Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 14

Capítulo 2: Visita al Reino Gemelo

Parte 6

Estamos, como dice el refrán, en el mismo barco que el Reino Gemelo. Prescinde del disimulo; las negociaciones pueden ocurrir después de que hayamos compartido información y nos hayamos asegurado de que nuestra comprensión de la situación esté alineada”.

Ahora fue el turno de Bruno de levantar una ceja. Aura había sido mucho más abierta de lo que esperaba. Después de un período de silencio, el hombre mayor se rindió.

“Ellos vendrán. No será inmediatamente, pero vendrán. Yo estimaría alrededor de una década como mínimo. Si las cosas van bien, pueden pasar varias décadas, pero el hecho de su arribo permanece”.

Los avances tecnológicos habían dado lugar a barcos cada vez más grandes y mejores. Las naciones se hacían cada vez más fuertes, centrándose en la expansión. Todo ello apuntaba a una invasión.

“¿Ellos lo harán? Ya hay una gran cantidad de barcos mercantes entre las costas del continente”, mencionó Aura intencionadamente.

“Vamos, no te hagas la tonta. Tú fuiste quien dijo que deberíamos prescindir de fingir. No me refiero al pequeño número de personas que realizan un viaje. Barcos respaldados por los países o de propiedad absoluta de ellos: ese es el nivel de influencia que estoy sugiriendo”.

No era una simple expansión del comercio lo que Bruno estaba insinuando. En cambio, preveía términos más contundentes o violencia abierta.

Internamente, Aura exhaló un suspiro de alivio porque Bruno estaba más dispuesto a ser abierto de lo que ella esperaba. “Enfrentar juntos la amenaza será lo más importante. ¿En qué contramedidas has pensado?”.

“Contramedidas tanto nacionales como extranjeras. Son simples y directas, pero esa es nuestra única opción. Necesitamos acumular suficiente fuerza para no perder ante el Continente del Norte a nivel nacional, y al mismo tiempo fortalecer el Continente del Sur, particularmente los tramos occidentales con puertos, para que no caiga”.

Eso era lo que esperaba, una visión optimista. Ella decidió llevar las cosas más allá.

“Mira esto”, dijo, sacando varias hojas de papel.

Había varias de las fotografías que la sirvienta había tomado mientras acompañaba a Zenjirou, cuidadosamente seleccionadas e impresas. Había herramientas que Zenjirou había traído de Japón. Si bien existía un riesgo al mostrar los resultados (aunque no la herramienta en sí) a una persona de la realeza extranjera, Aura consideró que esos riesgos valían la pena ahora.

“¿¡Qué diablos!?”.

Tal como esperaba, la sorpresa de Bruno fue suficiente para hacerle perder la calma por primera vez ese día. La sorpresa se debió a las imágenes mismas y su impresión.

“No habrá ninguna explicación sobre estas. Si insistes, podemos volver a la explicación de tu legado del Imperio Blanco. De todas formas, mira atentamente estas imágenes. Son de la ciudad portuaria de Pomorskie, de la Brillante República de Złota

Wolność”.

“Hm…”. Por el momento, Bruno dejó el asunto y miró los papeles. “¿Qué tan precisas puedo suponer que son estas imágenes?”.

“Puedes tomarlas exactamente como lo que era visible en la realidad. Puede haber ligeras diferencias de color, pero no falta nada de lo que estaba allí y no se muestra nada que no estuviera”.

“Mmm…”.

La arruga entre las cejas del hombre se hizo más profunda. Su largo tiempo en el trono significó que pudo entender de inmediato por qué Aura le estaba mostrando información tan clasificada.

Ante él se extendía una hermosa ciudad con tejados rojos, paredes blancas y carreteras pavimentadas. Todo encajaba, incluidos los colores. También había varias personas yendo y viniendo, junto con sus expresiones brillantes. Era evidente la variedad de colores que vestían y la capacidad de cuidar su apariencia. Además, el puerto en sí era terriblemente enorme, con innumerables barcos grandes.

La fuerza obvia detrás de todo eso era extrema, incluso por decirlo suavemente.

Con una expresión aguda, Aura habló. “A menudo se compara un país con una persona. El rey es su cabeza y los ciudadanos sus miembros. Sin embargo, creo que eso no podría estar más lejos de la verdad”.

Parecía que la reina se estaba abriendo con algo que no tenía ninguna relación, pero Bruno la entendía lo suficientemente bien como para saber que ella no haría tal cosa en esta situación. En cambio, simplemente levantó la mirada del papel hacia el rostro de Aura para pedirle que continuara.

“Después de todo, una persona puede comprender mentalmente que, si se golpea las extremidades con algo, le dolerá. Ese dolor les permite evitar mover las extremidades en esa dirección. Sin embargo, un país, especialmente uno grande, no permitirá que su rey sienta dolor por sacrificar a los soldados en una campaña. Por lo menos, hasta que la batalla esté frente a los ojos del rey, será problema de otra persona”.

Bruno podía entender exactamente lo que ella estaba insinuando. Una persona nunca sacrificaría sus extremidades y seguiría intentando luchar. Sin embargo, había muchos reyes que simplemente esperarían a la siguiente batalla si sus soldados fueran rechazados, suponiendo que tuvieran la fuerza y la mano de obra para hacerlo.

“Por lo tanto, no importa qué fuerzas utilicemos, no importa si rechazamos sus fuerzas sin una sola baja, eso no significará la victoria. Mientras no tengamos barcos que puedan cruzar al Continente del Norte, el statu quo de ellos atacando y nosotros defendiendo permanecerá”.

Sería similar a un juego de béisbol con reglas modificadas, sin entradas finales. Por muy hábiles que fueran sus lanzadores y por poco hábiles que fueran los bateadores del oponente, tal regla provocaría, en el mejor de los casos, un empate, sin ninguna posibilidad de victoria. Podrías repetir el partido una y otra vez y, eventualmente, perderías.

Bruno tenía tanta experiencia como jefe de Estado como Aura, por lo que entendió de inmediato lo que ella decía.

“Entonces necesitamos tener algún método para atacar sus fortalezas… Entiendo la lógica. De hecho, resulta mucho más fácil pedir la paz si has dado un golpe a tu oponente. Entonces, ¿Qué es lo que Capua quiere del Reino Gemelo?”.

“‘Querer’ no es del todo el término correcto. Simplemente les decimos que nuestro plan gira en torno a eso. Supongo que habrás oído que mi marido se casó con la princesa Freya. Su tierra natal es uno de los países más desarrollados del continente en términos de tecnología. Estamos avanzando para utilizar esas habilidades para construir nuestros propios barcos que puedan cruzar entre los continentes”.

Sus afirmaciones eran en su mayoría ciertas. Incluso si no lograba poner al Reino Gemelo de su lado aquí, Capua no tenía la opción de cesar sus esfuerzos hacia el comercio intercontinental. Sin embargo, también requeriría mucho trabajo. Si bien construir los barcos llevaría tiempo, entrenar a los marineros era aún más difícil. La mayoría de las capacidades navales de Capua no eran más que expediciones de pesca locales. Incluso su pequeño número de barcos mercantes sólo recorrían la costa de arriba hacia abajo. No podía empezar a calcular cuánto tiempo llevaría entrenar marineros capaces de realizar viajes del orden de cien días de duración, incluso con la ayuda de la tripulación de la Hoja de Glasir.

El Reino Gemelo podría cerrar la brecha. Herramientas mágicas como purificadores de agua, manipuladores y generadores eólicos facilitarían mucho los viajes por mar. Si pudieran utilizar a los curanderos de la familia Gillbelle, el entrenamiento también podría ser menos cuidadoso.

Bruno permaneció en silencio un rato antes de responder. “Danos un barco también, al menos uno. Pagaremos en herramientas mágicas. Los detalles pueden esperar. No estoy en condiciones de prometer el apoyo del Papado Gillbelle, pero lo discutiré con ellos y ayudaré a convencerlos. Sin embargo, todo eso dependerá de la promesa de un barco”.

La reina sonrió abiertamente ante su respuesta. “Entonces está decidido. Prometo un barco al nivel de la Hoja de Glasir. ¿Cómo lo tripularás?”.

“Tenía la intención de discutir cosas con la familia An’Imyam.

Si sucediera lo peor, nombraré un capitán de nombre y tomaré prestado personal”.

La familia An’Imyam tenía un enorme lago salado. Por lo tanto, eran el único grupo que tenía algún nivel de uso de barcos en el país sin litoral que habitaban. Incluso los marineros que sólo estaban familiarizados con las tranquilas aguas de un lago y los barcos pequeños serían mejores para entrenar que los completos aficionados.

“No sé dónde se centran tus pensamientos, pero no tenemos suficiente gente que podamos prestarles. Me imagino que la propia Uppsala será la mejor fuente”.

“Hm, supongo que sí”, dijo el ex rey con una mirada amarga.

Si bien podrían seguir la misma fe, actualmente no confiaba en ellos. Dicho esto, tanto para construir como para utilizar los barcos, era indispensable establecer conexiones con un país más avanzado como Uppsala.

“Muy bien, entonces”, dijo con resignación. “Sin embargo,

¿Eso significa que puedo asumir que Uppsala es nuestro aliado?”.

Aura se encogió ligeramente de hombros. “Ciertamente son enemigos de La Iglesia gracias al Arrullo del Mar. Además, con la princesa Freya, supongo que podemos tratarlos como tales. Al menos, he obtenido permiso para estacionar un buque de guerra en Logfort, es decir, un lago en Uppsala, si ocurriera lo peor”.

“Si tienes permiso para alojar tropas con ellos, ¿Cómo los llamarías además de aliados?”. Bruno preguntó sarcásticamente.

La reina respondió con una sonrisa feroz. “Yo diría que hemos cumplido con los requisitos mínimos para partir. Si realmente estalla la guerra, entonces necesitaremos una cabeza de puente en el Continente del Norte. Por el contrario, debemos evitar a toda costa

formar una cabeza de playa en el Continente del Sur”.

“¿Entiendes lo que estás insinuando?”, preguntó el ex rey. “Creo recordar que el nombre actual de la princesa Freya es Freya Alcott Uppsala, ¿No?”.

No fue una sorpresa que la voz de Bruno se hiciera más aguda. Aura le había entregado el ducado de Alcott a Freya con la promesa de crear un puerto allí. En esencia, eso significaba que, si no lograba mantener a Freya bajo control y a Uppsala de su lado, estaría literalmente pagando tanto en dinero como en trabajo para crear una cabeza de puente para el Continente del Norte.

“Admito que era necesario apostar. Si bien los peligros si fracasamos son grandes, las recompensas si tenemos éxito son aún mayores y nuestras posibilidades de éxito están más cerca”.

Era una estrategia de alto riesgo y alta recompensa. Sin embargo, las posibilidades de éxito eran mucho mayores.

El ex rey dejó escapar un leve suspiro al admitir que las palabras de Aura eran ciertas. “Como tu predecesor, debo advertirte. Asimilar cosas ajenas es mucho más difícil de lo que crees. Mientras tú, Su Majestad y la Princesa Freya permanezcan en el poder, no será un problema. El problema vendrá con la próxima generación y con la siguiente. Una vez que las relaciones personales se desvanecen, tus descendientes pueden ver a los descendientes de la princesa Freya como extranjeros y pueden encontrarse como en casa en Uppsala, desde el inicio de su línea sanguínea en lugar de donde nacieron y crecieron. Tendrás que sentar las bases de la ley durante tu reinado”.

Sus palabras, las de un monarca que había reinado sobre un país combinado de nómadas del Imperio Blanco y nómadas del desierto que aún no se habían desmoronado, tenían un peso indescriptible.

“Te agradezco tu sabiduría. Lo tendré en cuenta”, respondió Aura, con su rostro más disgustado que lo que había estado ese día.