Assassins Pride (NL)

Volumen 2

Lección 01: La Princesa de Oro y la Princesa de Plata

Parte 2

Habiendo terminado sus preparaciones y mientras era despedida por las lamentables voces de las sirvientas, Melida y Kufa salieron de la mansión, dirigiéndose directamente hacia la Academia—o no. A diferencia de la estudiante demasiado seria y diligente que era durante el primer periodo, desde este segundo periodo estaría haciendo un pequeño desvío.

La razón de eso era simple. Si eran estudiantes naturalmente todos lo harían diariamente.

Es decir, encontrarse con sus amigas.

–¡Lamento haberte hecho esperar, Elly!

Era el lugar de reunión habitual, el punto de intersección entre las calles Oxypen y Parksend. Bajo un letrero iluminado por las lámparas de gas, un hada de cabello plateado esperaba a Melida.

Cuando Melida con su perfecta imagen vistiendo el uniforme rojo y blanco de la academia para chicas Saint Frideswide y su bolsa de cuero se acercó corriendo, su amiga quien la esperaba vistiendo el mismo uniforme levantó la cabeza.

Su rostro normalmente inexpresivo, se transformó en una sonrisa encantada.

–Buenos días, Lita.

–¡Buenos días Elly! ¡Ehehe, hoy es el día!

La chica de cabello plateado que la llamó con un apodo amistoso, era poseedora de una belleza que rivalizaba con la de Melida de cabello dorado. En contraste con la expresiva Melida, ella poseía una sonrisa efímera y mística. La chica extendió su mano izquierda.

–… ¿Vamos?

–¡Vamos!

Cuando sujetaban sus manos así, claramente parecían hermanas reales.

La mayor razón por la que Melida parecía disfrutar más de la academia, seguramente era la existencia de esta chica. Perteneciendo a la familia secundaria de la casa Angel, era su prima Elise Angel… Melida quien estaba rezagada, naturalmente se había distanciado de ella, quien era la chica genio alabada como la “Más fuerte” entre los primeros años de Saint Frideswide.

Lo que creo la ocasión para una vez más recuperar su relación con ella, según Melida, fue la guía de Kufa. Por lo visto, el que ambas pudiesen hablar despreocupadamente de esa manera era algo que ocurrió muchos años después de que la madre de Melida falleciera.

Como para cubrir el tiempo perdido, Elise pegaba su hombro a Melida.

Entonces, repentinamente volteó hacia atrás y miró hacia arriba a Kufa quien estaba a la espera allí.

–… Buenos días tambien, Kufa-sensei. Hoy también llevaras las cosas, ¿No?

Kufa sin pensarlo tensó sus mejillas.

El, quien era un caballero en servicio afiliado al Gremio, con su uniforme color negro de siempre, cargaba dos maletas usadas para estadías durante largos periodos. Si se veía desde un lado, claramente era una gran carga. Dicho eso, se decía que recibir la carga de su amo era la misión de un sirviente.

Con esa carga, Kufa también le regresó una sonrisa elegante.

–Muy buenos días, Elise-sama. Si pienso en esto como una prueba de la confianza de Ojou-sama, entonces es un logro honorable.

–¡Sensei, que confiable!

Allí, con su rostro brillando honestamente estaba Melida, en contraste, murmurando con una voz baja estaba Elise.

–Gununu… es bastante tenaz.

Volteando su rostro, Elise se fue jalando la mano de Melida. Mientras caminaba detrás de las primas manteniendo una distancia determinada, Kufa se encogió de hombros ligeramente.

Desde que fue su pareja de baile durante la “Noche de Anillos” en medio del descanso de verano, Elise había mantenido ese tipo de actitud. A pesar de que Kufa normalmente solo mostraba una actitud caballerosa al escoltar a Melida frente a ella, por alguna razón, se habida mantenido cortante de esa manera.

–Eeh, *Gohon, Gohon*

En ese momento, alguien se alineó a su lado junto con una tos deliberada.

Vistiendo un atuendo glamoroso como una modelo, era una chica con un jardín de flores dentro de su cabeza. Al igual que Kufa quien era el tutor privado de Melida, ella era quien tenía la responsabilidad de ser la tutora privada de Elise, la tenaz <Marquesa Honoraria>, Rosetti Pricket.

Como si lo hubiese practicado, levantó su dedo índice.

–Dime que piensas de esto. Si todos los días acompañamos a nuestras Ojou-samas en su camino a la escuela de esta manera, incluso nosotros podríamos tener un sentimiento de solidaridad como el de una <Reunión de jóvenes esposas>—

–Eso no pasara, ¿Sabes?

–¿¡Po~rque~!?

Con una actitud claramente insatisfecha, Rosetti se enfadó.

Hacia ella quien blandía su abultada bolsa de viaje, Kufa respondió con un rostro refrescante.

–Te lo he dicho varias veces, ¿No es así? Tú y yo somos tutores privados de la casa secundaria y la casa principal respectivamente, es decir somos ri-va-les. No hay razón para que intimemos más de lo necesario.

–¡¡No hay ningún problema en eso!! ¡Nuestras Ojou-samas tienen una buena relación después de todo!

Rosetti señaló hacia adelante con un gesto extremadamente irrespetuoso. Incluso cuando las hijas de la casa del Duque quienes disfrutaban de una charla confidente entraron en su campo visual, Kufa solo llevó su mano hacia su rostro con decepción.

–… Incluso si a nosotros o a las Ojou-samas no les preocupa, ¿Qué pensaría el cliente? Es ese tipo de historia. Incluso en la mansión de Elise-sama hay personas problemáticas, ¿No?

–Ah… si, sin duda.

–De todos modos, ¿Que hará Osello-san en este mes?

Rosetti, con un aire teatral se encogió de hombros.

–Lo seguro es que, al parecer logró poner su propio nombre en la lista de residentes. Parece que le preocupa dejarme solo a mí el cuidado de Elise-sama.

–Eso sin duda, hará que este mes sea divertido, ¿No es así?

–Santo cielo.

Pareciendo un par de jóvenes esposas preocupadas por las relaciones en el barrio si se veía desde un lado, Kufa y Rosetti suspiraron al mismo tiempo.

Melida y Elise quienes sin darse cuenta estaban caminado muy por delante, sacudieron sus manos hacia ellos con sonrisas que no mostraban nada de ansiedad.

–¡Sensei—! ¡Rosetti-sama—! ¡Se están quedando atrás—!

Kufa y Rosetti intercambiaron miradas y sonrieron.

–Incluso si nuestra posición es diferente, nuestra misión es solo una.

–Proteger la vida escolar de nuestras Ojou-samas, ¿Cierto?

Agarrando nuevamente la pesada carga, ambos tutores dieron un paso adelante con fuerza.

***

Dentro de los amplios terrenos de la Academia para chicas Saint Frideswide, aún había muchos lugares en los que Kufa no había puesto sus pies. Por ejemplo, uno de esos era lo que estaba del otro lado de la pared que cubría la zona interior de esos terrenos, el lugar llamado como el “edificio sellado” por las estudiantes.

Esas puertas donde un estricto cerrojo estaba puesto en todo momento, desde hace casi una semana, estaban completamente abiertas. Kufa, Melida y las otras dos pasaron por ese misterioso muro que aún les daba una sensación fresca, incluso cuando la habían visitado incontables veces ya.

Lo que los recibió fue un gigantesco palacio hecho de cristal.

Comenzando por las decoraciones, desde el techo a las paredes, el piso y los pilares, ese brillante edificio completamente formado de cristal, filtrando las luces de las lámparas de gas, absorbiéndolas y reflejándolas horizontal y verticalmente, brillaba como un zafiro.

Si se hablaba de una escena fuera de este mundo, sin dudas seria este.

–Que hermoso…

Murmurando esos mismos sentimientos todas las mañanas, Melida dio un paso adelante.

En la puerta principal del palacio, dos estatuas de cristal que imitaban a las Valquirias estaban de guardia. Con un tamaño cercano a los 5 metros de altura, eran obras de arte construidas exquisitamente.

Además, lo más sorprendente—en el momento en que Melida y Elise intentaron cruzar la entrada, las estatuas de cristal, con un sonido claro, cambiaron su postura. Espadas de cristal se cruzaron desde ambos lados y detuvieron el acercamiento de las chicas. Una voz que parecía sonar desde lo profundo del agua, resonó desde las gargantas de las Valquirias.

《¡No se acepta el ingreso de personas sin autorización!》

《¡Si desean ingresar, muestren evidencia de su autorización!》

Melida y Elise intercambiaron miradas ligeramente y pusieron fuerza en sus delicados cuerpos.

Al mismo tiempo, desde todo su cuerpo estallaron llamas de <Mana>. Melida con sus vibrantes llamas doradas. Elise con sus místicas llamas plateadas.

Ambas Valquirias miraron hacia abajo a ambas con una mirada translucida desde lo profundo de sus cascos.

《… Primer año, Melida Angel. Del mismo primer año, Elise Angel.》

《El <Mana> de ambas está registrado. ¡Se les concede el acceso!》

Las Valquirias retomaron su postura y distanciaron sus espadas de cristal. Melida y Elise intercambiando sonrisas deshicieron su emisión <Mana> y dieron un paso hacia el interior de la entrada.

*¡¡Gashya———!!*

Su avance fue detenido por las espadas que se cruzaron.

《¡¡No se acepta el ingreso de personas sin autorización!!》

《¡¡Si desean ingresar, muestren evidencia de su autorización!!》

Eran las Valquirias que repitieron las mismas palabras nuevamente. Melida y Elise retrocedieron en pánico y tomando la mano de sus respectivos tutores demandaron.

–Err, ellos están con nosotras. Por favor déjenlos entrar.

《… Si la persona con autorización lo permite, nosotras debemos permitirlo.》

《Bien. ¡Se permite el ingreso de ustedes!》

Las espadas se distanciaron y esta vez sin problemas los cuatro cruzaron la entrada.

–¡Ya va una semana!

En ese instante, Rosetti gritó con una actitud de no poder tolerarlo.

–Me pregunto si no pueden recordar bien los rostros.

–Bueno, si fuesen más flexibles con eso no serían porteros.

Ese problema con esos guardias de cristal también se estaba convirtiendo en una rutina. Como sirvientes de Melida y Elise, Kufa y Rosetti quienes no eran ni profesores ni estudiantes no tenían registrado su <Mana>.

En ese momento, como si se hubiese dado cuenta de algo, Rosetti regresó corriendo hacia la entrada.

–… ¡Ustedes! ¿Una persona llamada Osello ya pasó por aquí hoy? Al igual que nosotros no debería tener registrado su <Mana>—o, mejor dicho, no es siquiera una <Usuaria de Mana>.

Los guardianes cambiaron el ángulo de su cuello y mirando a Rosetti hacia abajo dijeron.

《… ¡Tú ingreso está permitido!》

《¡Ingresa rápidamente!》

Ante las estatuas de cristal quienes solo le respondieron con sus frases de rutina, Rosetti dejó caer sus hombros.

–En el caso de que ocurra algo, probablemente le hable a alguno de los profesores y la dejen entrar, ¿No es así?

–Probablemente sea así, ¿No? ¿Nos vamos?

De todas maneras, mientras Melida y Elise caminaban y charlaban lentamente, la hora de ingresar a clases había llegado. Cuando subieron la gran escalinata frontal—naturalmente hecha de cristal—y llegaron al salón de baile, ya había un gran número de estudiantes reunidas.

Juntando a las estudiantes de los tres años escolares que iban desde los trece a los quince años, hacian un total general de 300 estudiantes. Justo como el nombre de la Academia para chicas lo señalaba, el único hombre aquí era Kufa, lo que hacía de este lugar un espacio realmente glorioso.

En el instante en que su alta figura en uniforme militar apareció, las chicas más cercanas a la puerta estallaron en gritos. Ya era famoso por haber reunido el interés de prácticamente la mayoría de las estudiantes.

Mientras sonreía exhaustivamente hacia todas las miradas que venían en su dirección, junto a Melida y las demás llegaron hasta el lado izquierdo del salón, dirigiéndose hacia una esquina donde las estudiantes de primer año se estaban reuniendo como polluelos.

–Parece que llegamos a tiempo. Que bien… tambien los profesores ya están mostrándose.

Frente a los ojos de Melida quien ajustaba su respiración, en ese momento, pasó un grupo de primer año.

–… Ah.

Desde los labios de Melida se filtró una voz incomoda.

Acompañada por otras tres, la chica que envió una mirada silenciosa en su dirección era una compañera de clases que peinaba su cabello marrón en dos coletas, Nerva Martillo. Siendo la abusadora que antes había estado insultando a Melida como “chica sin talento” y que durante el duelo público del periodo anterior había recibido una paliza, cualquiera que conociera su relación comprendería la razón de esa tensa atmosfera.

–… Buenos días, Melida.

–B-Buenos días.

Intercambiando solo un corto saludo, Nerva se distanció del lugar llevándose a su séquito.

Kufa le susurró suavemente a Melida quien las veía irse con una expresión sin palabras.

–Ojou-sama. ¿Después de eso, Nerva-sama no te ha dicho algo desagradable otra vez?

–No. Desde que empezó el nuevo periodo no tuvimos oportunidad de encontrarnos…

Melida sonrió pareciendo un poco solitaria.

–Creo que no quiere tener más relación conmigo.

En ese momento, un sonido solemne resonó y las puertas del salón de baile se cerraron.

Las conversaciones de las estudiantes se fueron retirando como olas. Dentro del ambiente que había retomado la calma, una sola mujer comenzó a caminar desde la línea de profesores de la academia.

Un cabello completamente blanco y un rostro con marcadas arrugas. Parecía tener una edad bastante avanzada, pero, por la rectitud de su espalda y su alta estatura, la atmósfera que la rodeaba era como el de un gran árbol. Como una experimentada <Mago>, mientras arrastraba su larga túnica que dejaba sentir su autoridad y bañada por las miradas de todas las estudiantes, avanzó hacia adelante.

Directora de la Academia para chicas Saint Frideswide, Charlotte Bramanger.

Mostrando una sonrisa alegre que contrastaba encantadoramente con su edad, la directora llamó a sus estudiantes.

–Ya están todas, ¿No es así? Muy buenos días. Mañana finalmente, el instante que habían estado esperando estará aquí. ¡La <Batalla de Selección de la Luna Lumiére>!

Como un violín que una orquesta de primera clase usaría, el calmado sonido de su voz resonó en el salón. La directora con sus pequeños ojos, vió a través de las trescientas estudiantes.

–Como todas saben, esta será una actividad conjunta con nuestra institución hermana, la Academia para chicas Saint D’Autriche. Cada institución elegirá dos candidatas a la vez, dejándolas competir en tres pruebas y por el voto de todas las estudiantes decidiremos a la candidata más adecuada para el título de <Luna Lumiére>. (NT: Diosa de la luna, en Kanji.)

Las estudiantes estallaron en un gran revuelo. Sus rostros rápidamente se sonrojaron por la expectativa.

La directora, como si disfrutara de este ambiente, dejó escapar una sonrisa infantil.

–La candidata elegida como <Luna Lumiére>, por un año después de ahora, seguramente reunirá el respeto de las estudiantes de ambas instituciones como una Dama ejemplar. Es un papel sumamente honorable. Ahora, nuestras profesoras continuaron deliberando por varios meses sobre cuál sería el escenario más adecuado para la batalla de selección de este año. Y entonces esta vez—

Cortando sus palabras, la directora abrió ampliamente sus brazos y levantó vista hacia el techo similar al zafiro.

–Se optó por abrir este palacio de cristal, el <Palacio Mundo de Cristal>.

Las estudiantes hervían de emoción y las profesoras las vigilaban con una sonrisa.

–En este palacio también está la entrada hacia el Gran Laberinto Subterráneo <Bibliagoat> y normalmente debería estar estrictamente sellado. Sin embargo, en vista de la 50va batalla de selección, los miembros de la familia La Molle quienes son responsables del <Bibliagoat> han concedido un permiso de entrada especial. La entrada misma al laberinto esta sellada, pero—a todas, encarecidamente les pido que no piensen en forzar las puertas del salón subterráneo. Lo entienden, ¿No?

La directora apretó su tono de voz, haciendo que la expresión de las estudiantes se tensara.