Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 7

Capítulo 1: ¡Haulias, Reúnanse!

Parte 4

Más o menos al mismo tiempo de la discusión, Hajime estaba en el puente, escuchando el informe de Par sobre lo que le había pasado a Haltina.

“Muy bien, ¿qué hacías tan lejos del bosque? Si la nieta de Ulfric fue secuestrada, ¿significa que Verbergen ha sido tomada por el imperio?”

“Estaría en lo cierto, jefe.”

Par se enderezó mientras respondía.

Aparentemente los Haulia con él formaban parte de su unidad, el Escuadron Baltfeld. Par había sido elegido como el líder del equipo por sus habilidades de liderazgo general y su impresionante capacidad de ataque. Era difícil de creer que siguiera siendo un niño de diez años.

“¿Estás… seguro? ¿Cómo navegó el imperio a través de la niebla?” preguntó Liliana con indecisión.

Tenía curiosidad por saber cómo lo habían hecho, por supuesto, pero si incluso el imperio había desarrollado alguna nueva arma o magia y no se lo había dicho a Heiligh, eso significaba problemas para el reino. Sus rasgos juveniles se arrugaron de preocupación.

Par miró a Liliana antes de darle una mirada interrogativa a Hajime.

Los guardias de Liliana se enfadaron ante su insolencia.

Par ignoró sus miradas y mantuvo su atención centrada solo en Hajime.

“Princesa, déjame manejar las preguntas. Las cosas se complicarán más si metes la cabeza”.

“Supongo que tienes razón… No debí haber abierto la boca. Te dejaré esto a ti, Nagumo-san.”

Liliana bajó la cabeza y dio unos pasos hacia atrás.

Durante la mayor parte de su vida, Liliana había sido una devota seguidora de la Santa Iglesia. Hasta hace poco, creía que los hombres bestia eran una raza inferior. Pero ahora que se había enterado de la verdad sobre Ehit, su desprecio por los hombres bestia había desaparecido.

A Liliana le dolía que Par la hubiera ignorado, y que tratar de acercarse a los hombres bestia y tal vez cerrar la brecha entre sus razas fuera un mal movimiento político para ella.

Aunque Par no la había ignorado porque era humana. Sólo era un soldado disciplinado que no se reportaría a nadie más que a su superior sin permiso expreso. En otras palabras, todo esto también fue culpa de Hajime. Todavía había tiempo hasta que Liliana lo descubriera.

“Par, dime todo lo que pasó. Empieza desde el principio.”

“Jefe. Me gustaría recordarle respetuosamente que mi nombre es Baltfeld.”

Hay cosas de las que Par no se movería, incluso para su querido jefe.

“Bien, Baltfeld. Dame tu informe”.

“Sí, señor. Primero, necesitas saber que fueron los demonios, no el imperio, los que empezaron esto”. Par se detuvo allí y se tomó unos momentos para organizar sus pensamientos. Después de revisar todo lo que había visto personalmente, los informes que había escuchado de los sobrevivientes de Verbergen, y la información que había torturado de los prisioneros, Par comenzó su historia.

***

Una ominosa oscuridad había caído sobre el mar de árboles la mañana del ataque.

La mayoría de los hombres bestia sintieron instintivamente que algo andaba mal, aunque no podían explicar por qué estaban tan inquietos.

Los hombres conejo, sin embargo, se dieron cuenta. Eran las más débiles de las razas de hombres bestia, y no poseían cuerpos robustos, ni garras o garras poderosas, ni poder físico abrumador como los otros hombres bestia Temían luchar más que nada, y eran conocidos por todos como una raza amable y pacífica.

Precisamente por eso eran los mejores en detectar el peligro y esconderse.

La tribu Haulia, la anormal tribu de los hombres conejo que habían perfeccionado sus habilidades de combate junto con sus habilidades de ocultación y percepción, había estado aún mejor equipada para detectar la amenaza con antelación.

“Mis oídos laten…” Un joven de Haulia, Par, se posó sobre una gruesa rama y escuchó atentamente, sus orejas de conejo moviéndose.

Originalmente, había sido un lindo niño al que todas las chicas mayores del clan habían adulado. Pero ahora mismo, parecía un veterano de guerra canoso.

“Hay un frío en el aire… Me recuerda el día en que luchamos contra esa escoria imperial”. Contestó Nea Haulia con voz suave. Se quitó un mechón de pelo azul marino de los ojos. Su mirada era tan aguda como la de Par.

Como Par, Nea también tenía sólo diez años. Era una de sus buenas amigas.

La mayoría del clan Haulia patrullaba el bosque por orden de Cam, el jefe de los Haulia.

No estaban haciendo esto por los otros hombres bestia. Ninguno de los Haulia les tenía cariño, pero no tenían intención de abandonar a sus compañeros hombres conejo.

Por eso patrullaban constantemente el área alrededor de Verbergen y otros asentamientos importantes.

“Sí. Pero las cosas son diferentes ahora. No dejaremos que nos quiten a nadie de nuestra familia”.

“Exactamente. Esta vez, les cortaremos la cabeza. Pero sabes, no creí que fueran a irrumpir así en nuestro santuario”.

Para ser una niña de diez años, dijo cosas violentas.

Un segundo después, los dos se giraron en la misma dirección.

“¿Sentiste eso?”

“Difícilmente. Pero eso no parece…” El pelaje de sus orejas de conejo estaba en el extremo. Ninguno de ellos había sentido una presencia como esta antes.

Se asintieron y corrieron hacia ella.

Apenas perturbaron la espesa niebla mientras saltaban de rama en rama.

“¡Oigo gritos!”

“Suena como si hubiera peleas adelante. Pero… ¿qué es ese otro ruido?” Un extraño ruido les perforó los tímpanos. Sonaba como el aleteo de las alas de un insecto, pero más agudo e inductor de dolor de cabeza.

Par y Nea enmascararon su presencia mientras se acercaban al lugar de la batalla.

Cuando llegaron, encontraron a un oso y a un hombre lobo tirados en el suelo en charcos de su propia sangre.

Había tanto de ello, que el suelo era un mar de rojo.

“Esto es… terrible.”

“Algunos de ellos fueron cortados por la mitad. ¿Qué tan afilada tiene que ser tu espada para hacer eso?”

Par y Nea hicieron una mueca de dolor mientras examinaban los dos cadáveres. Por lo que parece, el hombre oso y el hombre lobo habían sido guardias de patrulla para Verbergen.

Un segundo después, sus orejas de conejo se levantaron.

“¿¡Ah!? ¡Agáchate!”

“¡Entendido!” Los dos saltaron en direcciones opuestas.

Algo pasó por encima del lugar en el que habían estado hace unos segundos. Ninguno de ellos sabía lo que era. Pasó tan rápido que todo lo que pudieron ver fue un efecto borroso.

Al aterrizar, el árbol que tenían detrás se deslizó diagonalmente hacia abajo, y luego se estrelló contra el suelo con un resonante ruido sordo.

“¡Baltfeld!”

“¡Tch!”

Una criatura de dos metros de altura corrió hacia Par por detrás. Este no iba tan rápido como el anterior, y Par podía ver los detalles. Sin embargo, no tuvo tiempo de hacer nada más antes de tener que esquivar el camino.

Se enfrentó a un insecto masivo con púas corriendo por su caparazón. Parecía una especie de escarabajo rinoceronte deforme. La criatura chorreó chorros de maná desde debajo de las cajas de sus alas, lo que le permitió propulsarse tan rápido. A máxima velocidad, podía alcanzar los cien kilómetros por hora.

El insecto chocó contra el árbol detrás de Par y lo voló como si estuviera hecho de gelatina.

Al mismo tiempo, otra criatura se precipitó hacia Nea. En el momento en que lo escuchó, sus meses de entrenamiento tomaron el control, y se tiró al suelo más rápido de lo que podía pensar. Voló unos centímetros por encima de su cabeza, casi sin darse cuenta.

“¿Estás bien, Neaschtatrum?”

“¡Negativo! ¡Ese bastardo me afeitó las puntas de las orejas de conejo! ¡Mataré a ese cabrón!”

La linda cara de Nea se transformó en la de un demonio mientras veía caer algunos de sus cabellos al suelo.

Neaschtatrum era el apodo que había elegido para ella, por cierto. Su título completo era Neaschtatrum la Carnicera. No es el nombre que uno esperaría de una niña de diez años.

Su sangriento ceño fruncido desapareció cuando vio a cuántos monstruos se enfrentaban.

“Baltfeld”. Par también los había visto. Con una expresión sombría, dio órdenes.

“No podemos ganar. Nuestra mayor prioridad es recuperar esta información. Retirada. Te apoyaré”.

“Sí, señor.” Contestó secamente Nea. Como soldados veteranos, sabían que una conversación prolongada sólo sería una pérdida de tiempo.

La sed de sangre se apoderó de Par, y lo manipuló para parecer más amenazador de lo que era.

Al mismo tiempo, Nea se desvaneció en la niebla.

Uno de los monstruos le disparó, decidido a no dejarla escapar. Pero cuando comenzó a acercarse a Nea “¿¡Gyaaah!?” Emitió un grito espeluznante y se estrelló de cabeza contra un árbol.

Ahora que no se movía, Par podía darse cuenta de que el monstruo súper rápido era una abeja gigante con seis pares de alas delgadas.

El clavo de Par había dado en el blanco, y el abdomen de la abeja tenía una flecha clavada en él.

“¡No importa lo rápido que seas si tus movimientos son predecibles!” Par cargó su ballesta y sonrió triunfalmente.

Había adivinado que la abeja iría a por Nea, y por eso había usado su oído sobrehumano para determinar cuando la abeja comenzó a moverse y luego disparar su flecha hacia donde él predijo que estaría. El chico que había amado las flores se había convertido en el mejor francotirador de los Haulia.

Nea no estaba por ningún lado. Había ocultado tan bien su presencia que ni siquiera Par podía decir dónde estaba, y probablemente ya se había distanciado del campo de batalla.

Tres de los monstruos escarabajos atacaron a Par desde diferentes ángulos.

“Vaya, parece que yo también debería salir de aquí. ¿Qué son estas cosas, de todos modos?” Par ató una cuerda al extremo de una ballesta y la cargó. La disparó por encima de él y apretó un botón en el costado de la ballesta. Empezó a enrollar la cuerda, llevándose a Par con ella. Salió disparado al aire, y los tres escarabajos que estaban debajo de él chocaron entre sí con un asqueroso ruido sordo.

Cuando se bajó en la rama de arriba, Par oyó un enjambre de insectos volando hacia él. Además de eso, otros monstruos los seguían esta vez. Gotas de sudor frío goteaban por su frente.

“Si no salgo de aquí rápido, habrá problemas”. Cualquier hombre conejo normal habría renunciado a la supervivencia en este momento. De hecho, cualquier hombre bestia se habría rendido. Estarían rezando por misericordia ahora mismo.

Par, sin embargo, colocó algunas trampas improvisadas y comenzó su retirada. Era como un juego de persecucion, excepto que la pena por ser atrapado era la muerte. A pesar de eso, sonreía sin miedo.

En ese momento, se parecía a su amado jefe, el monstruo del abismo.

Utilizando al máximo sus considerables habilidades de sigilo, Par pudo escapar del ejército de monstruos desconocidos. Aunque podían aprender otras cosas, los hombres conejo seguían siendo los mejores escondiéndose.

Una vez despejado, cambió de dirección y se dirigió hacia su aldea. Pero antes de llegar, un profundo retumbar resonó por todo el bosque, deteniéndole en su camino.

“¿No es esa… la trompeta de alarma de Verbergen?” Se suponía que sonaría sólo una vez al año, cuando probaban para asegurarse de que seguía funcionando. Sólo se soplaba cuando había una gran amenaza para la ciudad o para todo el bosque.

Parecía que este asalto desconocido era de una magnitud lo suficientemente grande como para que la capital estuviera en peligro.

“De cualquier manera, tengo que reportarme con el jefe primero.” Par salió corriendo aún más rápido que antes, y no tardó en llegar a casa. Pasó junto al límite de los cristales de los verdren, manteniendo la niebla a raya y entrando en la aldea.

Cam estaba en la plaza central, escuchando los informes de una docena de personas. Nea también estaba allí.

“¡Baltfeld!”

“¡Yo!”

Nea levantó la mano para saludar. Los Haulia sonrieron cuando vieron que Par había regresado sano y salvo.

“Me alegro de que estés a salvo, Baltfeld.”

“Gracias, jefe. Tengo que hacer un informe sobre una serie de nuevas especies de monstruos que he visto.”

“Oigámoslo.”

Cam cruzó los brazos y cerró los ojos. Parecía la imagen misma de un líder digno.

Par reportó todo lo que vio después de separarse de Nea.

Aparentemente había bastantes especies nuevas en este ejército de monstruos que habían aparecido de la nada. Naturalmente, estaban las abejas que disparaban en línea recta, cortando cualquier cosa en su camino, y los escarabajos gigantes que usaban la propulsión de maná para cargar hacia adelante con sus robustos cuernos. Pero Par también había visto mariposas que podían disparar rayos de calor desde sus alas y otra criatura voladora que podía crear un extraño ruido parecido a una campana para controlar a los monstruos que originalmente habitaban el bosque.

Estos nuevos monstruos deberían haber sido desorientados por la niebla, pero parecía que la niebla no les afectaba en absoluto. Después de todo, habían podido rastrear la ubicación de Par hasta que se alejó mucho más. De hecho, si no hubiera sido parte de la raza de los hombres conejo, que eran conocidos por ser capaces de manipular su presencia libremente, no habría podido escapar.

“Así que todas son nuevas especies. Los otros escuadrones reportaron encontrarse con monstruos que podrían mezclarse perfectamente con el fondo. O monstruos que acechaban en los árboles y atacaban con sus largas patas. Algunos también eran venenosos”.

“Ya veo. Y todos están atacando a Verbergen ahora mismo.”

“Técnicamente son los demonios los que controlan a los monstruos que están detrás del asalto.”

“¡Esperen, demonios! ¿¡Están invadiendo el mar de árboles!?”

“Es una posibilidad. Según el informe de Iorniks, la niebla sigue afectando a los propios demonios. Sin embargo, parece que tienen en sus manos un ejército de monstruos inmunes”. La expresión de los Haulias se volvió sombría.

Mientras meditaban sobre las implicaciones de esto, otra niña Haulia irrumpió en la plaza.

“¡Lanainferina y Minasteria, informando!” Lana y Mina habían sido enviadas a explorar el área alrededor de Verbergen y ver cómo les iba. Las orejas de conejo de todos se animaron; estaban ansiosos por escuchar las noticias.

“Verbergen ha cerrado sus puertas, y actualmente está luchando para mantener al ejército de monstruos fuera de sus muros. Pero la ciudad fue tomada por sorpresa, y su ejército de guardia ya ha sufrido grandes bajas. Las unidades que habían estado patrullando hacia el sur han sido eliminadas, y la moral está baja. Considerando lo poderosos que son estos nuevos monstruos, es sólo cuestión de tiempo antes de que la ciudad sea invadida”.

Aunque todos esperaban que ese fuera el veredicto, aun así estallaron en un zumbido de conversación. Claro, los Haulia fueron desterrados de Verbergen. Pero esta fue una crisis que podría llevar al fin de la única nación de hombres bestia.

“¡Que no cunda el pánico!” La voz de Cam ahogó la conmoción.

Los Haulia se pusieron de pie al instante.

Cam los miró a todos como un halcón.

“¿Y qué si Verbergen está al borde del colapso? Eso no cambia lo que tenemos que hacer. Esos bastardos son nuestros enemigos, y nosotros matamos a nuestros enemigos. Eso es todo lo que hay que hacer. ¿Estoy equivocado?” Sonrisas salvajes iluminaron las caras de los hombres del clan Haulia.

“Verbergen ha sido tan amable de darnos algo de tiempo. Deberíamos aprovecharlo al máximo y completar los preparativos. ¡Escúchenme, Haulias!” Ninguno de los hombres conejo parecía preocupado de que Cam estuviera tratando a Verbergen como una distracción desechable.

“Nuestro enemigo llegará aquí eventualmente. ¡Sólo los tontos giran sus pulgares y esperan a que la muerte se los lleve! ¡Mostrémosles a estos demonios advenedizos que los bosques de Haltina no deben tomarse a la ligera! Unidad Gulfstream, ocúpese de nuestras defensas. ¡Asegúrate de que todas nuestras trampas sigan funcionando!”

“¡Señor, sí, señor!”

“¡Unidad de Aidelheid, exploren los números del demonio!”

“¡Señor, sí señor!”

“Unidad invisible, ¡descubre las características especiales de estos nuevos monstruos! ¡Quiero un informe completo sobre sus patrones de ataque y la magia especial que pueden usar!”

“¡Señor, sí, señor!”

“¡Unidad de Baltfeld, diríjanse a Verbergen y denles refuerzos! ¡Sin embargo, mantén tus acciones encubiertas y concéntrate en ganar tiempo! ¡Cuanto más tiempo resista la ciudad, mejor para nosotros! ¡Retirada una vez que la situación se vuelva demasiado grave, e infórmame!”

“¡Señor, sí, señor!”

“¡Todas las unidades restantes, diríjanse a las aldeas de nuestros hermanos y evacúenlos a un lugar seguro! ¡Si es necesario, guíelos hasta nuestro pueblo!”

“¡Señor, sí, señor!”

“Ahora, caballeros. Estos demonios han viajado desde el sur sólo para entretenernos. ¡Digo que merecen una cálida bienvenida!”

“¡Yahoooooooooooooo!”

Esta sería la primera guerra a gran escala de los Haulia. Esta vez protegerían su hogar, su familia y sus camaradas. Este mundo era injusto e irrazonable, pero habían entrenado y entrenado y finalmente obtuvieron la fuerza para luchar contra él.

Habían sido ridiculizados por siempre como la raza más débil, pero finalmente había llegado el momento de mostrar su verdadero potencial.