Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 12: Ese fue el Inicio de una Leyenda que Gira Alrededor de Cierta Isla y Dragón

Capítulo 15: Negociador

 

 

No había puestos, ni tiendas, ni nada. Todo había sido aplastado.

Humanos, orcos y una variedad de otras razas, todos ellos estaban colapsados y cubiertos de sangre. Muchos fueron aplastados, o les arrancaron una parte de su cuerpo. Había brazos, piernas, incluso cabezas alrededor. Nunca debieron haber imaginado que los dragones descenderían en este mercado de emergencia.

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¡Hey, eso es extraño, están viniendo hacia aquí! Cuando alguien gritó eso, ya era demasiado tarde.

Esta tragedia realmente no era para nada linda.

Los tres dragones ya habían ascendido, y estaban dando vueltas en el aire sobre Roronea.

“Tenemos que ayudar a los vivos,” dijo Mary.

Pensaron que sonaba razonable, así que se separaron y fueron a buscar sobrevivientes, pero luego los dragones descendieron de nuevo y todo se fue al infierno.

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Haruhiro y su grupo no estaban seguros en la ciudad, por lo que tendrían que evacuar al denso bosque. ¿Pero era seguro el bosque? No había ninguna garantía de que los dragones no entrarían en el bosque, por lo que podrían verse obligados a luchar contra ellos. Comenzaron a prepararse para hacer precisamente eso, pero los dragones nunca llegaron al bosque.

Parecía que muchas personas habían huido del mercado de emergencia hacia Roronea. Los dragones ahora enfocaban su atención en ellos. El humo estaba saliendo de toda la ciudad, y los gritos podían escucharse desde la ciudad, incluso en el bosque.

En última instancia, hasta que los dragones se fueron después del mediodía, todo lo que Haruhiro y sus camaradas pudieron hacer fue contener la respiración mientras se escondían en el bosque.

Después comenzaron a buscar sobrevivientes en el mercado de emergencia, pero no pudieron encontrar nada que respirara, y mientras buscaban, los dragones regresaron, por lo que terminaron huyendo apresuradamente hacia el bosque una vez más.

Los dragones aparentemente regresaban de sus zonas de pesca, donde comían. Hacían estragos en Roronea con el estómago lleno, y luego regresaban a su nido cuando llegaba la noche.

Siendo ese el caso, no fue hasta la noche que la magnitud del daño se hizo evidente.

Extenso era la única manera de describirlo. Había más de ochenta personas solo entre los muertos confirmados, y más de otros trescientos heridos.

Por lo que Haruhiro y los demás escucharon, no falto un pequeño número de personas que habían hecho una loca carrera por las calles solo para saltar al mar desde los muelles y embarcaderos. Debido a eso, el daño al puerto fue especialmente pesado. Los muelles No. 1, No. 3 y No. 4 fueron completamente destruidos, y los muelles No. 1 y No. 2 fueron muy dañados, por lo que el único que todavía estaba razonablemente intacto era el muelle No. 5.

Los dragones también destrozaron los almacenes cerca del puerto, y se había echado a perder una gran cantidad de granos, carne salada, pescado, vegetales conservados, frutas y licores.

Había sido un golpe paralizante para Roronea. Y los dragones aún podrían regresar al día siguiente.

Cuando se puso el sol, los piratas comenzaron a pelearse por el dinero, la comida y el agua. También había piratas desesperados que se peleaban con quien podían. Los barcos que se encontraban en alta mar se apresuraron al muelle No. 5 por temor a los dragones, y el pesado tráfico condujo a un caos total.

Con el fin de controlar a los piratas, Giancarlo, Momohina y Jimmy corrieron por todas partes, pero incluso una vez que comenzó a llover, la ciudad no mostró signos de silencio.

Nada bueno iba a venir de quedarse en Roronea en este punto, y era simplemente peligroso. En medio de la lluvia, Haruhiro y su grupo salieron y se dirigieron a la pared de roca de antes.

El pirata runaruka Tsiha vino con ellos.

En la pared de roca, Honey Den estaba encantado de verlos regresar.

“¡Mmpf, mmpf, mmpf, mmpf!” Gritó.

No, podría no haber estado encantado, pero como tenía las manos atadas a la espalda, una mordaza en la boca, las rodillas y los tobillos atados con una cuerda, y una cuerda alrededor de la cintura atada a una roca, al menos debía estar un poco aliviado.

Él podría estar hambriento, y había empezado a llover, por lo que ciertamente estaba en una situación menos que agradable. Aún así, viendo la forma en que se negaba a dejar de seguir sin cesar: “¡Mmpf, mmpf, mmpf, mmpf!” Honey Den todavía estaba relativamente bien.

¿Por qué habían vuelto a la pared de roca? Una de las razones era que habían dejado a Honey Den aquí cuando regresaron a Roronea. La situación de emergencia no les había dejado otra opción, pero no era como si Haruhiro no sintiera que era un poco cruel, y tendría problemas para dormir por la noche si simplemente si lo abandonaban así.

Desatando solo la cuerda que rodeaba su cintura y las cuerdas de sus piernas, sacaron a Honey Den de algún lugar de la lluvia. Había una buena cueva no muy lejos, así que decidieron descansar ahí.

Nadie tenía mucho que decir. Kuzaku pidió permiso para acostarse, y se quedó dormido al instante.

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Honey Den se estaba irritando con sus gritos ahogados, así que Haruhiro le quitó la mordaza y solo escuchó sus lamentables súplicas de comida. Cuando le dio al hombre algunas de sus raciones portables, finalmente se calló.

Se estaba poniendo más brillante afuera. La lluvia no había cesado. Según Tsiha, los días en que llovía, los dragones tendían a no dejar su nido. Si ese fuera el caso, podrían recuperar el aliento.

Haruhiro se levantó con un poco de esfuerzo. “Se acabó la noche, así que diría que es hora de que salgamos a buscar.”

“Aún así, no sabemos en qué agujero está, ¿verdad?” Preguntó Setora. “Peor aún, puede que ni siquiera esté aquí.”

Setora podría tener razón. Pero también podría estar equivocada.

Haruhiro miró desde la entrada de la cueva hacia las rocas del exterior. La lluvia debió haber lavado bastante de ellos, por lo que no pudieron encontrar sus restos fácilmente, pero cuando Haruhiro le preguntó a Ojo-Rojo Ben, cuya vida había terminado aquí, dónde estaba el tesoro, la respuesta había sido: “No está aquí , idiota.”

“Lo apuesto.” Haruhiro le creyó al fallecido hombre.

Pensándolo bien, era un misterio. Había sido descuidado, ingenuo y, francamente, Ben había tenido todas las razones para llamarlo idiota.

Benjamin Fry no había sido un hombre honesto, de ninguna manera. Fácilmente había engañado a otros, engañándolos con mentiras improvisadas rápidamente. Ese era el tipo de hombre que había sido. Si él decía que algo era blanco, era mejor comenzar asumiendo que era negro.

“Si no está aquí, no está aquí, y trabajaremos desde ahí,” dijo Haruhiro. “Por ahora, todos quédense aquí. Puedo hacer esto solo.”

Haruhiro salió de la cueva. No era visible desde la distancia, pero la sangre y la carne de Ben todavía se aferraban a las rocas. Eso significaba que estaba justo por encima de aquí.

Subió con cuidado la pared de roca que estaba resbaladiza por la lluvia. Cuando llegó al agujero en cuestión, el interior estaba cerca de estar negro. Bueno, se las arreglaría de alguna manera.

Apartó los trozos de madera y las ramas que las aves marinas habían traído como material para sus nidos, junto con otros objetos que no pudo identificar.

¿Era su imaginación? De vez en cuando olía el hedor del muerto. Ese hombre había dormido aquí. Su cabeza había descansado por aquí, y…

Su espalda. No, su cintura habría estado por aquí. Cuando Ojo-Rojo Ben se había acostado a dormir, su trasero habría estado por aquí.

Era suave. O más bien como si hubiera una muesca para empezar. Ben la había encontrado, y luego la tapo con ramas y lo que fuera encima.

Cuando Haruhiro las quitó, lo encontró.

Ahí estaba.

Un bolso hecho de cáñamo grueso, o un material similar.

Sacó el bolso. Lo abrió. Haruhiro tragó saliva, y luego se levantó.

“Esto es,” susurró. Cerró el bolso y se lo puso en el hombro.

Cuando dejó el agujero, Kuzaku, Mary, Setora y Kiichi estaban abajo. Yume, Shihoru y Tsiha probablemente estaban custodiando a Honey Den.

“Lo encontré,” dijo Haruhiro.

“Eh…” dijo Mary.

“¿Nyaa?” Maulló Kiichi.

“¿Qué dijiste?” Preguntó Setora.

Kuzaku se quedó boquiabierto. “¿De verdad?”

Todos se sorprendieron. Haruhiro también se sorprendió de muchas maneras.

Qué idiota había sido. Debería haber asumido de inmediato que si Ojo-Rojo Ben decía que no estaba ahí, lo contrario era cierto, y en realidad lo era. Si un hombre tan sospechoso como él fuera a esconder algo, ¿dónde estaría? El agujero donde estaba era, obviamente, el lugar más sospechoso.

Haruhiro descendió la pared de roca y regresó a la cueva con Kuzaku y los demás. En el momento en que vio el bolso que llevaba Haruhiro, Honey Den gritó “¡Ah!”

Haruhiro abrió el bolso de nuevo. ¿La gran cantidad de hierba seca en el interior funcionaba como aislante? A su manera, el hombre lo había estado cuidado bien. Haruhiro apartó la hierba.

Era brillante. Un verde intenso. Si lo miraran bajo la luz del sol, sería un verde brillante sin duda.

Huevo. Definitivamente tenía forma de huevo. Tomado en su punto más ancho, podría tener un diámetro de unos veinte centímetros. No era pequeño, pero parecía que un huevo de esos dragones podría haber sido más grande.

Haruhiro intentó golpearlo con un dedo. Era duro. Como una roca. No iba a romperse fácilmente.

Intentó levantarlo.

“Pesado…”

Realmente era como una roca. Era pesado como una.

Mary puso una mano en el huevo, cerrando los ojos. “Está muy frío. Puede que sea un huevo genuino, pero no esperaría que eclosionara.”

“¿Está petrificado, o algo así?” Preguntó Shihoru, mirando más la expresión de Mary que al huevo.

“Podría ser.” Mary abrió los ojos. Ella apresuradamente retiró su mano. “Realmente no lo sabría. Esa fue la sensación que tuve.”

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Kuzaku se cruzó de brazos y asintió. “Eso significa que no podemos comerlo, ¿verdad?”

“¿Quieres comerlo?” Preguntó Haruhiro, sorprendido.

Pero Kuzaku se volvió hacia él con toda seriedad y respondió: “¿Eh? ¿No querrías probarlo?”

“No, en realidad no.”

“Ohhhh. Bueno, así es como eres después de todo. Eres bastante conservador sobre lo que estás dispuesto a comer.”

“No estoy seguro de que ese sea el problema aquí…”

“Gente, escuchen, esa cosa vale 5,000 oros.” Honey Den sonaba como si hubiera mordido algo desagradable.

“Fwoo…” Yume se retorció el cuello. “¿Cinco mil? ¿Mmmm?”

“¿Oro?” Preguntó Setora.

Haruhiro casi deja caer el huevo por la sorpresa, y Kuzaku dijo: “Guau,” y saltó hacia atrás y se alejó de él.

“¡C-Cinco mil! ¡¿Cinco mil oros?! ¡Eso es toda una fortuma! Sin embargo, no estoy seguro de qué se supone que es una fortuma…”

“Al menos, eso es lo que me dijo Ben,” dijo Honey Den. “No sé si es verdad. Incluso mil oros serían suficientes para tener nuestras vidas resueltas. Al menos ese era el plan…”

Honey Den dejó caer los hombros y comenzó a murmurar maldiciones. En cierto modo, era impresionante ver que tan escoria era, que todavía podía lamentar su desdicha en esta etapa del juego.

“Te das cuenta de que mucha gente está muerta gracias a ustedes dos, ¿verdad?” Haruhiro dijo bruscamente.

“No fue mi idea. Además, aunque no ayudara, estoy seguro de que Ben lo habría hecho solo. Él es el culpable. Si no fuera por él, nada de esto hubiera pasado. ¿Tengo razón o qué?”

“¿Qué quieres decir con ‘tengo razón o qué?’” Setora miró fríamente a Honey Den.

Kiichi también estaba mirando amenazadoramente al hombre que desesperadamente necesitaba cuidado dental.

“Haru, ya no lo necesitamos,” dijo Setora fríamente. “¿No sería mejor acabar con él? Estará en nuestro camino, y es malvado.”

“¡N-No seas así!” Gritó Honey Den. “Puede que no lo parezca, pero puedo ser útil, ¿de acuerdo?”

“No puedo imaginar que lo seas,” se burló ella.

“¡No, lo digo en serio! ¡Es por eso que Ben me metió en esto!”

“¿No dijiste que él podría haberlo hecho solo?”

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“E-Eso fue solo, uh, sabes, una forma de hablar, ¿de acuerdo?”

¿Se desharían él o no? Era una pregunta difícil. Incluso si no lo quisieran ver, Haruhiro no veía la necesidad de matarlo, pero tampoco quería quedarse con él, mirándole la cara por mucho más tiempo. ¿Qué hacer entonces?

“Tsiha, esta cosa, ¿alguna vez has visto una antes?” Haruhiro preguntó, solo para estar seguro.

Tsiha miró el huevo en silencio por un rato, luego negó con la cabeza. “No,” dijo finalmente. “Pero probablemente ser huevo de dragón. Al dragón, devolver bien. No devolver, dragón siguir enojado.”

“¿Cómo crees que deberíamos ir a devolverlo?” Yume arqueó las cejas y abrazó sus rodillas. “Los dragones, están enojados, ¿sabes? Como, imagina que Yume les llevara el huevo, ¿verdad? Yume, ella sería tragada por los dragones, ¿no crees?”

“¿Por qué no lo dejamos en algún lugar?” Sugirió Kuzaku, luego se golpeó dos o tres veces en la cabeza. “No es bueno, eh. Espera, ¿no es bueno? No lo sé, pero de cualquier manera, tengo la sensación de que no dejarán de atacar la ciudad. La han arrasado totalmente.”

“Tampoco podemos tomar más un barco…” Shihoru miró fuera de la cueva, suspirando profundamente.

“Devolverlo, eh…” Haruhiro murmuró para sí mismo.

“Devolverlo…” Kuzaku repitió, mirando hacia el techo de la cueva.

“¿Devolverlo…?” Yume inclinó la cabeza hacia un lado noventa grados. “Si Yume tuviera que devolverle algo a alguien, ¿crees que ella iría con ellos?”

“Ir con ellos…” Mary se metió en la barbilla y miró hacia abajo. “¿Al nido de los dragones?”

“Yo… ¡Yo no quiero!” Honey Den gritó y trató de salir corriendo de la cueva.

Setora inmediatamente le barrió la pierna y lo hizo tropezar. La superficie de roca estaba lejos de ser plana, por lo que Honey Den dejó escapar un chillido cuando toda su cara raspó el suelo.

“N-No, no quiero ir ahí,” gimió el pirata. “Si significa ir a ese lugar de nuevo, preferiría morir. No, eso es ir un poco lejos. No puedo morir hasta que me haya acostado con muchas mujeres buenas, y comer cosas dulces hasta que mis mejillas se hundan…”

“¿Qué pasa con él?” Setora había pasado de estar desinteresada, a estremecerse un poco.

En serio, sin embargo, ¿qué pasaba con él?

Si lo dejaban solo, era probable que Honey Den saliera de la cueva arrastrándose como un gusano, por lo que Haruhiro le puso un pie en la espalda por falta de una mejor alternativa.

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“¡¿Gyauagh?! ¡Tú, monstruo inhumanooooo!”

“Cállate… Además, no quiero escuchar eso de ti.”

“Entonces déjame ir. Libérame. Si lo haces, te recordaré como un santo.”

“Cuida tus modales. ¿Quieres alimentar a los dragones?”

“L-Lo siento, n-no volverá a suceder, perdóname, por favor, ten piedad…”

Incluso solo pisándolo de esta manera, Haruhiro sintió que su corazón se ensuciaba un poco más cada segundo. Pero si le quitaba el pie, este hombre tenía más o menos garantía de huir.

“Dices que no quieres regresar ahí otra vez, pero, en primer lugar, nunca entraste, ¿verdad?” Preguntó Haruhiro. “Ojo-Rojo Ben entró al nido solo, y logró regresar en una sola pieza.”

“Ese bastardo era un poco extraño. De la cabeza, ya sabes. Yo estoy cuerdo…”

“Conoces el camino, ¿verdad?”

“Solo el camino. No hay mapa una vez que pasas ese punto. Entrar ahí, no es algo que haga un hombre cuerdo.”

“Pero, Haru.” Setora miró a Honey Den como si pudiera mirar un montón de excremento.

No tienes que mirarlo, Haruhiro no pudo evitar pensar. No hay muchos hombres que sean tan inútiles como este.

“¿Tenemos alguna obligación de llegar tan lejos?” Preguntó Setora. “Ahora que hemos encontrado el huevo, creo que podemos decir que hemos descubierto la razón por la que los dragones están atacando a Roronea. Nuestro trabajo debería terminar aquí.”

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“Tienes razón, Setora,” dijo Haruhiro. “Es exactamente como dices, pero…”

La lluvia seguía cayendo. ¿Había disminuido un poco? ¿Los dragones volarían hoy? ¿Qué les estaba pasando a los barcos que se apresuraron al muelle No. 5? La mayoría de ellos probablemente no pudieron irse. No era solo la lluvia; el viento también era fuerte. Los mares estaban agitados.

Roronea era una ciudad pirata. La mayoría de los suministros llegaban en barco. Si el envío ya no fuera viable, la población moriría de hambre. ¿Pescarían para comer? También podrían intentar cazar en el bosque, pero los runarukas no lo tolerarían.

Lo que Haruhiro tenía que tener en cuenta era que este problema ya no solo afectaba a los isleños; ellos mismos estaban aquí en esta isla. A ellos también les afectaba.

Debían reunirse con Giancarlo, o Jimmy. Haruhiro también quería escuchar las opiniones de los runarukas. Se decidió que Tsiha llamara a su hermano mayor, Mwadan, el siguiente en la fila para convertirse en el jefe de la tribu.

Kuzaku dijo que iría con Tsiha, y Haruhiro corrió hasta Roronea para encontrar a Giancarlo.

La ciudad había sido destruida. Era mejor asumir que alguien en las calles era un saqueador. Cuando se abrió paso hasta el puerto, todavía había varios barcos amarrados al muelle No. 5, y una multitud se había reunido. Estaban discutiendo bastante fuerte sobre algo.

Cuando se acercó, Giancarlo estaba gritando a los piratas, y ellos le estaban gritando. Podría convertirse en una pelea cualquier momento.

Cuando Momohina se puso en medio de ellos, los piratas se inclinaron de inmediato. Parecía que las cosas habían sido resueltas pacíficamente.

Jimmy también estaba ahí.

Haruhiro intentó hablar con él. “Jefe de sección.”

“Oh. Eres tú, eh. Es bueno ver que todavía estás vivo.”

“Pareces agotado,” le dijo Haruhiro. “¿Estás bien?”

“Soy un no-muerto, viene en el mismo paquete. ¿Tenías algo de qué hablar?”

Haruhiro susurró un informe sobre cómo habían encontrado el huevo. Entonces se decidió que no solo Jimmy, sino que también Momohina vendría con ellos para confirmar que tenían el objeto genuino, y desde ahí, discutirían qué sucedería a continuación.

No mucho después de que se fueron de Roronea, los dragones tomaron el vuelo a pesar de la lluvia.

Si los dragones también destrozaran el muelle No. 5, estarían seriamente lejos de abandonar la isla. No, Haruhiro no era lo suficientemente optimista como para pensar que no podía pasar. Esperaba que probablemente lo harían.

Giancarlo y su gente se habían rendido a medias. Podría haber sido que estaban agotados, pero incluso cuando vieron a los dragones, no actuaron particularmente sorprendidos, o actuaron como si estuvieran preocupados por sus perspectivas futuras.

Tsiha y Kuzaku habían regresado con Mwadan cuando llegaron. Mwadan estaba bastante enojado con Honey Den, y dijo que deberían ofrecerlo como un sacrificio en algún tipo de ritual, pero lograron impedirlo por el momento.

En primer lugar, tenían que decidir qué hacer con el huevo de dragón. Mwadan pensó que debería ser devuelto a donde pertenecía legítimamente.

“Si esto es un huevo de dragón o no, no lo sé,” dijo Mwadan. “Sin embargo, es importante para los dragones. No hay duda. Runarukas castigan los ladrones. Persona que robó, devolvió las cosas. Cosas que robaron, devueltas a donde vinieron. Luego el castigo. Ustedes humanos hacen lo mismo. Dragones hacen lo mismo. Devolver cosas robadas. No hay otra opción.”

“Estoy más o menos de acuerdo,” dijo Giancarlo, levantando la mano. “Bueno, no sabremos si eso resuelve las cosas o no hasta que lo intentemos. Parece que esa es la única manera en que podemos mostrar a los dragones nuestra sincera contrición.”

“Miaaaaa. ¡Vamos a haceeeerlo!” Momohina se volvió hacia Haruhiro, y estiró ambas manos hacia él. “¡Está bien!”

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Haruhiro respondió responsablemente, “Bueno,” y colocó su mano izquierda sobre la palma de Momohina. ¿Estaba haciendo esto bien?

“Nooo. ¡Eso no! ¡Dame el huevito de dragón!”

“Oh…”

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No estaba seguro de que ella debería llamarlo así por su tamaño, pero Haruhiro le pasó el huevo, el bolso y todo a Momohina.

¿Pero estaba bien?

Haruhiro miró a Shihoru. Cuando estaba en un aprieto, siempre buscaba la salvación de Shihoru. Se había convertido totalmente en un hábito. Shihoru miró a Haruhiro a los ojos y asintió.

“¡Nngh! ¡Huevito!” Momohina lo apresuró.

Haruhiro retiró el bolso justo antes de haberlo colocado en las palmas de Momohina.

“No.”

“¿Nyo?”


“No puedo entregarlo. Todavía no hemos recibido nuestra recompensa.”

“Sobre eso…” Giancarlo comenzó a decir, pero Haruhiro lo interrumpió con un: “Lo sé.”

“Esta no es una situación en la que puedan enviar un barco para llevarnos a Vele,” dijo Haruhiro. “¿Correcto? Más que eso, si no hacemos algo sobre los dragones, no sabemos qué pasará mañana.”

Giancarlo frunció el ceño y se encogió de hombros.

Haruhiro siguió presionando. “Estamos encantados de ayudarlos a devolver el huevo al nido de los dragones. Sin embargo, vamos a necesitar una recompensa más grande. La Compañía Pirata K&K es un negocio, ¿verdad? Ustedes tienen dinero. Y, por cierto, por lo que Honey Den nos dijo, un huevo de dragón tiene un valor de 5,000 monedas de oro.”

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