Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 14

Capítulo 2: Visita al Reino Gemelo

Parte 4

Aunque sus palabras fueron una completa refutación de la idea de Zenjirou, su explicación educada y lógica significó que el príncipe consorte no se sintió particularmente ofendido. Sin embargo, le hizo darse cuenta de que había habido una falta de comunicación fundamental con lo que había dicho.

“Entiendo. Cada una de esas declaraciones son razones comprensibles. Sin embargo, hay algo que me pregunto: ¿Por qué excavarían lagos subterráneos en las llanuras? Llanuras desérticas o no, debería haber alguna variación en la topografía. Podrían perforar un agujero en lo alto de una colina de tamaño decente, o idealmente en una roca grande, para permitir que el agua fluya y se acumule en una caverna endurecida. Supongo que perforar lateralmente esa roca permitiría que el agua fluyera fácilmente”.

Zenjirou estaba recordando un viejo programa de televisión sobre plantas con flores que crecían a la sombra de las piedras en el desierto. Esas piedras eran un fenómeno natural, pero tenían sistemas de cuevas en su interior y almacenaban agua tanto en la estación lluviosa como en la seca. El agua almacenada se filtraría gradualmente fuera de la roca y permitiría que las plantas crecieran en el área circundante incluso durante el período seco. Zenjirou creía que con magia debería ser posible crear las mismas circunstancias. Hacer una versión artificial les permitiría agregar un orificio horizontal para sacar el agua más fácilmente cuando sea necesario. Básicamente, sería como convertir rocas naturales en enormes barriles de agua.

Incluso con magia, hacer algo completamente impermeable sería imposible, por lo que el agua probablemente también se filtraría y permitiría que las plantas crecieran a su alrededor.

Una vez que Zenjirou terminó de explicar, aunque torpemente, todo eso, Largo simplemente lo miró con una expresión de asombro.

“¿Príncipe Largo?”.

Zenjirou estaba bastante preocupado de haber dicho algo extraño, pero el otro hombre simplemente sacudió la cabeza ligeramente mientras recuperaba el juicio.

“Disculpe, Su Majestad. Simplemente no pude ocultar mi sorpresa ante su consejo. Nunca lo hubiera imaginado. De hecho, sin embargo, eso anularía por completo dos de las tres preocupaciones que mencioné. El costo de hacerlo con magia de tierra permanecería, pero esa sería quizás la única preocupación. ¿Por qué nadie se ha dado cuenta hasta ahora de una solución tan sencilla?”.

La segunda mitad de su declaración la hizo hablando completamente solo. ¿Por qué nadie en el Reino Gemelo se había dado cuenta de algo que Zenjirou era capaz de señalar?

La razón era extremadamente simple: dado que los dragones eran su principal medio de transporte, los nómadas habían visto las áreas con excesiva variabilidad en el terreno como obstáculos que debían evitar.

Incluso los dragones del Reino Gemelo, con su increíble velocidad sobre terreno llano y su resistencia casi aterradora, no estaban especialmente preparados para grandes cambios de pendiente. Por supuesto, eso no significaba que fueran completamente incapaces de lidiar con ellos, pero haría que el viaje fuera mucho más lento y podría provocar fracturas en las patas si perdieran el equilibrio.

El mayor problema era que había dragones salvajes en el desierto. Entre ellos se encontraban, por supuesto, las especies carnívoras. Varios de ellos prosperaron en las topografías mucho más variadas del desierto. Si bien un dragón entrenado era lo suficientemente formidable como para hacerte dudar de que fuera verdaderamente herbívoro, aún estaría en gran desventaja en los terrenos de caza de los carnívoros. Entonces, inevitablemente, las rutas de los nómadas no tenían ninguno de los acantilados y colinas de los que hablaba Zenjirou.

“¿Entonces vale la pena considerarlo?”. Preguntó Zenjirou, algo desconcertado por la sorpresa del príncipe por lo que consideraba entablar una conversación.

Largo asintió con firmeza. “En efecto. Es de lo más intrigante.

Francamente, no estoy seguro de que funcione tan bien como esperamos, pero parece que vale la pena intentarlo”.

“Sin embargo, usted mencionó que sólo proporcionó soluciones para tres de los problemas que tuvo. ¿Qué pasa con el problema que aún persiste?”.

Largo ofreció una sonrisa. “No con los tres, pero, es probable que se pueda forzar un solo problema sin resolverlo realmente. Por lo tanto, Su Majestad, me gustaría modificar mi solicitud. Me gustaría aumentar el pedido mínimo de veinte a cuarenta”.

“Comprendo…”.

La verdad es que el objetivo del hombre era bastante fácil de entender. Esencialmente, al mismo tiempo que fabricaban herramientas para la creación de agua, harían lo mismo con las herramientas de excavación. Formar enormes embalses en los acantilados y colinas requeriría una cantidad proporcional de esfuerzo. Sin embargo, ese esfuerzo podría verse mitigado mediante el uso de herramientas mágicas para el trabajo. Con una canica, sería posible fabricar casi de inmediato una herramienta tan simple, por lo que se comprarían más canicas, o “joyas”, como las llamaban.

De ninguna manera era un método eficiente, pero resolvería el problema básico. La cuestión que quedaba era si los resultados serían suficientes para justificar el inmenso desembolso que representaría la compra de las canicas. Sin embargo, Zenjirou era un extranjero, así que no había necesidad de que eso le preocupara. Las preocupaciones que persistían eran si podrían prepararse lo suficiente y si podrían obtener un precio justo.

“¿Está seguro? Como sabe, esas joyas no son baratas”, preguntó Zenjirou, realizando cálculos aproximados en su cabeza.

Los artesanos del vidrio habían logrado, hasta cierto punto, producir mármoles en masa. Sin embargo, el proceso destruyó los hornos que usaban y la probabilidad de que un mármol específico fuera adecuado para el encantamiento era extremadamente baja.

Esto provocó un rendimiento extremadamente bajo, además de que los precios no podían reducirse.

Para ser franco, no fue una sorpresa. Incluso ignorando cualquier cosa superflua y tomando los números más simples posibles, si se supusiera que diez artesanos sólo podrían producir diez canicas en un mes, cada una de ellas tendría que venderse por lo suficiente para alimentar a uno de ellos durante un mes. Esto sin tener en cuenta ni siquiera los costes de materiales y combustible.

El tiempo y la mano de obra necesarios para la producción hicieron que los costes se dispararan. Eran raros, útiles y costaban mucho producirlos. No había manera de que pudieran venderlos a bajo precio.

Aunque Largo mostró su comprensión, dejó claro su punto de vista. “De hecho es como usted dice. Comprar tal número costará una suma algo absurda. Sin embargo, si bien su país es el único proveedor de esas joyas para nosotros, es probable que también seamos su único cliente. Por lo tanto, creo que hay margen para alguna negociación”.

La afirmación era completamente cierta. Los mármoles eran uno de los deseos más preciados de la familia Sharou, y la familia real de Capua era la única que podía proporcionárselos. Sin embargo, su valor residía en su idoneidad como medio de encantamiento. En otras palabras, no eran de utilidad real para nadie más que para los encantadores de la familia Sharou. Era un hecho ineludible que la familia Sharou sería su único cliente. Un único vendedor y un único comprador eran iguales en algunos aspectos 6. Si los acuerdos fracasaran, ambos saldrían perdiendo.

“Está en lo cierto. Sin embargo, las joyas aún se encuentran en una etapa experimental, por lo que preparar cuarenta inmediatamente será una gran carga”.

Si bien Zenjirou estaba disimulando un poco los hechos, también era cierto hasta cierto punto. En este caso, decir la verdad se convirtió en un motivo para subir los precios.

Largo parecía esperar su respuesta y asintió un tanto exagerado. “Comprendido. Por eso creo que tengo una oferta suficiente a cambio. Su Majestad, ¿Conoce los contratos de exclusividad?”.

⁶ Un monopolio es una situación de mercado donde la fabricación o explotación de determinado bien o servicio se da por parte de una única empresa, productor o persona, es decir, existe un solo oferente que domina y controla toda la demanda de mercado. El monopsonio es una situación comercial en la que hay solo un demandante o comprador para un producto o servicio determinado. Debido a esto, los productores se deben adaptar a las exigencias del demandante, tanto en los precios como en las cantidades.

“¿Contratos de exclusividad?”. Repitió Zenjirou, mirando inquisitivamente al otro hombre. Por supuesto, conocía la frase en sí, pero la forma en que Largo la dijo claramente implicaba algún matiz más profundo. “No lo hago. ¿Qué implican?”.

La educada sonrisa de Largo permaneció mientras explicaba. “La frase ‘contrato de exclusividad’ en nuestro país se refiere específicamente a un contrato de exclusividad celebrado por un miembro de una de las familias gobernantes. Es decir, un encantador de la familia Sharou o un sanador de la familia Gillbelle. Se refiere al derecho exclusivo sobre las habilidades de esa persona”.

Zenjirou reflexionó mentalmente sobre la explicación. “¿Sería ese un contrato similar al que existió entre la Reina Aura y la Princesa Isabella?”.

“No”, refutó Largo. “Ese era simplemente un contrato normal con un período de tiempo algo más largo. Si bien admito que hubo cierta discreción individual involucrada, todo lo que el contrato permitía era que la Princesa Isabella usara su magia curativa en la Reina Aura personalmente. En otras palabras, el contrato mismo especificaba qué magia podía usarse en qué persona. Un contrato exclusivo es diferente. Mientras dure su efecto, no habrá necesidad de negociación o pago adicional, sin importar lo que se le pida al contratista”.

Por supuesto, había límites debido a la capacidad de maná del contratista y los hechizos que conocía, por lo que no era completamente ilimitado. Sin embargo, dentro de esos límites, el contratista tenía que usar su magia como le pidiese el titular del contrato.

Zenjirou no pudo ocultar su sorpresa al escuchar estos términos. “¿Existen tales contratos?”, preguntó él. No podía imaginar cuánto dinero se necesitaría para eso. Tampoco creía que pareciera un contrato que debiera estar sujeto a dinero.

“No es ninguna sorpresa que no lo sepa. Hasta hoy, las únicas personas que alguna vez habían sido parte de ellos eran aquellos de cualquiera de las familias que tenían un alto rango o eran muy conocidos por sus habilidades”.

“Ah, ya veo”, dijo Zenjirou, comprendiendo.

Los contratos exclusivos habían sido acuerdos privados entre miembros de cualquiera de las familias. Por ejemplo, si el rey hubiera enfermado o hubiese sido gravemente herido repentinamente, sería un problema si todos los curanderos ya hubieran agotado sus reservas para el día. También era perfectamente probable que ocurriera si no se tomaban precauciones. Después de todo, prácticamente siempre había una fila saliendo del Sagrado Palacio Blanco de la nobleza nacional y extranjera que deseaba la ayuda de la familia Gillbelle.

Sólo había un precio que sería tan valioso como el de un sanador exclusivo para la familia Gillbelle, un encantador exclusivo de la familia Sharou para ellos. Así, los contratos exclusivos entre las familias habían comenzado y así se habían mantenido hasta ahora.

Sólo entre las dos familias. Pero las cosas estaban cambiando.

Zenjirou no fue tan tonto como para pasar por alto las implicaciones de que Largo mencionara el tema aquí.

“¿Entonces sugerirías un contrato exclusivo para pagar las joyas?”. Zenjirou pidió estar seguro.

“En efecto. ¿Qué es lo que usted opinaría?”. Largo preguntó con una sonrisa afable. “Por supuesto, por muy grande que fuera la cantidad, tendría que ser para un contrato de duración determinada, pero creo que es un pago adecuado”.

Sin duda, era una perspectiva extremadamente tentadora.

También era algo que Zenjirou no podía decidir por su propia autoridad. La decisión final tendría que ser tomada por Aura. Sin embargo, para que eso sucediera, era necesario aclarar algunos detalles.

“Es una propuesta sorprendentemente atractiva, sí.

Hipotéticamente, si aceptáramos esto, ¿Sería el príncipe Francisco el contratante? ¿O quizás la princesa Bona?”.

“Me temo que eso estaría fuera de discusión. Si bien no puedo divulgar los detalles, sólo aquellos que no hayan excedido o incumplan los requisitos de estatus, edad, competencia, etc., son elegibles”.

El estatus era evidente. El rey y el príncipe heredero serían aquellos que tenían contratos exclusivos como titulares de contratos en lugar de contratistas. Ni la princesa Bona, que provenía de una familia de clase baja, ni el príncipe Francesco, que no tenía lugar en la línea de sucesión, violarían esa cláusula.

La edad también era comprensible después de pensarlo un poco. Por muy hábil que fuera alguien, si fuera un niño pequeño o un anciano con días contados, no se le permitiría celebrar dicho contrato. Largo también explicó que a una persona mayor se le podría conceder una excepción si quisiera especialmente formar parte de dicho contrato. Por cierto, fue esta condición la que impidió a Bona, que todavía estaba en su adolescencia. Sin embargo, Francesco tenía veintitantos años y, por lo tanto, sería elegible.

El requisito final fue competencia. Al igual que con la edad, había límites superiores e inferiores para ello. Si no cumplieran con su magia lineal, tendría poco valor un contrato exclusivo con ellos. Por el contrario, ninguna familia podía permitir que la otra usara a alguien demasiado consumado, por lo que también estaban fuera de consideración. En el caso de Francesco, estuvo por encima del límite superior.

Para decirlo claramente, aquellos que podrían estar sujetos a un contrato exclusivo eran curanderos o encantadores cuyo estado, edad y habilidades no causarían preocupación. Una vez que Largo explicó todo eso, tuvo sentido para Zenjirou.

“Comprendido. En ese caso, ¿Sería posible que se dijeran qué magia pueden usar antes de que se firme el contrato?”.

“Por supuesto. Se enumerará toda la magia que el contratista puede usar”.

Allí se hacía un claro énfasis en la palabra “toda”.

En otras palabras, se asumiría que el contratado no podría usar nada más que los hechizos que enumera, incluso si realmente los hubiera aprendido. Eso era parte de las condiciones del contrato.

“Por cierto, el contrato tendría una validez de dos años a cambio de cuarenta joyas”.

“Dos años…”, reflexionó Zenjirou.

Normalmente sería tan breve que no merecería ninguna consideración. Normalmente, se necesitarían varios meses incluso para los encantamientos más simples, y años para los ejemplos más complicados. En términos prácticos, un contrato tan corto no sería diferente a comprar una o dos herramientas mágicas.

Sin embargo, las canicas derribaron ese paradigma. Una canica redujo drásticamente la cantidad de tiempo necesario. Con las canicas, una herramienta de la que alguien podría crear unas pocas docenas en un año podría aumentarse a cientos. La verdad es que era un trato bastante apetitoso.

Por supuesto, la producción en masa de mármol aún no había alcanzado tal nivel.

La sonrisa de Largo no decayó mientras Zenjirou pensaba las cosas. En cambio, hizo otro comentario.

“Sin embargo, como estoy seguro de que sabe, los miembros de la familia Sharou tienen restricciones en sus actividades fuera del país por mantener acuerdos con el Papado Gillbelle. Tenga en cuenta que incluso durante el período del contrato, el contratista permanecerá en el país”.

“Mmm…”.

Zenjirou no tuvo palabras reales en respuesta a eso.

En el Reino Gemelo, la familia Sharou se ocupaba de los asuntos internos y la familia Gillbelle se ocupaba de los asuntos externos. Por lo tanto, la familia Sharou no podía, por regla general, actuar fuera de sus fronteras. Francesco y Bona eran excepciones entre excepciones, y la familia Sharou había necesitado mucha negociación con la familia Gillbelle para permitirlo.

La afirmación de Largo era lógica, pero, al mismo tiempo, sumamente conveniente para ellos. Si el contratista no podía abandonar el Reino Gemelo, entonces, tanto para ordenar como para recibir las herramientas mágicas, Capua tendría que enviar a alguien aquí. Por supuesto, uno o dos viajes de ida y vuelta eran posibles en un año, así que existía esa opción, pero obviamente era una solicitud para que Zenjirou lo visitara con su teletransportación.

Los méritos de tener a alguien capaz de realizar teletransportaciones dentro de su país periódicamente eran obvios. Si bien estaba prácticamente restringido a una sola invocación por día, esto redujo un viaje de un mes a meros momentos. De hecho, era posible que la presencia regular de Zenjirou dentro del país estuviera más cerca del objetivo principal de esta discusión que las canicas. Zenjirou tenía un sentimiento distinto que estaba lejos de ser un pensamiento infundado.

Cualquiera sea el caso, el acuerdo implicaba demasiado para que Zenjirou aceptara personalmente, por lo que desafortunadamente no pudo responder de inmediato.

“Muy bien, discutiré esto con Su Majestad a mi regreso”, fue todo lo que pudo decir en ese momento.