Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 7

Bonus 1: Cuentos De Hadas Comunes: Cenicienta

Había una vez una chica llamada Cenicienta. Su madre había muerto hacía algunos años y se pasaba los días atormentada por sus dos hermanastras mayores. Originalmente su cabello había sido negro brillante, pero con el tiempo se había ensuciado ya que la pobre Cenicienta se había visto obligada a hacer todas las tareas domésticas. También hoy se ha visto obligada a trabajar bajo los duros insultos de sus hermanas.

“¡Oye, Cenicienta! ¡Deja de llorar y ponte a trabajar! ¡El desayuno no está ni cerca de estar listo, holgazana!” La menor de las dos hermanastras, una niña con orejas de conejo, se acercó a Cenicienta y empezó a gritarle, con las orejas de conejo de punta.

“Eeek, lo siento. Empezaré ahora mismo, así que por favor no me grites…” Cenicienta corrió hacia la cocina. Cocinar, ir a buscar agua, lavar platos y que le gritaran por no hacer la comida lo suficientemente sabrosa eran parte de sus deberes. La pobre Cenicienta realmente lo pasaba mal.

Todavía llorando, Cenicienta empezó a preparar el desayuno. En ese momento, su hermana mayor con orejas de conejo asomó la cabeza para ver cómo estaba. Le dio a Cenicienta el tipo de mirada que sólo una hermanastra podía y armó un escándalo.

“¡Sheesh, no tienes remedio, Cenicienta! ¿Cuántas veces tengo que explicarlo antes de que lo entiendas? ¡Tienes que rizar los dedos cuando agarras el cuchillo o te cortarás!”

“¡Lo siento!” Cenicienta se acobardó. Sin embargo, su hermana aún no había terminado. Se paró detrás de Cenicienta y le cogió las manos.

“¿¡Qué tan tonta puedes ser!? Mira, lo haré contigo, ¡así que presta atención!”

“¡Eeek, detente! ¡Puedo hacerlo, así que deja de agarrarme tan fuerte!” Los gritos de Cenicienta se mezclan con el picado rítmico de las verduras. El cuchillo cortó con extrema precisión, a milímetros de los pobres dedos de la Cenicienta. En segundos, las verduras habían sido cortadas en trozos simétricos, un oscuro presagio de en qué se convertirían los dedos de Cenicienta si no empezara a juntarlos.

Satisfecha, la hermanastra de orejas de conejo se fue a hacer otras tareas, dejando a una Cenicienta aterrorizada para terminar de preparar el desayuno. Ella suspiró desanimada y regresó al trabajo, sólo para ser interrumpida por una voz diferente.

“¿Cuánto tiempo planeas hacer esperar a tu hermana mayor, imbécil temblorosa?”

“Mis disculpas, pervertida, hermana mayor. Terminaré pronto.”

“¡Deprisa! A diferencia de ti, ¡tengo un negocio que necesita ser atendido!” La hermanastra mayor comenzó a apresurar a Cenicienta, como solía hacerlo. Agotada por el trabajo constante, Cenicienta se volvió descuidada en su trabajo. La hermanastra mayor sonrió alegremente. Aunque parecía que su disfrute no provenía de intimidar a Cenicienta, sino de algo completamente distinto. De hecho, como ella esperaba, Cenicienta estaba tan apresurada que, al pasar junto a su hermanastra, se tropezó.

“¡Oh, no!” La olla que estaba sosteniendo se le escapó de las manos, y derramó su hirviente contenido caliente sobre su hermanastra.

“¿¡Aaaaaaah!? ¡Oh Cenicienta, torpe! ¡Tengo agua hirviendo por toda la cara! ¿Podrías ser más torpe? En cualquier caso, ¡bien hecho! Haaah… Haaah…” La hermanastra de Cenicienta se cubrió la cara, cayó al suelo y se retorció en “agonía”. No dejaba de insultar a Cenicienta mientras el agua le quemaba la piel. Su enojo y placer se notaba claramente en su tono.

“¡Lo siento mucho, hermana mayor!” Cenicienta temblaba de miedo.

Después de ese incidente, su hermanastra conejita regresó y le ordenó que limpiara la casa. Al ver lo pobre que era el trabajo de Cenicienta, chasqueó su lengua y comenzó a enseñarle cómo hacerlo mejor. Lo mismo pasó cuando Cenicienta empezó a coser también.

“Te harás daño si trabajas así”, exclamó su hermanastra y una vez más le enseñó un método más eficiente.

Todo el tiempo, su otra hermanastra estaba cerca, corriendo a Cenicienta para que la cagara de una manera que causara dolor al instigador. Y cada vez que Cenicienta terminaba lastimando accidentalmente a su hermanastra, se retorcía en el suelo respirando excitada.

En cualquier caso, Cenicienta tuvo una vida dura. Pero un día, la familia recibió una invitación a un baile real. Parecía que la fiesta era sostenida para que el príncipe pudiera elegir una prometida. Las hermanastras de Cenicienta estaban completamente enamoradas del príncipe. Cada vez que lo veían en las calles, sus corazones empezaban a latir con fuerza. Y esta fiesta era la oportunidad perfecta para hacer suyo al príncipe de sus sueños. Naturalmente, Cenicienta estaba tan enamorada del príncipe como las otras.

“Hermanastras! ¡Por favor, déjame ir a la fiesta también!”

Las dos hermanastras de Cenicienta intercambiaron miradas, asintieron una a la otra y la rechazaron de plano.

“¡Absolutamente no!” “¡De ninguna manera!” Le negaron cruelmente a Cenicienta su deseo.

“¿¡Por qué deben ser tan malas!? ¿Qué tiene de malo que yo vaya?” Cenicienta estaba siendo inusualmente asertiva. Parecía que estaba realmente enfadada. Viendo su desesperación, sus dos hermanastras suspiraron.

“¿No es obvio? Estamos preocupadas por el príncipe.”

“¿Ya olvidaste cómo lo acechaste antes y tuviste que ser arrastrado por los guardias reales?”

¡Nunca hice nada como eso! Cenicienta acosó y apartó la vista desafiantemente.

La hermanastra de orejas de conejo se enfureció. ¿Quién crees que tuvo que pagar la fianza para sacarte?

“Además, no tienes vestidos.”

“Ugh, tienes razón…” Cenicienta se lamentó. No tenía vestidos bonitos como sus hermanastras.

“Eso es culpa tuya. Tú eres la que los vendió todos para pagar los gastos del príncipe. ¡Incluso te dijimos una y otra vez que guardaras al menos uno de ellos para ocasiones como esta!”

¡Nunca hice nada como eso! Cenicienta acosó y apartó la vista desafiantemente. Al final, Cenicienta se fue a la tumba de su madre y lloró desesperada. Mientras lloraba, se dio cuenta de que no estaba sola.

“Jovencita, ¿por qué estás tan triste?”

Mirando hacia arriba, Cenicienta vio a una hermosa bruja de ojos carmesí de pie frente a la tumba de su madre. Estaba adornada con una túnica negra y un sombrero puntiagudo. Después de un momento de breve consideración, Cenicienta decidió contarle a esta extraña bruja todo sobre sus problemas. Derramó su corazón sobre sus hermanastras arrogantes, su terrible vida en casa, su amor secreto por el príncipe y su consternación al saber que no podría ir al baile. Cuando terminó, la bruja lloriqueó un poco.

“No hay destino tan poderoso que no pueda ser revocado. Un camino a la salvación debe seguir existiendo en alguna parte.”

Cenicienta miró a la bruja sin comprender.

“No temas. Te encontraré un camino que te permita asistir al baile”.

“Señorita Bruja…” Conmovida, Cenicienta abrazó a su salvadora. Curiosa de saber por qué un extraño le echaría una mano, Cenicienta le preguntó a la bruja por qué estaba siendo tan amable. En respuesta, la bruja bajó el ala de su sombrero, ocultando su expresión. En silencio, habló de su pasado. De cómo había sido traicionada por su familia y encarcelada durante siglos. Cuando finalmente escapó, todos sus conocidos estaban muertos. Y así, ella había vagado sola por el mundo, una bruja sin hogar. Por eso se sentía obligada a ayudar a otros en problemas.

¡Qué trágico! ¡Siento mucho haber pensado que lo tenía mal! ¡Realmente he sido bendecida! Cenicienta irrumpió en sollozos mientras pensaba eso, y la confundida bruja trató torpemente de consolarla. Una vez que Cenicienta se había calmado, la bruja se fue, diciendo que tenía que preparar algunas cosas y que regresaría el día del baile.

La noche del baile, algún tiempo después de que las hermanastras de Cenicienta se habían ido, la bruja regresó a ver a Cenicienta de nuevo.

“Lo tengo todo.” La bruja ofreció un vestido impresionante y un exquisito par de zapatillas de cristal.

“¡Eres tan hábil, Señorita Bruja! No puedo creer que fueras capaz de hacer cosas tan hermosas con magia”.

“¿Hm? Cosí el vestido y compré los zapatos”. Los métodos de la bruja eran sorprendentemente vulgares. Aunque hablaba de lo amable que era al estar dispuesta a coser un vestido entero para una extraña.

“No tenemos mucho tiempo. Vamos.”

“¿Cómo vamos a llegar al baile? ¿Vamos a tomar un carruaje de calabazas? ¿Lo hacemos?” Los ojos de la Cenicienta se iluminaron de emoción, pero la bruja agitó la cabeza, una expresión de lástima en su cara.

¿Un carruaje de calabazas? ¿Esta chica está bien? Agarró a Cenicienta por el cuello y le explicó su plan.

“Usaremos magia gravitacional”.

“¿Eh? ¿¡Qué hace…!?”

Los dos se lanzaron al cielo nocturno. Llegaron no tan sanos y salvos al palacio real, pero al menos Cenicienta seguía de una pieza. Como ella esperaba, Cenicienta pudo bailar con el príncipe con el corazón contento. Debería haber estado contenta, pero sólo podía pensar en la bruja que la había despedido con una triste sonrisa.

“¡Lo siento, Príncipe! ¡Tengo que irme!” Cenicienta se fue corriendo. El príncipe, aun tratando de averiguar si era la misma chica que lo había estado acechando antes, la persiguió. Sorprendidas por el comportamiento grosero de Cenicienta, sus dos hermanastras también la persiguieron. Pero Cenicienta era más rápida de lo que parecía, y fue capaz de escapar. Todo lo que encontraron las hermanastras del príncipe y de la Cenicienta fue una de sus zapatillas tendida en las escaleras del palacio.

“Una zapatilla de cristal… esto definitivamente parece sospechoso”, pensó el príncipe.

Las dos hermanastras de Cenicienta asintieron con la cabeza. Los tres empezaron a bajar los escalones, pero se detuvieron cuando oyeron una voz.

“¡Señorita Bruja! ¡Por favor, salga! ¡Tú eres la que merece estar en este baile, no yo!”

Vieron a Cenicienta de pie un poco más adelante y gritando al cielo. Las dos hermanastras del príncipe y de la Cenicienta observaron, confundidas.

“¡Si no lo haces, haré que todo el país te busque! Yo o una de mis hermanas definitivamente nos casaremos con el príncipe y nos convertiremos en la reina, ¡así que no creas que no podremos hacerlo! ¡No tengo reparos en abusar de mi autoridad!”

“Por favor no.…” La bruja apareció unos metros por encima de la Cenicienta y bajó flotando por las escaleras. Se bajó el sombrero para tratar de ocultar su expresión, pero Cenicienta corrió hacia ella y se lo quitó. En ese momento, las nubes se abrieron y un solo rayo de luz de luna iluminó a la bruja. El príncipe estaba cautivado por su impresionante figura. La bruja también parecía enamorada del príncipe.

Bueno, estoy seguro de que los lectores perspicaces pueden decir lo que pasó después. El príncipe pidió la mano de la bruja en matrimonio, y ella naturalmente dijo que sí. Aunque con una condición. Cenicienta y sus dos hermanastras también tenían que unirse a su familia. Y así, la bruja, el príncipe, Cenicienta y sus dos hermanastras vivieron felices para siempre.