Zaregoto  (NL)

Volumen 3: La Escuela Secundaria de Ahorcamientos La Aprendiz Del Usuario de Tonterías

Prologo: Un Día

Incluso si luego de eliminar una a una todas las posibilidades se concluye que algo no puede ser posible, entonces debe de ser imposible.

Ese día, aunque era un día laborable, no fui a la universidad, optando en lugar por acostarme en el tatami de la habitación de mi apartamento y leer. Tsumakagami. De Mujuu Ichien. Un libro un poco viejo que había tomado prestado de Miiko-san, mi vecina, más bien es claramente un libro antiguo. Como tal, lo traté con cuidado, sin embargo como tal no lo leía solo lo estaba ojeando. Leo esto es generalmente para matar el tiempo o para estudiar, y este día, era la primera vez revisándolo. Así que no hubo inconveniente alguno cuando golpearon a mi puerta haciendo que mis manos que pasaban las páginas se detuvieran.

“La-i la la-i. Mucho tiempo sin verte.” Inesperadamente, el visitante fue Aikawa-san. Lo inesperado no era que ella fuera la visitante, sino que realmente se molestó en llevar a cabo una tarea socialmente común, como llamar a alguien, eso era inesperado. Pero no tenía sentido preguntar por qué se molestó en llamar, así que simplemente respondí: “De hecho, si mucho tiempo sin verte.”

Aikawa Jun – profesión: contratista, género: mujer. Altura: muy alta; Ella tenía un torso corto y piernas largas. Estilo, proporción, todo era de primera categoría. El que ella basara el rojo como su color primario para cada rincón de su cuerpo era un ligero punto de discordia, pero por lo demás, ella era lo que tú esperarías de alguien que llevaba un traje. Ella era tal que cien de cada cien personas reconocerían su belleza, siempre y cuando ignorases sus ojos anormalmente viciosos. Su estilo de cabello… Se había cortado el cabello de su frente la última vez que la había visto, pero parecía que había crecido, ya que su pulido cabello rojo había alcanzado la longitud de los hombros.

“Sip. Oh, tus dedos se ha curado.”

“Gracias a ti. ¿Por qué estás aquí hoy? Ah, por favor, siéntete libre de entrar.”

“Ahh, no te preocupes por eso.”

Dijo, mientras me mostraba una sonrisa brillante. Era raro ver tal expresión de Aikawa-san – ya que su sonrisa siempre estaba llena de sarcasmo y malicia – así que perdí el hilo de mis pensamientos por un momento. Sin prestar atención a tal cosa, Aikawa-san mantuvo su sonrisa mientras ponía una mano en mi hombro, y seguía sonriendo mientras me atraía hacia ella, y aún con la sonrisa, mostraba en su mano algo negro, cuadrado y pesado – Aunque pequeño – objeto que se parece a un taser y empujó la punta en mi estómago. Thud, un sonido bajo resonó en mi estómago.

“Ah. Guh…”

“Porque vamos a salir pronto de todos modos.”

Cuando mis ojos se cerraron, vi a Aikawa Jun, quien no sonreía en absoluto.