Koujo Denka (NL)

Volumen 8

Capitulo 4: Especialistas En Agua

Parte 1

¡Todos los maestros de la magia botánica, ayuden a reparar el Gran Puente! ¡No tiene por qué ser elegante!

¡Especialistas en agua, ayuden a combatir los incendios en la ciudad!

¡Atiendan a todos los heridos, amigos o enemigos!

¡Gigantes! ¡Enanos! ¡Quiten estos escombros!

¡No permitan que las mujeres y los niños salgan del Gran Árbol todavía!

¡Aconsejen a las fuerzas que aún luchan que se rindan! ¡Greck Algren es un prisionero y Grant Algren es un fugitivo!

Después de la breve y feroz batalla, la plaza frente al Gran Árbol se había convertido en un caos. Aparte de los dragones, que seguían eliminando a los rezagados; la Flower Sage y sus semisprites, que serían los últimos en teletransportarse; y el director, casi todo el mundo estaba presente y contabilizado. Anko y los alumnos del profesor permanecerían en la capital real para sellar lo que había debajo de la Royal Academy. Y lo primero que me llamó la atención de esta reunión fue la falta de divisiones raciales.

“Richard, he terminado de reorganizar a nuestros caballeros”, informó Bertrand. “Los Señores Hayden y Harclay están gravemente heridos, pero vivirán hasta— ¿Qué tienes en mente?”

“Oh, bueno, no es la cosa más fácil de poner en palabras,” respondí, con un guiño. “Estaba pensando que me alegro de que hayamos peleado”.

El caballero experimentado sonrió. “No podría estar más de acuerdo.”

Si el futuro del reino estaba en alguna parte, estaba aquí. Valió la pena luchar por eso.

Suavemente, dije: “Tráeme los nombres de los caídos”.

“Sí, señor.”

En medio de nuestro momento solemne, la duquesa Leticia y mi madre llegaron desde la dirección del Gran Árbol, donde acababan de conversar con Luce. Anna, Romy y una Lily descontenta los seguían.

“Richard.”

“Madre”, le dije. “¿Estás segura acerca de esto?

¿Dejar que Lynne y las otras chicas vayan solas?”

Las hermanas Howard, Ellie, Karen y mi hermana pequeña Lynne Leinster estaban ausentes. Habían detectado emanaciones de maná extraño y corrieron hacia la finca de Algren.

“Lisa no puede matar a su propia hija”, declaró la duquesa Leticia, con su hermoso cabello verde jade revoloteando. “Esta dama es demasiado gentil para su propio bien; realmente preferiría que la cortaran antes que tomar una espada contra su hijo. Sin embargo, quizás así sea como debe ser una madre. Esa mujer, Ellyn, es lo mismo.”

Después de salir victoriosa de su duelo con Hayden y Harclay, mi madre había ido directamente a ver a Ellyn, que estaba atendiendo a los heridos dentro del Gran Árbol. Y tan pronto como se reunieron, ella entre lágrimas arrojó sus brazos alrededor de su amiga.

“Perdóname, Ellyn”, había dicho. “Dejaste a tu Allen a mi cuidado, y sin embargo…”

“Oh, Lisa, por favor, no llores”, la había calmado Ellyn.

“Ese es el tipo de chico que es. Es el orgullo y la alegría de Nathan y mío. Aun así… desearía haber tomado su lugar”.

Nunca antes había visto llorar a mi madre.

Lily levantó la mano, aun luciendo molesta, y gimió, “¡Señora! ¡Estoy nervioso por las señoritas! Yo debería-”

“Ciertamente no”, interrumpió Anna alegremente.

“Eres una doncella, Lily, y deberías dejar este asunto en manos de las jóvenes damas”, agregó su segundo al mando, con las gafas destellando. “¿Quieres que Maya, que se quedó atrás en la capital real, o las doncellas de Howard, que nos permitieron teletransportarnos delante de ellas, se rían de ti? ¿O también te gusta Allen-sama… Lily- Ojou?”

“¡Oooh! ¡R-Romy, gran malvada!” Lily se enfadó.

“Madre”, interrumpí, “los tres duques y Su Excelencia Real no pueden abandonar la capital real por el momento. ¿Qué hay de Allen…?”

Antes de que pudiera decir “rescate”, un wyvern aterrizó frente a nosotros. A horcajadas sobre su espalda estaba el maestro de batalla, el jefe Egon Io de los dragones. Con él estaban una mujer joven de piel oscura y cabello negro con atuendo masculino y un hombre joven con túnicas de hechicero, ambos inconscientes. El Líder Io nos saludó, luego levantó a la pareja con una mano, desmontó y suavemente los colocó a nuestro lado.

“Esta chica salió disparada frente a nosotros”, dijo. “Ella gritó: ‘¡Este caballero necesita un sanador! Gregory ya ha huido. Allen-sama esta…’ Y en ese momento, su fuerza se agotó”.

“Lily”, dirigió mi madre.

“¡Claro!” Lily respondió y luego comenzó el tratamiento de inmediato.

Reconocí al joven de ojos fríos de un baile en la capital real unos años antes. Su nombre era…

“Gil Algren”, murmuré.

La multitud lanzó miradas heladas. “Algren” se había convertido en una mala palabra.

Luego, una mujer de pelo negro y vestida con un kimono, Momiji, se acercó corriendo. “¡Konoha!” ella gritó.

“¡M-Momiji! ¡Espera!” Sui gritó, pisándole los talones.

Eso despertó un recuerdo. Entonces, la hermana menor de Momiji había salvado a Gil Algren.

Una nueva serie de círculos mágicos florales apareció en el cielo sobre el Gran Árbol. La ola final había llegado. Y si había que creer a Lynne, el Héroe estaba con ellos.

Inquietantes ráfagas de maná se dispararon desde la dirección de la finca Algren. Una estaba disminuyendo rápidamente, pero la otra era inequívocamente… mi hermana.

“Allen”, oré, aunque todavía no sabía si mi amigo estaba vivo o muerto, “por favor, mantén a Lydia, mantén a salvo a mi hermana menor”.

✽

“Ellie, Lynne, ¡ya puedo verla!” Tina gritó desde el grifo principal, señalando hacia adelante.

“Oh, está ardiendo…” murmuró Ellie asustada mientras volaba a mi lado.

“¿Qué en el mundo?” Murmuré casi al mismo tiempo.

No podía distinguir la casa en sí a través del humo negro que se elevaba. De las dos poderosas fuentes de maná que había sentido tan recientemente, solo quedaba una.

“Las tropas enemigas pueden estar al acecho”, advirtió Stella-Ojou. “¡Cuidado, todos!”

“¡Lo haremos!” mis dos amigos y yo respondimos al unísono.

“Stella, tomaré la delantera”, dijo Karen, instando a su grifo verde mar a ganar velocidad y lanzarse a la cabeza de la manada.

Luego estuvimos sobre la casa, que se retorcía con espinosas serpientes de fuego. La escena que se desarrollaba a continuación nos dejó sin aliento. La casa propiamente dicha era un montón de escombros en llamas, y la mayor parte de los muros perimetrales también estaban en ruinas. Mirando a mi alrededor, vi a un caballero vestido con una armadura negra y un casco igualmente oscuro Estrellarse contra la puerta principal y quedarse completamente inmóvil. Le faltaba el brazo derecho.

De repente, un viento feroz sopló, esparciendo gotas de llamas. Frenéticamente alejé a mi grifo, entrecerrando los ojos para protegerme de la explosión. Entonces la vi: una joven con un uniforme negro como el hollín, de pie sobre los escombros con sus dos espadas clavadas en el suelo.

“¿L-Lydia?” Tina jadeó, atónita.

Onee-sama no mostró interés en nosotros mientras extendía su mano izquierda hacia un hombre uniformado que yacía a su lado: Grant Algren. Ella lo levantó por la garganta, y el color comenzó a desaparecer de su rostro.

¡Oh, no!

Karen saltó de la espalda de su grifo, sacando su daga negra mientras caía en picado hacia Onee- sama. “¡¿Qué crees que estás haciendo?!” ella rugió como un trueno, y una lanza de rayos en forma de cruz se materializó en sus manos.

Onee-sama miró hacia arriba y sin cuidado arrojó a Grant al borde del techo. Luego desenvainó sus espadas.

¡La lanza y la espada chocaron! El aire tembló, lleno de un torbellino de penachos llameantes y chispas violetas.

Stella-Ojou nos hizo una señal con la mano. Nuestros grifos se zambulleron y nosotros saltamos al suelo. Karen gruñó cuando la hicieron retroceder, aterrizando a nuestro lado.

Onee-sama nos miró y un escalofrío me recorrió la espalda. Sus ojos carmesí estaban vacíos. Sus alas llameantes se negaron a asentarse, moviéndose constantemente como si tuvieran vida propia.

Ellie tembló y se aferró al brazo izquierdo de Stella- Ojou. Yo… yo necesitaba decir algo. Pero justo cuando me disponía a hablar con mi voz temblorosa, todos nos sobresaltamos y miramos hacia arriba al unísono. ¡Ella estuvo aquí!

“No tengo nada que hacer con un hipócrita que protege un mundo como este, un mundo sin él”, dijo Onee-sama. Su voz era casi un susurro, pero la escuché claramente. Sus alas se convirtieron en cientos de hojas de llamas carmesí oscuras, preparadas para interceptar a la chica que volaba hacia ella a una velocidad vertiginosa.

Escarlata llorona, dijo una voz clara. Eres solo un pequeño gritón perdido ahora.

Un destello cegador de luz destrozó la multitud de espadas que ardían oscuramente, desintegrándolas de un solo golpe. Luego, una chica rubia platinada se apeó sobre los escombros. Sostenía un pastel, que se metió en la boca antes de lamerse los dedos, caminar unos pasos por delante de nosotros y plantar las manos en las caderas.

Una emoción entró en los ojos de Onee-sama por primera vez cuando dijo: Héroe Alice Alvern.

Pequeña   llorona   perdida,   respondió Alice. ¿Olvidaste cómo caminar cuando perdiste de vista tu Stella? Despertar.

Hipócrita. Voy a unirme a él. Y si te interpones en mi camino, te derribaré.

En tus sueños. Nunca serás un rival para mí de esa manera.

Onee-sama fulminó con la mirada y miles de serpientes espinosas brotaron de sus alas de llamas.

“¡Tina, Ellie, Lynne, retrocedan y levanten una barrera!” Stella-Ojou ordenó, sacando su varita y estoque. “¡Karen! ¡Retírate por ahora!”

“¡Bien!” respondimos los tres.

“Bien”, agregó Karen a regañadientes.

Todos retrocedimos con Stella-Ojou y comenzamos a erigir defensas mágicas de muchas capas.

Alice inspeccionó la marea serpentina y ardiente que se precipitaba hacia ella y suspiró. “Lamentable. ¿Es esto lo mejor que puedes hacer sin él? ¡Un azote está en orden!”

Su mano izquierda salió disparada y todo a su alrededor se convirtió en un relámpago asombroso y crepitante. Entonces, el gran Héroe susurró:

Bolt.

Otro destello cegador aniquiló innumerables serpientes espinosas en un instante. Las barreras que habíamos construido colapsaron en rápida sucesión. Los fuertes vientos llenaron el aire de detritos, oscureciendo nuestra vista.

¿C-Cómo podría un hechizo ser tan poderoso?

“Ellie, levanta un viento”, instruyó Stella-Ojou.

“¡S-sí, soy!” Ellie obedeció, su magia lo hizo un poco más fácil de ver.

¡Dónde está Onee-sama?!

“Lo hice demasiado fuerte,” dijo Alice, frunciendo el ceño. “Pequeño gritón perdido, despierta— ¿Hm?” Se apartó del camino cuando las cuchillas en llamas atravesaron la nube de polvo y llovieron desde lo alto.

Las ocho alas de Onee-sama se habían vuelto afiladas como espadas, y la marca de Blazing Qilin se había extendido hasta su mejilla. Flotando allí, ella era la viva imagen de… un demonio.

Alice retrocedió, mirándola. “Hace cuatro años, te dije que te aferraras a él. Ni siquiera puedes caminar por tu cuenta sin él, pero seguiste actuando duro y este es el resultado”. La Héroe apuntó su mano derecha hacia el cielo, y sentí otra oleada masiva de maná. “¡Ahora estoy enojada!”

Onee-sama balanceó sus espadas a la ligera, y ocho Fire Birds tomaron forma.

“No”, jadeó Stella-Ojou.

“Son horribles”, murmuró Karen.

Aunque los Fire Birds de Onee-sama mantuvieron por poco su forma aviar, sus cuerpos y alas se retorcieron con serpenteantes zarzas de llamas, y el fuego mismo era del terrible color carmesí oscuro de la sangre. Tina y Ellie se quedaron sin palabras, mientras que yo no pude evitar temblar.

Este… ¿Este es el Fire Bird de Lydia Leinster?

Ante nuestros propios ojos, Alice y Onee-sama desataron sus hechizos entre sí.

“Triple Bolt”, entonó el Héroe, y tres destellos y ondas de choque golpearon con una fuerza aún mayor que la primera.

“Desaparece”, escupió la Dama de la Espada en el mismo momento. Los restos de la casa se derrumbaron, al igual que las plantas sobrevivientes en el jardín.