Mahou sensou (NL)

Volumen 7

Capitulo 1: Al Pasado – 1998

Parte 1

 

 

Takeshi miró vagamente al techo y parpadeó varias veces.

La fuerte luz incandescente lastimó sus ojos.





—Uhg…

Un dolor de cabeza y náuseas lo azotaron y lo hicieron soltar un gemido involuntario. Había una incómoda sensación de jugos gástricos subiendo hasta su esófago. Mientras se levantaba lentamente de la cama, sentía una fuerte fatiga. Era como si estuviera controlando el cuerpo de otra persona. La habitación estaba inquietantemente silenciosa y vacía. Ni siquiera había indicios de que el lugar hubiese estado en uso. Había dos camas y dos escritorios de forma muy similar a las habitaciones del dormitorio Ivy, aunque la distribución era diferente. No había nada que pareciera pertenencias personales en los escritorios; tan solo algunas botellas de agua puestas por allí. Miró una de las camas, pero estaba perfectamente arreglada y no mostraba signos de haber sido utilizada. Además, se dio cuenta que llevaba una ropa que no reconocía.

«¿De quién es la ropa que llevo puesta?», Takeshi miró a su alrededor de nuevo. «¿Es esto un dormitorio?»

Fue entonces cuando los ojos de Takeshi se abrieron de golpe al recordar que la Academia de Magia Subaru había sido destruida.

En junio, fue atacada por los Trailers. No había forma de que estuviera en el dormitorio Ivy.

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Cuando salió de la cama, algo tiró de su brazo desde atrás. Se dio la vuelta, y vio algo extraño. Era una cadena de metal negro que se extendía desde un poste en la esquina de la cama y llegaba hasta su mano.

—¿¡Por qué tengo puesto un grillete!?

Era un brazalete dorado de unos cinco centímetros de grosor que estaba sujeto a su muñeca izquierda.

Una cadena que se extendía desde ese brazalete estaba conectada a la cama. No tenía idea de lo que estaba pasando, sólo sabía que tenía que salir de la habitación y empezar a caminar. La cadena tenía una buena longitud. Paso por delante de una puerta que parecía un cuarto de baño o un retrete y se dirigió a la puerta de salida que probablemente llevaría a un pasillo. Pero, por supuesto, ahí se detuvo, mientras tiraba con fuerza de su brazo.

—No puedo ir más allá. Parece que la cadena no da para más.

La cadena, que estaba tensa en el aire, terminaba en una posición justa, atrapando su muñeca izquierda y casi permitiéndole tocar la puerta, sin posibilidad de salirse, aunque jalara con fuerza. Entrecerró la mano y trató de ver si podía sacarse el brazalete dorado, pero seguía siendo inútil. Ni siquiera sabía por qué estaba en ese lío. De repente, se dio cuenta de que estaba siendo demasiado imprudente. Aunque saliera de allí, no sabía dónde estaba ni como acabó en esa situación. Podría ser un error moverse sin cuidado. Echó un vistazo a la puerta y se regresó.

—Es mejor calmarse de momento.

Se volvió a sentar en la cama.

Miró hacia sus rodillas y en su campo de visión se veía el grillete en su muñeca. No quería pensar demasiado en ello, pero la situación debía ser bastante mala. Entonces se examinó a sí mismo. Tenía dolor de cabeza y sentía el cuerpo pesado, pero no parecía estar lesionado.

—¿Qué es lo último que recuerdo?

Trató de rememorar los recuerdos que tenía justo antes de despertarse en ese lugar. Pero en ese momento, la imagen de Gekkou apareció en su mente, seguida del lugar en donde se encontraba antes y las palabras que habían intercambiado.

—¡Mamá! —gritó involuntariamente poniéndose de pie.

Se había encontrado con Gekkou en la puerta de su casa. Era algo que había ocurrido hace unos momentos. Las manos de Gekkou estaban cubiertas de sangre, y le dijo que la sangre era de su madre.

—Cálmate… cálmate… tienes que recordar bien lo que paso… —Takeshi se estremeció, sintiendo que un escalofrío lo recorría—. Yo estaba peleando con Gekkou… y luego…

La espada Twilight que solía ser el Aspecto de Takeshi, había sido modificada por Gekkou, transformando a Towa en una máquina de matar. Takeshi pensó que era momento de saldar cuentas, así que encaró a Gekkou y luchó con él. Sin embargo, había terminado perdiendo el control, y blandió su espada de forma desmedida contra Gekkou, atacando y defendiéndose, al mismo tiempo que usaba su Strike Vision para contrarrestar la magia de teletransportación de Gekkou. Y entonces… ¿Qué pasó después?

—¡I-Isoshimaa!

A Takeshi le tembló la voz ante la visión que había surgido repentinamente de un rincón de su memoria. Ponerlo en palabras lo hizo sentir que su memoria era fiable. Kurumi saltó a los brazos de Takeshi después de aparecer de la nada.

«¿De dónde apareció Isoshima en ese momento?»

Ella había estado perdida durante un buen tiempo. Takeshi incluso había ido a la base de los Trailers a buscarla y no la encontró. Sin embargo, ella apareció de la nada en pleno conflicto y voló hacia él.

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«Entonces… Isoshima…»

Takeshi recordó cómo se sentía al tenerla en sus brazos.

Unos suaves brazos rodearon su cuello, y aquella larga cabellera bailaba lentamente a su alrededor. Cuando su cuello blanco y sin fuerza se encontró con los ojos de Takeshi, éste escuchó una débil voz. Un gemido… un jadeo de dolor… una voz.

—Isoshima se interpuso entre Gekkou y yo…

Takeshi vio que Gekkou estaba de pie detrás de Kurumi, poniéndose muy pálido.

Estaba balbuceando palabras muy rápido y vociferando acerca de algo. Kurumi enterró su rostro en su hombro como si estuviera llorando. Y podía sentir una humedad en sus manos que estaban alrededor de la espalda de Kurumi, y el olor a sangre se agitaba en el aire.

—¿Qué fue lo que sucedió con Isoshima?

Tambien recordó que la recostó suavemente sobre el suelo.

«¿Y luego qué?»

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Takeshi se levantó de la cama. Tiró de la cadena y empezó a pasearse por la habitación. Su mente estaba completamente en blanco. No podía recordar nada más allá de ese punto.

Durante cuatro o cinco minutos, Takeshi se paseó a un lado de la cama sin motivo alguno.

—¿Por qué no puedo recordar nada más?

Era como si hubiera sido asesinado con magia en ese preciso momento, y no recordaba absolutamente nada de lo que pasó después.

—¿Acaso estoy muerto?

Si ese era el caso, solo podía pensar que se encontraba en el cielo o en el infierno.

«Pero, entonces…»

Takeshi miró alrededor de la habitación. Luego lo intentó de nuevo, tratando de deshacerse del brazalete, pero seguía sin funcionar.

—Vamos a pensar las cosas detenidamente —dijo, a pesar de que no había nadie más con él—. La cadena que me han puesto, indica que alguien me tiene prisionero. Quien haya sido, solo podría ser de Wizard’s Breath o de los Trailers porque solo ellos estaban allí en ese momento. Actualmente soy un aprendiz en Wizard’s Breath, así que no tiene sentido que fueran ellos. Por lo tanto, solo me queda pensar que los Trailers son los que me tienen aquí.

Takeshi no sabía realmente qué le ocurriría a un mago de Wizard’s Breath que fuera capturado por los Trailers. Sin embargo, sabía que a los que podían utilizar magias raras, se les alteraba la memoria para convertirlos en parte de sus filas. Eso fue lo que le ocurrió a Aiba Tsuganashi, el hermano mayor de Mui.

De repente, el rostro de Mui apareció en su cabeza. Takeshi sabía que ella había estado allí en aquella ocasión. Pudo oír sus gritos, pero eran tan distantes, tan tenues como el susurro del viento, y casi inaudibles.

«Ella seguramente debe estar preocupada».

Ella siempre se preocupaba por los demás, a pesar de que actuaba como si no le importara nada y hacía lo que le daba la gana.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Takeshi. En ese momento, oyó unos pasos que venían del otro lado de la puerta. Inconscientemente, intentó utilizar su «Strike Vision» para predecir lo que ocurriría en los próximos segundos. Sin embargo, la magia no funcionó.

En su lugar, la puerta se abrió de repente hacia dentro. Takeshi se puso de pie para encarar a la persona que había llegado. Seguramente era quien le había puesto el grillete. Mientras miraba la puerta con ojos atentos, la otra persona miró a Takeshi nada más entrar y dijo:

—Vaya, así que estás despierto.

El tono de voz era brillante y ligero. Pero Takeshi no tenía ni idea de quién era esa persona a simple vista. Sus zapatos de cuero brillaban, como si acabaran de ser lustrados.

Un grueso y largo abrigo negro le cubría todo el cuerpo, y una capucha le ocultaba la cara tras una sombra oscura. Esa persona se rio en el fondo de su garganta. Esa voz le resultó familiar. Entonces Takeshi dio un paso atrás y dijo:

—¿Gekkou?

Algo extraño estaba ocurriendo. Ciertamente la voz era definitivamente la de Gekkou, pero algo estaba mal. Intentó utilizar de nuevo su «Strike Vision», pero el hechizo seguía sin funcionar. Esta persona cerró la puerta y se quitó lentamente la capucha mientras se acercaba a Takeshi.

—Como puedes ver, he curado tus heridas. Al menos deberías darme las gracias.

Takeshi lo miró fijamente. Realmente era Gekkou. En efecto, era real. Pero, por alguna razón, no podía deshacerse de una sensación de incomodidad.

Cuando vio que Takeshi lo miraba con desconfianza, Gekkou se quitó el abrigo y lo colgó en una silla junto al escritorio. Luego se sentó en ella y estiró las piernas. Takeshi se quedó perplejo, sin saber si el gesto estaba calculado para pillarle desprevenido o si realmente se estaba relajando.

De cualquier manera, no había nada que pudiera hacer ahora. Además, ni siquiera sabía dónde estaba. Takeshi suspiró y se sentó tranquilamente sobre la mesita de noche. Los dos estaban a menos de un metro de distancia del otro.

—¿Dónde demonios estoy? ¿Es la guarida de los Trailers? —preguntó Takeshi.

Gekkou contestó con un breve: «No».

Takeshi seguía sintiéndose incómodo al ver cómo Gekkou se echaba sobre la silla y cruzaba las piernas. No sabía por qué, pero Gekkou ciertamente lucía algo diferente de la última vez que lo vio. Llevaba puesto un uniforme que nunca había visto antes. A primera vista, el uniforme parecía un uniforme escolar, con una chaqueta negra y pantalones negros, pero incluso la camisa del interior era grisácea, lo que le daba una impresión sombría.

Puede que fuera el uniforme oficial de los Trailers, pero la insignia que llevaba en el hombro realmente llamó la atención de Takeshi.

—¿Que hay con tu uniforme? —preguntó.

Esta vez Gekkou sólo se rio.

En el hombro del uniforme que lleva puesto, había un emblema de cinco estrellas que era el emblema de Wizard’s Breath.

«Eso no puede ser…»

No había forma de que Gekkou perteneciera a Wizard’s Breath. Él era un mago de los Trailers después de todo.

Gekkou miró con diversión al confundido Takeshi y luego dijo:

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—Oye, Takeshi… Estoy seguro que tienes cosas más importantes que preguntarme ¿o me equivoco?

Eso, era muy cierto. Lo primero que quería preguntar era qué sucedió.

—¿Que se supone que hago yo aquí? ¿Acaso tú me capturaste?

Gekkou respondió negativamente a la pregunta de Takeshi.

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—Nop, para nada. Yo no te capturé. Bueno, si te tengo yo aquí, pero no es lo que estás penando. Es por protección.

—¿¡Protección!?

—Sip.

Los ojos de Gekkou lucían serios mientras asentía, así que Takeshi cerró la boca en lugar de replicar. Por el momento, no sabía en absoluto lo que estaba pasando, así que no podía decir si era verdad o mentira.

—Entonces… dime qué le pasó a Isoshima —dijo Takeshi con algunas dudas.

Kurumi siendo apuñalada por Gekkou, probablemente no fue un sueño, sino algo que sucedió en realidad. Lo que no sabía, era si ocurrió hace unas horas, o hace días.

—No lo sé…

Takeshi levantó la vista ante la voz que respondió con claridad. No había ningún indicio de mentira en la expresión o la voz de Gekkou.

Takeshi mantuvo su mirada en él por un momento e hizo otra pregunta.

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—Entonces, ¿qué hay de mamá?

—Tampoco lo sé.

Gekkou respondió de manera despreocupada como si no le importara el asunto. Posiblemente fuera cierto que no sabía nada.

Su madre alguna vez fue una maga que pertenecía a Wizard’s Breath. Y Kurumi ahora estaba con sus amigos y no en manos de los Trailers.

Takeshi pensó que era mucho más probable que ambas estuvieran en manos de Wizard’s Breath que de los Trailers y quizás por eso Gekkou no sabía de ellas.

—Quítame esto… —dijo Takeshi levantando la mano izquierda mostrando el brazalete dorado frente a Gekkou.

Sin embargo, Gekkou frunció el ceño.

—Ya te lo dije, te estoy protegiendo. Si te lo quito, huiras.

—¿Y qué tiene de malo que yo me largue de aquí?

—¡Tienes que permanecer aquí! —gritó Gekkou repentinamente, levantándose ligeramente de la silla.

Sin embargo, se volvió a sentar de inmediato y tratando de tranquilizarse, volteó su cara hacia otro lado y dejó escapar un suspiro.

Al verlo de perfil, Takeshi se sorprendió porque sentía que estaba mirando a un extraño. Los rasgos faciales de Gekkou eran más marcados que la última vez que se vieron. Su barbilla era más pronunciada y sus redondas mejillas se habían vuelto más planas. Takeshi estaba desconcertado por cómo una persona podía cambiar tanto en unas horas o días. Con su rostro alejado de Takeshi, Gekkou dijo:

—Se necesita tiempo para explicarte todo y ahora no puedo. Estoy ocupado y solo vine a ver si estabas despierto, pero no puedo quedarme mucho tiempo. Volveré por la noche así que espera hasta entonces.

Gekkou se levantó.

Takeshi también se levantó y agarró apresuradamente con su mano izquierda a Gekkou, que estaba a punto de irse.

La cadena extendida tintineó con el movimiento.

—¿¡¡Por qué me tienes aquí encerrado!!? —exclamó Takeshi—. ¿¡Donde demonios estamos!?

—No voy a decírtelo.

Gekkou se quedó mirando la muñeca de Takeshi que lo sujetaba. Sus dedos ejercían presión sobre la mano de Gekkou intentando evitar que se fuera.

—¿Que pretendes hacer conmigo?

Los dos se miraron tan de cerca que casi podían sentir sus alientos.

—Pues no sé, lo he estado pensando mucho. De momento solo espero que seas de utilidad lo más pronto posible.

—¿Pretendes hacer que yo me vuelva un Trailer?

—Esa podría ser una buena opción. Da igual si te resistes porque de todas formas podría hacerlo fácilmente, pero puede que no termines aceptando la realidad.

—¿De qué hablas?

Takeshi no entendía de lo que estaba hablando Gekkou. El malestar que sintió en algunas partes de su cuerpo hizo que su corazón palpitara más rápido. Sintiendo miedo, y dio un paso atrás. Pero su mano izquierda seguía sujetando a Gekkou.

Entonces Gekkou dio un paso hacia él, se inclinó y acercó su boca al oído de Takeshi.

—Desde hace rato me miras con desconfianza. ¿Por qué lo haces?

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—Yo soy quien está haciendo las preguntas aquí.

Cuando Takeshi le miró fijamente, como si luchara por tomar el control de la situación, Gekkou se rio y se burló de él.

—Vamos, solo dime algo, Takeshi. ¿Qué querías preguntarme cuando te me quedaste mirando?

Takeshi no le quedó más remedio que contestar sin saber por qué sentía incomodidad.

—Te noté un poco diferente…

Entonces Takeshi se dio cuenta. La cara de Gekkou estaba directamente frente a él.

—¿Acaso estás más alto…?

—Jajajaja. Tienes razón. Ahora soy casi tan alto como tú.

Gekkou mostró una amplia sonrisa y finalmente se apartó un poco, por lo que, naturalmente, su mano se soltó de su agarre.

La muñeca que Gekkou había quedado enrojecida con las marcas de los dedos de Takeshi. Sin embargo, Takeshi estaba más sorprendido por el cambio de Gekkou. No sólo era más alto, sino que sus hombros eran más anchos y su cara también era diferente.

—Sabes, Takeshi, ahora soy estudiante de segundo de preparatoria ¿sabes lo que eso significa?

Gekkou sonrió plácidamente al decirlo.

Takeshi abrió ampliamente los ojos y respondió:

—¿Que estas en el mismo año que yo? ¿Acaso estuve dormido durante un año?

—Claro que no. Sucede que yo llegué aquí antes…

—¿Que llegaste antes?

Ante la expresión de desconcierto de Takeshi, Gekkou extendió los brazos como un payaso y dijo:

—Así es, Nii-sama. ¡Bienvenido al año de 1998!

***

 

 

La explicación de Gekkou duró menos de unos minutos. No parecía importarle si Takeshi entendía o no, porque se limitó a decir lo que le dio la gana.

Al parecer, Gekkou fue transportado 18 años al pasado. Específicamente a 1997; un año antes que Takeshi.

Gekkou ya llevaba un año en esa época, y había averiguado que Takeshi también sería transportado a esa época y gracias a una predicción de magia evasiva, incluso averiguó la hora y el lugar en donde aparecería. Lo encontró inconsciente y lo llevó a la habitación en donde estaban ahora. Gekkou le decía que era para protegerlo, pero Takeshi solo veía un movimiento sospechoso en eso. Difícilmente alguien se creería toda esa historia, pero eso fue lo que Gekkou dijo antes de buscar nuevamente la salida por lo cual, Takeshi tuvo que detenerlo nuevamente.

—¿Entonces tu piensas que ese día ocurrió algún tipo de anomalía frente a nuestra casa debido a la gran cantidad de magia que nos cayó del cielo?

Takeshi resumió la pregunta. Entonces Gekkou asintió.

—Así es. Es lo único que se me ocurre. No hay otra forma en la cual tu y yo hayamos sido enviados al pasado de la misma forma y en el mismo lugar.

Takeshi giró la cabeza y pensó un momento antes de decir:


—¿Entonces Isoshima y los demás no fueron enviados al pasado?

—Posiblemente no.

Takeshi estaba pensando específicamente en Mui cuando dijo «los demás». Ella también debió estar allí, pero quizás no se vio involucrada. Un poco aliviado por eso, Takeshi preguntó a Gekkou algo más. La única cosa que realmente no podía creerse del todo.

—¿Realmente viajamos en el tiempo?

El rostro de Gekkou se retorció de frustración al encontrarse con la mirada suspicaz de Takeshi.

—Si este no es el cielo ni el infierno, solo puede ser eso ¿no crees?

—¿De verdad crees que voy a creerme eso?

—Bueno, se lo crees o no, a mí me da igual. Ya llevo un año aquí y tengo mucho que hacer. Así que si me disculpas…

Los dos se quedaron mirando el uno al otro y no parecía que las cosas fueran a resolverse, así que Takeshi sacudió la cabeza. Seguirle dando vueltas al asunto no servía de nada por lo que suspiró y simplemente planteó una pregunta obvia.

—¿Por qué no has intentado volver a nuestra época original?

Gekkou levantó las cejas.

—¡Lo habría hecho si hubiera podido! ¡No hay forma de volver!

Tras decir eso con indignación, Gekkou arrancó bruscamente el abrigo que tenía puesto sobre la silla.

—No puedo quedarme más tiempo. Volveré por la noche.

Tras decir eso con frialdad, salió inmediatamente de la habitación con pasos apresurados.

—Gekkou…

Takeshi intentó ir tras él, pero la cadena unida al brazalete se enredó en sus pies y calló de rodillas en el acto. En cuanto levantó la vista, la puerta ya se había cerrado de golpe.

***

 

 

—Hola, Takeshi. Buenas noches.

La siguiente vez que Gekkou entró en la habitación, estaba de muy buen humor.

Pero Takeshi seguía tumbado en la cama, sin voltearlo a ver. Su muñeca izquierda estaba raspada y entumecida por el grillete, pero no había mucho que explicar aparte de eso.

Cada vez que pensaba en su madre y Kurumi heridas, no había forma de poder ser amable con Gekkou. Aunque a Gekkou tampoco le importaba la actitud de Takeshi hacia él.

—Te traje algo de comer. No has probado bocado desde hace un buen rato.

Hasta entonces, Takeshi se inclinó y miró a Gekkou sin levantarse de la cama. Gekkou tenía una bandeja en las manos. Parecía que lo que había en ella era la cena. Definitivamente tenía hambre. No sabía cuánto tiempo llevaba sin comer. Así que se levantó más despacio y se sentó en la cama.

—¿Ya es de noche? —preguntó Takeshi.

—Por supuesto. Te dije que vendría por la noche.

Gekkou le dio la espalda a Takeshi para poner la bandeja en el escritorio.

—Te dejaré la comida aquí.

En ese momento, Takeshi aprovechó para abalanzarse sobre Gekkou.

—¡Qu…!

Gekkou estaba a punto de darse la vuelta sorprendido, cuando el peso de Takeshi lo hizo tumbarse sobre el escritorio, y la comida de la bandeja salpicó por todos lados.

—¡Takeshi!  —gritó.

Takeshi tomó la cadena que se extendía desde su muñeca izquierda con la mano derecha, la tensó y la puso alrededor del cuello. Un gemido escapó de la garganta de Gekkou.

—¡Guh…! ¿¡Q-Que estás… haciendo!?

—¡Quiero salir de aquí! —gritó Takeshi mientras miraba la cara de sufrimiento de Gekkou—. ¡¡Quítame esta mierda!!

En su mente, deseaba que Gekkou se rindiera y le hiciera caso, pero eso no ocurrió.

—No lo haré… —contestó Gekkou con una voz llena de dolor—. No sé lo qué harás si te quito la cadena.

Takeshi chasqueó la lengua con molestia y comenzó a apretar más la cadena de forma paulatina. Gekkou abrió la boca como un pez fuera del agua y jadeó mientras alzaba la mirada. El color de su rostro cambió rápidamente. La ira de Takeshi se aplacó al instante al ver su mirada agónica. Sabía que estaba haciendo algo horrible. Estaba estrangulando a su hermano menor. Ciertamente era una completa locura. Sin embargo, no saldría de ese lugar si no lo hacía.

—¡Vamos, Gekkou! ¡Di que me dejarás salir de aquí! —dijo Takeshi suplicante mientras aflojaba ligeramente el agarre de la cadena y dejaba que Gekkou tomara algo de aire.

En cuanto lo hizo, Gekkou comenzó a insultarlo.

—¡Maldito hijo de puta! ¡Me tomé la molestia de encontrarte y traerte aquí para salvarte! ¡Si no fuera por mí, estarías tirado en medio de la nada y andarías vagando en esta época sin saber qué hacer!

Takeshi se asustó momentáneamente cuando Gekkou lo miró con rencor.

—Talvez… pero aún no te creo que hayamos viajado al pasado.

Gekkou respondió en voz alta a las palabras de Takeshi.

—¡No estoy mintiendo! ¡Es la verdad!

—¿Entonces por qué mierda me encierras? ¿Por qué me tienes encadenado? Si de verdad hubieses querido ayudarme, me habrías explicado las cosas y me habrías dejado salir.

—No puedo hacer eso.

Cuando Gekkou se volvió dócil de repente, Takeshi preguntó con cautela mientras sostenía la cadena.


—¿Por qué?

Gekkou gira la cabeza y respondió de mala gana.

—¡No quiero que andes por allí por tu cuenta!

Takeshi se quedó mirando a Gekkou, que estaba inmovilizado entre el escritorio y él mismo, sin poder moverse. El desconocido uniforme negro estaba manchado de comida salpicada.

El emblema de las cinco estrellas en el hombro seguía siendo inconfundible.

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