Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 12

Capítulo 6: Preludio

Parte 3

Casi al mismo tiempo, en una sección diferente del área de reurbanización…

“Pensar que me habrías llamado aquí, Orfelia.” Julis luchó por mantener sus emociones bajo control mientras llamaba a su amiga. “No importa cuántas veces intenté llegar a ti, me seguiste rechazando. Y ahora este giro de los acontecimientos.”

Orfelia estaba sola en el centro de un edificio en ruinas, cuyo techo se había caído completamente. La luz de la luna peinando su brillante cabello blanco, sus ojos carmesí mirando directamente a Julis, y su voz, mientras respondía a ella, parecía estar llena de una pena insondable: “…Este es nuestro destino, Julis.”

“Hmph, ¿el destino otra vez? Desafortunadamente para ti, no creo en esa noción demasiado romántica.”

La feria de la escuela había estado funcionando hoy, pero Julis había pasado prácticamente todo el día en su sala de entrenamiento, trabajando para mejorar su control sobre su prana en cualquier pequeña forma que pudiera.

No era como si no hubiera pensado en pasar el día con Ayato… pero Haruka acababa de regresar a Asterisk, y no quería ser una molestia.

Pero entonces Orphelia se había acercado a ella.

“Sabes, podrías haber elegido un lugar un poco más agradable. ¿O querías venir aquí a propósito?”

Todo este lugar estaba lleno de recuerdos dolorosos. Estaban de pie en el mismo lugar donde Julis se había reunido por primera vez con Orfelia, donde habían luchado entre sí por primera vez, y donde Julis había sido profundamente derrotado.

“Elegí un lugar que ambos conocemos. Eso fue todo.”

“…Correcto. Bueno, ¿qué querías decirme?”

Orfelia difícilmente la habría llamado aquí sólo para recordarle esa experiencia de pesadilla. Si estaba siendo honesta consigo misma, no había nada que Julis quisiera más en este momento que sacar a Orfelia del pantano de engaño y conflicto en el que se había encontrado y llevarla de vuelta a Lieseltania, pero sabía que eso sería imposible.

Todavía no era lo suficientemente fuerte para hacerlo.

Tal como estaba ahora, todavía no podía llegar a ella.

“¿Puedo preguntarte algo primero?” Orfelia preguntó. “¿Por qué estás tan obsesionado conmigo?”

“¿No es obvio? Porque eres mi querida y preciosa amiga”, respondió Julis sin la menor duda.

“…ya veo. Éramos amigas. Pero ahora es diferente.”

“!”

Julis apretó los dientes pero se obligó a respirar profundamente. “…Si hubieras venido a esta ciudad por tu propia voluntad, si hubieras elegido servir al Tirano, eso sería una cosa. Puede que no quisiera aceptarlo, pero el dolor sería el de los amigos que van por caminos separados. Pero eso no es lo que pasó. Te has rendido por tu propia voluntad, por tus propios deseos. Te estás dejando manipular por esta ilusión que llamas destino. Así que voy a salvarte, cueste lo que cueste. Me enfrentaré a tu desafío”.

Ese día, durante su primer encuentro en Asterisk, Orphelia le había dicho que si su destino podía superar el suyo, entonces haría lo que Julis deseaba. Todo lo que tenía que hacer era romper el escudo de la escuela que colgaba de su pecho.

“Sí, dije eso. Pero la situación ha cambiado. Eso es lo que quería decirte.”

“¿Qué se supone que significa eso?”

Los ojos sin parpadear de Orfelia estaban llenos de resignación y tristeza. “Mi fin se acerca. Si quieres cambiar mi destino… por favor mátame. Déjame morir por tu mano.”

“¿Qué? ¿Cómo podría…?”

En ese momento, el aire alrededor de Orfelia, casi temblando con una increíble cantidad de maná, estalló repentinamente, con innumerables brazos miásmicos levantándose del suelo.

“¡!” Julis no perdió un momento antes de activar su Rect Lux. “¿Qué estás haciendo? ¿No me digas que quieres esto de nuevo?”

“…pongamos tu destino a prueba, Julis.”

Esos brazos salobres, como un cadáver, atravesaron el suelo como un vendaval mientras corrían hacia Julis. Pero antes de que pudieran alcanzarla…

“¡Estalla en flor, Moss Phlox!”

La habilidad de Julis se quemó a través de todos ellos en un abrir y cerrar de ojos, dejando sólo incontables brasas de color rosa bailando por el aire como pétalos.

Esta era una nueva técnica, una que requería el uso de su Rect Lux. En resumen, utilizó sus terminales remotos, desplegados a su alrededor en perfecta formación, para ayudar a canalizar su prana, amplificando enormemente la eficiencia y el alcance de sus ataques.

“… Bueno, ¿Orfelia? He crecido desde la última vez que luchamos. Y tengo nuevas técnicas, que no usé en los Gryps.”

“Hmm…” La expresión de tristeza de Orfelia permaneció inalterada mientras daba un
profundo suspiro. “Tu destino ciertamente brilla más ahora que antes. Así que déjame preguntarte de nuevo. Julis… por favor mátame.”

“¡Ni siquiera bromees con eso!”

Esta vez, no pudo contenerse. Mientras gritaba de rabia, se adelantó, alcanzando a agarrar a Orphelia por el cuello, cuando…

“No estoy bromeando”. Todo el cuerpo de Orfelia parecía tambalearse como un espejismo, cuando de repente, no estaba de pie frente a Julis, sino a su lado.

¿¡Cómo es que ella…!?

Antes de que Julis pudiera siquiera moverse, se inclinó hacia adelante para susurrar en su oído:

“imagen”

“¿Qué?”

Julis no podía hacer otra cosa que quedarse atónita, dudando de su propia audición. Las palabras de Orfelia habían sido tan impactantes.

“¡Espera! ¡No te creo! ¡Eso no tiene ningún sentido! ¿Qué sentido tendría hacer algo así…?” susurró, con la voz adolorida.

Orfelia se estaba dando la vuelta para irse, cuando se detuvo para mirar atrás. “No lo sé. Pero la razón es irrelevante. Lo único que importa es que es mi destino”, respondió, con la voz llena de la angustia de un condenado al infierno y, al mismo tiempo, con la indiferencia, como si no hablara de sí misma.

Estaba siendo completamente seria.

Tan pronto como Julis se dio cuenta de eso, una ira tan poderosa que casi borró su sentido de consternación estalló desde lo más profundo de su interior.

“¡Orfelia!”

Julis se acercó a ella, pero antes de que las puntas de sus dedos pudieran rozar su pelo blanco puro, Julis se estrelló completamente contra el suelo.

“¿¡Guh…!?”

No fue un ataque del miasma de Orfelia. Julis había estado en guardia contra sus habilidades.

No, ella recordaba este sentimiento, esta sensación de ser aplastada por un gigantesco
peso invisible. Ella lo había experimentado una vez antes.

Se las arregló, con dificultad, para mirar hacia arriba, sólo para ver que se agarraba con fuerza en la mano de Orfelia.

“¿Por qué… tienes… eso…?” Prácticamente tuvo que exprimir cada palabra de su garganta.

Orfelia, por otro lado, tenía una expresión grave al acariciar su hoja. “Porque me lo ordenaron. También ella sufre.”

Era una enorme guadaña.

No había forma de que Julis pudiera olvidar el extraño tono púrpura de su núcleo de urm- manadita.

El Gravisheath.

La última vez que se encontró con esta notoria Orga Lux con la habilidad de manipular la gravedad, había estado en manos de Irene Urzaiz de Le Wolfe, cuando luchó contra ella durante el Phoenix. Se suponía que Ayato la había destruido al final del combate, pero al mirar más de cerca, pudo ver que había cambiado. Debe haber sido reensamblado.

La mayor diferencia era, inequívocamente, su aura.

Durante el Phoenix, el Orga Lux parecía estar mirando con desprecio a Julis y Ayato, e incluso a Irene, su propia usuaria. Claramente había albergado un sentido de malicia hacia la gente.

Ahora, sin embargo, todo eso parecía haber sido reemplazado por gritos de agonía. Ese núcleo violeta de urm-manadita estaba, a su manera, pidiendo ayuda a gritos.

“Parece que no le gusta mi sangre”.

El costo de usar el Gravisheath era precisamente esa sangre.

La de Orfelia, sin embargo, era altamente tóxica, tanto que una gota sería suficiente para matar todo lo que creciera en el suelo.

“…Pero gracias a eso, es muy dócil. Completamente diferente de lo que Irene Urzaiz me dijo de ella.”

En otras palabras, Orfelia había sido capaz de hacer que el Gravisheath se sometiera a su voluntad.

En general, Stregas y Dantes no tenían fuertes afinidades con Orga Luxes, pero era cierto que un número muy pequeño de tales individuos había sido capaz de entrar con éxito en la Festa. Haruka, esgrimiendo el Ser Veresta, era un ejemplo de ello.

Y sin embargo…

¿¡Así que ahora tengo otro obstáculo que superar…!?

Orfelia fue la dos veces campeona del Lindvolus y, quizás, la Strega más fuerte de la historia. Incluso si ella no esgrimía un Orga Lux, no había nadie realmente capaz de desafiar su trono.

“…No debes contarle a nadie sobre esto, Julis. Si se corre la voz, adelantarán sus planes antes del torneo”, dijo Orphelia en una advertencia cuando comenzó a marcharse.

“¡E-espera…! ¡Orfelia…!” Julis se acercó desesperadamente a ella, pero no fue suficiente.

Nunca había sido suficiente.

Incluso después de que el peso de la Gravisheath se hubiera disipado completamente, Julis no pudo reunir la voluntad de levantarse del suelo.

Llamas de amarga frustración, de ira, de desesperación se encendieron dentro de ella mientras daba vuelta los mismos pensamientos una y otra vez.

¿Por qué Orfelia le había dicho todo eso si no quería que nadie más lo supiera?

¿Por qué se había esforzado en llamarla aquí en primer lugar?

“…¡Orphelia!”, gritó de nuevo, apretando su puño extendido.

Quizás, se preguntó Julis, se estaba engañando a sí misma.

Pero estaba segura de ello: Orfelia había querido este encuentro.

Y si ese era el caso, entonces no era el momento de quedarse tirada aquí en la desesperación.

Se puso de pie, la resolución fluyó de nuevo a través de ella. Después de pasar una última mirada por el camino a través del cual Orfelia había desaparecido, la princesa se giró, decidida a dejar atrás estas ruinas.