Mahou sensou (NL)

Volumen 7

Capitulo 1: Al Pasado – 1998

Parte 2

 

 

Entonces, Takeshi lo cuestionó con cautela, manteniendo un firme agarre de la cadena.

—¿Qué se supone que haces? Ese es el uniforme de Wizard’s Breath. ¿Qué podría andar haciendo un Trailer como tú asumiendo que de verdad estamos en el pasado?

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—En esta época aun no existen los Trailers…

La voz de Gekkou había perdido parte de su vigor anterior, y ahora era un perfecto susurro que casi no se escuchaba.

Takeshi volvió a preguntar.

—¿Y se supone que por eso cambiaste de parecer y ahora estas con Wizard’s Breath? ¿También debo creerme esa estupidez?

Gekkou no respondió a eso. Cerró la boca y se quedó mirando el escritorio que tenía delante.

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—Sácame de aquí —volvió a decir Takeshi.

Gekkou respondió de la misma manera.

—No… puedo…

—¡No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando!

Nuevamente Takeshi tensó la cadena con fuerza.

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—¡Guh…!

La cabeza de Gekkou se echó hacia atrás. Pero no fue por mucho tiempo.

En cuanto Takeshi se relajó, Gekkou volvió a caer hacia delante y respiró con fuerza. Luego dijo con odio.

—Nunca pensé que pudieras ser tan violento, siempre has sido alguien que le gusta esquivar. ¿acaso estas sacando a flote tu verdadera naturaleza?

Era evidente que no se estaba conteniendo en absoluto, y Takeshi volvió a tirar de la cadena. Gekkou retorció la cara en señal de agonía.

—¡Sácame de aquí!

—¡Me niego…!

—¿Crees que no puedo hacerle daño a mi propio hermano menor?

Cuando Takeshi aflojó las cadenas, Gekkou sonrió de forma divertida.

—Si, eso creo, Onii-sama…

Takeshi intentó tirar de la cadena de nuevo al oír esa burla, pero Gekkou se apresuró a decir algo.

—¡Espera, te lo explicaré! Es necesario.

No confiaba para nada en él, pero no podía seguir estrangulándolo ahora que había accedido a hablar. Le quitó la cadena del cuello y lo liberó. Gekkou se llevó las manos al cuello y tosió un par de veces para comprobar su garganta.

—Actualmente pertenezco a Wizard’s Breath, eso es verdad.

Además, Gekkou dijo que pertenecía a la Agencia especial de gestión de magos de la Oficina de Auditoría de Wizard’s Breath.

—¿Agencia especial de magos?  —preguntó Takeshi sorprendido—. ¿Por qué estás allí?

—¿Crees que te dan a escoger el departamento al que te asignan? —refunfuñó Gekkou.

Takeshi pensó con una mirada de sospecha cuando Gekkou dijo que era sólo una coincidencia. Era imposible que Gekkou, siendo un mago de los Trailers, pudiera pertenecer a Wizard’s Breath ya que todo el mundo en la alta esfera de Wizard’s Breath conocía la relación de Gekkou con los Trailers. Pero si de verdad estaban en el pasado, la cosa cambiaba totalmente. Pues hace 18 años en la época que estaban ahora, los Trailers aun no existían.

«Si es así, entonces…»

Takeshi volvió a preguntarle a Gekkou con una expresión sospechosa.

—¿Estamos realmente en el pasado?

—Si.

No tenía suficientes pruebas para creerlo en absoluto. Ni siquiera había dado un paso fuera de esa habitación todavía. Pero por el momento, Takeshi decidió fingir que lo aceptaba para seguir con la historia.

—Si ese es el caso, ¿no es peligroso lo que estás haciendo? Si cambias algo del pasado, cambiarás el futuro —le advirtió Takeshi.

Gekkou asintió.

—Si, te refieres a crear paradoja temporal. Yo también estoy consciente de eso. Pero hasta ahora, no hay discrepancia entre nuestro futuro y este mundo pasado.

—Claro que la hay. Nuestra sola presencia ya debe estar alterando el pasado.

Cuando Takeshi respondió eso, Gekkou se encogió de hombros.

—Tienes razón. Por eso estoy siendo muy cuidadoso con mis acciones. Y por el mismo motivo te estoy manteniendo aquí encerrado. Para que no andes por allí haciendo lo que se te dé la gana.

Gekkou se llevó la mano al cuello otra vez y acarició la marca ensangrentada que le quedó. Luego echó un vistazo a la habitación.

—Vaya desastre. Pero esto es tu culpa. Ahora tendrás que esperar hasta mañana para comer.

Gekkou caminó hacia la puerta, y Takeshi solo se quedó allí y no lo detuvo. Sin embargo, Gekkou se detuvo frente a la puerta.


—Por cierto, Takeshi. ¿Por qué no usaste magia para acabar conmigo? Incluso sin un Aspecto, podrías haber usado magia básica.

—No puedo usar magia en este lugar… —respondió Takeshi.

—Sí, sabía que intentarías usarla. En efecto, no puedes usarla. Por eso tienes que quedarte aquí y portate bien, porque si dejo de venir, te morirás de hambre.

—…

En ese momento, Gekkou se marchó de la habitación. Quien sabe qué tipo de magia se había implementado allí, pero toda magia estaba desactivada dentro esa habitación.

La última vez, después de que Gekkou se fuera, Takeshi intentó usar su magia para romper la cadena, pero no funcionó en absoluto. La desordenada habitación estaba llena de arroz y guiso que había salpicado desde la bandeja. Takeshi suspiró profundamente mientras recogía el cuenco de sopa de miso que se había convertido en una mancha en la alfombra. Era lo único que podía hacer de momento.

***

 

 

Era una mañana fría y lluviosa en el centro de Nueva York.

La estatua de George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, se alzaba bajo una vista brumosa en el distrito financiero de Wall Street. Una chica bajaba lentamente las escaleras del edificio con un paso que difícilmente podría calificarse como ágil. El vestíbulo de piedra se alzaba tras ella, pues acababa de salir del Federal Hall.

En esa ciudad, donde se encontraba la sede de Wizard’s Breath, había una mayor mezcla de magos y humanos que en otras ciudades. Por esta razón, había espejos por todas partes que los magos utilizaban como pasadizos, así como otros objetos que cumplían la misma función. También había un espejo de gran tamaño dentro del Federal Hall. La tez de la chica era tan pálida que parecía estar a punto de desmayarse.

Tenía la edad de una estudiante de secundaria. Sin embargo, la angustia en sus ojos era inapropiada para su edad. Shijou Momoka se detuvo en medio de las escaleras antes de bajar del todo. Entonces se volteó y miró hacia atrás. La entrada del lugar del que acababa de salir estaba cubierta de oscuridad.

«Sobreviví a un infierno…».

Era lo que se cruzaba por su mente. Entonces se preguntó a sí misma.

«¿Realmente hice lo correcto?».

Era una pregunta que no encajaba demasiado bien con su apariencia, pero era importante para ella. El uniforme que ella llevaba puesto era el de la sección de secundaria de la Academia de Magia de Tokio. Normalmente, habría tenido que volver inmediatamente de la sede de Wizard’s Breath directo a su academia en Tokio. Pero no podía volver a la escuela sintiéndose así. Sus compañeros no sabían nada al respecto. Y no quería que se enteraran por nada del mundo.

«No puedo decirle a nadie que acabo de asesinar a unas personas»

«Aunque me sienta arrepentida ya no puedo hacer nada al respecto»

Momoka quería cubrirse la cara, agacharse y soltarse en llanto. Quería llorar y renegar a todo pulmón.

«¡He matado a unas personas!»

«¡Acabo de matar a unas personas que ni siquiera conocía!»

«¡Los maté solo porque me dijeron!»

«¡Yo no tuve la culpa!»

«¡Fue una orden!»

«¡No podía hacer nada al respecto!»

Ella sacudía la cabeza tratando de convencerse a sí misma. Pero por mucho que renegara dentro de su cabeza, era incapaz de gritarlo de verdad. Ya no era una niña y no era tan estúpida como para hacer algo así. Pero sentía como si su corazón se estuviera corroyendo. Parada en medio de aquellas escaleras, Momoka dejó escapar un pesado suspiro.

«La unirme a Wizard’s Breath, hice un juramento».

«Tengo que mantenerlo»

«Cuando te ordenan algo es natural obedecer»

Puso fuerza en sus piernas y comenzó a bajar las escaleras. De repente, vio a una persona que se acercaba de frente. Momoka alzó la mirada y se quedó mirando. Las escaleras eran razonablemente anchas, más, sin embargo, esta persona ni siquiera intentó pasar a un lado, sino que caminó directamente hacia ella.

—Tu cara de tristeza también es linda, Chibi-chan… —dijo esa persona con una voz muy animada.

—¡Washizu… senpai…! —Los ojos de Momoka se abrieron de par en par—. ¿Qué haces aquí?

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—¿No es obvio? Vine porque sabía que estarías aquí, Chibi —respondió Washizu Kippei, agachándose un poco para ver el rostro de Momoka.

—Estás muy pálida. ¿Has dormido bien? ¿O algo te remuerde tanto que no puedes ni dormir?

Kippei se había quedado un escalón abajo de Momoka, y aun así ella siendo una estudiante de secundaria seguía siendo más bajitas que él que era un estudiante de preparatoria.

Momoka se dio la vuelta, temerosa de hacer contacto visual con Kippei. Él también era un estudiante de la misma academia de magia de Tokio que ella. Y ´miembro mayor del mismo grupo de tres estudiantes que ella. Grupos que se solían formar independientemente del año que estuvieran cursando. Sin embargo, él no pertenecía a Wizard’s Breath.

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Momoka habló frenéticamente mientras miraba hacia otro lado.

—Washizu-senpai, Y-yo no lo sabía…

Kippei guarda silencio. Así que Momoka siguió hablando.

—Esas personas y Ryuusenji-senpai eran…

—Cierra la boca.

De repente, una voz escalofriante le heló la sangre.

—¿Eh?

Momoka levantó la mirada y vio los ojos sin emoción de Kippei.

—Te dije que cerraras tu boquita pequeño pajarito.

En ese momento, Momoka sintió como si presionaran algo contra su abdomen.

—¿Uhg?

Dejó escapar un gemido y luego bajó su mirada. Entonces vio lo que estaba pasando.

—Wa…shizu… sen…pa…

Mientras pronunciaba su nombre, Momoka levantó la mirada. Aquello que se presionaba contra su abdomen era un cuchillo que Kippei sostenía en su mano. No, realmente no estaba siendo simplemente presionado. La hoja había sido enterrada profundamente hasta llegar a la empuñadura.

—Aah…

Momoka levantó la vista de la barbilla puntiaguda de Kippei, que conocía bien, hacia sus finos labios, y luego hacia sus ojos suavemente sonrientes. Si, ahora él estaba sonriendo.

—Yo te quería mucho, chibi. Eras pequeñita, linda y fuerte… —dijo Kippei.

Momoka sacudió la cabeza con pereza y debilidad.

—Y-yo… no lo sabía… lo juro. No sabía que… esas personas… eran los padres de… Ryuusenji-senpai…

—Oh, no, no, no.

En ese momento, Kippei la interrumpió y se acercó a ella de modo que su cuerpo quedó completamente entre sus brazos.

—Tienes que cerrar esa boquita.

Con la otra mano, cubrió suavemente los labios de Momoka. Su mano estaba dura y húmeda.

—Mmm…

Momoka gimió como si quisiera quejarse. Pero él presionó su cuerpo contra el de ella. Se abrazaron como si fueran amantes.

—No te preocupes, yo te sostendré hasta que exhales tu último aliento.

—Wa… washizu… senpa…

Momoka apenas sintió dolor. Todo lo que sentía era un olor a tabaco proveniente del uniforme de Kippei.

«A pesar que te lo dije…», pensó ella. «No has dejado de fumar»

Los pesados párpados de Momoka revoloteaban hacia arriba y hacia abajo, con la mente nublada como si se estuviera quedando dormida. Le parecía natural que su mejor amigo, Washizu Kippei, fuera quien la castigara por matar a los padres de Ryuusenji Kazuma. Momoka se rio, sintiendo una sensación de alivio en su interior.

«Ya veo. Entonces si hice algo malo después de todo»

«Así que este es mi castigo…»

Las lágrimas brotaron de los ojos a medida que los cerraba y se apoyaba completamente en Kippei. Sin embargo, de pronto se oyó un grito.

—¿¡¡Qué están haciendo!!?

Momoka cerró sus ojos, pero Kippei chasqueó la lengua.


—Vaya putada…

Al decir esto, Kippei empujó a Momoka hacia atrás.

Momoka abrió los ojos con dificultad. Kippei la estaba miraba fijamente.

—Oye, Chibi, si sobrevives…

Inmediatamente acercó su boca al oído de Momoka y le susurró algo.

—Aahh…

Momoka dejó escapar un gemido.

Al mismo tiempo, Kippei la empujó ligeramente escaleras abajo. Momoka ya no le vio marcharse. Al caer por las escaleras, miró al cielo y notó por primera vez que estaba lloviendo. Las gotas de lluvia que caían sobre su cara eran más frías que sus lágrimas.

—¡Oye, detente!

Se escuchó a un hombre gritar

—¡Dios mío! ¡Esta chica acaba de ser apuñalada!

Esta vez se escuchó la voz de una mujer. Estaban muy cerca. Momoka se había golpeado la espalda varias veces contra los filos de las escaleras, pero tampoco sintió dolor con eso. Estaba demasiado somnolienta. Quería cerrar los ojos en ese momento e irse a dormir para siempre.

—Tsubaki, llama una ambulancia —dijo el hombre.

—Ya voy.

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las voces de dos personas alteradas se escuchaban a la distancia. Sin embargo, la voz de Kippei era lo que más resonaba en Momoka una y otra vez.

«Oye, Chibi, si sobrevives…»

Su voz estaba llena de compasión más que de ira.

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Aunque el contenido era una amenaza.

***

 

 

De repente, Momoka recordó un incidente que había tenido en la escuela hacía unos meses.

Ella salió de su salón de clase al patio durante la hora del almuerzo y se metió entre los arbustos para echarse una siesta en un lugar donde nadie la molestara, cuando de pronto, se encontró con Kippei que ya estaba allí tumbado. Estaba mirando el cielo con un cigarrillo sin encender en la boca.

—Washizu-senpai, ¿de nuevo estas fumando? Si te llegan a ver te van a suspender. Te van a obligar a quedarte en los dormitorios y no podrás hacer el examen de ingreso a Wizard’s Breath.

Momoka se puso las manos en las caderas con cara de asombro. Él se levantó y se encogió de hombros.

—No me molestes, Chibi-chan…

Esta vez, Momoka se encogió de hombros al ser llamada por su habitual apodo de parte de él.

—No soy una “Chibi” mi estatura es promedio.

—Eres una chica, deja de hablar como hombre…

Kippei solía decirle eso a menudo.

Momoka llevaba años utilizando “boku” * para referirse a sí misma y ya nadie le hacía caso, pero él insistía en intentar corregirla. Momoka hizo un pequeño puchero y agachó la cabeza.

—Pero… me da vergüenza cambiar a estas alturas…

Mientras hacia su puchero, Kippei le hizo un gesto para que se acercara.

—Pues no queda de otra. Ven, acércate…

—¿Que sucede?

Momoka de repente se sorprendió cuando la levantó de sus caderas con ambas manos.

—Ven aquí.

Allí donde estaba sentado, Kippei tomó a Momoka y la sentó en su regazo.

—¡Kyawawawawa! ¿¡Qué crees que estás haciendo!?

Ni sus padres habían hecho eso con ella. Momoka se puso roja y protestó, empujando la barbilla de Kippei con la palma de su mano. Pero a él no le importó y simplemente dijo: «Quiero que digas “Watashi”*. Vamos a practicar». Momoka trató de levantarse, empujando la cara de Kippei que estaba demasiado cerca, pero él tenía sus brazos alrededor de su cintura y ella no podía escapar.

Mahou Sensou Volumen 7 Capitulo 1 Parte 2 Novela Ligera

 

Momoka miró a Kippei toda sonrojada.

—¡No necesito estar sentada encima de ti para hacer eso!

—Solo quiero mostrarte que esto es más vergonzoso que decir “watashi”. Solo hago esto para distraerte.

—¿E-En serio?

Momoka asintió confundida mientras se encontraba sentada en el regazo de un chico mayor. Entonces Kippei volvió a decir una vez más:

—Vamos, quiero escucharte decir: “watashi”.

—¿W-watashi?

Kippei asintió en aprobación. Luego comenzó a repetir una frase para que Momoka la dijera.

—Quiero que digas: “Hoy fui abrazada por mi querido Washizu-senpai”

Momoka, una alumna de sexto año de carácter directo, abrió la boca y repitió lo que Kippei había dicho.

—H-hoy… fui abrazada… por mi querido… washi… zu… ¿hmm? ¿Me estas engañando verdad? ¿¡Te estas burlando de mí!?

Las mejillas de Momoka se enrojecieron aún más cuando empezó a sentir que algo iba obviamente mal en medio de la conversación, y Kippei le advirtió, esforzándose por no cambiar su expresión.

—Oye, de nuevo sigues usando Boku…

—¡Ya es suficiente! ¡Boku, boku, boku! ¡No me importa decirlo así!

Momoka comenzó a agitarse en el regazo de Kippei. Y por pura casualidad su puño levantado golpeó la oreja de Kippei haciendo que este la soltara. Lo cual ella aprovechó para saltar de su regazo. Se alejó rápidamente y soltó todas las palabras más groseras que se le ocurrieron.

—¡Washizu-senpai pervertido! ¡Vándalo! ¡Viejo rabo verde! ¡Lolicon!

—¿Viejo? Pero si solo tengo quince años…

Cuando Momoka vio a Kippei sonreír mientras se sobaba la oreja, se sintió tan frustrada que extendió su mano al frente y lanzó un «Spark», un hechizo de mágica básica con todo su poder y huyó de la escena tan rápido como un gatito arisco.

Durante unos días, Kippei tuvo una quemadura en la parte superior de la nariz que la había dejado de color negro. La magia curativa lo curó a la perfección y lo dejó como nuevo, pero el había aprovechado eso para andar siguiendo a Momoka diciéndole: «¿Por qué le prendiste fuego a mi nariz en lugar del cigarro? Ahora voy a hacer que tu nariz se vuelva roja»

Cada vez que la acosaba le pellizcaba la nariz. Pero a pesar de eso, eran tiempos más felices. No tenía de qué preocuparse pues era solo una niña y no tenía deberes ni obligaciones tan significativos como ahora. Y aunque eso había ocurrido hace apenas unos meses, a Momoka le parecía que hubiese ocurrido hace diez años.  Kippei había cambiado. Igual que había cambiado Momoka. Él fue quien lo provocó, con sus ojos aterradoramente fríos y su charla sobre la muerte.

***

 

 

Momoka estaba tumbada boca arriba al pie de las escaleras del Federal Hall. El hombre y la mujer la miraban desde arriba. Miraban el cuchillo clavado en su estómago, sin saber qué hacer.

—Déjenme en paz. —dijo Momoka con una voz rasposa y débil.

La mujer le respondió con una mirada de sorpresa.

—¿Qué estás diciendo?

Momoka les dijo una vez más:

—Déjenme aquí… no me ayuden…


Ella sentía que estaba recibiendo un castigo divino y por eso no quería ayuda ni nada parecido. De pronto sonrió. Si fuera un castigo divino, significaría que Kippei era un dios. Y eso no podía ser posible.

«Ese tipo no es más que un estudiante problemático…»

Momoka comenzó a reírse, y la pareja la miró con temor. De pronto sonó la sirena de una ambulancia. También se comenzaron a escuchar murmullos como el de una multitud reunida. Pero la voz de Kippei aun resonaba más fuerte en la mente de Momoka opacando por completo ese bullicio.

—“Oye, Chibi, si sobrevives, tendré que tomar lo más preciado para ti como sustituto de tu vida”

Momoka cerró lentamente los ojos. No podía vivir en soledad en un mundo tan cruel. No quería volver a despertarse así. Los momentos de felicidad eran demasiado efímeros.

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