The Begining After The End

Libro 5

Capítulo 124: Preparativos

“¡Arthur! ¡Por favor, ayuda!” Tess sofoco un grito desesperado mientras yo estaba allí, petrificado por el giro de los acontecimientos. Realmente era Tessia Eralith. Desde su largo pelo gris metálico hasta sus ojos turquesa llenos de lágrimas, mi amiga de la infancia había sido arrastrada aquí desde Dicathen.

Tess balbució con una serie de toses dolorosas mientras el basilisco apretaba su cintura.

Sin perder tiempo, cargué contra el asura de cuerno negro con la espada de práctica que Wren me había dejado. Las repercusiones de tan imprudente curso de acción pasaron desapercibidas cuando desenvainé, la espada ardió.

[Realmheart]

La familiar sensación de ardor se extendió por mi cuerpo mientras activaba la rara habilidad del rastro de sangre de los dragones. Mi vista se transformó en una visión mejorada, enfocada en el maná y las runas blanco-doradas brillaron con fuerza bajo mi ropa.

Saqué la energía desenfrenada de la voluntad del dragón de Sylvia.

[Vacío estático]

Esta fue la primera vez que usé la habilidad que desbloqueé con la primera fase de la voluntad de Sylvia. Pude ver las motas púrpuras de éter temblando a nuestro alrededor mientras se formaban. De repente, el mundo se detuvo a mi alrededor. La cara de Vritra estaba atascada en una sonrisa amenazante mientras Tess se detenía con su pelo agitado, en medio de la espuma.

Podía sentir los segundos drenando mi energía mientras corría hacia el Vritra.

Al llegar justo frente a mi enemigo, liberé el Vacío Estático tan pronto como estuve en posición de golpear la mano que agarraba a Tess.

El asura cornudo no tuvo tiempo de reaccionar a mi ataque cuando la hoja de mi espada lo cortó… justo a través de su antebrazo.

El asura cornudo emitió un rugido enfurecido mientras se aferraba a su herida. Abrí los dedos que aún estaban agarrados a la cintura de Tess y la dejé suavemente en el suelo. Estaba inconsciente y terriblemente pálida, pero aún vivía y respiraba.

La mano cortada del basilisco seguía derramando sangre profusamente, pero cuando me volví para enfrentar a mi enemigo, ya había reemplazado su apéndice cortado por una garra metálica.

Me mantuve cerca de Tess con mi mano derecha agarrando mi espada y mi mano izquierda preparando un hechizo. Pude ver las partículas de tierra amarillas que se reunían en la punta de la mano postiza del basilisco. Utilicé todo el conocimiento limitado que había obtenido de la lectura del movimiento de mana de Myre mientras preparaba mi contraataque también.

Como era de esperar, las puntas de los dedos de las garras del basilisco explotaron hacia mí.

Justo cuando las cinco lanzas de tierra se aceleraron, levanté la mano y disparé una ráfaga condensada de electricidad. Tres de las cinco lanzas de dedos de tierra se rompieron en el impacto cuando paré otra lanza con la punta de mi espada. Empecé a acumular maná en mis piernas para atacar al basilisco por impulso, pero una sensación inquietante se acercó; la última lanza estaba demasiado desviada para haber sido apuntada a mí.

Eché la cabeza hacia atrás para ver la oscura lanza de tierra a punto de empalar a la inconsciente Tess cuando activé el Vacío Estático una vez más.

Sentí como si alguien me clavara agujas en el corazón mientras corría hacia mi amiga de la infancia. Mi mente giraba con miedo y casi pánico mientras exponía mis opciones. Podría interponerme en el camino de la lanza y usar mi cuerpo para proteger a Tess, pero la herida que sufriría por el golpe me dejaría incapaz de protegerla del basilisco inmediatamente después. También podría extender el Vacío Estático para abarcar a Tess y empujarla fuera del camino de la lanza, pero extender los efectos del Vacío Estático para incluir a otra persona tendría un enorme efecto en mi cuerpo.

Elegí la tercera opción. Dejando caer mi espada, agarré la lanza que se detuvo a mitad del vuelo en Tess con ambas manos y me preparé.

Liberando el vacío estático, mi cuerpo se tambaleó hacia adelante mientras trataba de detener la espiga de tierra del tamaño de la propia Tessia con mis propias manos. Con un desesperado chorro de fuerza, me las arreglé para sostener el aumento de velocidad, mis manos apenas lo suficientemente grandes para conseguir un agarre firme, el tiempo suficiente para sacarla de su curso.

La lanza de tierra que el basilisco disparó se enterró desde el suelo a pocos centímetros de donde yacía Tess, creando una red de grietas por la pura fuerza del impacto. Mis manos estaban ensangrentadas y en carne viva por agarrar el proyectil que iba a toda velocidad, y mi aliento era doloroso e inestable. Myre tenía razón. Por mucho que practicara el vacío estático, porque mi cuerpo no era compatible con el uso del éter para afectar el tiempo, siempre ponía una enorme cantidad de tensión en mi cuerpo.

Sin embargo, con el nivel en el que estaba actualmente, necesitaba usar todas las herramientas que tenía para tener una oportunidad de luchar con un basilisco. El pensamiento de yo y Tess en el cruel estado en que un basilisco había dejado a Alea, la antigua lanza, abajo en el calabozo, me llenó de temor.

Cada vez que respiraba sentía como si hubiera un fuego en mis pulmones al colocarme entre el basilisco de dos cuernos que se acercaba y la inconsciente Tess. Tomé mi espada con una mueca de dolor y le eché maná.

A pesar de la tensión que mi cuerpo había sufrido por activar Realmheart y usando el Vacío Estático dos veces, mis reservas de maná eran todavía abundantes gracias al uso constante de la Rotación de Maná.

Tal vez podría durar lo suficiente para que Wren o Windsom lleguen, pero el problema era que por cualquier razón, este basilisco estaba enfocado en dañar a Tess. Estaba contemplando mi próximo curso de acción cuando todo encajó.

“Wren, ¡basta de esto!” Rugí, apuñalando mi espada en el suelo.

No pasó nada al principio y, por una fracción de segundo, temí haberme equivocado, pero el altísimo basilisco se detuvo abruptamente en su camino antes de desmoronarse en el polvo fino.

Detrás de mí había otro montículo de arena fina donde había estado el golem con forma de Tess.

“Te diste cuenta bastante rápido. Esperaba ver cómo manejabas la situación un poco más.” Wren emergió del suelo rocoso, desempolvando su destartalado abrigo blanco.

“Es difícil no ponerse al día con un escenario tan absurdo, Wren. Espero que no te diviertas haciendo cosas como esta”, respondí, disgustado.

“¿Cómo se recibe una patada en el entrenamiento? ¿Métodos de enseñanza inapropiados, tal vez? ¿Es una acción disciplinaria que los seres inferiores se hacen unos a otros?”

“No, es un idio-olvidalo”, suspiré, sacudiendo la cabeza ante el confuso asura.

“Independientemente de su expresión ilógica, lo que hice fue para su beneficio.

Mira el estado en el que estás ahora; has gastado la mayor parte de tu energía en intentar salvar a esa elfo imprudentemente”, gruñó Wren.

“Mira. Sé que no fue el mejor curso de acción, y odio decirlo, pero hay personas que considero más importantes que nadie, incluyendo yo mismo”. Mantuve mi mirada firme mientras Wren continuaba estudiándome.

“Hmm. Bueno, los lazos familiares y las parejas son importantes, incluso para un asu-”

“Espera, ¿qué? ¿Pareja? Tess no es mi pareja”.

“¿Oh? Por lo que me dijo Windsom y por tu reacción, estaba seguro de que su importancia estaba por encima de la del simple encaprichamiento. ¿Ustedes dos aún no han tenido intimidad carnal?”

“¡No! No he tenido… ¡intimidad carnal todavía! Mira, esto no viene al caso, Wren.” Podía sentir que mi cara empezaba a arder mientras el asura reflexionaba sobre su error de cálculo.

“Huh. Mis disculpas entonces.” Wren se encogió de hombros, su expresión tan apática como antes. “Bueno, mi punto es que, en la guerra, llegará un momento en que tus enemigos tratarán de explotar cualquier debilidad que tengas. Considerando que serás una de las principales potencias del lado de Dicathen, más aún.”

“Confía en mí, lo sé”. Me vinieron a la mente flashes de mi vida anterior en este tema. Sabía que llegaría un momento en que los valores de esta vida, los que iban en contra de mis principios como el Rey Grey, vendrían a obstaculizarme.

“Entonces supongo que sería inútil que siguiera adelante. Espera más entrenamiento y tribulaciones como estas, muchacho. Parte de la razón por la que se me encargó que te nutriera desde lo pañales es porque puedo crear por mi cuenta todo tipo de escenarios”, explicó el encorvado Asura mientras jugueteaba con su pelo revoltoso.

Habiendo vivido dos vidas diferentes, quise refutar su afirmación de que yo estaba en pañales, pero recordé que incluso con el lapso de tiempo combinado que había estado vivo para -en ambos mundos- seguiría siendo mucho más joven que cualquiera de los asuras que había conocido hasta ahora.

Respirando profundamente, me senté en el suelo. “¿Así que puedes crear un muñeco de cualquier cosa usando la tierra?”

“No cualquier cosa”. No podría imitar las propiedades del agua usando la tierra, pero sobre todo, sí”, respondió el asura, sentado en un extravagante trono dorado que conjuró sin siquiera chasquear un dedo.

Pensé en cuando me había enfrentado al falso basilisco. Cada detalle del asura de cuerno negro y de Tess había sido descubierto. Sin embargo, hubo dos cosas que lo delataron. Una era que el golem del basilisco no podía emitir la cantidad de presión e intención de matar que normalmente lo haría. Sin embargo, eso no fue lo que me despistó. Además de que la probabilidad de que un basilisco sostenga a Tess hasta aquí en el Epheotus es casi inexistente, bajo la influencia de Realmheart, pude ver la fluctuación del maná de las partículas de tierra amarilla por todo el basilisco y Tess. Al principio no pude entenderlo porque no me mantuve en la misma línea, pero cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, estaba casi seguro al 90%.

“¿Es imposible para los seres menores alcanzar tal nivel de conocimiento para realizar el nivel de artes de mana que son capaces los asuras?” Me preguntaba en voz alta.

“Va en contra de mi naturaleza gobernar cualquier cosa como imposible, así que sólo voy a decir que es altamente improbable. Tú, de todas las personas, no deberías estar tan preocupado por las probabilidades”.

“¿Por qué?” Yo pregunté.

“Bueno, el hecho de que seas una voluntad ambulante de lo sesgadas que pueden ser las probabilidades.

Con tu habilidad innata para comprender el funcionamiento de los cuatro elementos principales así como algunas de sus desviadas formas elementales coincidiendo tan claramente con el hecho de que la comprensión de los cuatro elementos es necesaria para desbloquear los misterios del éter que tan amablemente te ha otorgado la mismísima princesa de los dragones, cada parte de ti es un atípico, muchacho”, explicó Wren. “Ni siquiera los asuras tienen tanto talento y suerte innatos.”

“Si esa es tu manera de animarme, gracias”, me reí entre dientes, poniéndome de pie. “Ahora, ¿qué es lo siguiente en nuestra lista de cosas por hacer?”

“Antes de eso, muchacho, dame tu mano dominante”. Wren se levantó de su trono improvisado y caminó hacia mí.

Extendiendo mi mano derecha con la palma hacia arriba, miré fijamente el asura con curiosidad. Nunca pude leer su cara ya que siempre tenía la misma expresión de cansancio, como si se cayera al suelo roncando en cualquier momento.

Sacó un pequeño estuche negro del tamaño de un puño del bolsillo de su abrigo, lo abrió y sacó una pequeña gema opaca en forma de pirámide. “Este es un mineral llamado acclorita.

Ahora, por sí mismo, es un pedazo de roca bastante raro pero inútil. Sin embargo, con el correcto proceso de refinación y síntesis que me guardaré para la tumba, es capaz de hacer algo notable”.

“Como en, acelerar el proceso de entrenamiento del usuario?” Lo adiviné.

“¿Recuerdas cuando dije que no forjo espadas, sino que las creo?” Preguntó el asura encorvado, todavía sosteniendo la pequeña gema frente a mí.

Asentí con la cabeza en respuesta.

“Bueno, con el uso de esta pequeña gema y las herramientas adecuadas, puedo esencialmente cultivar un arma.”

¿”Cultivar”? Como, ¿Cultivar como un árbol?” Reiteré, seguro que había oído mal.

“Sí”, el asura suspiró, rascándose la cabeza. “Te juro que te sorprendes por las cosas más extrañas. Apenas te inmutas ante el hecho de que pueda conjurar una réplica casi perfecta de su pareja…”

“No es mi pareja”, interrumpí.

Girando los ojos, continuó: “Sí, tu pareja elfo con el que aún no has copulado, pero te sorprende el hecho de que pueda cultivar un arma…”

Dejando salir un aliento derrotado, le pido que continúe.

“Normalmente, utilizaría la información de años, incluso décadas, de la observación constante de cómo luchas, para obtener la información adecuada para crear un arma que se adapte perfectamente a ti, pero debido a las circunstancias que te rodean, voy a arriesgarme al hacer esto”, aclaró Wren.

“Un dolor repentino y agudo me interrumpió cuando el asura de repente apuñaló la gema en el centro de la palma de mi mano.

“¡Gah! ¿Qué estás haciendo?” Hice un gesto de dolor mientras Wren seguía enterrando la gema opaca más profundamente en mi carne hasta que se sumergió completamente bajo mi piel.

“Oh, lo siento, olvidé contar hasta tres”, se burló, frotando mi sangre que se había manchado con su dedo en mi camisa. “Sinteticé el acclorito con una parte de la pluma de Lady Sylvia y una escama de Lady Sylvie. Ambas son partes indispensables de lo que te hace ser quien eres. Haciendo esto, voy a esperar que algunas de las impredecibilidades sean tenidas en cuenta”.

“¿Qué sería tan impredecible?” Pregunté mientras estudiaba el pequeño agujero en mi palma donde estaba enterrada la gema.

“Cada movimiento, acción, pensamiento y cambio en tu cuerpo será un factor en cómo se manifestará tu arma. Ni siquiera yo tengo idea de cómo resultará tu arma”, confesó el asura. “Si incluso sale como un arma”.

“Lo siento, pero no te sigo, Wren. ¿Por qué hacerlo así si el resultado es incierto? Y además, pensé que no ibas a hacer un arma?”

“Bueno, vas a necesitar algo más que un palo afilado para salir adelante en el futuro si vas a enfrentarte a esos ingeniosos basiliscos del Clan Vritra y a cualquier engendro que conjuren”, refunfuñó.

El rostro del asura se volvió solemne antes de continuar. “Y es porque no tenemos mucho tiempo.”

“Espera, pensé que me quedarían unos dos años antes de que empiece la guerra…”

Miré fijamente a Wren como una sensación de inquietud que surgía de la boca del estómago.

Hubo una pausa vacilante de Wren mientras deliberaba sobre qué decir a continuación.

“Chico, Windsom acaba de recibir noticias de Aldir sobre las últimas novedades de Dicathen.”

“¿Y?”

“Antes de decir algo más, sabes que te digo esto en contra de los deseos de Windsom y Lord Indrath. Quiero que tomes la decisión lógica. Con la ayuda del orbe del éter en algunas partes del entrenamiento, aún pasará un año antes de que el acclorito se manifieste en un arma. También necesitarás ese tiempo para fortalecerte para la guerra”. La cara de Wren se arrugó con algo parecido a la preocupación, como explicó.

“Sólo dime”, presioné.

“Arthur, aunque el ejército completo aún no ha llegado… la guerra ya ha comenzado.”