sus ojos—no un destello de dolor y confusión, sino algo parecido a una gota de la luna.

¿Dolor?

¿Envidia?

¿Qué veía Aizu en Wiene?

Mientras Bell, quien había protegido a la <Vouivre> desde el principio, se quedaba allí sin poder hablar… Aizu colgó su cabeza dorada.

Se veía exactamente como una marioneta cuyas cuerdas habían sido cortadas.

Ella bajó la espada que había sido presionada contra el pecho de Wiene.

Publicidad M-M1

–… No puedo matar a la <Vouivre>.

Murmuró con una voz drenada de toda energía.

–… Aizu… -san…

–Yo… No puedo evitar sentir que ustedes tienen razón… es por eso que no puedo hacerlo.

–…


–Ya no puedo luchar contra ti…

Mientras permanecía allí parada con los ojos clavados en el suelo, bañada por la luz de la luna, se veía tremendamente pequeña para Bell. No era una Aventurera, no era la <Princesa de la Espada>—simplemente era una chica.

En un intento de ocultar la opresión en su pecho, Bell envolvió su brazo alrededor del hombro de Wiene.

Después de un momento, Aizu sacó un Elixir de la bolsa en su cintura, lo colocó en los adoquines casi como si lo estuviera dejando caer, y se alejó de ellos.

–No puedo ayudarlos… pero dejare esto aquí.


–Aizu-san…

–Vayan.

–… Gracias.

Bell tomó el Elixir y, con Wiene apoyada en su hombro, se alejó.

Después de unos momentos, miró hacia atrás una vez más a la figura distante de Aizu. Estaba de espaldas a ellos, con su cabello dorado ondeando en el viento. Para Bell, parecía tan efímera que podría desaparecer en cualquier momento.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

7 Comentarios
Mas Votados
Mas Recientes Mas Antiguos
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios