Goblin Slayer – Side Story: Year One

Volumen 1

Capítulo 4: Fase Intermedia

Parte 3

“Wh… Whoa…” La Vaquera casi se sentía mareada ante toda la actividad. Estaban en el Gremio de Aventureros… y había muchos aventureros allí. Era después del mediodía, y la multitud había disminuido un poco, pero para la Vaquera, la confusión seguía siendo abrumadora.

Gente de todas las razas, clases y edades, portando todo tipo de armas, deambulaba por el vestíbulo. Había visto enanos y rheas pasando por la calle, pero a los elfos sólo los había oído nombrar en historias.

La Vaquera fue dejada parpadeando por la belleza de una chica elfa que pasaba.

Sabía que era de mala educación mirar fijamente, pero lo hizo de todos modos, quizás porque sentía que nunca tendría la oportunidad de acercarse tanto a un elfo.

“Muy bien, entonces, voy a hacer las entregas. Espera aquí tranquilamente”.

Las palabras de su tío la hicieron volver en sí, y ella asintió rápidamente y dijo: “¡Oh, um, c-claro!”

Su tío se dirigió a la recepción, dejando a la Vaquera parada allí. Fue entonces cuando lo notó.

Me están mirando.

Quizás ella era de alguna manera inusual, o simplemente parecía fuera de lugar, pero los aventureros que pasaban por allí seguían mirándola. Sintió que se le subía un rubor por las mejillas; apretó los ojos y mantuvo la cara agachada.

Sabía que no debía haber venido aquí….

Se movió nerviosamente, sintiéndose insoportablemente avergonzada.

Cuando finalmente se asomó por debajo de su flequillo, vio algunos bancos, aparentemente una sala de espera.

Ese sería un buen lugar, pensó la Vaquera. Ella sabría de inmediato cuándo regresara su tío.

Se abrió camino hasta los asientos, tratando de permanecer lo más discreta posible, y al mismo tiempo tratando de aparentar que estaba acostumbrada a esto. Su nerviosismo hizo que sus manos y brazos no quisieran moverse; no tenía ni idea de qué hacer con su sensación de vergüenza. Pero de alguna manera, llegó a los bancos, se sentó y respiró aliviada.

Gracias a los dioses que nadie me habló.

Colocando una mano agradecida en su pecho en ciernes, la Vaquera finalmente dio una mirada apropiada alrededor del Gremio. Por capricho, intentó buscarlo pero no vio ninguna señal de la armadura y el casco.

Aun así…. Mira a toda la gente aquí.

“Diablos, eso fue un verdadero desastre”.

“Todo porque insististe en usar esa cosa gigantesca en un espacio tan pequeño. Deberías tomar una página de mi libro.”

“Olvídate del Señor y la Señorita allí. ¿Cuál es nuestra próxima misión?”

“Podrías aprender una o dos cosas. Pero de todos modos, um, creo que es investigar alguna mina. Un trabajo en un grupo grande.”

“He oído que siguen apareciendo slimes o algo así”.

La Vaquera miró la discusión animada del grupo sin querer. El guerrero que llevaba la espada gigante, una espada ancha, sobre su espalda parecía estar a cargo.

¿Reunirá él compañeros como ése algún día? O tal vez él ya tiene un grupo que lo acompaña en sus aventuras.

Y si lo tiene…

Entonces, ella tuvo que admitir que se sentiría excluida. Sólo un poquito.

“¿Pasa algo?”

“¡Ahhh!”

La pregunta inesperada hizo saltar a la Vaquera. Miró hacia arriba, tratando de calmar su palpitante corazón, y vio a una preocupada miembro del personal.

La joven parecía ser quizás un poco mayor que la Vaquera.

Su pelo trenzado la hacía parecer adulta.

“Lo siento”, dijo ella, “ciertamente no quise sorprenderte…” Sus cejas bien formadas se arrugaron.

“Oh, no, yo también lo siento. ¡No quería estar tan sorprendida!” La Vaquera hizo un gesto con la mano. “Er, uh, mi tío…” Ahora estaba avergonzada de nuevo. “Um, eso es, verás…” Miró hacia abajo, con la cara roja y brillante.

Tenía la lengua totalmente trabada. ¿Fue el nerviosismo o el ataque de pánico?

Respiró profundamente. La miembro del personal la esperó educadamente. Entonces la Vaquera se las arregló para decir: “Soy de la granja…”

“¡Oh!” La cara de la miembro del personal se iluminó. “¡Gracias por traernos siempre sus productos!”

“Uh, y-y así…”

¿Por qué nunca hablé con más gente?

Era demasiado tarde para arrepentirse. Tendría que trabajar con lo que tenía.

Si no podía hablar ahora, sentía que nunca podría hablar.

Ella nunca sería capaz de hacer nada.

Vamos, lengua, ¡funciona!

“¡Voy a empezar a-a venir a ayudar a mi tío, así que…!”

Ella forzó su voz tan poderosamente como pudo, pero se encontró sin palabras. Sabía lo que quería decir, pero no sabía cómo decirlo.

Incluso mientras la Vaquera luchaba por hablar, la miembro del personal sonrió ampliamente.

“Por supuesto. ¡Esperamos poder trabajar con usted!”

Las palabras eran un regalo del cielo. “¡Y-yo también….!” La Vaquera balbuceó, y la Chica del Gremio, aún sonriendo, le hizo una reverencia perfecta. Luego se alejó, la suave curva de sus caderas y sus nalgas se balanceaban mientras se movía, dejando a la Vaquera sin aliento.

Ella es una dama…

¿Preferían los hombres a las chicas como… como ella?

Después de un momento muy largo, la Vaquera cerró el puño suavemente y susurró: “Tendré que hacer lo mejor que pueda”.