Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Los Greenmoons, después de todo, siempre han mostrado una fuerte inclinación a despreciar a los plebeyos. Sospecho que esta es su forma de protestar contra la política planeada por Su Alteza de abrir las puertas de la academia a toda la gente, ya sea noble o común. Desafortunadamente, un buen número de nobles parecen apoyar su postura, y la situación es bastante grave.”

Con acceso a una gran flota de veleros, los Greenmoon han mantenido por mucho tiempo estrechos lazos con las naciones a través de los mares. Sus experiencias en el extranjero expusieron a sus antepasados a una gran cantidad de conocimientos técnicos extranjeros, lo que les llevó a estar entre los primeros en reconocer la utilidad de acumular conocimientos. Desde entonces, los Greenmoons habían invertido activamente en actividades académicas, lo que dio lugar a su enorme influencia en los círculos académicos del imperio. La capacidad del Duque para influir en las opiniones de los académicos no podía ser exagerada. Además, su postura en este asunto terminó convirtiéndose en un grito de guerra para todos aquellos nobles que pensaban mal de Mia y su magnánima actitud hacia los plebeyos. Y eran muchos. Incluso para los que eran públicamente neutrales, no sería una sorpresa que un buen número de ellos ofrecieran secretamente su apoyo al Duque.

Por supuesto, no todo fue un montón de autoimportancia nociva en la nobleza de Tearmoon. Los funcionarios que conservaban una pizca de moralidad estaban a favor de los esfuerzos de Mia, y su ayuda fue lo que mantuvo la información sobre la intromisión de los Greenmoon fluyendo hacia Ludwig.

“¿Y qué pasa con el resto de los Cuatro Duques? ¿Alguna noticia sobre ellos?”

“Redmoon y Yellowmoon han adoptado un enfoque de espera y vigilancia. Sólo Bluemoon ha prometido ayuda monetaria, y es una gran suma, en realidad.”

“¿Oh? ¿Ya lo han hecho? Eso es sorprendente…”

Concedido, considerando que Sapphias era ahora miembro del consejo estudiantil, la promesa se sintió como el tipo de cosa que llevaba el matiz de “Aquí hay algo para ti. Espero escuchar cosas buenas sobre la experiencia del chico allí”.

“O tal vez debería ver esto como un intento de las serpientes de acercarse a mí…” se dijo a sí misma contemplativamente. “De cualquier manera, si va a ponerse de mi lado por ahora, entonces es más que bienvenido. Aceptaré toda la ayuda que pueda conseguir.”

“En efecto. Gracias a ellos, la financiación no es una preocupación inmediata para nosotros. En cuanto al edificio en sí, el Vizconde Berman ha tomado la iniciativa de supervisar su construcción, así que por el momento también se está llevando a cabo sin problemas.”

“Vaya, una segunda sorpresa. Creía que conseguir que cooperara iba a ser como arrancarle los dientes.”

Emitió una disculpa silenciosa al Vizconde por calumniarlo en su mente.

“Aún así… ¿Qué demonios vamos a hacer al respecto?”

“Qué, en efecto. Me parece que sólo tenemos dos opciones. O los persuadimos de nuevo, o empezamos a buscar nuevos candidatos.”

Su afirmación era cierta, pero también era mucho más fácil decirlo que hacerlo.

“Ahora hay algunas opciones que serán como arrancar los dientes… Dudo que haya muchos profesores potenciales dispuestos a desafiar la influencia de Greenmoon — ¿Hm? Esperen un minuto. ¿La influencia de Greenmoon? ¿Por qué siento que este tema surgió recientemente… Estaba hablando con alguien que no está bajo la influencia de Greenmoon… ¿Quién era?”

Con un esfuerzo audible, ella nadó de nuevo en la reciente corriente de recuerdos hasta que llegó a la que estaba buscando.

“Ah, ahora recuerdo. La hermana de Rania es profesora de botánica… Y el rey de Perujin está tratando de casarla con algún noble en algún lugar para fortalecer los lazos nacionales… Me pregunto si ella estaría dispuesta a venir a mi academia para enseñar. Tal vez si se lo pido muy amablemente…”

Incluso desde una perspectiva diplomática, parecía una opción mucho mejor que casarse con algún noble al azar. Después de todo, cuando se trataba de fortalecer los lazos, que podrían ser más importantes que el de ella misma, la Princesa de Tearmoon… Además, no iba a ser un período de décadas o algo así. Podía enseñar durante dos o tres años, y si realmente quería casarse, podía renunciar después. De esa manera, aunque Mia tuviera que buscar un reemplazo, tendría mucho más tiempo para hacerlo, haciendo todo mucho menos estresante.

Además, necesito a alguien que pueda enseñar botánica para que Cyril aprenda lo suficiente para desarrollar esa nueva variedad de trigo.

Cuanto más lo pensaba, mejor idea le parecía. Antes de que se diera cuenta, una amplia sonrisa se había extendido por sus labios.

“Ludwig, sobre el tema de la búsqueda de nuevos conferencistas. Tengo en mente a alguien que creo que sería una gran candidata.”

“¿Es así? ¿Quién es?”

“La segunda princesa del país agrícola de Perujin, Arshia Tafrif Perujin. Creo que estudió botánica en Saint-Noel… Y resulta que está buscando un lugar donde pueda poner sus conocimientos en buen uso. Ella”, declaró Mia con suprema confianza, “será la perfecta adición a mi academia.”

Al escuchar el nombre del candidato y su área de especialización, Ludwig respiró hondo.

Significa esto que… Sí, tiene que… Así que esa es la intención de Su Alteza…

Dar la bienvenida a la princesa de un país agrícola en calidad de profesora de botánica sólo puede significar una cosa.

La creencia tóxica que ha estado enconada en el imperio durante tanto tiempo… ¡Quiere luchar contra ella de frente! ¡Esto es todo! ¡Ella está declarando la guerra contra el antiagricultorismo!

Ahora que lo pensó, el mejor método para erradicar los prejuicios irracionales y las supersticiones era la educación. ¡A través del proyecto de la ciudad academia, Mia pretendía resolver el mayor problema del imperio de una vez por todas!

La energía pura surgió a través de cada fibra de su ser, como si un rayo le hubiera atravesado de la cabeza a los pies. Su corazón comenzó a acelerarse. Se le puso la piel de gallina. Se sacudió, se movió con excitación y admiración.

Esto… ¡Esto es por lo que ella es la Gran Sabia del Imperio! Ah, como si alguna vez hubiera habido alguna duda… Este imperio nuestro está en decadencia, pero no todo está perdido, porque los cielos han querido conferirnos un ángel de sabiduría en la forma de Su Alteza.

Miró a Mia, con sus ojos abiertos, maravillado por el par de alas que se extendían desde su espalda, cada una imbuida del brillo celestial de la luz de la luna. En algún lugar de su mente, sabía que estaba visualizando una metáfora. Probablemente. De cualquier manera, se sentía profundamente bendecido e inmensamente orgulloso de trabajar bajo la dirección de una entidad tan trascendente. Tan profundas eran las emociones que brotaban de su interior que, a pesar de él mismo, estalló en una carcajada.

“Jaja… ¡Ajajaja! ¡Así que es eso! Su Alteza ya tiene a alguien en mente. Por supuesto.”

“Bueno, no lo he discutido exactamente con ella. No directamente, de todas formas. Además, vamos a necesitar más de un profesor… y no tengo ni idea de lo que vamos a hacer con el director. Tenemos que elegir cuidadosamente, ya que ellos van a ser la cara de la academia… Ugh, esto va a ser un dolor de cabeza.”

Sus preocupaciones eran bastante legítimas. Habían planeado que el Conde Bachmann — un renombrado intelectual del imperio — tomara el puesto de director, esperando que su reputación atrajera más talento. Y, de hecho, tuvo el efecto deseado; algunos de los conferencistas que firmaron mencionaron que fueron atraídos por su nombre. Esto demostró la necesidad de tener una figura conocida presidiendo el personal docente, para lo cual…

“En cuanto a eso… Tengo una idea, aunque puede que requiera algo de trabajo. ¿Me da su permiso para manejar este asunto?”

“Por supuesto. Supongo que tiene algunos candidatos en mente.”

“Sólo uno. Para ser honesto, tenía mis reservas sobre esta persona, pero después de presenciar la ambición y resolución de Su Alteza, he tomado una decisión. Me enfrentaré a este desafío de frente.”

“¿Ambición? ¿Resolución? E-Erm, bueno, siempre y cuando te hayas decidido, supongo. ¿De quién estamos hablando?”

Ludwig cerró los ojos. Después de un largo y tranquilo momento, dijo con voz suave: “El hombre que me enseñó todo lo que sé. Mi maestro.”