Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 8

Prologo: El Ataque del Dios de la Guerra

 

 

Danmachi Volumen 8 Prólogo Novela Ligera

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Danmachi Volumen 8 Prólogo Novela Ligera

 

 

—El ejército del Reino de Rakia estaba avanzando.

Esa noticia se extendió como un reguero de pólvora por las naciones vecinas.

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Guerreros vestidos con gruesas placas de metal, así como miles de caballos blindados, viajaban bajo cielos parcialmente nublados, con relucientes hileras de puntas de lanza. Muchos comerciantes y viajeros los vislumbraron en largas columnas mientras pasaban más allá de los límites exteriores de su territorio.

El Reino de Rakia.

Una monarquía que estaba situada en el lado occidental del continente principal. Se decía que actualmente al menos 600.000 personas vivían bajo su gobierno. Un gran castillo se alzaba en el centro de su asentamiento más grande, completado con su propia ciudad castillo rodeándolo. Exuberante y verde, Rakia poseía una gran cantidad de tierra fértil pero muy poca cultura, su gente vivía bajo constante ley marcial.

Todo iba de acuerdo con los deseos de su rey, que eran una y la misma voluntad divina de su único Dios. Ares, el Dios de la Guerra. Estaba sentado en lo más alto de Rakia y controlaba todas las partes del país.

En última instancia, el Reino de Rakia era en realidad muy similar a las muchas otras <Familias>, pero en una escala completamente diferente de tamaño y complejidad, operando como su propio país.

Todos los soldados Rakianos habían sido bendecidos con la <Falna> de Ares. Los súbditos de Rakia que estaban encargados de dirigir las industrias del reino eran el equivalente de miembros no combatientes de otras <Familias>. Siendo el único Dios, Ares había elegido a su rey—el líder de la <Familia>—en toda la historia del país.


Una <Familia> que comenzó con Ares y sólo un puñado de dependientes había superado muchas dificultades para convertirse en su propio país y ahora se erigía como una poderosa nación con una rica historia.

Debido al amor de su Dios por la guerra, el Reino de Rakia había sido el agresor en muchas guerras a través de los siglos. Pero la idea de que este conflicto fue causado por el belicismo de Ares era únicamente la opinión de las otras naciones que observaban estos acontecimientos desde el exterior.

Las tropas que avanzaban ascendían a unos 30.000.

Este ejército una vez fue llamado invencible cuando estaba armado con un cierto tipo de <Espada Mágica>, y ahora su objetivo estaba aún más hacia el oeste, en la periferia del continente. Una ciudad que tenía el único Calabozo del mundo y por lo tanto, había llegado a ser conocida como el “Centro del Mundo”: Orario.

Altos muros y una torre blanca que parecía lo suficientemente alta como para perforar los cielos aparecieron en el horizonte. Los fuertes pasos de los guerreros completamente blindados se acercaban cada vez más. La armadura de placas que abarcaba sus cuerpos estaba decorada con un emblema extravagante, más grande que la vida, mientras que las banderas de color rojo carmesí se agitaban en el aire.

No pasó mucho tiempo antes de que el ejército que avanzaba hacia el oeste entrara en las tierras que rodeaban la ciudad.

El ejército de Rakia llegó sin previo aviso a su puerta, pero dentro de la ciudad misma—

–¡No le creerán a sus ojos! ¡Un <Dodobass> entero por sólo dos mil Varisu! ¡Eso es, dos mil Varisu!

–¡De reparaciones de armas a pedidos personalizados, lo hacemos todo!

–¿¡Alguien podría unirse a mi <Familiaaaaaaaaaa>!?

–Disculpa, joven doncella Elfa. Veo que eres una Aventurera. Por favor, acepta esta poción como un regalo de mí parte. Sería trágico que tu bello rostro sea agobiado por una cicatriz.

–¡G-Gracias…!

–¡Miach de nuevo está haciendo que las chicas se enamoren de él sin darse cuenta…!

–“ “ “ “ “ “Es Miach, ¿Qué esperabas?” ” ” ” ” ”

—Nada era diferente.

Ningún ciudadano de Orario mostraba la menor preocupación. El cielo sobre la ciudad era brillante y claro, en oposición a las oscuras nubes que se acercaban desde el este.

En medio de sus días normalmente ocupados, hubo un pensamiento que todos compartieron durante el tiempo antes de la llegada de Rakia: Ahh, está sucediendo de nuevo…

Mientras los ciudadanos continuaban con sus vidas cotidianas dentro de las murallas de la ciudad, los gritos que resonaban desde fuera de la pared señalaban que la batalla había comenzado.

***

 

 

Los relinchos de los caballos eran atronadores.

Pero ese sonido fue ahogado casi inmediatamente por miles de cascos estrellándose contra la tierra mientras cargaban por las llanuras.

El campo abierto de hierba se expandía treinta kilómetros al este de Orario. Miles de banderas rojas se agitaban en el aire mientras los soldados que los llevaban corrían hacia adelante.

Se decía que los caballeros eran las rosas del campo de batalla. Armados con lanzas y armaduras brillantes, montados en caballos tan fuertemente blindados como sus jinetes, los caballeros cargaron hacia adelante, pisoteando todo en su camino. Con las puntas de sus armas empujadas hacia adelante, su formación podría abrir un camino a través de cualquier campo de batalla.

Un muro de lanzas plateadas corría por la llanura, las armas brillaban bajo la luz del sol.

Era un espectáculo que haría que a cualquier soldado en el mismo campo de batalla le temblaran las rodillas. Pero—esta unidad de caballería en particular temblaba de terror.

El color se dreno de sus rostros bajo sus cascos.

Cada par de ojos estaba abierto y fijo en el único Enano que estaba en su camino. Cada músculo de su robusta figura sobresalía debajo de capas de gruesa armadura. Una capa colgaba de sus hombros.

Su casco estaba asentado sobre sus ojos. Una increíblemente grande Hacha de Batalla descansaba sobre su hombro, esperando la acción.

El Enano puso el hacha en posición en el momento en que los ecos de los cascos de los caballos llegaron a sus oídos.

Entonces, tan pronto como los caballeros llegaron dentro de diez metros de su posición, cargó para encontrarlos de frente.

Sosteniendo el hacha a su derecha, el Enano tensó cada músculo de su cuerpo para llevarla adelante.

–¡Ngaaah!

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Un momento después, la “invencible caballería” fue lanzada hacia el cielo.

–“ “ “ “ “ “ “¡GAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!” ” ” ” ” ” ”

Los caballeros y caballos mandados a volar salpicaron el horizonte. El increíble espectáculo se podía ver desde todos los alrededores de la llanura abierta.

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Lágrimas caían de los ojos de los caballeros mientras sus cascos y pedazos de sus armaduras caían de sus cuerpos en el aire. Lo que era peor, las expresiones en sus rostros ahora expuestos revelaban que sabían muy bien que esto iba a suceder. Gritos de agonía llenaron el aire mientras caían al suelo, estrellándose uno tras otro junto a sus caballos y restos de metal roto.

La siguiente oleada de caballeros detuvo su carga ante tal paliza, pero el grupo más atrás no se dio cuenta a tiempo y se estrelló directamente contra ellos. Tanto la segunda como la tercera filas de caballeros cayeron de sus monturas en un aturdido desorden.

El Enano—Gareth Landrock de la <Familia Loki>—observó cómo los soldados enemigos caían sobre el otro y suspiro para sí mismo.

–Maldita sea, Finn… empujando este trabajo en mí.

Otras dos compañías de caballeros llegaron al campo de batalla pero no habían aprendido del error de sus aliados. Gareth ni siquiera se molestó en suspirar de nuevo mientras levantaba su Hacha de Batalla contra su hombro. Los recién llegados cargaron, sólo para sufrir el mismo destino. Una vez más, los cuerpos de caballos y personas decoraron el horizonte, con sus lágrimas brillando a su paso.

Gareth Landrock, el Aventurero de Primera Clase de Orario.

Habiendo alcanzado el Lv. 6, su destreza y habilidad con un hacha eran conocidas en todo el mundo.

Frente a él en la batalla estaban las compañías de caballeros en su mayoría de Lv. 1 del Reino de Rakia. Sus capitanes podrían ser Lv. 2, pero no más alto.

En términos de experiencia en fuerza, tácticas, técnicas y la diferencia en el nivel, Gareth era demasiado poderoso para que pudieran superarlo.

Los Caballeros de Rakia ahora sabían exactamente cuán imprudente había sido su ataque.

—Los días en que los números abrumadores podían ganar en la guerra, especialmente en las batallas entre personas, estaban llegando a su fin.

En la actual Era Divina, “calidad sobre cantidad” reinaba supremamente.

La presencia de un individuo increíblemente fuerte—un guerrero que llevaba la <Falna> de un Dios—tenía la capacidad de cambiar el rumbo de cualquier batalla. Se decía que un pequeño grupo de guerreros con un <Estado> alto podría enfrentar a cientos, incluso a miles de tropas enemigas y salir victorioso.

Si el <Estado> de una persona con una <Falna> alcanzara el Lv. 6 en el mundo actual, estarían a la altura, o incluso superarían, a los feroces monstruos que habían arrasado el mundo durante la <Antigüedad>.

En otras palabras, este Enano—al menos a los ojos de los Caballeros de Rakia—no era diferente de un dragón de los días antiguos.

También era cierto que un ejército que carecía de un Héroe nunca podría esperar matar a un dragón.

La batalla desarrollándose no era muy diferente de lo que le sucedió a esos ejércitos en las historias de Héroes o cuentos de hadas: El solitario Enano cortó a los desafortunados caballeros con poca resistencia. No había manera de que los soldados montados continuaran la batalla.

***

 

 

–Tione, suena el Gong. El batallón en retirada es una finta. Rodéenlos de modo que quede atrapado entre las fuerzas amigas.

–¡Lo tengo!

–También, esa colina de allá… Hay un pelotón de Magos disparando encima de ella. Tiona, dile a la <Familia Ganesha> que los rodee y los elimine sin ser vistos.

–Seguro, seguro… Entregar mensajes es una pesadilla.

Gritos de dolor llegaron a todos los rincones del campo de batalla, incluso al claro a una buena distancia de la escena de pesadilla que se desarrollaba a manos de Gareth Landrock.

El Hobbit Finn Deimne, Capitán de la <Familia Loki>, tenía una lanza en su mano mientras mantenía un ojo agudo en varias batallas que se desarrollaban desde muy por detrás de las líneas delanteras. Rápidamente emitió órdenes.

Orario no tuvo más remedio que enfrentar al ejército invasor de Rakia de 30.000 en el campo de batalla. El Gremio había emitido una misión—una orden general para <Familias> específicas que residían en la ciudad para detener el avance Rakiano antes de que llegara a la muralla de la ciudad.

Su enemigo había elegido abrumarlos con números desde el principio. Por lo tanto, esta alianza improvisada de las fuerzas de Orario había elegido a Finn como su General. Como alguien que estaba a cargo de la <Familia> que lideraba el camino en la exploración del Calabozo, alguien que poseía la perspicacia y el ingenio para lidiar con inesperados monstruos Irregulares y que era famoso por sus habilidades de liderazgo, Finn era ideal para la posición en este campo de batalla. Incluso ahora, estaba analizando los movimientos enemigos y guiando el flujo de la batalla.

–General, algunas <Familias> no nos escuchan… especialmente la <Familia Freya>.

–Nuestras fuerzas solo son una coalición de muchos grupos más pequeños, pero no tenemos que ser los más eficientes de los pastores. Simplemente dales una dirección y déjalos ser. Dudo mucho que valga la pena preocuparse por la <Familia Freya>.

–Finn, hay informes de que más refuerzos enemigos están llegando desde el este. ¿Cuáles son tus órdenes?

–Hmm… Estoy un poco más preocupado por el bosque hacia el norte. Riveria, odio pedírtelo, pero, ¿Llevarías a Aizu y a ese grupo en esa dirección? Probablemente sea el ejército principal.

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El Hobbit emitió órdenes a su subordinado ligeramente deprimido y una Maga Alto Elfo. Una rápida lamida de su pulgar derecho permitió que Finn pronosticara lo que estaba a punto de suceder y proporcionó pistas sobre la estrategia del enemigo.

Muchas <Familias> diferentes, no sólo la <Familia Loki>, estaban ocupadas enfrentando a las fuerzas de Rakia en varios frentes diferentes alrededor del campo de batalla. Los Aventureros de Orario estaban acabando rápidamente con sus oponentes. Era como si la mítica Hidra estuviera de pie en el claro, con cada una de sus muchas cabezas trabajando de manera independiente mientras la Alianza de Orario rompía las filas que avanzaban de Rakia.

***

 

 

–Qué aburrido…

–Sí, y hay mucho por hacer esperándome en casa…

Más lejos de la estación de comando de Finn, los Dioses y Diosas de las <Familias> convocadas miraban desde lo alto de una colina mientras la batalla se desarrollaba.

Se habían preparado una tienda y una silla para cada uno de ellos. Sentada bajo la tienda más elaborada y bebiendo vino en su igualmente elegante silla estaba Freya. Mientras tanto, Loki estaba sentada con las piernas cruzadas en su propia silla bajo la siguiente tienda. Ambas observaban la increíble batalla unilateral mientras se quejaban de que no tenían nada que hacer.

–Se acabó en el momento en que subieron a sus caballos, ¿No te parece?

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–Los niños con <Estados> más altos son aún más rápidos de todos modos. No sé si están tratando de verse bien o algo así, pero es como decirle a todos que sus <Estados> tienen mucho crecimiento restante por hacer.

Ni siquiera había un tono de tensión entre los Dioses que estaban sentados bajo las tiendas. Sus pensamientos sobre esta batalla eran similares a los de sus dependientes.

Los únicos otros seres alrededor de los Dioses y Diosas eran algunos miembros que servían como guardia privada. Las banderas de cada <Familia> se agitaban en la brisa junto a las tiendas de su Dios. Las banderas de la <Familia Loki> y la <Familia Freya>—que también tenían una fuerte presencia en el campo de batalla y entre los Aventureros—se destacaban especialmente. La visión de los emblemas del Tramposo de Loki y la Doncella Guerrera de Freya enviaron oleadas de miedo a través de los soldados de Rakia.

Como resultado, los movimientos coordinados de los soldados se volvieron lentos a medida que su voluntad de luchar desaparecía.

Incluso sus cargas carecían de entusiasmo. La misma presencia de esos emblemas causó un duro golpe a la moral del ejército invasor.

–Poniéndolo de otra manera, si no estuviéramos aquí pondrían un poco más de energía en sus pasos… ¡Haa! Tener el título de “mejor” es un dolor en el culo.

–Es demasiado tarde para quejarse ahora.

Loki se reclinó en su silla con los brazos cruzados detrás de la cabeza. Freya la miró por el rabillo de su ojo, riendo entre dientes.

–Ah, y por cierto… ¿Has escuchado que no ha habido una sola víctima entre las fuerzas de Rakia? ¿Cómo es eso posible?

–No hay mucha elección, no con todos los comerciantes diciéndoles que no maten sus días de pago.

Loki sonaba vagamente molesta mientras respondía a la pregunta de Freya.

Mirando a través de la llanura y escuchando el pandemonio de gritos y gemidos, era obvio que los Aventureros de Orario habían estado golpeando con los bordes romos de sus armas.

–Eso y no quiero que los chicos de mi <Familia> ensucien sus manos con esta “guerra” fingida.

–Eso tambien es cierto.

Loki luchó contra un bostezo mientras ambas Diosas tomaban a la ligera la farsa desplegándose ante ellas.

–Ares, idiota, no ataques a un oponente que ya sabes que no puedes vencer. Vas a perder mucho más de lo que esperabas.

La Diosa pelirroja murmuró mientras su línea de visión se movía de batalla a batalla.

***

 

 

–¡Hey, buen soldado! ¡Si compras ahora mismo, una poción hecha aquí en Orario puede ser tuya por sólo mil Varisu!

Los soldados heridos fueron llevados al campamento de Rakia uno tras otro, y el negocio estaba en auge.

Se habían levantado innumerables tiendas de campaña en filas rectas. Los gritos de los heridos eran implacables mientras yacían sobre sus espaldas a la sombra de las tiendas de campaña proporcionadas. Al mismo tiempo, demi-humanos no combatientes y Dioses se pavoneaban alrededor del campamento.

Las <Familias> mercantiles de Orario vieron una increíble oportunidad de negocio y se abalanzaron para vender sus mercancías.

–¿No te duele eso? ¿No es insoportable el dolor? ¿No quieres curar esa herida de inmediato?

–S-Sí, sí quiero…

–¡Excelente! ¡Hagamos un trato!

Algunos de los Dioses de Orario se paraban sobre los soldados gravemente heridos, sonriendo y poniendo pociones a la venta fuera del alcance de los soldados.

De hecho, estos Dioses estaban vendiendo no sólo a sus propias fuerzas, sino también a las tropas enemigas. Sus espíritus emprendedores no conocían límites. Habían encontrado un mercado y lo iban a aprovechar.

–¡Nadie puede luchar con un arma rota! ¡Vengan a comprar una nueva!

–¡Acepto una transacción!

–¡Bahahahahaha! ¿Qué te parece, Miach? ¡Mis productos se están vendiendo como si no hubiera mañana! Parece que también gano esta, ¿No es así, Amid?


–No, Dian Cecht-sama. Miach-sama y su <Familia> no están aquí.

–¿¡Qué pasa con eso!? Te acobardaste, ¿Huh, Miaaaaaaaaaaach?

Armas, armaduras e incluso <Espadas Mágicas> cambiaban de manos.

Todo era un simple caso de oferta y demanda, y el hecho de que Orario no había tomado el menor daño significaba que la demanda era abrumadora. Los mercaderes estaban mordisqueando el bocado. Los Aventureros de Orario habían destruido por completo las líneas de suministro y los medios de comunicación de Rakia; estos soldados no tenían otra opción más que comprar. Los oficiales al mando no podían ir en contra de la voluntad de su Dios Ares, y así lloraban ríos de lágrimas viendo desaparecer una fortuna.

–Tch, no hay hombres de verdad en ninguna parte… Todos los buenos deben ser oficiales al mando.

–¡Aisha! ¡Hay algunos caballeros realmente guapos a un par de filas más! ¡Es hora de un festín!

–¡E-Espera allí mismo, Samira! ¡Voy justo detrás de ti!

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Algunas de las prostitutas del Distrito del Placer también habían acudido al campamento. No perteneciendo a ninguna <Familia>, las bellezas “libres” también llegaron a hacer negocios. Ofrecían servicios a algunos de los guerreros, pero tan pronto como las temibles Amazonas encontraban a un caballero que cumplía con sus normas, lo “devoraban” en el acto. De vez en cuando los gemidos de placer rompían los continuos gemidos de dolor y desesperación.

Sin nada para mantenerlos bajo control, lo que alguna vez fue el campamento de Rakia para el ataque a Orario se había convertido en poco más que un patio de recreo para las ambiciones económicas de los ciudadanos y Dioses de la ciudad.

***

 

 

–¡U-Un informe del frente! Los batallones uno a cinco han sido eliminados, y nuestras líneas de frente están retrocediendo en una derrota total a través del campo. El enemigo parece haber predicho todas nuestras maniobras estratégicas, ya que cada una terminó en fracaso…

–¡¡M-Malditos seaaaaaaaan…!!

—Un Dios sentado bajo una tienda en la parte trasera de las fuerzas de Rakia apretó el puño de rabia.

Con cabello dorado tan grueso como la melena de un león, el Dios estaba vestido con una dura armadura roja. Sus rasgos masculinos y robustos rivalizaban con los de un Dios de la Belleza masculino, el epítome de la masculinidad.

No era otro que el instigador de esta guerra, el verdadero líder del Reino de Rakia—y el Dios de la <Familia>: Ares.

Apretó los dientes mientras escuchaba el informe del mensajero, con su inmaculado rostro deformándose en un ceño fruncido.

–¡El campamento delantero ha sido invadido por la escoria codiciosa de Orario! Estafados por las prostitutas Amazonas, la moral de nuestros soldados ha sido echada a un lado… ¡¡La moral está en su punto más bajo de todos los tiempos!!

–¡Orario—! ¡Qué cobarde son, usando tácticas tan sucias!

El rostro de Ares enrojeció tanto que igualo su armadura. Si Loki estuviera allí, rápidamente lo golpearía con una sola línea como, “¿Crees que haríamos algo así, imbécil?”, sólo pensarlo llenó a Ares con una rabia aún mayor.

El propio Dios lo llamaba su impulso innato de luchar, pero las personas que lo rodeaban se referirán a ello como imprudencia.

Otros Dioses lo describían como teniendo 100 por ciento de músculo entre las orejas. El joven que estaba a su lado le echó un vistazo al enfurecido estado de su Dios y dejó escapar un gran suspiro. Sus hombros cayeron mientras movía la cabeza de un lado a otro, obviamente cansado de verlo.

Este era el Dios de los militares, también conocido como el Dios de la Guerra: Ares.

Podría ser un Dios de la Guerra, pero no controlaba la victoria.

Un aire de derrota ya había llenado la tienda de campaña de los comandantes. Todos estaban en silencio. Sólo los gritos de ira de Ares resonaban en la distancia.

***

 

 

–¿Estás seguro de que no hay ningún plan que quieras poner en movimiento?

Mientras un Dios en particular rugía de frustración…

Una capa blanca bailaba en la brisa en la muralla de la ciudad de Orario lejos del campo de batalla, mientras la hermosa joven Asfi, líder de la <Familia Hermes>, le hacía una pregunta a su Dios.

Su Dios estaba apoyado contra la pared protección a la altura del pecho y observaba cómo un pilar de humo, muy probablemente el resultado de la Magia, se alzaba en la distancia. No se movió mientras respondía.

–Incluso si encuentro una manera de presentarle a Bell a Ares…

La brisa agitó el cabello naranja de Hermes mientras su delicada sonrisa se adelgazaba. Tuvo que sujetar su sombrero de viajero para evitar que se lo arrancara de la cabeza.

–Eso no quiere decir que hacerlo no sería un gran espectáculo… pero estoy un poco asustado de cómo reaccionaría Freya-sama, por obvias razones.

–… ¿Ha habido alguna comunicación de su <Familia> desde entonces?

–Vaya, no. Pero eso es lo más aterrador. Su silencio es su manera de advertirme que no habrá una próxima vez.

El frenesí tras el incidente que tuvo lugar en el Distrito del Placer comenzaba a morir.

Sin embargo, eso no significaba que el elegante Dios pudiera hacer lo que quisiera solo por un poco de entretenimiento cuando se trataba de la <Familia Freya>. Hermes cerró la boca y se giró hacia su dependiente.

–La aniquilación de una <Familia> no es cuestión de risa.

Asfi dijo con una mirada severa.

–Lo sé.

Hermes respondió encogiéndose de hombros.

–Tuve algunas palabras con el Gremio y me aseguré de que no hubiera manera de que la misión llegara a llamar a la puerta de Hestia. Esos niños han sido envueltos en un incidente tras otro recientemente; es momento de que tengan la oportunidad de relajarse y vivir un poco.

Apoyando su espalda contra la pared de protección, Hermes levanto la vista hacia el claro cielo azul.

***

 

 

–¿¡L-La <Princesa de la Espada>!?

–¡¡Es la <Princesa de la Espada>!!

–¡¡HUYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN!!

Estaba en el extremo norte de la llanura donde se desarrollaba la batalla. Un espadachín femenino había aparecido en la línea de visión de una pequeña fuerza que organizaba una emboscada en el perímetro del bosque. En ese momento, cada uno de los emboscadores perdió su voluntad de luchar.

Su comandante gritó con todas sus fuerzas, tratando de reunir a sus tropas, pero fue en vano. Los soldados de infantería arrojaron sus armas y regresaron al bosque tan rápido como sus piernas pudieron llevarlos.

–Eso era de esperar.

–Maldita sea, Aizu, por eso te dijimos que te quedaras en la parte posterior de la formación. Ahora tenemos que ir tras ellos. Gaah…

–…

Aizu estaba preparada para una batalla, con su espada en su mano. Pero sus hombros se hundieron y cerró la boca tan pronto como escuchó las palabras de Riveria y el Hombre Lobo Bete.

Con ojos dorados y cabello rubio, Aizu destacaba como un pulgar dolorido y era fácilmente identificable incluso en una gran batalla. Los soldados de Rakia temían a la chica que una vez había matado a un Jefe de Piso en el Calabozo por sí misma. Aizu los vio desaparecer en el bosque con una expresión distante en su rostro, pero en realidad se sentía un poco deprimida.

–Aizu, no te quedes espaciando. Persigámoslos. No podemos permitir que ningún daño llegue a los pueblos circundantes.

–… Sí.

–Terminemos con esto y regresemos a Orario. Estar aquí es una pérdida de tiempo.

Riveria y Bete condujeron a los otros miembros de la <Familia Loki> y se precipitaron hacia el bosque. Aizu se unió a ellos para perseguir a las figuras en pánico que se lanzaban entre los árboles.

Directamente al suroeste, una torre blanca lo suficientemente alta como para perforar los cielos permanecía como lo hacía normalmente cualquier otro día.

Este ataque de las fuerzas Rakianas sería conocido como “La Sexta Invasión de Orario”.

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La vida seguía siendo normal para los ciudadanos de la Ciudad Laberinto, a pesar de que esta guerra se prolongaba más de lo habitual. Varias pequeñas y desapercibidas historias se desarrollaron entre Dioses y sus dependientes.

 

 

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