Lord of Mysteries (NW)

Volumen 1

Capitulo 26: Práctica

¡Tap! ¡Tap! ¡Tap! El sonido de pasos resonó a través del oscuro y angosto pasillo, que por lo demás estaba en silencio.

Klein mantuvo la espalda erguida mientras seguía el ritmo del sacerdote. No hizo preguntas ni charló ociosamente con él, permaneciendo en silencio como un cuerpo de agua sin viento.

Después de atravesar el pasadizo fuertemente custodiado, el sacerdote abrió una puerta secreta con una llave y señaló hacia abajo una escalera hecha de piedra. “Gire a la izquierda en la intersección para llegar a la Puerta de Chanis”.

“Que la Diosa lo bendiga”. Klein hizo un gesto con el signo de la luna carmesí en su pecho.

Los plebeyos practicaban la etiqueta, mientras que los religiosos participaban en las bendiciones rituales.

“Alabada sea la Señora”. El sacerdote volvió con el mismo gesto.

Klein no habló más mientras bajaba la oscura escalera de piedra con la ayuda de las refinadas lámparas de gas incrustadas a ambos lados de la pared.

A mitad de camino, inconscientemente se volvió y vio al sacerdote parado en la entrada. Estaba en las sombras y parecía una estatua de cera inmóvil.

Klein apartó la mirada y siguió bajando. No pasó mucho tiempo antes de que llegara al suelo cubierto de losas de piedra helada. Esto lo llevó a la intersección.

No se volvió hacia la Puerta de Chanis porque Dunn Smith, que acababa de terminar su turno, definitivamente no estaba allí.

Giró a la derecha y vio el camino familiar. Klein volvió a subir otro tramo de escaleras y apareció dentro de la compañía de seguridad Blackthorn.

No se precipitó hacia las puertas de las oficinas. En cambio, fue a la recepción y vio a una chica de cabello castaño enfocada en una revista con una dulce sonrisa.

“Hola, Rozanne”. Klein llegó a su lado y golpeó deliberadamente la mesa.

“¡Ah”! Rozanne se levantó de repente, tiró una silla y dijo nerviosa: “Hola, hace buen tiempo hoy ¿No?. K-klein, ¿por qué estás aquí?

Se palmeó el pecho y soltó unos cuantos suspiros de alivio. Era como una jovencita nerviosa porque su padre la descubrió faltando a clase.

“Necesito encontrar al Capitán”, respondió Klein simplemente.

“…Me diste un susto. Creí que había salido el capitán.” Rozanne miró a Klein. “¿¡No sabes tocar!? Hmph, deberías estar agradecido de que soy una mujer tolerante y amable. Bueno, prefiero el término dama… ¿Hay alguna razón por la que buscas al Capitán? Está en la habitación frente a la señora Orianna.”

Aunque se sentía tenso, a Klein le divirtió tanto Rozanne que sonrió. Reflexionó por un momento antes de decir: “Un secreto”.

“…” Los ojos de Rozanne se abrieron como platos y mientras se tambaleaba por su incredulidad, Klein hizo una leve reverencia antes de despedirse.

Atravesó el tabique de la recepción y llamó a la puerta de la primera oficina a la derecha.

“Adelante.” Sonó la voz profunda y suave de Dunn Smith.

Klein empujó la puerta y la abrió antes de cerrarla detrás de él. Se quitó el sombrero y se inclinó. “Buenos días, Capitán”.

“¿Buenos días, cómo puedo ayudarle?” La cazadora negra y el sombrero de Dunn colgaban de un perchero a su lado. Estaba vestido con una camisa blanca y un chaleco negro. A pesar de que su cabello era bastante alto, sus ojos grises eran profundos.

“Alguien me está siguiendo”. Klein respondió honestamente sin adornos.

Dunn se echó hacia atrás y juntó las manos. Sus profundos ojos grises miraron en silencio a los ojos de Klein. No siguió con el tema de ser seguido y, en cambio, preguntó: “¿Viniste de la catedral?”

“Sí.” Klein respondió.

Dunn asintió suavemente. No comentó sobre sus méritos o deméritos mientras cambiaba de tema. “Puede ser que el padre de Welch no crea la causa de la muerte que informamos y haya contratado a un investigador privado de  ciudad Wind para investigar el asunto”.

Ciudad Constant, de la comarca del mar medio también se conocía como Wind City. Era una región con industrias del carbón y del acero muy avanzadas. Fue una de las tres principales ciudades del Reino de Loen.

Antes de esperar a que Klein diera su opinión, Dunn continuó: “También podría ser por ese cuaderno. Je, estábamos investigando dónde recibió Welch el cuaderno de la familia Antigonus. Por supuesto, no podemos descartar a otras personas u organizaciones que podrían estar buscando este cuaderno”.

“¿Qué tengo que hacer?” Klein preguntó con voz seria.

Sin lugar a dudas, esperaba que fuera la primera razón.

Dunn no le respondió de inmediato. Levantó su taza de café y bebió un sorbo, sus ojos no mostraban ni sombra de duda. “Regresa por donde viniste, luego haz lo que quieras”.

“¿Cualquier cosa?” Klein volvió con una pregunta.

“Cualquier cosa.” Dunn asintió con certeza. “Por supuesto, no los asustes ni violes la ley”.

“Bien.” Klein respiró hondo y se despidió de él. Salió de la habitación y volvió al pasillo.

Giró a la izquierda en la intersección, y bañado por la luz de las lámparas de gas en las dos paredes, llegó en silencio al pasillo vacío, oscuro y frío.

El sonido de sus pasos hizo eco, haciéndolo sonar más solo y aterrorizado.

Pronto, Klein llegó al hueco de la escalera. Subió y vio una sombra parada allí: el sacerdote de mediana edad.

Ninguno dijo una sola palabra cuando se encontraron. El sacerdote se dio la vuelta en silencio y se abrió paso.

Procedió en silencio antes de regresar a la sala de oración. Los agujeros circulares detrás del altar arqueado seguían siendo puros y brillantes, mientras que la oscuridad y el silencio del interior del edificio permanecieron. Todavía había hombres y mujeres haciendo fila afuera del confesionario, pero muchos menos que antes.

Después de esperar un momento, Klein salió lentamente de la sala de oración con su bastón y el periódico como si nada hubiera pasado, y salió con éxito de la Catedral de Santa Selena.

En el momento en que salió, vio el sol abrasador. Inmediatamente recuperó la familiar sensación de ser observado. Se sentía como si fuera una presa siendo observada por un halcón.

De repente, una pregunta surgió en su mente.

¿Por qué el “observador” no me siguió a la catedral? Aunque todavía podría haber usado el ambiente oscuro y el sacerdote para ocultar mi desaparición temporal, ¿sería difícil para él continuar vigilándome fingiendo rezar? Si no hubiera hecho algo malo, no habría problema en entrar con una actitud abierta y honesta, ¿verdad? A menos que la persona tenga una historia oscura, que le haga temer a la Iglesia o temer al obispo, sabiendo que podría ser un Beyonder.

En ese caso, la probabilidad de que sea un investigador privado es muy escasa…  Klein exhaló y ya no actuó tan nervioso como antes. Dio un paseo informal antes de dar la vuelta y dirigirse a la parte trasera de  la calle Zouteland.

Se detuvo en un edificio de estilo antiguo con paredes manchadas. La dirección en la puerta era ‘3’. Su nombre era  Club de dispaaro de Zouteland.

Parte del campo de tiro subterráneo del departamento de policía se abrió al público como una forma de ganar fondos adicionales.

Klein entró y la sensación de ser observado se desvaneció al instante. Aprovechó esta oportunidad para entregar su credencial del Departamento de Operaciones Especiales al asistente.

Después de una breve verificación, lo llevaron bajo tierra a un pequeño campo de tiro confinado.

“Objetivo de diez metros”. Klein informó al asistente simplemente. A continuación, sacó el revólver de la funda de su axila y la caja de balas de latón de su bolsillo.

La sensación de ser repentinamente un objetivo hizo que su deseo de aprender a protegerse aumentara. Por lo tanto, no podía esperar para venir a practicar su tiro.

¡Pa! Después de que el asistente se fue, abrió el cilindro y sacó las balas plateadas de caza de demonios. Después de eso, llenó el cilindro con balas de latón normales.

Esta vez no dejó un lugar vacío en la recámara del revólver, ni se quitó el traje formal o sombrero de copa. Planeaba practicar con su atuendo habitual. Después de todo, le era imposible gritar “espera un minuto, déjame cambiarme a algo más cómodo” después de encontrarse con un enemigo o peligro.

¡Clic! Klein cerró el cilindro y lo hizo rodar con el pulgar.

De repente, sostuvo el arma con ambas manos, la levantó en línea recta y apuntó al objetivo a más de diez metros de distancia.

Sin embargo, no tenía prisa por disparar. En cambio, recordó su experiencia en el servicio militar, cómo formar una línea con las miras de hierro y el conocimiento sobre el retroceso de un arma.

Klein repitió el proceso y posición de agarre un par de veces, mientras su ropa cedía. Estaba tan serio como un estudiante tomando un examen de secundaria.

Después de repetirlo varias veces, se retiró a la pared y se sentó en un banco largo y blando. Dejó el revólver a un lado, comenzó a masajearse los brazos y descansó un buen rato.

Pasó unos minutos recordando su práctica antes de tomar el revólver con mango de madera y cilindro de bronce. Se colocó en la posición estándar de disparo y apretó el gatillo.

¡Pam! Su brazo tembló cuando su cuerpo retrocedió por el retroceso. La bala no dio en el blanco.

¡Pam! ¡Pam! ¡Pam! Aprovechando la experiencia que ganó, disparó una y otra vez hasta que gastó las seis balas.

Estoy empezando a dar en el blanco…  Klein dio un paso atrás y se sentó de nuevo mientras exhalaba.

¡Clic! Sacó el cilindro y dejó que los seis casquillos cayeran al suelo. Luego, sin cambiar de expresión, insertó los cartuchos de latón restantes.

Después de relajar su brazo, Klein se levantó de nuevo y volvió a su posición de tiro.

¡Pam! ¡Pam! ¡Pam! Resonantes disparos hicieron que el objetivo se estremeciera. Klein practicó y descansó repetidamente. Gastó las treinta balas normales y las cinco que tenía de antes. Gradualmente dio más en el blanco y más cerca al centro.

Balanceó sus doloridos hombros y sacó las últimas cinco balas. Bajó la cabeza e insertó las balas de caza de demonios con los patrones complicados de nuevo en el arma, dejando un lugar vacío para evitar fallas.

Después de volver a colocar el revólver en la funda de su axila, Klein se sacudió el polvo del cuerpo y salió del campo de tiro para regresar a las calles.

La sensación de ser observado regresó. Klein se sintió más tranquilo que antes mientras caminaba lentamente hacia la calleChampagne. Gastó cuatro peniques en un carruaje para regresar al cruce de hierro y a su propio apartamento.

La sensación de ser espiado desapareció sin dejar rastro. Klein sacó sus llaves y abrió la puerta para ver a un hombre de cabello corto que se acercaba a los treinta y vestía una camisa de lino sentado en su escritorio.

Su corazón se tensó antes de relajarse inmediatamente. Klein saludó con una sonrisa: “Buenos días, no, buenas tardes, Benson”.

Este hombre no era otro que el hermano mayor de Klein y Melissa, Benson Moretti. Apenas cumplió 25 años, pero su cabello en retroceso y su apariencia decrépita lo hacían parecer de casi de treinta.

Tenía el pelo negro y los ojos castaños, algo parecido a Klein, pero le faltaba el leve aire de erudito que tenía Klein.

“Buenas tardes, Klein. ¿Cómo fue la entrevista?” Benson se puso de pie mientras sonreía.

Su abrigo negro y su sombrero de copa partido colgaban de un saliente de la litera.

“Horrible”, respondió Klein de manera inexpresiva.

Cuando vio a Benson atónito, Klein se rió entre dientes y agregó: “De hecho, ni siquiera participé en la entrevista. Encontré un trabajo antes de la entrevista y paga tres libras a la semana…”

Repitió lo que le dijo a Melissa de nuevo.

La expresión de Benson se calmó mientras sacudía la cabeza con una carcajada. “Se siente como si estuviera viendo crecer a mi hijo… Bueno, este trabajo suena bastante bueno”. Suspiró y dijo: “Es genial que lo primero que escuché sean tan buenas noticias después de estar fuera por trabajo. ¿Celebramos esta noche y compramos un poco de carne?”

Klein sonrió. “Claro, pero creo que Melissa sentirá el pellizco. ¿Vamos a comprar algunos ingredientes más tarde? Vamos con algo alrededor de tres soles? Entonces, si una libra se cambia por veinte soles, y un sol se cambia por doce peniques, y un cuarto de penique y medio penique son… Este sistema de moneda de verdad va en contra de la lógica. Es tan problemático. Creo que debe ser uno de los sistemas de monedas más estúpidos del mundo”.

Cuando dijo eso, vio que la expresión de Benson se volvía severa. Sintiendo un poco de inquietud, se preguntó si había dicho algo malo.

¿Podría ser que en los fragmentos de memoria perdidos del Klein original, Benson fuera un nacionalista absoluto y extremista que no mostró tolerancia por ninguna queja? Benson dio unos pasos y lo refutó con una expresión severa. “No, no es uno de, sino el sistema de moneda más estúpido”.

¡El más estúpido! Klein se sorprendió, pero rápidamente recobró el sentido. Miró a su hermano a los ojos y se rió.

De hecho, Benson tenía un excelente sentido del humor.

Benson levantó las comisuras de sus labios y dijo con seriedad: “Debes entender que para instituir un sistema de monedas razonable y simple, uno necesita saber cómo contar y comprender el sistema decimal. Desafortunadamente, hay muy pocos talentos entre esas figuras importantes”.