Ore ga Heroine o Tasukegite

Volumen 5

Prologo 0-1: Shirley Madagascarwel Blood

Shirley, investigadora de la agencia de investigación gubernamental del planeta Estashion, regresaba a su habitación después de terminar el día de trabajo.

“Vaya… estoy tan cansada”.

Se desplomó sobre la cama y se estiró para aliviar el agotamiento que se había acumulado a lo largo del día. Gracias a circunstancias complicadas, había estado trabajando con los niveles más altos de gobierno desde que era una niña, pero este último proyecto fue especialmente agotador.

“El director dijo que una vez que esto se hiciera, nuestro mundo ideal se convertiría en realidad, así que tengo que hacerlo lo mejor posible. Pero aún…”

Trató de encenderse de nuevo, pero se rindió a la mitad.

Pensó en ir a algún lugar para refrescarse, e instantáneamente una lista de instalaciones de entretenimiento y lugares de reunión en la ciudad apareció en una lente de sus gafas. Por supuesto, la información en realidad no se mostraba en la lente. El chip que estaba incrustado en su cerebro estaba recibiendo información de video del departamento de publicidad del gobierno de Estashion. Parecía mostrarse en sus lentes porque lo había establecido como la ubicación predeterminada, pensando que sería más fácil de ver.

Después de explorar en silencio varios posibles lugares de ocio, Shirley apagó la transmisión. Lo había pensado, pero al final, no tenía ganas de salir.

Y si no iba a salir, no tenía más remedio que hacer algo en casa. Era una tarea difícil teniendo en cuenta que no había nada excepto muebles en su habitación. Tal vez ella realmente no tenía ningún pasatiempo, pero dado que esa era la forma peculiar en que la habían educado, era difícil no sentir lástima por ella. No es que hubiera alguien alrededor para simpatizar.

“Hahh… ¿Hm?”

Metió la mano inconscientemente debajo de su cama y sus dedos tocaron algo suave. Curiosa, lo sacó para ver que era una vieja muñeca suya.

“Wow… esto trae recuerdos”.

Era el único juguete que le habían permitido cuando era niña. Hace mucho tiempo, en una habitación blanca como esta, era su única compañera de juego.

“Está bien, Garnet, intercambiemos anillos”, había dicho una Shirley más joven.

“Está bien… Shirley”, la muñeca, Garnet, había respondido con voz vacilante.

Shirley había tomado el anillo en la palma de la muñeca y lo había cambiado por el que había estado sosteniendo.

“¡Heehee! Bien, ahora sellemos la promesa con un beso”.

“Está bien… Shirley”.

“… Mua”.

Shirley había besado la mejilla de la muñeca y había jurado amarla para siempre. Ese era el recuerdo que se repetía en su cabeza mientras jugaba con las manos de la muñeca ahora.

“Garnet nunca aprendió a hablar bien, ¿verdad?”

El cerebro de la muñeca estaba cargado con una IA de acumulación de memoria que Shirley había desarrollado. Fue una inteligencia artificial que aprendió diferentes tipos de patrones de pensamiento a través de la experiencia, y Shirley jugó con ella para ayudarla a aprender. Al menos, esa es la excusa que le había dado. De hecho, ella solo quería una muñeca en ese entonces, y había creado la IA para justificar tener una. Por supuesto, un niño que madura rápidamente como Shirley pronto se graduó de jugar a las casitas.

Estaba tan sola en ese entonces, ¿no?

Por eso había hecho Garnet. Ella había querido un amigo.

Pero ahora que Shirley había crecido, aunque todavía tenía solo 16 años, y ya no era más baja que los adultos, podía hablar con ellos normalmente. Ella tenía muchos compañeros de trabajo en el laboratorio. Ella interactuó con ellos casi todos los días, discutiendo con ellos sobre el proyecto actual o investigando con ellos…

“Hahh…”

Supongo que todavía no tengo amigos… “… ¿Oh?”

Mientras jugaba con la muñeca, se dio cuenta de que su bolsillo estaba abultado un poco. Deslizó su dedo adentro para encontrar un par de anillos de juguete.

“Amor eterno, ¿eh?”

Todavía no tenía idea de si tal cosa existía, mucho menos para alguien como ella. Alguien que no era normal. Pero aun así, al menos…

“Si el mundo ideal se vuelve real… tal vez pueda hacer un amigo…”

Presionó su cara contra la almohada mientras susurraba esas palabras. Nadie los escuchó. Simplemente resonaron en las paredes de la habitación blanca y estéril.