Sword Art Online

Volumen 15: Alicization Invading

Capítulo 17: Dark Territory

Parte 5

Alice echó un vistazo dentro de la tienda del campamento a la que fue asignada y dejó salir un leve suspiro.

El catre estaba arreglado bien, la piel de oveja extendida en el suelo era prácticamente nueva, y el aire olía sólo por el sol. Aunque ella estaba perfectamente satisfecha con eso, era claro que la tienda no fue establecida deprisa para Alice. En otras palabras, el Knight Commander Bercouli se había preparado para su participación en la pelea y construyó una tienda adicional para caballeros.

Sería mejor tomarlo como un símbolo de su fe, pero conociendo la naturaleza del Knight Commander, ella imaginó que él habría visto a través de sus pensamientos y acciones completamente.

No… eso estaría yendo demasiado lejos. Después de todo, ni siquiera el Knight Commander parecía haber predicho que Alice traería a Kirito. El catre preparado era para uno.

Después de tocar la espalda de Kirito y llevarlo a la cama, Alice lo sentó. El joven dejó salir inmediatamente una voz débil mientras extendía su mano izquierda.

— Sí, lo sé, las tendré en un momento.

Corriendo hacia el paquete dejado en la entrada, Alice sacó las dos espadas largas de negro y blanco. Regresando a la cama, las colocó en su regazo. Kirito abrazó las espadas en su brazo izquierdo entonces, y se tranquilizó.

Ella siguió sus pensamientos mientras se sentaba a su lado y se sacaba sus botas.

Aunque declaró que cargaría con Kirito y lucharía en caso de necesidad a Eldrie, eso más bien sería difícil en realidad. Kirito solo no sería demasiado pesado con lo delgado que estaba, sino que su movimiento se limitaría si tenía que cargar la Night Sky Sword y la Blue Rose Sword.

Ella consideró quedarse sobre la montura de Amayori, pero habría veces en las que tenía que participar en batallas aéreas con los Dark Knights enemigos también montando dragones voladores. Sería mejor bajar su carga tanto como sea posible.

Desgraciadamente, teniendo a alguien, tal vez de la unidad de transporte, cuidando de Kirito durante la batalla sería el curso de acción más práctico. Sin embargo, el problema yace en si podrá encontrar a alguien digno de confianza tan fácilmente.

Sus viejos amigos, los Integrity Knights, encabezarían naturalmente como las vanguardias y no conocía a ninguno de los soldados comunes. Eso dicho, ella más bien no dependería de Eldrie para presentarla a alguien adecuado ahora.

Alice miró rápidamente el rostro del joven y sostuvo gentilmente sus mejillas con ambas manos.

No tenía intención de tratar a Kirito como una carga. Si su mente se recuperaba, definitivamente podría depender de él para proteger al Human Empire, más que ningún otro. Ella hizo que la acompañara aquí a las líneas del frente porque pensaba que lo más probable era que recobrara su consciencia.

El Knight Commander Bercouli mencionó que Kirito había desviado su «Incarnation Blade». Y que lo hizo para proteger a Alice.

¿Ella podía creer en eso?

La ley y un criminal cuando se conocieron por primera vez en la Sword Mastery Academy. La verdugo y un rebelde cuando se encontraron otra vez en el octogésimo piso de la catedral. E incluso cuando intercambiaron palabras al final en el último piso, ellos meramente estaban en una tregua en el mejor de los casos.

«A pesar de haber perdido tu mente desde que esa batalla terminó, ¿aun así trataste de protegerme del espíritu de Oji-sama como un espadachín?»

«¿Qué soy… para ti?»

Esas preguntas rebotaron en los ojos sin luz de Kirito y en Alice misma.

¿Qué exactamente era este joven para ella?

Si ella expresaba lo que pensaba de Kirito en la catedral en una palabra, detestable sería la más adecuada. Él sería el único que llamaría a la Integrity Knight Alice Synthesis Thirty una ‘idiota’ tantas veces, ahora y en el futuro.

Sin embargo, en esa batalla final, lo que vio de Kirito desde atrás mientras hacía frente a la Highest Minister, Administrator…

El corazón de Alice tembló tras ver la espalda de ese espadachín sosteniendo una espada en cada mano mientras que el dobladillo de su abrigo negro revoloteaba violentamente. Su figura exhibía poder; junto con una tristeza que desgarraba su pecho.

Esas emociones palpitaban levemente en lo profundo de su pecho incluso ahora.

Sin embargo, Alice siguió manteniendo una tapa en su propio corazón, temerosa de reconocer las razones detrás de ese dolor.

«Soy un mero ser artificial. Nada más que una marioneta para la guerra que sigue ocupando el cuerpo de Alice Schuberg. No tengo derecho de tener ningún sentimiento aparte del deseo de luchar.»

Aun así. Quizás eso es por qué.

¿Mi voz no te alcanza porque retengo a mi propio corazón?

¿Responderás si dejase suelta toda mi «voluntad» en este instante?

Alice inhaló una profunda bocanada de aire y la exhaló.

Las mejillas de Kirito estaban frías en sus manos. No, era el calor de sus palmas.

Sus mejillas se acercaron lentamente. Ella observó esos ojos negros desde cerca. Oscuros, como los cielos nocturnos. Pero parecía ver pequeñas estrellas, brillando tranquilamente de lejos.

Absorbida en esas estrellas, su rostro gradualmente, gradualmente se acercó…

Una campanada rítmica resonó abruptamente y Alice se levantó, prácticamente saltando.

Aunque ella echó un vistazo a la tienda con revuelo, naturalmente no había nadie. Por fin, ella se dio cuenta que la campana con una cuerda para jalar establecida en la entrada de la tienda había sonado.

Un invitado. Aclarando su garganta sin razón, Alice puso su cabello en orden antes de atravesar rápidamente la tienda.

Con toda probabilidad, sería Eldrie, aquí para ofrecer más crítica. Ella le diría que no tenía planes de expulsar a Kirito en términos nada ambiguos esta vez.

Atravesando la gruesa tela que constituía el interior de las dos capas de cortinas en la entrada, empezando primero con su cabeza, Alice barrió el grueso cuero en el exterior todo a la vez con su mano izquierda.

Y sus labios que estaban a punto de abrirse se detuvieron bruscamente.

La que estaba ante sus ojos no era una Integrity Knight o siquiera una soldado normal. Irreflexivamente, ella miró fijamente.

— E… erm.

Acompañado por esa voz débil impregnada con miedo, la pequeña visitante ofreció un pote cubierto con ambas manos.

— Le… Le he traído su cena, Knight-sama.

— Ya veo.

Alice miró el cielo. Aunque ella no lo había notado, el ocaso bermellón ciertamente estaba yéndose por los cielos del oeste.

— Gracias… tus esfuerzos son apreciados.

Recibiendo el pote con gratitud, Alice miró a la otra persona una vez más.

Una joven que aún tenía cerca de quince o dieciséis.

El cabello que se extendía levemente debajo de sus hombros era un rojo magnífico. Sus grandes ojos iban bien con su color, el del otoño, único para la sangre del imperio del norte junto con esa piel pálida y distinguido puente nasal.

Aunque ella usaba una armadura ligera como el Ejército de Defensa, la túnica gris y falda parecían un uniforme de alguna escuela.

Pensando que tal niña estaría en el campo de batalla… Alice mordió sus labios antes de parpadear con comprensión.

Ella había visto los rasgos de la chica en alguna parte. Sin embargo, mientras Alice había pasado cada día en la Catedral Central en ese entonces, casi no tuvo oportunidad de entrar en contacto con la gente común.

Fue cuando una segunda chica se mostró tímidamente desde atrás de la chica pelirroja donde había estado escondiéndose.

— E… erm… hay pan y brebajes aquí.

Rompiéndose en una sonrisa hacia esa voz casi inaudible de chica con cabello marrón oscuro cercano al negro y ojos azules oscuros, Alice también aceptó la canasta que ofreció.

— No hay necesidad de estar tan asustadas, nadie estará hurtando un bocadillo.

Un recuerdo surgió finalmente en la mente de Alice después de que dijo eso.

— Ustedes dos eran… de la Sword Mastery Academy de North Centoria, ¿cierto?

Ella preguntó, y por un instante, sus mejillas se relajaron con alivio pese a estar rígidas con tensión previamente. Sin embargo, enderezaron su postura después y se nombraron con un golpe de los tacones de sus botas.

— ¡S-Sí! Yo, yo… ¡Yo soy del Ejército de Defensa del Human Empire, unidad de suministros, novata aprendiz, Tiezé Shtolienen!

— ¡Igualmente, novata aprendiz, Ronye Arabel!

Así que lo eran; Alice murmuró en su corazón mientras respondía inconscientemente con gentileza.

Esas fueron las dos que suplicaron por permiso para dar a Kirito y a Eugeo sus despedidas cuando se los llevó de la academia.

Incluso si el Ejército de Defensa estaba corto de personal, tal vez no reclutarían estudiantes. Eso significaba que el par se había ofrecido personalmente y vinieron a estas peligrosas líneas del frente desde la familiar capital central. Por qué estas chicas que aún no habían entrado a la adultez habían ido tan lejos como para…

Como la mirada de Alice permaneció fija en el par mientras sostenía el pote con su mano derecha y la canasta con la izquierda, la chica de cabello marrón oscuro que se nombró Ronye volvió a esconderse detrás de la chica pelirroja que se llamó a sí misma Tiezé. Aunque Tiezé también se acobardó levemente, abrió su boca poco después con una expresión que habló de su resolución de luchar.

— Er… erm… K, Knight-sama… Estoy completamente consciente que esto tal vez sea, eso es, muy descortés de nuestra parte…

Mientras que Alice se rompía en una sonrisa amarga una vez más antes esa exagerada forma de hablar, dio su mejor esfuerzo para cambiarla a una gentil cuando interrumpió.

— Discúlpenme, realmente no hay necesidad de quedarse tanto en el acto. En este campamento, no soy más que una simple espadachín aquí para proteger al Human Empire como el resto de ellos. Llámenme Alice, Tiezé-san y tú también, Ronye-san.

Tiezé y Ronye cuyas cabezas estallaron por detrás hicieron miradas perplejas ante eso.

— ¿C-Cuál es el problema?

—N, no… bueno. Teníamos una impresión diferente cuando tuvimos esa oportunidad de conocernos en la Sword Mastery Academy, así que…

— ¿Es… así?

Ella inclinó su cabeza con incertidumbre. No era muy confiada de ello, pero habría cambiado en el medio año que vivió en Rulid. Aunque el Knight Commander había expresado sus impresiones sin base acerca de ponerle carne alrededor de su rostro.

Ahora que pensaba en ello, no podía afirmar que nunca ha comido en exceso ante cuán deliciosas eran las comidas que Selka hacía para ella… pero pensar que mostraría…

Mostrando otra sonrisa con sus mejillas que casi evitaban tensarse, Alice añadió a sus palabras.

— Y entonces… ¿tenían un asunto conmigo?

— Ah… s, sí.

Con su sensación de nerviosismo desvanecido sólo un poco, Tiezé mordió sus labios por un momento antes de hablar.

— Erm… hemos oído que un joven de pelo negro acompañaba a Knight-sa… Alice-sama cuando llegó en su dragón volador… y entonces, pensamos que ese caballero tal vez sería alguien con el que estamos familiarizadas…

— Ah, aah… Ya veo, eso es lógico.

Alice finalmente entendió el propósito de visitar de las chicas y asintió.

— Ustedes estaban en buenos términos con Kirito en la academia, ¿verdad…?

Los rostros del par brillaron como flores nacientes en el momento en el que Alice dijo eso. En el caso de Ronye, inclusive había leves lágrimas corriendo de sus ojos azules.

— Así que era… Kirito-senpai después de todo…

Ronye quien habló con una voz débil tenía su mano sostenida por Tiezé quien también gritó con una voz llena de esperanza.

— Entonces… ¡Eugeo-senpai también está…!

Alice inhaló un agudo respiro cuando escuchó ese nombre.

Estas dos no lo sabían. De la feroz pelea que se desplegó en la catedral hace medio año y su conclusión. No lo podían haber hecho. Nadie sabía nada con respecto a la muerte de la Highest Minister aparte de los Integrity Knights.

El par formó caras desconcertadas tras ver a la enmudecida Alice. Alice observaba los ojos de Tiezé y de Ronye a cambio, y después cerró lentamente sus ojos.

Ella no podía engañarlas ahora.

Además, el par tenía el derecho de saberlo todo. Las chicas probablemente se ofrecieron al Ejército de Defensa y vinieron hasta aquí solamente para encontrar a Kirito tanto como a Eugeo otra vez…

Endureciendo su resolución, Alice abrió su boca.

— Esto tal vez sea… muy doloroso para ustedes dos. Aun así, si son las kouhai de Kirito y Eugeo, creo que pueden aceptarlo.

Y después de dar un paso atrás, levantó la cortina de cuero y las incitó a entrar a la tienda.

Desafiando las esperanzas encubiertas de Alice, Kirito no mostró absolutamente ninguna respuesta incluso con Tiezé y Ronye en su vista.

Sofocando su decepción, Alice se paró cerca de la pared de la tienda y vio la trágica escena.

Arrodillándose ante Kirito que estaba sentado en la cama, Ronye envolvió la mano izquierda del joven con sus manos pequeñas mientras lágrimas caían de sus mejillas.

Sin embargo, la que estaba más compadecida era Tiezé que se había abatido en la alfombra de piel y siguió mirando la Blue Rose Sword colocada en frente de sus ojos. Blanco como el papel, su rostro no había expresado nada desde que le aleccionó la muerte de Eugeo. Su vista apuntaba hacia la hoja medio rota en silencio.

En cuanto a Alice, ella misma había tenido apenas alguna oportunidad de intercambiar palabras con ese joven llamado Eugeo personalmente.

Cuando lo llevó a la catedral y lo arrojó a la cárcel subterránea; la vez que los interceptó en el octogésimo piso de la torre, y finalmente, su alianza durante esa colisión final con Administrator.

Aunque respetaba la voluntad de Eugeo, su poder de encarnación, desde el fondo de su corazón por no sólo obtener la victoria sobre ese Knight Commander Bercouli sino también transformarse a sí mismo en una espada para destruir al Sword Golem y rebanarle una mano a la Highest Minister, Selka rememorando que él constituía la mayor parte de sus recuerdos involucrándolo.

De acuerdo a Selka, Eugeo era un muchacho dócil pero prudente y fue hecho para acompañar a su amiga de la infancia, Alice Schuberg, en las variadas aventuras. Ella imaginó que esa personalidad también debió haberle permitido llevarse bien con Kirito.

Kirito y Eugeo debieron haber causado toda clase de disturbios en la Sword Mastery Academy. Tiezé y Ronye fueron atraídas e influenciadas en gran medida por esos dos. Como Alice misma.

«Así que, por favor, contengan la pena, Kirito y Eugeo habían luchado, se habían herido, y perdieron su corazón y vida para proteger lo que verdaderamente atesoraban.»

Alice habló en su mente mientras seguía observando al par.

Cuando los que viven en el Human Empire sufren un shock mental, abrumándolos con terror o dolor, hay veces cuando sus corazones caen enfermos por su incapacidad e soportarlo. Incluso en ese ataque a Rulid por las fuerzas de la oscuridad el otro día, varios aldeanos se habían tumbado pese a estar ilesos.

Tiezé debe haber amado a Eugeo.

No era una tarea fácil aceptar el inmenso shock de que un amado muera una edad tan joven.

Sentándose, Tiezé gradualmente se dirigió hacia la Blue Rose Sword con su mano derecha con movimientos temblorosos ante los ojos de Alice.

Ella veía bajo una tensión. Aunque estaba medio rota, la Blue Rose Sword era una herramienta sagrada del grado más alto. Ella dudó que Tiezé pudiera sostenerla, pero la aplastante desesperación profunda y dolor podían guiar al poder más allá de las expectativas a veces. No podía predecir lo que pasaría.

Extendidos rígidamente, los dedos de Tiezé finalmente entraron en contacto con la hoja azul pálida. Trazó gentilmente la planicie finamente pulida más que su filo.

Entonces, en ese momento…

Ahuyentando el rojo del ocaso brillando a través del agujero que servía como tragaluz, la hoja rota resplandeció con un débil pero claro azul.

Todo el cuerpo de Tiezé tembló con eso.

Ronye volteó como si sintiera algo y miró a su amiga. En el aire tenso, gotas transparentes moraban en las pestañas de Tiezé y cayeron tranquilamente.

— Justo ahora…

Una voz suave fluyó de sus labios pálidos.

— Escuché… la voz de Eugeo-senpai… No llores, dijo… porque él, siempre estará, aquí… él…

Sus lágrimas siguieron cayendo sin fin y Tiezé finalmente recostó su rostro encima de la espada antes de estallar en sollozos violentos como una niña. Ronye, también, lloró mientras presionaba su rostro en las rodillas de Kirito.

Mientras sus ojos se calentaban, viendo la desgarradora y genuina escena…

Alice aun así reflexionaba en alguna parte en su cabeza si eso era posible.

Aunque no había oído la voz de Eugeo, ciertamente había atestiguado a la espada brillando en un instante. Por lo tanto, ella no podía decir con seguridad que las palabras que Tiezé escuchó eran de su imaginación.

Algo similar al alma de Eugeo permanecía en la Blue Rose Sword… ¿eso podría ser cierto?

Alice recordó el sentimiento de sus propios pensamientos uniéndose con la Fragant Olive Sword siempre que activaba el Armament Full Control Art. Asímismo, Eugeo realmente había fusionado su propio cuerpo con la Blue Rose Sword y sufrió esa herida fatal en ese entonces.

Así, era bien posible que las creencias del dueño de la espada fueron abandonadas en ese fragmento restante.

Sin embargo, Tiezé mencionó que Eugeo se había dirigido a ella antes. Si es así, no era un eco sin alma dejado en la espada sino sus verdaderos pensamientos, ¿o quizás su voluntad?

¿Era una fantasía provocada por la añoranza de la chica? ¿O era…?

Qué irritante. Kirito habría llegado a los secretos detrás de este fenómeno si estuviera cerca. Él había caído aquí desde donde los misteriosos dioses fuera de este mundo residen.

Una frase flotó como una pequeña burbuja en la superficie de sus pensamientos envolventes y explotó con un estallido.

World End Altar.

Aparentemente, ese lugar del que no había oído antes tenía una puerta al exterior de este mundo.

Si ella llegaba ahí, ¿todos estos misterios se esfumarían instantáneamente? ¿Ella sería capaz de traer de vuelta la mente de Kirito?

Sin embargo, el Altar estaba presuntamente alejado al sur después de atravesar la Gran Puerta del Este. En otras palabras, alguna distante región remota en el Dark Territory donde las razas oscuras reinaban.

Para que ella vaya hasta allí, primero tendría que defenderse o romper al gran ejército enemigo acampado más allá de la Gran Puerta. No, incluso si rompía las líneas enemigas, no podría abandonar la defensa de la Gran Puerta y se dirigiría al sur. Como uno de los Integrity Knights a los que se les concedió tal tremendo poder, Alice tenía la responsabilidad de proteger al Human Empire.

Más bien, si sólo pudiera atraer al ejército enemigo entero a ella misma y exponer el Altar, arrastrándolos de la Gran Puerta. Sin embargo, para los del Dark Territory, la invasión del Human Empire fue su deseo más anhelado por estos cientos de años. No podía haber nada más atractivo que eso…

Como se esperaba, si ella fuese a dirigirse al World End Altar, las fuerzas de la oscuridad deben ser completamente aniquiladas de antemano.

Alice cerró sus ojos involuntariamente ante la conclusión a la que llegó.

Pese a esas grandes ideas de eliminarlos, sería lo suficientemente difícil incluso repeler la defensa de avance del enemigo como las cosas estaban actualmente. Aun así, tenía que hacerlo. Con el fin de proteger a Tiezé, Ronye, y Kirito.

Dejando salir un suave suspiro, puso fin entonces a sus varios segundos de contemplación y caminó hacia las dos chicas llorosas.