Senka Maihime (NL)

Volumen 3

Epilogo: En Busca de Ayuda

Al y su ejército de vagabundos acamparon en las mismas llanuras donde la batalla con el ejército de Freiyan había tenido lugar sólo horas antes. Todo el mundo estaba mortalmente cansado, pero los espantosos sucesos del castillo les habían sacudido hasta la médula. La gente charlaba y bebía para relajarse y finalmente dormir un poco.

¿Cómo se llegó a esto?

Al estaba bebiendo en su tienda mientras intentaba reorganizar sus pensamientos. Tenía acceso a cuatro de los siete individuos más fuertes del mundo. No sólo eso, sino que su ejército contenía los guerreros de élite de Eshantel, lo que le permitía rivalizar con las unidades de élite y salvajes del Imperio y de Freiya. Además, ahora albergaba quinientas tropas freiyanas. Estaba en camino de crear un país feliz y animado sin esclavos, pero se encontró acampando en una tienda de campaña en algunos campos vacíos. Mientras tanto, su país fue ocupado por el enemigo y su hermana Cecilia fue tomada como prisionera.

“¿Qué estoy haciendo con mi vida?” Enterró su cabeza en sus brazos, tratando desesperadamente de averiguar su próximo movimiento.

“Al. ¿Puedo entrar?”

Sharon entró en la tienda.

“¿Qué es lo que quieres? Duerme, estoy seguro de que estás agotada.”

Estaba tan preocupado por sí mismo que su genuina preocupación había resultado bastante grosera. En el fondo, estaba preparado para enfrentarse al inminente infierno que Sharon le iba a dejar caer.

“Me preguntaba si estabas bien”.

En lugar de maldecirle, Sharon hacía todo lo posible por mantenerse amable y cálida.

¿Está aquí para consolarme?

Fue un bonito gesto en la superficie, pero lo afectó de mala manera.

“Sí, estoy bien. Sólo ──”

“¡No voy a ir a ninguna parte!” Sharon lo atacó. Se movía un poco antes de empezar a hablar de nuevo. “Al, no quiero fingir que sé por lo que estás pasando. Soy tonta, terrible con las palabras, y nada como Cecilia, ¡pero quiero que dependas más de mí! ¡No sé cómo ayudarte, pero lo que sí sé es que puedo estar a tu lado! Puedo compartir tu dolor.”

Miró a Al con lágrimas en los ojos. Incapaz de soportarlo por más tiempo, Al desvió su mirada con un profundo suspiro. Se dio cuenta de lo estúpido y autosuficiente que era. Para cuando miró hacia atrás, Sharon ya estaba llorando.

“¡Oye, oye, qué tipo de oferta es llorar juntos, solo para empezar a llorar momentos después!? ¡Me harás llorar a mí también!”

“Pero, como… ¡no llorarías de todas formas porque eres el rey! ¡Así que estoy llorando por ti!”

Fue una razón bastante egoísta, pero Al se acercó a la sollozante Sharon y la abrazó fuertemente.

“Dios, ¿por qué siempre tienes que hacer que me preocupe por ti?”

Mientras Al decía eso, se dio cuenta de que sus propias mejillas se estaban humedeciendo. Sus lágrimas podrían haber sido por frustración, pena o preocupación genuina. Incluso Al no entendía los sentimientos que se arremolinaban en su interior, pero al menos, sentía haber mojado el pelo carmesí de Sharon.

“¡Hehehe, pero tú también estás llorando!”

Miró lentamente a Al y sonrió, con las lágrimas corriendo por su cara.

“¡Eh, vamos ya! Es una cortesía común no mencionar eso. Cielos, realmente no te gusta hacerte la simpática, ni siquiera en momentos como éste.” La última parte de su frase estaba llena de toda la gratitud que tenía por Sharon. Al oír eso, se limpió rápidamente la cara y puso una sonrisa poderosa.

“¡Claro! ¡Escucharte llamarme linda sería ──hic── muy espeluznante!”

“¿¡No es eso ir demasiado lejos!? ¿¡Es eso lo que le dices a un hombre que está llorando!?”

“¡Por qué, pensé que estaba siendo considerado! Si yo fuera a…”

“Vale, ¡cállate! ¡No tienes que gritarme al oído!”

“¡No, cállate tú!”

Sus lágrimas se detuvieron, y volvieron a sus bromas habituales, pero sus brazos seguían envueltos alrededor del cuerpo de Sharon. No se soltaba por nada del mundo.

Sharon también se acomodó en los brazos de Al, y así, sus discusiones continuaron en un pequeño rincón de la tranquila tienda.

***

“Ahora bien, ¿qué debemos hacer?”

La gente se estaba levantando a la mañana siguiente, estirándose y haciendo crujir el cuello en la tienda. La conmoción de ayer había disminuido, dejando a Al con sentimientos amargos por su primera batalla perdida y la trampa de su hermana, pero no tuvo tiempo para lamentarse por ello. No podía permitir que sus cuatro mil soldados o los quinientos Niños Perdidos se murieran de hambre bajo su vigilancia.

“Compramos todas las provisiones que pudimos conseguir en los pueblos de alrededor, pero no durarán más de tres días. Incluso si atacamos, ellos ganarán mientras permanezcan encerrados en el castillo.”

También quemamos todos los suministros de Freiya … Reflexionar sobre tales asuntos no ayudó a su situación, pero en retrospectiva, ese movimiento se sintió como un error para él.

“Labona en su estado actual no puede albergar a todas nuestras tropas, nuestra relación con Freiya está en crisis, y el Imperio … están fuera de discusión”.

Alguien levantó la mano para ayudar al rey desesperado.

“Entonces ven a Subdera”. La sugerencia de la Diva de cabello azul le recordó a Al su último aliado que le quedaba.

“Feena, estoy muy agradecido por tu propuesta, pero ¿estás segura?”

Recordó cuando Feena le habló de su relación con su padre, el rey de Subdera. Althos no había caído del todo en desgracia con Subdera, pero la relación era muy inestable, lo que hizo que su propuesta fuera aún más respetable.

“¡No te preocupes! ¡Es el trabajo de una esposa ayudar a su esposo en momentos de necesidad! ”

Feena golpeó con entusiasmo sus manos sobre el escritorio y miró directamente a los ojos de Al. No parecía alguien que renunciara a la idea.

“Está bien. ¡Pediremos la ayuda de Subdera!”

Con la determinación de Feena dándole el empujón final que necesitaba, Al decidió visitar su lugar de nacimiento, Subdera, en busca de ayuda.

-FIN DEL VOLUMEN 3-