Sword Art Online

Volumen 9: Alicization Beginning

Prólogo I

Parte 2

 

 

Aparentemente, el clima era bueno en el tercer día del séptimo mes.

Sólo en los días de descanso, los niños mayores de 10 años, a quienes ya se les hubiera sido entregado su Tarea Sagrada, tenían permitido jugar antes de  la cena. Eugeo y Kirito usualmente lo gastaban haciendo cosas como ir de pesca y practicar sus habilidades de espada contra otros chicos, sin embargo, hoy ellos abandonaron sus casas incluso antes de que la neblina de la mañana desapareciera, y esperaron por Alice debajo del viejo árbol en el borde de la aldea.

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—¡Es tan lenta!

Incluso si él había esperado junto con Eugeo solo un par de minutos, Kirito refunfuñó:

—No puedo entender por qué las mujeres tienen mayor prioridad en vestirse que en llegar a tiempo. Seguramente de aquí a dos años ella se volverá como tu hermana, cuando se ensució sus ropas en el bosque y se rehusó en volverlas a utilizar.

—No se puede hacer nada, las mujeres siempre han sido así.

Diciendo eso con una sonrisa, Eugeo comenzó a pensar en lo que pasaría dentro de dos años.

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Alice seguiría siendo una niña sin una Tarea Sagrada, la gente a su alrededor seguirá tolerando su presencia a pesar de estar siempre junto a Eugeo y Kirito. Pero como ella es la hija del jefe de la aldea, ha sido parcialmente decidido que ella será el modelo a seguir de las demás chicas de la aldea. En un futuro no tan distante, a ella se le prohibirá jugar con chicos, y no hay duda de que tendrá que tomar lecciones de Artes Sagradas y de conducta.

Luego… ¿qué pasara después de eso? ¿Ella tendrá que casarse con alguien desconocido?, como la hermana de Eugeo, Sulinea, si ese es el caso, ¿que pensaran sus padres?

—Oí, te ves distraído. ¿Dormiste bien anoche?

Con la repentina mirada de Kirito y su expresión confusa, Eugeo asintió rápidamente.

—S-sí, estoy bien… …Ah, allí viene ella.

Luego de escuchar unos pasos suaves, el apunto en dirección a la aldea.

Apareciendo sobre la niebla estaba Alice, tal y como Kirito dijo, ella finamente combino su cabello dorado con un moño, y un elegante pinafore [7]. Eugeo intercambio miradas con Kirito tratando de no reírse, luego ellos voltearon para gritar al mismo tiempo:

—¡Llegas tarde!

—Ustedes llegaron muy temprano. Dejen de actuar como niños.

Apenas termino de decir eso, Alice le entregó la cesta de mimbre que estaba en su mano derecha a Eugeo y la cantimplora de agua en su izquierda a Kirito.

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Los dos intuitivamente tomaron los objetos antes de voltear hacia el estrecho camino que se veía al norte. Alice se inclinó para arrancar un pedazo de pasto, se enderezó y señaló hacia la gigante montaña de piedra, luego ella enérgicamente exclamó:

—Bueno entonces… la búsqueda de hielo en verano acaba de comenzar, ¡vamos!

¿Porque siempre esto termina como «La princesa y sus dos seguidores»? Mientras pensaba esto, Eugeo intercambio miradas con Kirito otra vez y corrieron donde Alice quien ya había comenzado a caminar.

La aldea tenía una vía que corría desde el norte hasta el sur.

Mientras que la parte sur del camino está llena de gente circulando por la vía junto con carrozas, el lado norte es el lugar en el que casi nadie vivía, tenía un montón de raíces de árboles y rocas que hacían muy difícil transitar por la vía.

Sin embargo, Alice corría por la vía como si fuera completamente plana procediendo por delante de los dos, mientras tarareaba.

¿Ella tiene un buen control sobre su cuerpo?, eso fue lo que Eugeo pensó. Hace unos cuantos años, Alice se unió a la práctica de espada de los bravucones de la aldea, desde entonces su ‘rama delgada’ ha golpeado a Eugeo y a Kirito miles de veces. Esa rama actuaba como si pudiera cortar el aire, incluso si su oponente fuera un espíritu de viento. Si hubiera seguido practicando, hubiera sido casi seguro de que Alice se hubiera convertido en la primera mujer que hace de guardia en la aldea.

—Guardia, huh…

Eugeo murmuró.

Antes de que la Tarea Sagrada de cortar el árbol le fuese entregada, diablos, ese ha sido su sueño, aunque es solo algo impreciso y extraordinario. Todos los chicos de la aldea deseaban ser escogidos como guardias: en vez de tener que cortar árboles, a ellos se les entregaría espadas de hierro verdadero, aunque fuesen usadas, y atenderían a una escuela donde enseñan artes con la espada.

Eso no es todo. Cada otoño, todos los guardias de todas las aldeas del norte podrían participar en el torneo de artes con la espada en Zakkaria. Si alguien alcanza un buen rango, podría volverse centinela, ser reconocido como un verdadero espadachín tanto en nombre, como en la realidad, y ser capaz de portar la espada oficial hecha por el herrero de la capital. Sin embargo, el sueño no termina ahí.

Si podían probar su mérito entre los centinelas, podrían obtener una calificación para presentar el examen para la «Academia de Maestría con la Espada». Después de pasar el difícil examen y haberse graduado de la escuela, se podría participar en el torneo de artes marciales que era llevado a cabo en un lugar donde el emperador Norlangarth North los vería. Se dice que Bercouli el legendario, ganó el torneo de una manera espléndida.

Finalmente, una reunión de los verdaderos héroes de todo el Mundo Humano  está alojado en la Iglesia Axioma, el «Torneo de la Unidad de los Cuatro Imperios». Solo aquel que gane la pelea que incluso Dios puede ver claramente, el mejor de todos los espadachines, le sería encargada la misión de proteger el mundo, de pelear contra los demonios del Dark Territory, de ser encargado de matar dragones, un «Caballero de la Integridad»——

Hasta ese punto, ya había ido más allá de la imaginación.

Tal vez si Alice dejara la aldea no como una espadachín sino como una aprendiz de bruja sagrada, para ir a la escuela en Zakkaria o incluso el «Academia de Artes Maestras» en la capital, en ese tiempo, yo al lado de ella como su guardaespaldas, con su cuerpo atrapado en un uniforme de centinela verde y café, y la espada oficial de plata colgando en su espalda…

—El sueño aún no se ha acabado.

De repente, un susurro vino de Kirito el cual estaba caminando detrás de él.

Eugeo volteo su cara sorprendido. Aparentemente, solo con el suspiro que él había dejado escapar antes, Kirito pudo leer todo el significado tras de él. Su instinto era áspero como siempre. Eugeo sonrió y murmuró en de vuelta: “No, ya acabo.”

Sí, el tiempo de soñar ya se había acabado. En verano del año pasado, el Tarea Sagrada de guarda aprendiz le fue entregado a Jink, hijo del actual guardia jefe de la aldea.

Aunque su habilidad con la espada es menor que la de Eugeo y Kirito, y por supuesto la de Alice. Eugeo continuó hablando en un tono un poco irritado.

—Una vez que el Tarea Sagrada es entregado, ni el jefe de la aldea puede cambiarlo.

—Con una excepción, ¿cierto?

—¿Excepción…?

—Cuando la misión ha sido completada.

Esta vez el logro sacarle una sonrisa amarga al terco de Kirito. Esta pareja todavía no dejaba de lado su ambición de acabar con Gigas Cedar en su generación.

—Apenas cortemos ese árbol, nuestro trabajo estará bellamente completado. Luego de eso podemos escoger nuestra propia misión, ¿cómo suena eso?

—Eso es cierto pero…

—Estoy feliz de que no me toco el Tarea Sagrada de ser un pastor o un granjero. Esas son misiones que no tienen fin, pero el nuestro es diferente. Estoy seguro que en tres… no, en dos años lo lograremos, y luego…

—Nos uniremos al torneo de artes con la espada en Zakkaria.

—¿Qué? ¿Estás pensando en lo mismo, Eugeo?

—No puedo dejar que Kirito se luzca solo de todas formas.

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Luego de ese intercambio de palabras, Eugeo tuvo un extraño presentimiento que no era más que un sueño irreal. Los dos caminaron mientras sonreían, imaginando la escena en la que recibían la espada oficial, retornaban a la aldea, y hacían que Jink se muriera de los celos; Alice, que estaba caminando en frente de ellos de repente se volteó.

—Hey ustedes dos, ¿de qué están hablando?

—N-No, no es nada. Solo nos preguntábamos si ya era tiempo de almorzar, ¿cierto?

—Sí.

—¿No acabamos de comenzar a caminar? Además, mira, podemos ver el rio ahora.

Cuando miraron al lugar en donde Alice apuntaba, ellos pudieron ver la superficie.

La fuente del río Ruhr se encontraba en la punta de la montaña, este corría desde el este de la aldea Rulid, luego continua al sur por el pueblo de Zakkaria. En el punto en el que la vía se encuentra con el rio, este se divide en dos, el camino derecho va a Rulid, y el lado izquierdo se dirige hacia el banco del río. La dirección que ellos tomaron fue obviamente la izquierda.

Apenas Eugeo llegó a la intersección, se arrodilló en un costado del rio, y luego sumergió su mano derecha en el agua clara. Ya estaban en  verano, el agua congelada que hay al principio de primavera debería estar ahora caliente.

Se sentiría muy bien se él pudiera desvestirse y tirarse al agua, pero no podía hacerlo enfrente de Alice.

—Esta no es la temperatura en la que un bloque de hielo flotaría.

Eugeo dijo y volteo a su lado, Kirito tomo un poco de agua antes de responder:

—Esta es la razón por la cual vamos a ir a la cueva, allí es donde se crea el hielo, ¿no es así?

—Todo es cierto, pero necesitamos estar en nuestras casas antes de que se haga de noche. Veamos cuando el Sol este en la mitad del cielo, deberíamos comenzar a devolvernos.

—No hay de otra. Si ese es el caso entonces apurémonos.

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Detrás de Alice, quien estaba caminando por el pasto, los dos rápidamente se apresuraron para seguirla.

Eugeo se preguntó, que porque nunca habían puesto un pie entre los dos estanques, a pesar de que fuera fácil caminar por ellos.

El «Paso del Norte» en el cual las reglas de la aldea prohíben ir más allá de los dos estanques. Así que si fuéramos más allá de ese punto, los adultos no se enojarían, pero enfrentarían el ir en contra de las reglas, sí, se podría decir que era la inquietud que les causaban las reglas lo que hacía que sus pies fueran incapaces de moverse aunque tenían el camino frente a sus ojos.

Aunque él y Kirito siempre han tenido que oír las quejas de los adultos sobre la tradición, pensándolo bien, lejos de hacerlo, los dos nunca habían pensado en romper las reglas. La humilde aventura de hoy sería lo más cercano que ellos habían llegado a cometer un acto prohibido.

Eugeo comenzó a sentirse un poco ansioso, el miro a Kirito y Alice caminando despreocupados delante de él, ellos estaban cantando numerosas canciones en coro. Esos dos… ¿no tienen miedo o preocupación?, mientras pensaba eso, Eugeo suspiro abatido.

—Oigan, esperen.

Exclamó, los dos seguían caminando pero voltearon al tiempo.

—¿Qué pasa, Eugeo?

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Alice inclinó la cabeza mientras preguntaba en un tono suavemente amenazador.

—Ya estamos bien lejos de la aldea… ¿Por aquí no hay bestias peligrosas?

—¿Eh-? Nunca escuche de ellas.

Alice exclamó mientras lo miraba, y Kirito se encogía de hombros.

—Hmm… Donetti cuya enorme garra el abuelo vio, ¿dijo que existían?

—Era del árbol de manzana negras al este, ¿cierto? Pero era una vieja historia de hace diez años.


—Si estuviera por acá, sería el zorro de cuatro orejas. Eugeo, eres un asustadizo, ¿no?

Durante el ‘Ahahah’, Eugeo refuto apuradamente:

—N-no, no es de estar asustado… Nosotros nunca hemos pasado de los estanques, solo quiero que seamos más cuidadosos.

Al escuchar eso, las pupilas negras de Kirito brillaron con picardía.

—Sí, eso es cierto. ¿No sabias? Durante el tiempo en la que la aldea fue fundada, algunas veces, demonios como los «Goblins» u «Orcos» cruzaban la montaña para robar ovejas o secuestrar niños.

—¿Qué? ¿Están tratando de asustarme? Yo sé de eso. Al final los Caballeros de la Integridad vinieron de la capital y exterminaron al jefe de los goblins.

—『Desde entonces, en días soleados, el caballero dragón de plata se podía ver en el borde de la montaña.』

Kirito susurro el verso final del cuento de hadas que todos los niños de la aldea se sabían, mientras miraba hacia el cielo por el norte. Eugeo y Alice hicieron lo mismo, antes de darse cuenta, su visión estaba siendo ocupada por una roca puramente blanca, y sobre esta estaba el cielo azul, en el cual estaban buscando algo.

Por un momento, tuvieron el presentimiento de haber visto una pequeña luz brillante sobre las nubes, pero no pudieron notar que era al enfocarse. Los tres se miraron entre ellos antes de reírse de la vergüenza.

—¿Es solo un cuento de hadas, cierto? El dragón de hielo que vivía en la cueva, es seguramente, otra historia contada por el Bercouli.

—Oioi, si dices algo como eso en la aldea, el puño del jefe de la aldea caerá sobre tu cabeza. El espadachín Bercouli es el héroe de Rulid después de todo.

Las palabras de Eugeo hicieron que las sonrisas volvieran a la cara de todos. Alice aceleró el paso.

—Lo sabremos cuando lleguemos. Mira, si sigues caminando a esa velocidad nunca llegaremos a la cueva antes del almuerzo.

Dicho eso, Eugeo pensaba que no iban a alcanzar la «Sierra del Borde» con solo medio día caminando.

El borde de la montaña, en otras palabras, el borde del país humano que consistía en cuatro imperios; del norte, sur, este y oeste. Para la aldea de Rulid la cual está en un extremo norte del país, no es un lugar fácil donde los pies de los niños pudieran llegar fácilmente.

Así que, Eugeo estaba muy sorprendido cuando, antes de que el sol llegara a la mitad del cielo, el río Ruhr se había estrechado hasta llegar a desaparecer dentro de la entrada de la cueva.

El profundo bosque que se dividía en los dos lados se terminó abruptamente, en frente de sus ojos estaba una pared rocosa que se alzaba sobre los cielos. Si miraban hacia arriba, podían ver como el cielo azul se mezclaba con la gran roca blanca.

—¿Ya llegamos…? Este es, el borde de la montaña, ¿cierto? ¿no es un poco temprano?

Kirito, quien tampoco lo creía, dijo en una voz débil. Lo mismo con Alice, quien susurro mientras sus ojos azules seguían abiertos:

—Entonces… ¿dónde está el «Paso del Norte»? ¿Acaso lo pasamos sin darnos cuenta?

Como ella había dicho, es posible que los niños de la aldea, incluso los adultos,pasaran sin darse cuenta. Pensándolo bien, había un lugar a 30 minutos de los estanques que tenía varios desniveles, ¿sería ese el «Paso del Norte»?

Mientras Eugeo miraba con dudas, el inusual tono serio de Alice susurro en sus oídos:

—Si este es el borde de la montaña… entonces del otro lado está la tierra de la oscuridad, ¿cierto? Si es así… solo hemos caminado por cuatro horas, ese tiempo no nos llegaríamos ni a Zakkaria. Rulid está… de verdad, en el borde del mundo…

Eugeo se congeló de la confusión, ¿hemos vivido por tanto tiempo pero no sabemos dónde está ubicado el mundo? No – ¿podría ser que ni los adultos sabían que el borde de la montaña quedaba tan cerca? En estos trescientos años de historia, el único que ha cruzado el bosque y se ha dirigido al norte, aparte de Bercouli, ¿hemos sido nosotros?

De alguna manera… es extraño. Sin embargo, no sabía por qué era extraño.

Todos los días, al mismo tiempo en el que los adultos comen su desayuno y se van a trabajar a los pastizales, herrería o en los talleres, lo que Alice dijo antes, que cuatro horas no eran suficientes para llegar a Zakkaria, por supuesto ninguno de los tres había estado en Zakkaria antes, pero según lo que había escuchado de los adultos, les tomó dos días. Sin embargo, ¿cuántos de esos adultos fueron y volvieron?

La tormenta de preguntas sospechosas que estaban manifestándose en  la mente de Eugeo, se detuvo con la voz de Alice:

—De todas maneras, no hay nada que hacer aparte de entrar a la cueva, después de todo ya hemos llegado hasta aquí. Pero antes de eso, almorcemos.

Con eso dicho, ella empujó la canasta de la mano de Eugeo, y abrió la cesta. “Esto es lo que estaba esperando, estoy hambriento”. Con la voz de Kirito, Eugeo también se sentó en el pasto. La fragancia de la comida disipó todos sus pensamientos, ahora en todo lo que podían pensar era en comer.

Después de confirmar que aún les quedaba tiempo, ella repartió el pastel de pescado y frijoles, lo mismo con el de nueces con manzana, y el de duraznos deshidratados. En adición, ella sirvió agua Siral en unas copas de madera, esto también tuvo que ser comprobado para asegurarse que no estuviesen podridas.

Apenas ella les permitió comer, Kirito que estaba irritado comenzó a devorar el pastel de pescado. Luego dijo con una voz chiclosa mientras todavía masticaba:

—Esa cueva… si encontramos mucho hielo, entonces no tendremos que preocuparnos por el almuerzo de mañana.

Masticando su comida, Eugeo volteo su cara y contestó:

—Pero pensándolo bien, si logramos obtener hielo, ¿cómo lo mantenemos con vida en primer lugar? Si se derrite antes de mañana al almuerzo, ¿no tiene punto entonces, cierto?

—Mu…

‘No pensé en eso’, los hombros de Kirito se cayeron, luego Alice dijo con una cara de despreocupación.

—Si nos apuramos y lo traemos de vuelta al congelador de mi nevera, por una noche no tendría problema. Ustedes dos, debieron pensar eso desde el principio.

Eugeo y Kirito trataron de esconder la vergüenza metiéndose a la boca un bocado. Aunque hubiera tiempo demás, Alice siguió comiendo rápido como de costumbre antes de beber su agua.

Luego de acomodar y doblar el mantel blanco en la canasta, Alice se paró. Camino hacia los árboles que había en la orilla y rápidamente se lavó las manos.

—Uhyaa.

Ella levantó una voz mientras terminaba su trabajo, luego volvió, Alice sacudió sus manos las cuales ya estaban secas por el pinafore.

—¡El agua de este rio es muy fría! Es como si estuviéramos en la mitad del invierno.

Lo que él vio fueron sus palmas que se volvieron completamente rojas. Inconscientemente, el estrecho sus manos y las envolvió en las de Alice con el fin de intercambiar calor.

—Espera… detente.

Sus pequeñas mejillas se tornaron del mismo color que sus palmas, Alice de inmediato alejo sus manos. Al mismo tiempo, Eugeo se dio cuenta de que había hecho algo que el normalmente nunca haría, y sacudió su cabeza rápidamente.

—Ah… no, eso es…

—Bueno, no deberíamos partir ya, ¿señor y madam?

‘¿Gracias por la ayuda…?’ Eugeo pensó mientras pateaba la pierna de Kirito, luego de esa ruda acción, alzo la bolsa del agua hacia su hombro, y camino hacia la cueva sin mirar atrás.

Era difícil de creer que del río Ruhr que es tan grande terminara así de pequeño. Con un diámetro de alrededor de un y media millas, el pequeño río  que se rebalsaba creó una pequeña grieta hacia el lado izquierdo. Sin pensarlo dos veces entraron en la cueva.

Eugeo estaba pensando, que Bercouli había pisado esa misma roca trescientos años antes, mientras hacía lo mejor para seguir adentrándose en la cueva. De repente la temperatura comenzó a descender, y comenzó a frotar sus brazos contra su túnica.

En ese momento, Eugeo se percató de que había olvidado algo importantísimo, relajo sus hombros y miró hacia atrás.

—Oh no… no traje una lámpara. Kirito, ¿trajiste una tú?

Aunque sólo estuviesen a unos cuantos pasos de la entrada, el lugar estaba lo suficientemente oscuro para no poder distinguir las expresiones de los dos. En la completa oscuridad dentro de la cueva, era natural para él depositar toda su confianza en su compañero, pero la respuesta fue: “¿Cómo voy a percatarme de algo que tú tampoco lo hiciste?” en un tono lleno de extraña confidencia.

—En… en serio, ustedes dos…

Mientras Eugeo pensaba en cuántas veces había escuchado esa voz de sorpresa cuando miró hacia adelante. Alice vio a ambos lados un par de veces antes de meter la mano al bolsillo del pinafore para sacar algo delgado y largo. Era la hierba que había recogido cuando comenzó la aventura.

Sostuvo la hierba con su mano derecha, y cerró sus ojos. Sus pequeños labios se movieron, en un extraño ritual de versos que Eugeo no conocía.

Finalmente su mano izquierda hizo un extraño símbolo y una pálida luz era emitida por la hierba. La luz incrementó su intensidad, y ahuyento a la oscuridad que los rodeaba a una considerable distancia.

—Ooo.

—Wow…

Kirito y Eugeo sin intención dejaron escapar unos sonidos de asombro al mismo tiempo.

Aunque ya sabían que Alice estaba estudiando las Artes Sagradas, nunca habían tenido la oportunidad de verlo con sus ojos. Según las enseñanzas de la hermana Azariya, todos los rituales que vienen del poder de Stacia, la diosa del sol de la tierra de Terraria, excepto las artes oscuras que son usadas por los servidores del dios de la oscuridad Vector, existían para proteger el orden y la tranquilidad.

Las Artes Sagradas son usadas por la «Hermana» [8] y su alumna solo cuando las plantas medicinales no eran capaces de curar una enfermedad. Eugeo que entendía esto, se volteó hacia Alice, quien sostenía la hierba con un color extraño, y preguntó:

—Ah, Alice… usar las artes así, ¿está bien? ¿No te castigarán por esto?

—Hmm, si cosas como estas fueran castigadas, ya hubiera sido golpeada al menos diez veces.

—…

Luego de decir eso, Alice le entregó la hierba que brillaba a Eugeo con una sonrisa. Eugeo se dio cuenta y dijo:

—¿Yo adelante?

—Por supuesto, ¿o vas a dejar una mujer débil al frente?

Eugeo tú vas al frente y Kirito atrás. No pierdas más tiempo, apúrate.

—S-sí.

Como si estuviera siendo empujado por el momento, Eugeo levanto la pequeña antorcha y comenzó a caminar por entre la cueva.

El muro rocoso se veía como si nunca fuese a acabar. Las paredes estaban iluminadas con un azul grisáceo, como si estuvieran húmedas. Ocasionalmente, él se preocupada por las partes en las cuales la antorcha no llegaba a iluminar. Sin embargo, no importa  cuánto enfocara sus ojos, no pudieron encontrar nada de hielo.

Luego de caminar un par de minutos más, Eugeo llamo a Kirito que andaba detrás de él:

—Hey… ¿tú no dijiste que debería haber hielo apenas entráramos a la cueva?

—¿Dije algo así?

—¡Lo dijiste!

Mientras se acercaba a su compañero, que estaba en la completa ignorancia, Alice uso su mano izquierda para detener a Eugeo y rápidamente susurro:

—Hey, trae la luz un poco más cerca.

—¿…?

Eugeo acerco la luz hacia Alice. Ella mordió sus labios y soltó un profundo respiro.

—Ah…

—Mira, ¿lo puedes ver cierto? Nuestra respiración se torna blanca, como en invierno.

—Wow, es cierto. Y creo que ha estado haciendo frio…

Ignorando la queja de Kirito, Eugeo le asintió a Alice.

—Aunque sea verano afuera, es invierno dentro de la cueva. De seguro hay hielo aquí.

—Sí, miremos un poco más allá.

Eugeo volteo su cuerpo, y tuvo la sensación de que la cueva se hacía más chica mientras más avanzaban.

Lo que escucharon, aparte de sus botas de cuero tocando el suelo, era el sonido que emitía la flor brillante. Aunque se hayan acercado, no ha cambiado para nada su corriente.

—Si tuviéramos un bote, devolvernos sería más fácil.

Para Kirito, quien dijo eso sin cuidado, Eugeo respondió con un “No hables tan alto”. Ya que habían entrado más de lo que planeaban, el pensamiento de Eugeo era por supuesto—

—Hey, si el dragón sale, ¿qué debemos hacer?

Alice susurro como si pudiera leer la mente de Eugeo.

—Por supuesto… que más que corr…

La respuesta fue interrumpida por la voz rebelde de Kirito.

—Está bien. El dragón blanco persiguió a Bercouli porque el robo su preciada espada, ¿no? No creo que le importe que tomemos hielo…

—¿En qué estás pensando Kirito?

—Eso es, si volvemos a la aldea con una prueba de que vimos el verdadero dragón, Jink y sus amigos se morirán de envidia.

—No bromees, te lo digo de una vez, si te persigue un dragón, nosotros solamente nos apartaremos y saldremos corriendo.

—Estás hablando muy fuerte Eugeo.

—Eso es porque Kirito dijo algo extraño…

De repente, sus pies hicieron un ruido extraño y Eugeo dejo de hablar. ‘Parin’, era un sonido como si algo se estuviera rompiendo debajo de sus pies. Él apunto con la luz hacia su bota derecha, para luego decir:

—Ah, miren esto.

Alice y Kirito se inclinaron para ver, Eugeo movió su dedo del lugar. El agua acumulada en la roca se había vuelto una delgada capa de hielo esparcida por toda su gris superficie.

Estiró sus dedos para tomar una de las delgadas hojas transparentes.

Después de ponerla en la palma de su mano por unos segundos, se derritió hasta volverse gotas de agua, los tres se miraron entre ellos y sonrieron inadvertidamente.

—Esto es hielo, no hay duda de ello. Es seguro que hay más adelante.

Eugeo lo dijo mientras iluminaba los alrededores, montones de luz azul rebotaba de la demás agua congelada, y esta se sumergía en la oscura profundidad de la cueva, a lo lejos…

—Ah… De alguna forma, hay mucha luz por ahí.


Era como Alice había dicho, Eugeo movió su mano derecha, podía ver tintinear y parpadear débilmente los incontables puntos de luz.Como si se hubieran olvidado completamente del dragón blanco, corrieron hacia esa dirección.

Basado en el tiempo que les tomo, parecía que ellos se habían introducido ya cerca de un mel de profundidad. De repente, las paredes de ambos lados se habían terminado.

Al mismo tiempo, una escena tan fantástica para quitarte el aliento apareció ante ellos.

Amplia. Era difícil de creer que estuvieran en una cueva bajo tierra, por ser extremadamente amplia. Su extensión era fácilmente algunas veces más larga que la plaza de la villa, de enfrente de la iglesia.

La curvada pared, la cual rodeaba casi todo el ambiente, ya no lucia como la gris pared que habían estado mirando hasta ahora, pero estaba cubierta con una delgada y transparente, capa de luz azul. Entonces, después de ver la superficie del suelo, Eugeo lo entendió, ‘ya veo, así que esta es la fuente del rio Ruhr’. Era un enorme estanque —no, decir lago parecía más adecuado. Sin embargo, la superficie del agua no se sacudía en lo más mínimo. Estaba firmemente congelada, desde las orillas hasta el centro.

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Junto al extraño camino blanco sobre el lago, columnas de extrañas figuras surgían de él, su altura con facilidad excedía la de tres niños juntos. Eran columnas angulares hexagonales que terminaban con una punta cónica. Era como el cristal mineral en bruto que Garitta-jiisan le había mostrado a Eugeo.

Sin embargo, estas eran mucho más grandes, y mucho más hermosas. Las numerosas columnas azul claro absorbían la luz sagrada de la hierba que Eugeo sostenía, antes de soltarla, luz que era reflejada más allá, iluminando el domo entero. El número de columnas aumentaba mientras se acercaban más al centro del lago, y se obstruía el camino al centro.

Era hielo. La pared envolvente, el lago bajo sus pies, las extrañas columnas hexagonales, todo estaba hecho de hielo. La pared azul que se alzaba a lo alto, y que se cerraba ya muy alto, parecía como el domo de la iglesia.

Los tres se habían olvidado del frio que les adormecía la piel, mientras estaban quietos exhalando aliento de niebla. Al poco tiempo, Alice apenas dijo con una temblorosa voz:

—… Con todo este hielo, podríamos enfriar la comida de la villa entera.

—O más bien, podría hacer que la villa pareciera estar en invierno. — Bueno, vayamos a revisar.

Tan pronto como Kirito hablo, avanzo varios pasos antes de poner un pie en el lago de hielo. Gradualmente puso su peso en él, y poco a poco puso ambos pies en el hielo, no hubo ningún ruido que indicara que el hielo se fuese a romper.

«Siempre es así». Aunque Eugeo tenía el deber de objetar todas sus locuras, esta vez su curiosidad era más grande.

«Pero si hay un dragón blanco de verdad ahí dentro, aun así quiero verlo sin importar que.»

Sosteniendo la luz sagrada alto, Eugeo y Alice fueron tras Kirito. Evitando cuidadosamente hacer ruido con sus pasos, se fueron moviendo de sombra en sombra de las columnas del lago dirigiéndose hacia el centro del lago.

—–Esto es genial, si vemos un dragón de verdad, esta tendremos una historia de nosotros por varios cientos de años, ¿No es verdad? Y si, solo si podemos hacer lo que Bercouli no hizo… Traer algo de vuelta del montón del tesoro del dragón con nosotros, ¿El jefe de la villa no reconsideraría nuestra Tarea Sagrada…?

—Mugu.

Mientras Eugeo soñaba despierto caminando, su nariz se estampo con la nuca de Kirito, quien se había detenido de repente:

—Oye Kirito, no te detengas así de repente.

Sin embargo, no hubo respuesta de su compañero. En vez de eso, un leve rugido se escuchó:

—¿Qué es eso…?

—¿Eh…?

—¿¡Que fue eso!?

Eugeo y Alice afirmaron con la cabeza mirándose detrás de Kirito y se asomaron al mismo tiempo por un lado de él.

—Que es de lo que estas hablan…

Alice, que vio lo mismo que veía Eugeo por lo que no pudo terminar su oración.

Era una montaña de huesos.

Todos ellos eran huesos hechos de hielo azul. Brillaban rígidamente como si fueran esculturas de cristal. Cada uno de ellos era grande, estaban uno encima del otro, formando una montaña tan alta como tres niños juntos. Y encima de este, había un enorme bulto que decía a quién pertenecían esta enorme tumba.

Un cráneo, Eugeo lo sabía con verlo simplemente. Sus vacías cavidades para los ojos, alargadas fosas nasales. Los cuernos que salían de su espalda, las incontables garras como espadas que salían de una gruesa mandíbula.

¿Los huesos del… Dragón blanco?

Alice susurro.

—¿Ya está muerto…?

—Ah… Pero, su muerte no fue por causas naturales.

La respuesta salió de Kirito quien había recuperado la compostura, Eugeo raramente había visto a su compañero así, mientras Kirito demostraba muchas otras emociones.

Kirito se movió unos pasos más, a sus pies, recogió una enorme garra que parecía ser de uno de los pies delanteros del dragón.

—Mira… Ahí tiene un montón de heridas, la punta fue casi cortada en su totalidad.

—¿Peleo contra algo…? Pero, una cosa viviente que pueda matar a un dragón…

La misma pregunta que hizo Alice flotaba en la mente de Eugeo. «Hablando del «Dragón Blanco del Norte», es el que había vivido en varios lugares en la Cadena Montañosa del Norte, la cual encierra a todo, protegiendo al Mundo Humano de las fuerzas de la oscuridad, el protector másfuerte del mundo. ¿Qué tipo de ser viviente podría matar a algo así…?»

—Pelear contra animales u otros dragones no debería haberle causado heridas de este tipo.

Kirito dijo mientras frotaba su pulgar en la garra.

—¿Eh…? Entonces que…

—Estas son heridas de espada. Lo que mato a este dragón fue ———- un humano.

—P-Pero… Bueno incluso Bercouli, el héroe que gano el torneo en la capital no pudo hacer nada más que huir de él. Es absurdo, incluso los espadachines de cualquier lado…

Hablando hasta ese punto, parecía que Alice se había dado cuanta de algo y guardo silencio. Se hizo un momento de silencio el lago el cual se había convertido en una enorme tumba.

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Unos segundos después, un suspiro lleno de miedo surgió de sus pequeños labios:

—¿Los Caballeros de la Integridad…? ¿Los Caballeros de la Integridad de la Iglesia Axioma mataron al dragón blanco…?

 

 


[7]  Un tipo de vestido
[8]  En el sentido de una monja

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