Regressor Instruction Manual

Capítulo 64: Liderazgo (Parte 1)

“Creo que lo llevó demasiado lejos” dijo un miembro del Gremio del Diablo.

“¿Perdón?” pregunté.

“Estoy hablando de Jung Yoo-Ra”.

“Ohhh”.

“Tsk. Está demasiado obsesionada con los resultados… Los miembros bajo su mando deben de estar sufriendo mucho por su culpa” continuó con desprecio en su voz.

“Ya veo…”

“No te preocupes tanto. Estoy seguro de que aquí no hay nadie que piense mal de usted, señor Ki-Young. Incluso todos en nuestro Gremio del Diablo están de acuerdo en que Jung Yoo-Ra fue demasiado lejos” otro de los magos me demostró empatía.

“Eso es un alivio” exhalé. “Me preocupaba haber causado problemas”.

“En absoluto” agitó sus manos en negación. “Siempre hay alguien en el grupo que causa problemas. Ahora entiendo a qué se refería la gente cuando decía que la verdadera naturaleza de una persona sale a la luz cuando entran juntos a una mazmorra. Creía que al menos tenía modales… No creo que vayamos a trabajar con el Cisne Negro en un futuro próximo, especialmente con esa mujer”.

“Los Mercenarios Rojos piensan lo mismo”.

“Me alegro mucho de tener el apoyo de todos. Siento que no lo merezco” dije mientras sacaba a relucir la sonrisa más humilde de mi vida. 

“Es porque eres una buena persona, señor Ki-Young. Involucrarse en asuntos ajenos es un abuso de autoridad. No puedo creer que se empecinara hasta el final en que hizo lo correcto… una disculpa sincera ni siquiera debería ser suficiente. Aunque le molestara, debería haberlo solucionado con palabras o hablando con los líderes. Hay mucha gente que cree que el poder del gremio les pertenece. Perdona que te diga esto, pero si el poder de los Caria estuviera como en sus mejores tiempos, Jung Yoo-Ra no se atrevería a decir nada” explicó otro.

“Por cierto, ¿qué dijo exactamente?” preguntaron.

“Oh cielos… no estoy seguro de si debería decirlo…” fingí preocupación.

“Por favor, no te preocupes. Estás en un lugar seguro”. 

Por supuesto, no tenía ningún motivo para ocultarlo. Todo era por el drama.

“Verás… ella me dijo que no actuara amistosamente con todo el mundo” dije.

“¿Qué? ¿Qué? ¿Actuar amistosamente?”

“Sí. Dijo… que no sabía si estaba aquí para controlar la mazmorra o para hacer amigos. Solo quería llevarme bien con todos. Supongo que aligeré un poco el ambiente” respondí.

“No, para nada. Vaya, no me puedo creer que haya dicho eso…”

“Y no estoy seguro de si debería contarles esto…” 

“No hay problema, estás entre amigos” me interrumpió uno.

“Ella dijo: «¿crees que la Reina Mercenaria podrá protegerte aquí también?» Me… me dio miedo, la verdad” confesé.

“Será perra…” mis oyentes se ofendieron.

Sabía que iban a reaccionar de esa forma. 

“E-ella te escuchará” incómodo, un joven Mercenario susurró.

“Que nos oiga. ¿Está completamente loca? Jung Yoo-Ra no debe conocer su lugar si habla mal de la Reina Mercenaria. ¡Esa zorra! Somos básicamente invisibles para ella, ¿verdad? No se preocupe, señor Ki-Young. Si esa perra lo acosa de nuevo por esto, no me quedaré mirando. ¿Cómo se atreve… a ser tan ridícula?” otro Mercenario expresó su enfado ante la ofensa dirigida a su maestra.

“¿De verdad te ha amenazado así? Creo que lo correcto es quejarse oficialmente ahora mismo. ¿Está tan aburrida como para hacer algo que haría un delincuente?”

“No, estoy muy bien. No quiero que el asunto empeore” contesté.

“Pff. No sé si estoy siendo parcial, pero hay mucha gente como ella con la clase de ladrona o asesina. Hay una razón por la que la gente dice a los ladrones que se curen sus propias heridas en lugar de recibir magia sagrada. Todo se debe a gente como Jung Yoo-Ra”.

“Jajaja…”

Debía mantener mi posición de víctima, así que intenté detenerlos -sin esfuerzo, claro está- aunque, incluso si no me hacía cargo, la situación ya iba por el camino que yo quería.

La conversación de ahora no fue lo único que ocurrió. Después de la gran conmoción, todos me consolaron y, como si lo hubieran planeado, no dudaron en decirle algo a Jung Yoo-Ra. Ella estaba pagando un gran precio por ponernos en la cuerda floja.

Por supuesto.

Jung Yoo-Ra se dio cuenta más tarde de la gravedad de la situación, así que empezó a merodear por diferentes lugares. Desafortunadamente para ella, no fue efectivo; todo el mundo se enteró de que ella dijo que yo no debería ser demasiado amistoso con todo el mundo. Su método no funcionaba, pues yo me esforzaba por llevarme bien con todo el mundo.

Llegó un momento en que ya no podía cambiar la opinión que los demás tenían de ella.

Por eso es importante ser amable con el prójimo.

Era evidente que intentaba arreglar el desastre que había montado; por supuesto, no pude evitar reírme. Cuanto más se esforzaba, más miradas frías recibía. Y cuando se supo que había hablado de la Reina Mercenaria, la impresión que los Mercenarios Rojos tenían de ella tocó fondo. Choi Young-Ki llegó a decir a pedir a sus compañeros que aguantaran un poco, porque algunos se irritaron y dijeron que no podían seguir. Como mediador, Young-Ki también lo estaba pasando mal.

“Bien, vámonos ya” anunció Choi Young-Ki.

“De acuerdo”.

En resumen, Jung Yoo-Ra estaba perdiendo su posición dentro del grupo y en esta situación, lo único que podía hacer era dar lo mejor de sí en la captura de la mazmorra. Basándome en el humor que Kim Hyun-Sung estaba desprendiendo, no creía que eso fuera a salir bien. Lo ideal para ella sería criticar cualquier error que cometiéramos y decir: ‘¡Sabía que iba a pasar!’ El caso extremo sería que estuviera deseando que cometiéramos algún error fatal.

El ambiente de la partida cambió un poco. Parecía como si estuvieran decididos a no cometer más errores. Tal vez era debido a la extraña vibra que Kim Hyun-Sung estaba emitiendo, pero todo el mundo comenzó a concentrarse. Definitivamente tenía las cualidades de un líder, debido a que podía unir a la gente y cambiar sus estados de ánimo.

“No necesitas estar nervioso, Deok-Gu. Distráelos sin miedo, yo te protegeré” Hyun-Sung lo animó.

“Confío tí” respondió el grandulón.

“Ye-Ri, no pienses en dispararle a todos. Concéntrate en uno solo, asegura el tiro, y suéltalo. La precisión es la clave” le dijo a la niña.

“Lo tengo” contrario a su usual timidez, en medio de las peleas, se veía llena de energía. Hyun-Sung se aseguraba de redirigirla hacia una buena dirección. 

“Ha-Yan y Ki-Young, lo están haciendo muy bien” nos felicitó.

“Gracias”.

“Hee-Young, no hace falta que me cuides. Sigue apoyando a…”

“Sí, lo recuerdo, Hyun-Sung” lo interrumpió. Nuestro líder asintió con orgullo.

Los otros miembros del grupo estaban expresando su entusiasmo, era hasta el punto que estaba deseando que los monstruos se dieran prisa en aparecer. Finalmente, conseguimos salir del punto seguro.

Como no sabíamos cuándo y dónde iban a aparecer los monstruos, todos estaban vigilantes. Aunque se llamaba jardín, los alrededores parecían más bien una enorme jungla. Era realmente difícil diferenciar entre una planta y un monstruo, así que era natural que mantuviéramos la guardia alta. 

El ambiente era bastante sombrío. Una jungla debería estar rebosante de vida, con animales escabulléndose entre los matorrales e insectos zumbando en nuestros oídos, y no había ni uno ni otro. Los árboles, después de nuestros encuentros con los monstruos, parecían que nos observaban; entre la oscuridad y los intrincados dibujos de la corteza, caras retorcidas podían apreciarse. Pequeños arroyos corrían a unos metros de nosotros, a veces cruzándose en nuestro camino; por supuesto, ni un solo pez podía verse. Y lo más extraño de todo: ¿cómo puede sobrevivir la jungla si no hay ni un rayo de Sol filtrándose?

Con la exuberante belleza de la mazmorra, se sentía como si fuéramos invasores, y los monstruos solo protegieran su hogar.

“El hechizo” mientras miraba alrededor con los demás, oí la voz de Kim Hyun-Sung. 

“De acuerdo” asentí, mientras comenzaba a recitar. Seguido, Ha-Yan se unió, entrelazando su magia con la mía.

“Señor, bendícenos”. 

“Bríndanos el poder que no puede ser arrebatado”.

“El poder de proteger”.

“Fuego”.

“Viento”.

Jung Ha-Yan disfrutaba cómo nuestras voces se superponían. Mientras el muro de escudo nos cubría, las grandes reservas de Ha-Yan empezaban a arrastrar a mi paupérrima y casi tímida magia -que por sí sola no sería notada- hacia el centro de la pista de baile, invitándome a una danza sobrenatural. Vueltas y vueltas, rojo y blanco, fuego y viento, mi magia y la suya; un remolino que iba creciendo poco a poco.

“Preparémonos para la batalla” Choi Young-Ki anunció.

Ahora entendía por qué Kim Hyun-Sung me dijo que empezara a recitar el hechizo: un monstruo de siete metros acababa de aparecer frente a nosotros. Para empeorar las cosas, este se veía más peligroso que los anteriores, con dos pares de lianas moviéndose como serpientes alrededor suyo. Incluso el muro de hoplitas parecía acobardarse un poco.

¡GROOOOHH! El rugido del coloso retumbó por toda la jungla.

En ese momento, el regresado saltó a la carga, espada en mano.

“¿¡Qué crees que estás haciendo!?” como si estuviera contenta por lo que estaba pasando, Jung Yoo-Ra le gritó a Kim Hyun-Sung. 

El monstruo, por otro lado, se acercaba peligrosamente hacia Deok-Gu, quien había tomado la delantera. La magia sagrada de Sun Hee-Young apoyaba al grandulón. Antes de que el monstruo pudiera atacarlo, uno de sus brazos empezó a partirse. Era obvio quien hirió ese brazo.

Guau.

Antes de que pudiera recuperar el aliento, la flecha de Kim Ye-Ri voló hacia el ojo azul del gigante, aturdiéndolo. El monstruo no tardó mucho en perder su brazo. Park Deok-Gu, que se estaba preparando para bloquear el siguiente ataque, pareció un poco sorprendido por la visión; sin embargo, empezó a moverse como si estuviera poseído por algo. No conocía la situación de la vanguardia, pero a mis ojos, parecía como si Kim Hyun-Sung le hubiera dicho a Park Deok-Gu a dónde ir.

Aprovecharon el elemento sorpresa muy bien. Ahora, el monstruo estaba concentrado en Hyun-Sung, mientras que las lianas mantenían a raya a Deok-Gu. Latigazos rompiendo la barrera del sonido, metal contra madera, y rugidos que hacían temblar el suelo. 

El resto de la partida estaba ocupada en su propia batalla: una horda de plantas carnívoras y árboles grotescos los atacaba con una furia irracional. El fuego ya había demostrado ser muy efectivo antes, por lo que los magos resultaron ser muy importantes para acabar con ellos. 

Mientras tanto, Deok-Gu ya había arrancado dos de las serpientes y Hyun-Sung estaba a punto de partirle el brazo restante, solo como un leñador sabría hacer. Otra flecha certera salió volando hacia el origen de una de las lianas, dejando al monstruo casi desprotegido. Nuestro tanque aprovechó y se unió al líder en la pelea, creando la oportunidad perfecta para destruir el brazo restante. Con un último tajo de su espada…

¡Llegó nuestro momento!

“¡Acábenlo!” gritó Hyun-Sung. 

“Magia”.

“Fuego”.

“¡Viento!”

El pequeño remolino se había convertido en un torbellino de fuego potenciado por la magia de viento de mi querida, concentrado en un orbe de metro y medio de diámetro, luchando por salir. Nuestro baile se había convertido en uno mortal, augurio de la destrucción que se avecinaba. 

Uno al lado del otro, con nuestros brazos apuntando al monstruo de madera y musgo, liberamos el proyectil. Con una detonación ensordecedora, envolvió al gigante con su ardiente abrazo. 

Qué bien quema la madera. 

No tardó en derrumbarse, soltando rugidos de dolor. Ya en el suelo, siguió revolviéndose hasta que, por fin, se quedó quieto. Felices y despreocupadas, las llamas siguieron danzando sobre su cadáver. 

Ahora, tocaba terminar con los monstruos menores.

Las estadísticas de Kim Hyun-Sung no eran tan altas, pero eso no importaba. Se trataba de la experiencia y de tener un buen sentido. Era difícil describir exactamente lo que era, pero definitivamente sentí que Kim Hyun-Sung era el que nos estaba guiando. No paraba de decirle a Kim Ye-Ri, la chica con coleta, cuándo disparar sus flechas. También estaba guiando a Park Deok-Gu sobre a dónde debía moverse. Lo mismo nos pasaba a Jung Ha-Yan y a mí. Nos estaba guiando sobre cómo debíamos atacar y cuándo debíamos empezar a recitar nuestros hechizos. Ni la acción a su alrededor lo podía distraer.

Está aquí.

Eso era básicamente lo que nos decía.

En cuanto recité rápidamente otro hechizo, volví a lanzarlo cuando un monstruo mostró una apertura.

Antes de que los demás pudieran ayudar a Park Deok-Gu, empezó a moverse por su cuenta como si estuviera poseído.

Esta era la primera vez que sentí que una cacería era fácil.

Lo único que Jung Ha-Yan y yo hicimos fue recitar nuestros hechizos y usarlos. Por supuesto, el patrón de ataque del monstruo era muy simple, lo que lo hacía posible. Nunca imaginé que vería una escena insólita en la que un monstruo cayera con un solo hechizo. Los demás estaban concentrados en el monstruo que tenían delante, mas eso no les impidió sorprenderse ante nuestra desenvoltura. Jung Yoo-Ra era la más estupefacta, obviamente.

Sabía que ir en el tren del regresado iba a ser cómodo…

Él sacaba lo mejor de nosotros. Sin duda, era el mejor líder que podría desear.