Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 7

Capítulo 1: ¡Haulias, Reúnanse!

Parte 3

Por el bien de Shea y el suyo propio, Hajime decidió que necesitaba poner fin a esta tontería. Suspiró y respiró hondo, pero antes de que pudiera decir algo, Par, que es Baltfeld el Verdugo, dio el golpe de gracia a Hajime.

“Por cierto, jefe, ¿cuál prefiere? ¿Rondo de Muerte Roja, o Huracán Colmillo Blanco?”

“… ¿Qué?”

“Para tu apodo. Todo el clan pasó diez días en un acalorado debate sobre cómo llamarte, y finalmente nos decidimos por estas dos opciones. Pero aún no podíamos decidir cuál era mejor, así que tuvimos una batalla simulada y el equipo ganador determinaría el nombre. Pero eso terminó en un empate, así que… decidimos dejarte la decisión a ti cuando finalmente regresaras. Personalmente, creo que Rondo de la Muerte Roja suena mucho mejor”.

Par dijo con fervor que no le correspondía a un niño de diez años.

“Espera, ¿por qué necesito tener un apodo?”

“Jefe, personalmente creo que el huracán Colmillo Blanco le sienta mucho mejor.”

Contestó Lana, su tono era extrañamente obsesionado.

“Espera, escúchame. Realmente no.…”

“¿Cómo puedes decir eso, Lanainferina el vendaval veloz? ¡Rondo de la Muerte Roja es claramente un nombre superior!” Exclamó Mina, con los ojos enrojecidos.

“Oye, en serio, basta…”

“¡Claro que sí! ¡Esas chispas carmesíes que bailan en el aire cada vez que el jefe dispara una de sus magníficas armas son su marca distintiva! ¡Es natural que le pongan su nombre en honor a ellos!” Añadió Yor, cerrando un puño y levantándolo alto.

“Por favor, para, me estás avergonzando…”

“Vamos, Yorgandr la Espada Silenciosa. Si estamos hablando de marcas distintivas, tendría que ser su pelo blanco y la forma en que sus armas atacan como los colmillos de una bestia feroz. Sus ataques golpean con la fuerza de un huracán, por lo que por supuesto Huracán Colmillo Blanco es el único nombre que encaja. ¿Cómo no puedes entender que ninguna otra palabra encapsula perfectamente el esplendor del jefe? ¿¡Has perdido la cabeza!?”

“Tú lo dijiste. Es por eso que la facción Rondo me da asco.” Yao y Riqui se encogieron de hombros y suspiraron exageradamente.

“Gah…” Hajime gimió desesperado y cayó al suelo junto a Shea.

Ni el monstruo del abismo podría soportar una exhibición tan vergonzosa. Hajime y Shea yacían arrodillados en el suelo, extrañas versiones blancas de ellos mismos salían de sus bocas.

Tras ellos, Shizuku no pudo contenerse y empezó a reírse.

“Sh-Shizushizu, no te rías de ellos, es grosero… Puhaha!”

“Pero tú también te ríes de ellos, Suzu… Jaja… Supongo que el Chunnibyou es contagioso… Hahahahaha”.

Para cuando Hajime recobró el sentido común, los dos estaban haciendo todo lo posible por mantener su risa. No estaba funcionando.

Al menos Yue y Kaori no se están riendo de mí. Las dos sonreían incómodamente.

Tio no entendía nada de lo que estaba pasando, así que las miró en blanco.

Pero lo que más dañó el orgullo de Hajime fueron las miradas compasivas de Kouki y Ryutarou.

La vergüenza de Hajime alcanzó su punto máximo, y luego se convirtió en ira. Golpeó a Par y a los demás con una lluvia de balas de goma para ponerlos en línea, y miró a Shizuku y Suzu con una mirada venenosa.

“Para que lo sepas Yaegashi, voy a ponerte colas gemelas más tarde y grabarte como te ves.”

“¿¡Huh!?”

“Taniguchi, voy a aplastarte unos centímetros para que seas aún más baja.”

“¿Qué?”

La risa se detuvo instantáneamente. Shizuku y Suzu temblaban de miedo. Incluso si no era justo, sabían que no podrían librarse de su castigo si hacían enojar a Hajime.

Y Hajime estaba definitivamente loco.

Suzu se giró hacia Kouki y Ryutarou, su mirada claramente diciendo “¿Por qué sólo nosotras?” Los dos muchachos miraban fijamente al cielo. Tenían algunas historias vergonzosas enterradas en su propio pasado, así que podían entender. Por una vez, simpatizaron con él.

Una suave voz interrumpió a Hajime.

“Umm… Discúlpame.” Uno de los hombres bestia se abrió paso a través de los Haulia revolcándose de dolor en el suelo y se dirigió hacia Hajime, impidiéndole que se vengase.

Se giró para ver a una esbelta y hermosa chica con ondulado y largo pelo rubio y llamativos ojos verde jade. Tenía largas orejas que se afilaban hasta cierto punto; era una elfa.

Su cara le recordaba a Hajime al anciano elfo que había conocido en Verbergen, Ulfric. Él asintió con la cabeza, indicando que podía continuar.

“Usted es Hajime Nagumo-dono, ¿correcto?”

“¿Hm? Sí, ese soy yo…”

Contestó Hajime con indecisión. ¿Por qué sabe mi nombre? La niña respiró aliviada y se puso una mano en el pecho.

Los grilletes de sus muñecas resonaron fuerte mientras lo hacía.

Parecían bastante dolorosas. Sus tobillos estaban ensangrentados por las ataduras que le habían puesto. Cada vez que caminaba, hacía una mueca de dolor mientras se frotaban contra sus heridas.

“Entonces, ¿tendría razón al asumir que no nos convertirán en esclavos? Mi abuelo me dijo que para bien o para mal, todas las razas son iguales. Y que no eras de los que atormentaban a los hombres bestia por simple placer…”

“¿Tu abuelo? Espera, ¿es tu abuelo Ulfric?”

“Sí. Mis disculpas por no presentarme antes. Soy la nieta del Anciano Ulfric de Verbergen, Altina Heipyst.”

“Si el imperio se las arregló para secuestrar a la nieta de un anciano… las cosas deben estar bastante mal allí.”

Si era la nieta de Ulfric, eso la convertía en la princesa de todos los elfos. Lo que significaría que estaría mucho mejor protegida que casi todos los demás. Encima de eso, ella habría sabido de todas las rutas secretas de escape.

El hecho de que hubiera sido capturada a pesar de todo eso significaba que la situación en Haltina era realmente grave.

¿Y si le hicieron algo al Gran Árbol? Preocupado, Hajime se dio cuenta de que era de suma importancia que escuchara la historia de Par.

Se giró hacia el muchacho, que ya se había recuperado de las balas de goma de Hajime, y le dijo: “Oye, reúne a todos. Los llevaré a todos de regreso al mar de árboles”.

“¡Sí, señor! Oh sí, jefe. Necesito ponerme en contacto con los otros cerca de la capital imperial. ¿Estaría bien si me separo de tu grupo a mitad de camino?”

Hajime y los demás estaban todavía bastante al oeste de la capital. El hecho de que hubiera un transporte de esclavos aquí significaba que no había regresado de un viaje al mar de árboles. Estas personas habían salido de la capital hacia otro destino y se habían encontrado con Par y los demás aquí.

Lo que significaba que originalmente el escuadrón de Par había estado explorando la capital por alguna razón u otra, y había venido a perseguir a esta caravana cuando se enteraron de su partida.

Después de juntar todas las piezas, Hajime dio su consentimiento.

“Sí, por mí está bien. Hay unas cuantas personas que necesito dejar en la capital de todos modos. Puedo dejarte cerca de allí también.”

“¡Muchas gracias, señor! ¡Vamos, patanes! ¡El jefe dijo que los llevaría al mar de los árboles! ¡Más vale que se sientan agradecido de que esté dispuesto a gastar su precioso tiempo en ustedes! ¡Síganme si quieren llegar a casa!”

Incluso los hombres adultos se estremecieron ante la violencia de la voz de Par.

Aun así, prometió que los llevaría a casa, y eso les dio esperanza. A pesar de su miedo e inquietud, todos los hombres bestia siguieron obedientemente las instrucciones de Par. Viendo que tenía todo bajo control, Hajime y los demás comenzaron a regresar a [Fernir].

En ese momento, Hajime escuchó un bonito grito detrás de él. Altina había tropezado con sus grilletes.

Cayó hacia delante, sus brazos moviéndose salvajemente. Ella intentó inclinarse para caer en la espalda de Hajime, pero él dio un paso al costado sin siquiera mirar hacia atrás.

Se estrelló contra el suelo con un doloroso ruido sorpresivo y soltó un chillido de sorpresa muy poco femenino.

Los otros hombres bestia miraban sorprendidos. Algunos de ellos pensaron en ir a ayudar, pero estaban demasiado intimidados por Hajime como para intentarlo.

“¿Hm?” Finalmente, Hajime se dio la vuelta. Vio a una joven temblar en el suelo, aunque no sabía si era por el dolor o por la vergüenza.

Parecía que no había esquivado a Altina a propósito. Inconscientemente se hizo a un lado porque sintió que algo se dirigía hacia él.

Si Hajime hubiese sido un verdadero héroe y caballero, se habría apresurado a ayudarla. Pero este era Hajime.

“Si no te apuras, Par te dejará atrás.” Dijo secamente.

Hajime era verdaderamente un monstruo del abismo. Para bien o para mal, trataba a todos los que no conocía por igual. Y eso no incluía sólo la raza, sino también el género. La única excepción que hizo fue para los niños.

Por supuesto, eso no significaba que fuera amable con todos por igual. Más bien, que era igual de frío con ellos.

“Sabes, Hajime-kun. Aunque me alegro de que no seas automáticamente amable con todas las chicas que conoces, aún podrías…” Dijo Kaori con indecisión.

“Hajime-san. Seguramente podrías ser un poco más amable con la gente.” Dijo Shea con una amarga sonrisa.

“Whoa. Es tan franco con todos los que no son Yue-oneesama o las demás… Qué tipo más desalmado”.

“Nagumo-kun…”

Suzu y Shizuku miraron a Hajime con disgusto.

“Nagumo. Eres un hombre, no puedes hacer eso”.

“No te culparé por esquivar, pero podrías haberle preguntado si estaba bien.”

Kouki y Ryutarou lo regañaron también.

Incluso Liliana, que era de un país que discriminaba a los hombres bestia, se veía un poco apenada por Altina.

“Yue, ¿crees que esto también es culpa mía?” Cuando tenía dudas, Hajime siempre se giraba hacia Yue. Su ojo se movió un poco cuando preguntó eso.

En respuesta, Yue dijo, “¿Hm? No lo creo realmente. También eras así con Shea al principio”.

“Ahora que lo mencionas, ¡así es! Si Hajime-san es amable con Altina ahora, ¡sentiré que tengo la parte más corta del palo!”. Las orejas de conejo de Shea se movían hacia adelante y hacia atrás mientras decía eso. Todos la miraron con simpatía.

Había otra persona que apoyaba las acciones de Hajime.

“¡No has hecho nada malo, Maestro! De hecho, ¡así es como debes actuar siempre! Por cierto, ¿crees que podrías…” Tio se le acercó y se tiró a sus pies.

Evitó que Altina, que aún estaba tendida en el suelo, mirase rápidamente a Hajime.

“Pisame, ¿por favor?” Altina tembló de asco mientras veía a Tio sonrojarse hasta las puntas de sus oídos.

¡Cuando todo el mundo está mirando es aún más emocionante que de costumbre!

“……” Hajime tembló.

Dos hermosas chicas se postraban ante él. Sólo por las pruebas circunstanciales, parecía un sádico masivo.

Enfadado, Hajime ignoró completamente a Tio y fue a ayudar a Altina a ponerse de pie.

“U-Umm…” Después de ser levantada sin miramientos, Altina intentó tartamudear su agradecimiento. Pero antes de que pudiera sacar las palabras, los otros hombres bestia la interrumpieron.

“¡Imposible! ¿¡El jefe le dio una mano a alguien!? ¡Ni siquiera nos ha ayudado antes!”

“¡Maldita seas, Altina!” Un Haulia gritó de rabia, haciendo que Altina se estremeciera.

“Sólo ayudé porque estaba cansado de que la gente se enfadara conmigo, pero eso sólo causó otro problema… Tal vez debería disparar a todos…” Aunque su voz era apenas un susurro, atravesaba todo el barranco.

Todos los presentes palidecieron instantáneamente.

Algunos de ellos miraron cautelosamente al cielo. No dudaban que Hajime traería esa columna de luz sobre ellos si lo volvían demasiado loco. Suspirando, Hajime se arrodilló ante Altina.

“¿N-N-Nagumo-dono?”

“No te muevas.”

Conmocionada, Altina no estaba segura de cómo responder. Y las siguientes acciones de Hajime solo sirvieron para confundirla aún más. Alcanzó una mano hasta sus pies, o para ser más exactos, las esposas de sus tobillos. Altina se quedó quieta, con la mirada perdida.

Esta fue la primera vez en su vida que un humano se arrodilló frente a ella. Además, Altina había crecido como una niña muy protegida. Fuera de su familia, ningún hombre la había tocado antes. Su confusión era comprensible.

Preocupada, vio como chispas carmesí salían de las manos de Hajime. Un segundo después, su preocupación se convirtió en sorpresa cuando sus grilletes se soltaron silenciosamente.

“Supongo que como los hombres bestia no pueden usar magia, sólo usaron metal normal para sus ataduras. No hay nada aquí que inhiba el flujo de maná. El metal es bastante duro, así que no creo que seas capaz de liberarte con fuerza bruta… pero no es tan resistente como para que quiera usarlo para mi transmutación…” Murmuró Hajime mientras se ponía en pie. Esta vez, tomó a Altina de las manos.

Altina sabía qué esperar ahora, así que pudo calmarse.

“Es tan bonito…” murmuró ella, mirando hacia abajo la ráfaga de chispas carmesí que conectaba sus manos con las de Hajime.

Como resultado de su constante entrenamiento, el maná de Hajime se había vuelto más vibrante que antes.

Una vez que le habían quitado las esposas, Hajime se acercó al cuello. Era un collar de esclavo.

Altina se sonrojó cuando la seria mirada de Hajime se encontró con la suya, y sus dedos rozaron la nuca de ella.

“Aquí, ahora no hay quejas, ¿verdad? Cualquiera que tenga un problema puede hablarlo con [Donner]”. Después de quitarle el collar a Altina, Hajime barrió su mirada sobre Liliana, Suzu, Kouki, Kaori, y todos los hombres bestia.

Todos apartaron la mirada torpemente.

Con un suspiro, Hajime se giró hacia los grilletes quitados de Altina y empezó a transmutarlos. Convirtió los trozos de metal en un juego de llaves.

Una vez que terminó, se las tiró a Par.

“No hay forma de que todos esos grilletes tengan cerraduras únicas. Estas llaves deberían funcionar para todos ellos, creo. No quiero que nadie piense que soy un traficante de esclavos transportando mercancías ni nada. Saca a todo el mundo de esas cosas”.

“¡Sí, señor! ¡Gracias por su generosidad!”

Par saludó fríamente a Hajime, y asintió a su vez. Hajime luego se dio la vuelta y se dirigió de vuelta a la nave.

Yue, Kaori, Shea, y Tio se sonrieron mientras le seguían. Shizuku y Liliana parecían algo aturdidas, mientras que Kouki no sabía qué pensar de esto.

Es un personaje muy interesante. Altina pensó para sí misma mientras miraba como la espalda de Hajime se alejaba en la distancia.

Una vez que todos los hombres bestia fueron liberados y habían abordado a [Fernir], Hajime puso en marcha la aeronave.

La mayoría de los hombres bestia adultos estaban tan sorprendidos que viajaban en un barco volador que pasaron el viaje en un estado semicatatatónico. Sin embargo, los niños amaban a [Fernir]. No importaba su raza, los niños de todas partes eran iguales. Corrieron alrededor de la cubierta, emocionados por ver el mundo desde un punto de vista tan alto.

Eran todos sonrisas mientras jugaban; las oscuras expresiones que habían tenido cuando habían sido prisioneros del imperio habían desaparecido hacía mucho tiempo. Era como si estuvieran de vuelta en Verbergen.

Altina observaba a los niños jugar cuando su ayudante, otra niña elfa, se le acercó y le preguntó: “Altina-sama. ¿Crees que realmente nos devolverá a casa?” Su voz temblaba con una mezcla de miedo y esperanza.

Altina mantuvo sus ojos en los niños mientras respondía.

“Es exactamente el hombre que mi abuelo describió que era. Para bien o para mal, no tiene ideas preconcebidas acerca de qué tipo de personas son los hombres bestia; no, tal vez sería más exacto decir que no tiene ningún interés en qué tipo de personas son los hombres bestia. Si le conviene, no dudará en salvarnos, ni tiene reparos en dejarnos montar en un artefacto tan asombroso y valioso. De hecho, nos dio el permiso para usar toda la nave”.

“Lo entiendo, pero… es humano. Además de eso, fue él el que paralizó a Jin-sama, el antiguo oso mayor, ¿verdad? ¿Y si…?” Altina agitó la cabeza, cortando a su sospechosa asistente.

“A pesar de sus intenciones, no hay nada que podamos hacer excepto confiar en él. Si es necesario, le ofreceré mi cuerpo para proteger a mi pueblo…”

“Altina-sama…”

De hecho, no tenían otra opción que confiar en Hajime. Después de todo, era lo suficientemente poderoso como para crear un artefacto de esta magnitud. No podían oponerse a él por mucho que lo intentaran. Fue trágico y admirable cómo Altina estaba dispuesta a sacrificarse por su pueblo. Al menos eso parecía hasta que volvió a abrir la boca.

“Por cierto, ¿a todos los hombres les gusta… pisar a las mujeres?”

“¿Repítemelo otra vez?”

“Nunca me ha pisado alguien antes, así que no estoy segura de cómo hacer de mí un buen tema de pisadas. ¿Tiene alguna experiencia en la materia?”

“Absolutamente no.”

La asistente de Altina contestó en un tono brusco, habiendo perdido todo respeto por su señora.

Altina se sonrojó de un rojo brillante y dijo: “Si es posible, preferiría que mi primera vez fuera suave…”

“¡La única persona que pisaría a las mujeres sería un bruto inculto! ¿¡Por qué iban a ser tan amables!? ¡Regresa a tus sentidos, Altina-sama! ¿Por qué asumes que te van a pisar?”

“No sé qué hacer. Quizá debería pedirle a esa bella dama de pelo negro que me enseñe cómo se hace…”

“¡Regresa con nosotros, Altina-sama! ¡No puedes dejar que te absorba ese reino! ¡Y deja de sonrojarte así! ¡Oh, Ulfric-sama, su pobre nieta ha sido corrompida!” Un gemido cortó la risa alegre de los niños que jugaban.