Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 14

Capítulo 2: Visita al Reino Gemelo

Parte 5

Desde entonces habían pasado varios días.

Mientras Zenjirou no estaba en el palacio real, cada día llegaba allí otro invitado del Reino Gemelo.

La princesa Margarita de la familia Sharou estaba de visita oficialmente y sus asistentes y guardias habían sido enviados delante de ella. También hubo un sanador exclusivo enviado junto a ella.

Además, entre ellos estaba el ex rey Bruno.

“Es incluso más atrevido de lo que pensaba, Su Alteza”, lo saludó Aura.

“Difícilmente. Ya eres una de nuestros aliados más cercanos y acoges a dos miembros de nuestra familia. No tengo nada que temer aquí. Ha pasado un tiempo, Reina Aura. ¿Cuántos años han pasado desde que te quedaste en nuestro país?”.

La joven reina y el viejo rey estaban en la habitación más alejada del palacio. Sólo había tres personas en la sala: los dos miembros de la realeza y el confidente de Aura, Fabio. Tanto Capua como el Reino Gemelo mantenían la menor cantidad posible de personas involucradas. Fue una discusión verdaderamente privada.

“Dado que el secreto es nuestra principal prioridad, no esperen mucha hospitalidad aquí”, se rio Aura mientras tomaba el té que Fabio había preparado.

“Por supuesto. De todos modos, sólo estoy aquí por un día, así que no hay necesidad”.

Bruno había decidido que se iría inmediatamente mediante teletransportación por intermedio de Aura después de que concluyera su discusión. Esta velocidad sólo era posible ahora con personas que podían realizar teletransportación, presentes en ambos países: Aura en Capua y Zenjirou en el Reino Gemelo.

“Entonces usemos sabiamente el tiempo que tenemos y vayamos al meollo de nuestra discusión, Su Alteza. ¿O tal vez debería llamarle Remanente del Imperio Blanco?”.

A pesar de la fuerza detrás de su sonrisa, el viejo y astuto zorro simplemente rechazó la declaración.

“Puedes usar el que prefieras. Bueno, debo advertirte que quizás sea mejor utilizar este último fuera de miradas y oídos indiscretos. Incluso si es un hecho”.

La reina levantó una ceja roja ante eso. Si bien ya había escuchado la información de Lucrecia, había un peso mayor detrás proveniente del rey anterior: el núcleo de su país.

“¿Podría contarme los detalles?”, preguntó ella, con los ojos fijos en él.

El humor afable del hombre mayor no decayó. “No tengo ningún deseo de ocultar nada, pero, sinceramente no estoy tan informado como quisiera. Después de todo, el único registro fue verbal, por lo que hubo muchas partes perdidas y probablemente falsas”.

“¿No había registros? ¿En lo absoluto?”.

“Ese era el acuerdo, aunque el mismo en sí también se transmitía verbalmente”.

“¿Y el acuerdo en sí fue sólo verbal?”, preguntó la reina, a pesar de saber que no había ninguna posibilidad de ello.

Tal como esperaba, el ex rey negó con la cabeza. “Difícilmente.

Fue un verdadero contrato vinculado por magia. O eso se dice”.

La magia por contrato era algo de lo que Aura había oído hablar recientemente.

“Esa fue una de las magias lineales del Imperio Blanco. Sin embargo, Lucrecia afirmó que eso se había extinguido. ¿Hubo supervivientes?”.

El remanente del imperio negó con la cabeza. “No había. Aun así, supervivientes o no, las herramientas mágicas existen, ¿No? La mayoría de las herramientas mágicas que nosotros (o la familia Shulepov en ese momento) hicimos fueron colaboraciones con otras familias reales. Naturalmente, hubo quienes sellaron la magia contractual de la tercera familia dentro de ellas”.

Era, una vez dicho esto, una explicación natural. Incluso ahora el Reino Gemelo creaba herramientas mágicas curativas al combinar la magia lineal de las dos familias. Obviamente habrían hecho lo mismo cuando existía el Imperio Blanco.

“De hecho, Lucrecia mencionó que el Arrullo del Mar se creó usando magia de creación. Supongo que era inevitable que también hubiera herramientas mágicas de las otras familias. Supongo que quedan como legado en el Reino Gemelo. ¿Hay muchas otras?”.

“¿Quién puede decirlo?”.

A pesar de que el ex rey obviamente se hizo el tonto, Aura no siguió con la pregunta. Para empezar, no había pensado que el Reino Gemelo revelarían su carta de triunfo de las antiguas herramientas mágicas del Imperio Blanco.

“Bueno, no importa. Sin embargo, hay otras cosas que deseo preguntar. ¿Con quién era este contrato? ¿Cuáles fueron los términos? ¿La herramienta en sí todavía existe?”.

La reina aplanó su expresión a propósito y Bruno también se recompuso y respondió con seriedad.

“El contrato fue con los Jötunn y los antiguos dragones de Utgardr. Las condiciones eran abandonar el conocimiento de la era del Imperio Blanco. Finalmente, en cuanto a la herramienta… no lo sé. No depende de nosotros. Si los cuentos son ciertos, entonces Utgardr todavía debería tenerla, pero no tengo pruebas”.

Útgardr. El nombre le resultaba familiar a Aura de dos maneras. El primero era tal como acababa de ser usado, tal como se lo había oído decir a Lucrecia. Era el nombre de la ciudad-Estado de Jötunn que había albergado los antiguos restos del imperio. La otra forma en que lo había oído era en uno de los países del extremo norte del mismo continente, Utgard. Si bien no era completamente igual, era tan similar que era imposible ignorarlo.

“Creo que ya lo habrás oído, pero hay un país llamado Utgard en el Continente del Norte. ¿Sabes algo al respecto?”.

Bruno se encogió de hombros ante la aguda pregunta de Aura. “Si bien creo que probablemente tenga una conexión profunda con Utgardr, puedo asegurarle que no es lo mismo”.

La respuesta fue a la vez lo que Aura había esperado y estaba fuera de sus suposiciones.

“Me gustaría tener más detalles”, dijo simplemente.

“Es simple. Si nuestras enseñanzas son correctas, entonces es imposible que alguien viaje hacia o desde Utgardr ahora. En realidad, no. Hay unos pocos para quienes esto es posible.

Permítame corregirme. Nadie más que usted o Su Majestad Zenjirou podrían llegar a Utgardr; así de lejos está”.

Sólo había una cosa que podría significar.

“Otro reino…”, murmuró.

“Suponiendo que nuestras enseñanzas sean correctas”. El asintió. “Utgardr era originalmente otro reino extremadamente cercano al nuestro, el territorio de los Jötunn. Si bien esa era su fortaleza, tenían alguna conexión con este mundo”.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, la distancia entre este mundo y Utgardr había crecido más y más. Por supuesto, los Jötunn habían construido una cultura que rivalizaba con los dragones, por lo que se habían resistido a la separación por un tiempo, conectando los dos mundos. Sin embargo, por muy avanzada que fuera la civilización, no podían anular las leyes del mundo.

Los Jötunn lo sabían y habían decidido cortar los lazos con este mundo.

“El problema allí, sin embargo, eran los muchos que dependían de Utgardr. No sé si fueron todos, la mayoría o sólo una pequeña parte de ellos, pero muchas de esas personas abandonaron Utgardr y decidieron permanecer en este mundo. Nuestros antepasados estaban entre ellos”.

Esos antepasados eran el mayor problema entre quienes habían decidido quedarse.

“La décima familia, los Demichev, ahora los Gillbelle, aparte nosotros, o en aquel entonces los Shulepov, simplemente contábamos con la protección de los Jötunn. Los dragones nunca nos perdonaron oficialmente. Simplemente dieron una aprobación tácita para nuestra supervivencia. Al menos habían pasado cientos de años, pero eso no es nada para los Jötunn o los dragones antiguos.

Por lo tanto, no podríamos decir simplemente que no tiene nada que ver con nosotros, sólo con nuestros ancestros lejanos. Así que volvimos a negociar con los Jötunn y los dragones y con el contrato compramos a nuestra familia. En cierto sentido, los Gillbelle podrían considerarse un simple daño colateral”.

Había tres términos principales en el contrato. Primero, que abandonaran el conocimiento y las técnicas del Imperio Blanco, aunque se les permitió conservar varias herramientas mágicas como reliquias. En segundo lugar, que se retiren del Continente del Norte. En tercer lugar, que la mayoría de las herramientas mágicas que no se les permitía tomar permanecerían con los Jötunn, mientras que una pequeña cantidad sería entregada a los dragones.

“Eso es al menos lo que dicen nuestras enseñanzas”, resumió Bruno. “No actuaría con altivez al respecto; después de todo, es probable que estemos equivocados en muchas cosas. Por más que lo intentemos, la tradición verbal es sólo eso, verbal”.

Con el embargo de registros escritos, habían logrado transmitir la esencia verbalmente. Sin embargo, los registros verbales tenían tendencia a deformarse con el tiempo y dar lugar a omisiones.

El tema había crecido demasiado para ella, por lo que la reina pelirroja respiró hondo para recuperarse.

“No estoy segura de cómo reaccionar. Si bien es información extremadamente importante e influirá en nuestras políticas en el futuro, hay demasiada información, por lo que no puedo encontrar una respuesta o un método simple para abordarla”.

“Supongo que sí. Aun así, a diferencia de mí, eres una monarca en servicio. No se puede simplemente descartar la responsabilidad”.

“*Tch*…”.

Incapaz de refutarlo, Aura tomó un sorbo de su bebida para interrumpir la conversación y luego continuó una vez que se recuperó.

“No importa. Abordemos primero las cuestiones más urgentes. Supongo que ya habrás oído informes de Lucrecia, ¿No es así? ¿Qué grado de amenaza crees que representa el Continente del Norte?”.

“Hmm…”, reflexionó el ex rey, apoyando su barbilla en su mano.

Aura entrecerró los ojos y continuó. “No renunciaré a mi marido ni a mis hijos. También supongo que su linaje será revelado. Por lo tanto, no veo que se pueda evitar que Capua se vea involucrada en la disputa entre La Iglesia y el Imperio Blanco.