Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 4

Capítulo 7: Preparándose Para Mudarse

Parte 3

La conversación continuó durante la tarde con una comida ligera. Rio les contó varias cosas sobre Aishia, y luego decidió con los ancianos qué reglas se aplicarían para la visita de Miharu, Aki y Masato a la aldea. Para cuando terminaron sus discusiones, ya era de noche, así que decidieron dar por terminado el día.

Rio terminó quedándose en la casa de Ursula esa noche. Después de la cena, se le dijo que descansara y se relajara, lo que probablemente significaba cuidar de Latifa.

Rio la llamó a la habitación en la que se estaba quedando para hablar con ella a solas. Latifa se veía sombría desde la mitad de las discusiones, así que tuvo que explicarle algunas cosas.

“Hey, Latifa. ¿Pudiste entender la discusión de hoy?” dijo Rio mientras observaba su expresión. Los dos se sentaron en sillas uno frente al otro.

Latifa asintió incómodamente. “Sí, lo hice. Esas personas también son japonesas, ¿no?”, preguntó tímidamente.

“Sí, son japoneses.”

“… ¿Significa eso que también les contaste que eras japonés, Onii-chan?”

Rio asintió con una amarga sonrisa. “Así es. Si no se lo dijera, se preguntarían cómo pueden comunicarse conmigo.”

“Hmph… Pero era un secreto entre Onii-chan y yo.” Latifa hizo pucheros en sus labios un poco infeliz.

“¿Estás enfadada?”

“No es que esté enfadada, pero…”

Rio sonrió con una leve sonrisa. “Ya veo.”

“¡Mgrr! ¿De qué te ríes?”

“De lo linda que eres, supongo.”

“…Eso no es justo, Onii-chan”, murmuró Latifa en voz baja, dando a Rio una mirada amonestadora.

“¿Qué es?”

“Nada…”

“Escucha, Latifa. El hecho de que hayan aparecido otras personas que saben de Japón no significa que nuestra relación vaya a cambiar. ¿No es cierto?” Rio ofreció persuasivamente con una sonrisa mientras observaba cómo se enfurruñaba.

“…Sí.”

“Nada cambiará lo especial que eres para mí.”

“…Sí.”

“…Por eso espero que no te sorprenda demasiado. ¿Recuerdas cómo te hablé de mi vida pasada antes? Sobre la amiga de la infancia que amaba y la hermanita que se mudó cuando mis padres se divorciaron.”

“¿Hm? Recuerdo eso…” Latifa inclinó su cabeza con curiosidad.

“La verdad es que dos de las tres personas a las que cuido ahora mismo son esas dos personas…”

“… ¿Huh?”

“Ayase Miharu. La persona que siempre amé cuando era Amakawa Haruto. Bueno, probablemente ya no se acuerde de mí… También, Amakawa, no, Sendo Aki… Sólo vivimos juntos durante tres años, pero ella era mi hermana pequeña. Dudo que recuerde algo sobre mí, tampoco. No estoy seguro de que sea una coincidencia, pero son dos de las tres personas que están actualmente a mi cuidado”, explicó Rio lentamente a una confundida Latifa.

“…Eh…E-Entonces, ¡¿les d-dijiste?! ¿Les contaste a esos dos sobre ti?” Poco después de que Latifa entendiera la explicación, empezó a responder con preguntas en estado de shock.

Rio agitó la cabeza con calma. “No, no les dije que tenía los recuerdos de alguien llamado Amakawa Haruto. No creí que fuera el momento adecuado para decirles eso…”, dijo con voz algo perturbada.

“O-Oh, bueno. Pero… ¿por qué…?” Preguntó Latifa roncamente.

“No quiero confundirlos demasiado ahora mismo, su estado mental no sería el más estable, habiendo sido traídos de repente a un mundo desconocido. Tú también solías ser lo mismo, Latifa. ¿Verdad?” Rio respondió con su sano razonamiento.

“Eso es…” Latifa se quedó sin palabras. Rio tenía razón.

Sin embargo, Latifa no creía que Rio estuviera siendo honesto, a pesar de que no le había mentido. ¿Rio estaba realmente bien con las cosas de esa manera? Ella no lo sabía.

“Por eso me gustaría pedirte que escondas tu vida pasada de estas tres personas por un tiempo, también. Por supuesto, no te prohíbo que se lo digas si insistes en hacerlo, pero… Me gustaría que te quedaras absolutamente callada sobre mi vida pasada. ¿Puedes prometerme eso?” preguntó Rio, mostrándole un poco de la culpa que sentía.

“…Onii-chan, realmente quieres decírselo, ¿no?” Latifa murmuró, preguntando por los verdaderos sentimientos de Rio.

“…Eso no es verdad.” Rio agitó la cabeza con una sonrisa agridulce.

“Dime cómo te sientes realmente, Onii-chan. De lo contrario, no te lo prometo”, insistió Latifa.

“…Quiero mantener mi vida anterior en secreto, sólo entre tú y yo, supongo”, dijo Rio con una expresión tensa, hablando con sinceridad.

“…Eso es injusto. Eso es tan injusto de tu parte, Onii-chan”, murmuró Latifa con voz temblorosa, pareciendo como si estuviera al borde de las lágrimas; era incapaz de decidir si Rio estaba mintiendo o no.

Dos días después, Rio partió de nuevo de la aldea para hacer su viaje de regreso a la región de Strahl. Eligió la plaza ante el ayuntamiento como punto de partida, con Latifa, Sara, Orphia, Alma, Ursula, Syldora y Dominic allí para despedirlo.

“Muy bien, todo el mundo. Me voy. Debería estar de vuelta en unas dos semanas”, les dijo Rio alegremente a los siete.

“Cuídate”, respondió Ursula en nombre de los ancianos principales, apoyada por la inclinación de cabeza de los otros dos.

“Limpiaremos la casa donde se alojarán tus invitados”, dijo Sara.

“Y preparemos su bienvenida”, añadió Orphia.

Alma intervino. “Yo me encargaré de las necesidades diarias.” Las tres chicas parecían emocionadas por conocer a los humanos que vendrían.

“…Ten un viaje seguro, Onii-chan”, dijo Latifa en voz baja.

“Gracias. Volveré pronto. No te preocupes, no hay nada que temer.” Rio acarició suavemente la cabeza de Latifa. Ella se adelantó y enterró su cara en su pecho.

“Hoho, parece que todavía está en esa edad en la que quiere ser mimada”, reflexionó Ursula, mirando a Latifa con una sonrisa. Naturalmente, Ursula también había notado que Latifa estaba actuando de manera extraña después de la discusión de Rio con los ancianos, pero ella se había abstenido de entrometerse y había dejado que los dos lo resolvieran entre ellos. Después de todo, siempre lo habían hecho así.

“Ella podría estar preocupada de que su precioso hermano mayor le sea arrebatado por estos recién llegados. También hay una chica de la misma edad que ella,” Sara se rió. Los demás miraron a Latifa.

“…No sé de qué estás hablando”, murmuró Latifa en voz baja, apretando su agarre alrededor de Rio. El hizo una expresión desgarrada mientras la abrazaba, dándole palmaditas en la espalda para calmarla. Eventualmente, su agarre se aflojó.

“Bien. Ya me voy, Latifa.” Rio se alejó lentamente de Latifa y habló amablemente.

“…Sí. Estaré esperando.” Latifa asintió con la cabeza.

***

Dos semanas después, en un bosque en las afueras occidentales de Amande….

Un hombre de aspecto espeluznante, vestido con una túnica negra, estaba en un área fuera de la carretera, en un lugar por el que ningún ciudadano normal pasaría.

Se llamaba Reiss.

A su alrededor había un enjambre de criaturas que tenían formas humanoides. Ocho tenían la piel de color ceniciento y cuatro tenían la piel oscura hasta el punto de parecer negro, cada uno gimiendo en inquietantes tonos bajos.

“Fufufu… Como era de esperar de la ciudad sede del Gremio Ricca, los aventureros que trabajan aquí son todos de excelente calidad. He conseguido un buen material gracias a eso”, se dijo Reiss con orgullo mientras miraba a las grotescas criaturas.

“Vayan, ahora. Formen grupos de tres y busquen en el bosque de las afueras de Amande a personas que tengan la mayor cantidad de poder mágico posible. Captúrenlos vivos y tráiganlos aquí. Sin embargo, asegúrate de evitar atacar a aquellos que tienen un poder mágico superior al suyo. Mata a tantos testigos como necesites para evitar llamar la atención innecesariamente. Yo me encargaré del lado oeste, así que ustedes sepárense en las otras direcciones para buscar. Su límite de tiempo es hasta el atardecer de mañana.”

Las extrañas criaturas comenzaron a moverse como si entendieran las palabras de Reiss.

“Gruugh.” Formaron cuatro grupos de dos criaturas de piel gris y un líder de piel oscura, y luego partieron en una carrera increíblemente ligera y rápida.

“…Ahora, una vez que alcance el número necesario de cuerpos materiales en esta próxima carrera, será el momento adecuado. Después de esta última tanda, tendré que asegurarme de no hacer llamar la atención por un tiempo”, dijo Reiss con molestia en su voz, abandonado a su suerte una vez que las figuras de las criaturas se habían fusionado en el bosque. Sus ojos estaban completamente vacíos.